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lunes, 8 de septiembre de 2014

Día de la Virgen de la Caridad del Cobre declarado "Solemnidad" por el Vaticano [varios artículos]

Día de la Virgen de la Caridad del Cobre declarado "Solemnidad" por el Vaticano


Otra buena noticia ha recibido la Iglesia en Cuba, pues a la reciente entronización de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre en los Jardines Vaticanos y a la carta del Papa Francisco, se ha sumado el anuncio de que a partir de este año el día de la Virgen Patrona de Cuba será celebrado como Solemnidad. 
El anuncio fue hecho por la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en una notificación enviada al Presidente de la Conferencia Episcopal de Cuba (CEC), Mons. Dionisio García Ibáñez.
En ese sentido, el Obispo de Cienfuegos, Mons. Domingo Oropesa, expresó la alegría de la Iglesia en Cuba en su mensaje a los fieles con ocasión de la ahora solemnidad, cuyo día es el 8 de septiembre.

“Podemos decir que este año 2014, y en torno a la Fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre estamos con varios estrenos, de maravillosos estrenos. Pues estrenamos celebrar a la Virgen Patrona de Cuba como solemnidad; estrenamos textos litúrgicos y de la Palabra de Dios para las misas del próximo día 8; estrenamos el primer mensaje de un Papa en toda la historia dirigido a todos nosotros por la Virgencita de la Caridad; y hace unos días se ha estrenado la presencia de una imagen de la Virgen en los Jardines Vaticanos”, expresó en el texto difundido en el sitio web de la Conferencia Episcopal Cubana (CEC).
“Ciertamente que este 8 de septiembre de 2014 está adornado de gestos, textos, imágenes y mensajes llenos de sencillez y de amor como fue y es la Virgen Santísima. Celebrar como Solemnidad a la Virgen de la Caridad cada 8 de septiembre es algo muy importante, y ha supuesto pasar la Fiesta del nacimiento de la Virgen al día siguiente. Así lo ha aprobado la Iglesia Católica. La solemnidad en el culto católico es el mayor grado de celebración”, añadió.
Por ser el máximo grado, las celebraciones de las solemnidades se inician en las primeras vísperas del día anterior. Incluso cuentan con lecturas propias tomadas del Leccionario Dominical y sus Misas poseen oraciones propias para cada una de ellas.
En ese sentido, Mons. Oropesa explicó que “en cuanto a los textos aprobados para la celebración de la Misa podemos ver que se nos muestra a la Virgen como Madre y Patrona nuestra, como la que nos acoge con amor materno desde el Calvario, como nuestra abogada intercediendo por nosotros, como la que nos acompaña en nuestros pasos hacia la patria celeste, como la que nos anima a dar testimonio del Evangelio, de su Hijo Jesucristo, en el mundo… Son unos textos sencillos aprobados casi cien años después de que el Papa Benedicto XV, en 1915, la declarara Patrona de Cuba”.
El Santuario de Nuestra Señora de la Caridad se encuentra a unos 16 kilómetros al oeste de Santiago de Cuba, en la villa de El Cobre. Según la tradición, en una mañana de 1612, dos indígenas de apellido Hoyos y un esclavo negro de diez años de edad salieron de Barajagua a la bahía de Nipe a buscar sal, pero una terrible tormenta destruyó sus planes quedando postergados a algunos días después.
Cuando por fin pudieron embarcarse en una canoa y dirigirse a las salinas de la costa, descubrieron sobre las olas un objeto blanco que flotaba, que para gran sorpresa era una imagen de la Virgen María colocada sobre una tabla.
En la tabla venía una inscripción que decía: “Yo soy la Virgen de la Caridad”. Tomaron la imagen y la llevaron al altar mayor de la iglesia parroquial de Barajagua, donde un hombre de fe llamado Marías de Olivera ofreció dedicarse a su servicio.
La imagen de la Virgen de la Caridad es pequeña y su rostro es redondo. En el brazo izquierdo sostiene al Niño Jesús, quien lleva en una mano un globo terráqueo. Esta imagen fue coronada por San Juan Pablo II el 24 de agosto de 1998 durante su visita pastoral a Santiago de Cuba, en el marco de su viaje a la isla.
Esta advocación ha jugado un gran papel en la formación de la nación e identidad cubana, es por ello que antes que se cumpliera el 400° aniversario de su hallazgo, los obispos cubanos elaboraron un programa de preparación de tres años que culminó en 2012. A esta preparación invitaron “a todos los cubanos, porque la Virgen de la Caridad es nuestra, seamos creyentes o no creyentes, católicos o protestantes, o tengamos una devoción popular que pueda ser más o menos sincrética”.
“También nos dirigimos a nuestros hermanos cubanos que viven fuera de Cuba, porque la Virgen de la Caridad es símbolo de la Patria, es vínculo de unidad de nuestras familias, de nuestro pueblo y, ante todo, porque es la Madre de Jesucristo, el Hijo de Dios, Salvador de todos los hombres”, señalaron.
En su mensaje, los obispos afirmaron que “la Santísima Virgen quiso quedarse entre nosotros bajo el título de ‘Caridad’ que significa amor, y, ante su presencia materna los cubanos tomamos conciencia de la fraternidad que debe reinar entre nosotros, que nos mueve a la comprensión, el perdón, la justicia, la solidaridad, la tolerancia, el amor entre los cubanos, sin hacer distinciones. Así, únicamente, se podrá alcanzar un futuro mejor para nuestras familias y para nuestra Patria”. (Tomado deACI Prensa
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Carta del Papa Francisco al Presidente de la Conferencia Episcopal de Cuba [texto íntegro]

Carta del Papa Francisco al Presidente de la Conferencia Episcopal de Cuba
Al Excmo. Mons. Dionisio Guillermo García Ibáñez

Arzobispo metropolitano de Santiago de Cuba

Presidente de la Conferencia de Obispos católicos de Cuba

Vaticano, 8 de septiembre de 2014

Querido Hermano:

Hace pocos días, la Venerada Imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre fue colocada en los Jardines Vaticanos. Su presencia constituye un recuerdo evocador del afecto y la vitalidad de la Iglesia que peregrina en esas luminosas tierras del Caribe, que, desde hace más de cuatro siglos, se dirige a la Madre de Dios con ese hermoso título. Desde las montañas de El Cobre, y ahora desde la Sede de Pedro, esa pequeña y bendita figura de María, engrandece el alma de quienes la invocan con devoción, pues Ella nos conduce a Jesús, su divino Hijo. Hoy que se celebra con fervor la fiesta de María Santísima, la Virgen Mambisa, me uno a todos los cubanos, que ponen sus ojos en su Inmaculado Corazón, para pedirle favores, encomendarle a sus seres queridos e imitarla en su humildad y entrega a Cristo, de quien fue la primera y mejor de sus discípulos.
Cada vez que leo la Escritura Santa, en los pasajes en que se habla de Nuestra Señora, me llaman la atención tres verbos. Quisiera detenerme en ellos, con el propósito de invitar a los pastores y fieles de Cuba a ponerlos en práctica.

El primero es alegrarse. Fue la primera palabra que el arcángel Gabriel dirigió a la Virgen: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1,28). La vida del que ha descubierto a Jesús se llena de un gozo interior tan grande, que nada ni nadie puede robárselo. Cristo da a los suyos la fuerza necesaria para no estar tristes ni agobiarse, pensando que los problemas no tienen solución. Apoyado en esta verdad, el cristiano no duda que aquello que se hace con amor, engendra una serena alegría, hermana de esa esperanza que rompe la barrera del miedo y abre las puertas a un futuro prometedor. «Yo soy la Virgen de la Caridad», fue lo que leyeron lo tres Juanes en la tablilla que flotaba en la Bahía de Nipe. Qué lindo sería si todo cubano, especialmente la gente joven, pudiera decir lo mismo: «Yo soy un hombre de la caridad»: vivo para amar de veras, y así no quedar atrapado en la espiral nociva del ojo por ojo, diente por diente. Qué alegría siente el que ama auténticamente, con hechos diarios, y no es de los que abunda en palabras vacías, que se lleva el viento.

El segundo verbo es levantarse. Con Jesús en su seno, dice san Lucas que María se levantó y con prontitud fue a servir a su prima Isabel, que en su ancianidad iba a ser madre (cf. Lc 1,39- 45). Ella cumplió la voluntad de Dios poniéndose a disposición de quien lo necesitaba. No pensó en sí misma, se sobrepuso a las contrariedades y se dio a los demás. La victoria es de aquellos que se levantan una y otra vez, sin desanimarse. Si imitamos a María, no podemos quedarnos de brazos caídos, lamentándonos solamente, o tal vez escurriendo el bulto para que otros hagan lo que es responsabilidad propia. No se trata de grandes cosas, sino de hacerlo todo con ternura y misericordia. María siempre estuvo con su pueblo en favor de los pequeños. Ella conoció la soledad, la pobreza y el exilio, y aprendió a crear fraternidad y hacer de cualquier lugar en donde germine el bien la propia casa. A Ella le suplicamos que nos dé un alma de pobre que no tenga soberbia, un corazón puro que vea a Dios en el rostro de los desfavorecidos, una paciencia fuerte que no se arredre ante las dificultades de la vida.

El tercer verbo es perseverar. María, que había experimentado la bondad de Dios, proclamó las grandezas que él había hecho con Ella (cf. Lc 1,46-55). Ella no confió en sus propias fuerzas, sino en Dios, cuyo amor no tiene fin. Por eso permaneció junto a su Hijo, al que todos habían abandonado; rezó sin desfallecer junto a los apóstoles y demás discípulos, para que no perdieran el ánimo (cf. Hch 1,14). También nosotros estamos llamados a permanecer en el amor de Dios y a permanecer amando a los demás. En este mundo, en el que se desechan los valores imperecederos y todo es mudable, en donde triunfa el usar y tirar, en el que parece que se tiene miedo a los compromisos de por vida, la Virgen nos alienta a ser hombres y mujeres constantes en el buen obrar, que mantienen su palabra, que son siempre fieles. Y esto porque confiamos en Dios y ponemos en Él el centro de nuestra vida y la de aquellos a quienes queremos.

Tener alegría y compartirla con los que nos rodean. Levantar el corazón y no sucumbir ante las adversidades, permanecer en el camino del bien, ayudando infatigablemente a los que están oprimidos por penas y aflicciones: he aquí las lecciones importantes que nos enseña la Virgen de la Caridad del Cobre, útiles para el hoy y el mañana. En sus maternas manos pongo a los pastores, comunidades religiosas y fieles de Cuba, para que Ella aliente su compromiso evangelizador y su voluntad de hacer del amor el cimiento de la sociedad. Así no faltará alegría para vivir, ánimo para servir y perseverancia en las buenas obras.

A los hijos de la Iglesia en Cuba les pido, por favor, que recen por mí pues lo necesito.

Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide siempre.

Fraternalmente,

FRANCISCO PP. 

Fuente: Revista Ecclesia
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PAPA FRANCISCO ENVÍA MENSAJE AL PUEBLO CUBANO POR FIESTA DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE.

EL SUMO PONTIFICE EXHORTO A LOS CUBANOS; A ALEGRARSE, LEVANTARSE Y PERSEVERAR
El Papa Francisco envió hoy un mensaje a los feligreses cubanos en donde les exhortó a “alegrarse, levantarse y perseverar”, con motivo de la próxima festividad de la Virgen de la Caridad del Cobre.
“Cada vez que leo la Escritura Santa, en los pasajes en que se habla de Nuestra Señora, me llaman la atención esos tres verbos. Quisiera detenerme en ellos, con el propósito de invitar a los pastores y fieles de Cuba a ponerlos en práctica”, dijo el Papa al vincular tales acciones con la Virgen, considerada por muchos como patrona de la isla.
El mensaje aparece en una misiva que dirigió al presidente de la Conferencia de Obispos católicos de Cuba, Dionisio Guillermo García, arzobispo metropolitano de Santiago de Cuba, a tono con la festividad de la Virgen de la Caridad del Cobre el venidero 8 de septiembre, día en que está fechado el texto.
En la carta, publicada por adelantado este sábado en el sitio de la Conferencia Episcopal cubana, el Sumo Pontífice aconsejó “tener alegría y compartirla con los que nos rodean, levantar el corazón y no sucumbir ante las adversidades y permanecer en el camino del bien”.
Asimismo, el Papa destacó la reciente colocación de una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre en los Jardines del Vaticano: Su presencia allí constituye un recuerdo evocador del afecto y la vitalidad de la Iglesia que peregrina en esas luminosas tierras del Caribe, dijo.
Desde las montañas de El Cobre, y ahora desde la Sede de Pedro, esa pequeña y bendita figura de María, engrandece el alma de quienes la invocan con devoción, agregó el Sumo Pontífice.
Cuba fue de los primeros países en América Latina en tener relaciones diplomáticas con el Vaticano, las que se establecieron el 7 de junio de 1935 y se mantienen desde entonces ininterrumpidamente.
Calificados como excelentes, los vínculos entre ambos Estados se fortalecieron con motivo de los viajes del entonces presidente cubano Fidel Castro en 1996 a la Santa Sede y de la visita a Cuba del Papa Juan Pablo II en 1998 y Benedicto XVI en 2012.
Tomado del sitio digital de Prensa Latina
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