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viernes, 20 de mayo de 2016

50 verdades sobre José Martí



Salim Lamrani / Université de La Réunion (DIRE) / Centro de Estudios Martianos



Apóstol y héroe nacional, padre espiritual de la Revolución Cubana, José Martí está considerado uno de los más grandes pensadores latinoamericanos del siglo XIX. 




1. José Julián Martí Pérez nació el 28 de enero de 1853 en La Habana de la unión de Mariano de los Santos Martí y Navarro y de Leonor Antonia de la Concepción Micaela Pérez y Cabrera, ambos españoles, respectivamente oriundos de Valencia y de Tenerife. Es el hijo mayor y único varón de una familia de ocho hijos.

2. A los siete años ingresa en la escuela San Anacleto donde conoce a Fermín Valdés Domínguez, quien se convertiría en amigo íntimo, de quien alabaría la “lealtad” y la “grandeza”.

3. En 1862, su padre, funcionario de justicia, es nombrado juez itinerante en la provincia de Matanzas, en la zona central de la isla. Así, a los nueve años, el joven José descubre con espanto la realidad de la esclavitud y las condiciones miserables a las que se somete a gran parte de la población. La trata negrera lo marcaría de por vida y sería uno de sus principales combates. Escribiría al respecto: “En vano habían pedido los cubanos ilustres la cesación de la esclavitud, que no pidieron jamás los españoles. España, sorda, era la única nación del mundo cristiano que mantenía a los hombres en esclavitud. […] Y se alzaron en guerra los cubanos, rompieron desde su primer día de libertad los grillos de sus siervos, convirtieron a costa de su vida la indignidad española en un pueblo de hombres libres. La revolución fue la que devolvió a la humanidad la raza negra, fue la que hizo desaparecer el hecho tremendo. […] La abolición de la esclavitud [por la Asamblea de Guáimaro el 10 de abril de 1869] es el hecho más puro y trascendental de la revolución cubana. Todo lo que divide a los hombres, todo lo que especifica, aparta o acorrala es un pecado contra la humanidad”.

4. En 1865, José Martí regresa a La Habana e ingresa en la Escuela de Varones donde tiene un encuentro decisivo: Rafael María de Mendive, director de la Escuela, favorable a la independencia de Cuba, se convertiría en su padre espiritual y su “maestro”. Guardaría un entrañable recuerdo de él: “¿Cómo quiere que en algunas líneas diga todo lo bueno y nuevo que pudiera yo decir de aquel enamorado de la belleza […] [que] no escribió jamás sino sobre verdades de su corazón o sobre penas de la patria? […] Cómo juntó, con el cariño que emanaba de su persona, a cuantos […] amaban como él la patria”. Un año más tarde, José Martí ingresa el Instituto de Enseñanza Secundaria de la calle Obispo de La Habana y reside en casa de su maestro Mendive.

5. El 10 de octubre de 1868 estalla la Primera Guerra de Independencia de Cuba. Carlos Manuel de Céspedes, considerado el Padre de la Patria, libera a sus esclavos y lanza el Grito de Yara durante la sublevación de La Demajagua, cerca de Manzanillo. El joven Martí sigue apasionadamente los acontecimientos gracias a las noticias que le proporciona Mendive y publica un soneto a la gloria de los mambises titulado ¡10 de octubre! Para Martí, la abolición de la esclavitud que decreta Céspedes constituye “el primer acto como nación” de Cuba.

6. El 19 de enero de 1869, a los 16 años, Martí lanza con su amigo Fermín Valdés Domínguez el diario El Diablo Cojuelo en el cual fustiga el sistema colonial y milita a favor de la soberanía de Cuba: “Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan”. Ese mismo mes, Martí estrena su diario La Patria Libre que sólo tendrá un ejemplar. Publica su poema Abdala en el cual sella su destino: “¡Oh, qué dulce es morir cuando se muere luchando audaz por defender la patria!”

7. El 21 de octubre de 1869, las autoridades coloniales arrestan a José Martí tras descubrir una carta, firmada por Fermín Valdés y él, que califica a su compañero Carlos de Castro y Castro de “apóstata” por integrar el Cuerpo de Voluntarios, al servicio de la Corona. El joven Martí es declarado “enemigo de España”.

8. Cinco meses después, el 4 de marzo de 1870, Martí reivindica la autoría de la carta ante el Consejo de Guerra. Fermín Valdés se niega a abandonar a su amigo y declara que es el autor de la carta. El tribunal militar decide condenar a Martí, de apenas 17 años, a seis años de trabajos forzados, y a Valdés a seis meses de prisión. La dolorosa prueba en la cárcel de La Habana, donde es sometido a doce horas de labor diarias, lo marcaría para siempre: “Dolor infinito, porque el dolor del presidio es el más rudo, el más devastador de los dolores, el que mata la inteligencia, y seca el alma, y deja en ella huellas que no se borrarán jamás”.

9. En agosto de 1870, las autoridades coloniales conmutan la pena de José Martí, cuya salud no resiste los maltratos. Es transferido a Isla de Pinos (Isla de la Juventud) en octubre de 1870 como deportado, en arresto domiciliario. El 15 de enero 1871, José Martí es deportado a España, lejos de su familia. La experiencia marca hondamente al joven patriota: “Mucho he sufrido, pero tengo la convicción de que he sabido sufrir”.

10. En la capital española, Martí sigue militando a favor de la independencia de Cuba, convencido de que “la única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor”. La filosofía de José Martí se basa en el amor: amor por la patria, amor por la plebe y por los humillados.

11. José Martí se matricula en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid. Lúcido, sabe que la salvación del ser humano pasa por la cultura: “Ser culto para ser libre. Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender”. “La madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus males es, sobre todo lo demás, la propagación de la cultura”.

12. En Madrid, Martí publica en 1871 Castillo y El Presidio político en Cuba contra el sistema colonial y la opresión de la cual es víctima el pueblo cubano. En 1872, publica también ¡27 de noviembre!, una oda a la memoria de los 10 estudiantes de medicina fusilados por el ejército español: “Nosotros amamos más cada día a nuestros hermanos que murieron, nosotros no deseamos paz a sus restos, porque ellos viven en las agitaciones excelsas de la gloria”.

13. El 11 de febrero de 1873, tras la abdicación del rey Amadeo de Saboya, el Senado y el Congreso se constituyen en Parlamento y proclaman la República Española. José Martí redacta entonces La República Española ante la Revolución Cubana y la manda a todos los miembros del nuevo Gobierno. El joven patriota reafirma el derecho inalienable de Cuba –en plena guerra contra España- a ser independiente. Denuncia el sistema colonial injusto y obsoleto y recuerda que “la libertad no puede ser fecunda para los pueblos que tienen la frente manchada de sangre”. Según él, “no ha de ser respetada voluntad que comprime otra voluntad” y la República Española no puede “rechazar jamás la voluntad unánime de un pueblo”. “El derecho de insurrección” es inalienable para un “pueblo vejado, agarrotado, oprimido, esquilmado, vendido”. Cualquier otra salida que no sea la plena soberanía es ilusoria pues “no ceden los insurrectos” y un “republicano honrado” no puede negar a “un pueblo derecho que él usó para sí”. Cuba escribe “con sangre su resolución irrevocable” y “sobre los cadáveres de sus hijos se alza a decir que desea firmemente su independencia”. Para Martí, la República debe ser consecuente con sus principios fundadores. Si rechaza la conquista y la opresión, no puede aceptar el statu quo en Cuba. Si la República Española se basa en el sufragio universal y la voluntad del pueblo, debe ocurrir lo mismo en Cuba. “¿Cuándo expresa más firmemente un pueblo sus deseos que cuando se alza en armas para conseguirlos? […] Cuba reclama la independencia a que tiene derecho por la vida propia que sabe que posee, por la enérgica constancia de sus hijos, por la riqueza de su territorio, por la natural independencia de éste, y, más que por todo, y esta razón está sobre todas las razones, porque así es la voluntad firme y unánime del pueblo cubano. Cuba quiere ser libre. […] Por ley de su voluntad irrevocable, por ley de necesidad histórica, ha de lograr su independencia”.

14. El estado de salud de Martí empeora en 1872 por las secuelas que dejaron los trabajos forzados. Afectado por un tumor, producido por las cadenas que tuvo que llevar en prisión, es operado varias veces. Viaja a Zaragoza en convalecencia en casa de su amigo Fermín Valdés Domínguez y aprovecha el tiempo para conseguir entre 1872 y 1874 su licenciatura en Derecho Civil y Canónico y en Letras y Filosofía.

15.
En enero de 1875, José Martí viaja a Veracruz, México, pasando por París e Inglaterra, para reunirse con su familia a la que no ve desde enero de 1871. En México, Martí entra en el universo del periodismo y publica entre 1875 y 1877 numerosos artículos en la revista Universal bajo los seudónimos de Anáhuac y Orestes. Su tema predilecto sigue siendo la independencia de Cuba y de América Latina. Sensible a la condición obrera y campesina, colabora en el diario El Socialista, órgano de prensa del Gran Círculo Obrero de México. Aborda también diversos temas vinculados a la política nacional de México y se interesa por el arte y la literatura. Luego colaboraría con periódicos y revistas de toda América y alcanzaría una fama continental (La Nación de Buenos Aires, La América de Nueva York, El Partido Liberal de México, La Opinión Pública de Montevideo y La República de Honduras).

16. Pronto, el mundo intelectual azteca celebra a Martí y lo integra en sus círculos. Funda la Sociedad Alarcón con eminentes figuras mexicanas y se asocia a la Sociedad Hidalgo a petición de sus miembros.

17. En 1877 se casa con Carmen Zayas-Bazán e Hidalgo, una joven cubana, en la capital azteca. En 1878, nacería José Francisco, su único hijo, a quien Martí dedicaría su primer libro de versos Ismaelillo.

18. El derrocamiento del gobierno de José María Iglesias por el general Porfirio Díaz obliga a Martí a abandonar México para viajar clandestinamente a La Habana bajo el nombre de Julián Pérez en 1877.

19. Martí se instala en Guatemala en abril de 1877. Gracias a varias cartas de recomendación que le proporcionó José Mariano Domínguez, padre de su amigo Fermín, José Martí consigue una cátedra de literatura y de filosofía en la Universidad Nacional. Imparte también clases de modo voluntario en la Academia para Chicas de América Central. Conoce allí a María García Granados, hija del general Miguel García Granados, poeta y figura intelectual de la independencia nacional, a quien dedicaría su famoso poema de amor La niña de Guatemala.

20. El Gobierno de Guatemala le pide un estudio sobre el sistema jurídico nacional y aparece en 1877 el artículo Los Códigos Nuevos. José Martí recuerda en preámbulo que “el primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo” y subraya que no conviene “aplicar teorías ajenas, sino descubrir las propias”. Martí celebra el acto de emancipación que constituye el nuevo Código guatemalteco y exhorta al resto del continente a seguir esta vía, a liberarse de la herencia colonial, a retomar “la obra natural y majestuosa de la civilización Americana” que ha sufrido de “la injerencia de una civilización devastadora”, y a librarse de su complejo de inferioridad: “Estudia, y luego cree”. Para Martí, “los nacimientos de nuevas nacionalidades requieren nuevas legislaciones” y en los pueblos libres, el derecho debe ser “claro” y “popular”. Según el cubano, “no ha cumplido Guatemala, del año 21 acá, obra tan grande como ésta” pues “la independencia ha tenido una forma” y “el espíritu nuevo ha encarnado en la Ley”. Es imprescindible “ser americano en América” y republicano en la República. Así emerge la “nacionalidad viva y gloriosa”.

21. Profundamente marcado por la suerte de los pueblos indígenas, la “raza”, y sus terribles condiciones de vida, Martí toma su defensa y publica Patria y Libertad en el cual denuncia las discriminaciones de las cuales son víctimas: “Quebrantado su espíritu de hombre, ya no quedan al indio de los campos más que espaldas para llevar las cargas de la Iglesia, para pagar tributo a los caciques, para comprar al español sus telas”. Para Martí, América no puede existir sin los indígenas. Vinculando el destino de los indios –pueblo autóctono y único legítimo según Martí– al del continente, declara que “hasta que no se haga andar al indio no comenzará a andar bien la América” pues “la inteligencia americana es un penacho indígena”.

22. José Martí hace la constatación que la historia del continente americano sigue siendo desconocida. En febrero de 1878, funda la revista Guatemala con el objetivo de difundir la realidad latinoamericana, sus tradiciones y sus costumbres. El diario mexicano El Siglo XIX se encarga de la difusión de la revista.

23. La firma del Pacto de Zanjón en 1878 entre los rebeldes cubanos y España, que pone fin a la Guerra de los Diez Años, hunde a José Martí en la incomprensión. Decide marcharse a Cuba, convencido de que su suerte está ligada a la de su patria. En una carta del 6 de julio de 1878 a su amigo Manuel Mercado le hace partícipe de su destino: “¿Que llevo mi infeliz pueblo en mi cabeza, y que me parece que de un soplo mío dependerá en un día su libertad? […] No a ser mártir pueril; -a trabajar para los míos, y a fortificarme para la lucha voy a Cuba”.

24. De regreso a Cuba, Martí entra en contacto con el patriota Juan Gualberto Gómez e intenta reorganizar el movimiento independentista, en lo que se llamaría “La Guerra Chiquita” (1879-1880). Las autoridades coloniales proceden al arresto de Martí y es acusado de conspiración con otros partidarios de la soberanía de Cuba. Otra vez es deportado a España, a Santander, en septiembre de 1879.

25. Poco tiempo después, José Martí logra refugiarse en Francia y luego se exilia en Estados Unidos, donde viviría cerca de 14 años. El 3 de enero de 1880, desembarca en Nueva York y establece lazos con los líderes independentistas cubanos. Los miembros del Comité Revolucionario Cubano lo nombran unánimemente portavoz el 9 de enero y se encarga de federar a los principales grupos patrióticos.

26. El 24 de enero de 1880, José Martí pronuncia su primer discurso en territorio estadounidense, en Steck Hall. Orador dotado de un carisma excepcional, procede a un análisis lúcido de la Primera Guerra de Independencia, hace un llamado a la unión de todas las fuerzas revolucionarias y echa las bases de una nueva epopeya libertadora que desembocaría en la emancipación definitiva de la isla del yugo colonial español: “Los grandes derechos no se compran con lágrimas sino con sangre. […]- ¡Qué porvenir sombrío el de nuestra tierra si abandonamos a su esfuerzo a los bravos que luchan, y no nos congregamos para auxiliar […]. Antes que cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila”.

27. El 26 de marzo de 1880, José Martí consigue el cargo de presidente interino del Comité Revolucionario Cubano por tres meses, tras la salida de la expedición del general Calixto García hacia Cuba.

28. En enero de 1881, Martí abandona Nueva York para marcharse a Venezuela. Imparte cursos en diferentes colegios y colabora en el diario La Opinión Nacional de Caracas. En la patria de Bolívar se desarrolla su fibra latinoamericanista e internacionalista: “De América soy hijo: a ella me debo. Y de la América, [Venezuela] es la cuna; […]. Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo”.

29. Por su cercanía con Cecilio Acosta, pensador venezolano aborrecido por el presidente Guzmán Blanco, José Martí se ve obligado a abandonar Caracas por escribir un artículo en homenaje a ese venerable intelectual, tras su desaparición en julio de 1881. Un mes después Martí regresa a Nueva York con el objetivo de organizar “la Guerra Necesaria” y conseguir la independencia definitiva de Cuba.

30. En octubre de 1884, Martí se reúne por primera vez con los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo, principales figuras del movimiento independentista, en Nueva York, y les expresa sus divergencias. Está fuera de cuestión fundar una nación que reposaría únicamente en el poder militar y que sería antidemocrática. Martí pide que se difiera el inicio de la nueva guerra contra España pues no puede realizarse sin una preparación minuciosa y una declaración pública de los objetivos buscados.

31. Martí se implica plenamente en el proyecto de la emancipación de Cuba. El 25 de marzo de 1889, José Martí responde a un artículo del diario de Filadelfia The Manufacturer. Recuerda que los cubanos no son “ese pueblo de vagabundos míseros o pigmeos inmorales” que describe el periódico: “Hemos sufrido impacientes bajo la tiranía; hemos peleado como hombres, y algunas veces como gigantes para ser libres […]. Merecemos, a la hora de nuestro infortunio, el respeto de los que no nos ayudaron”.

32. El 19 de diciembre de 1889, José Martí pronuncia en Washington su famoso discurso “Madre América” ante los representantes de 18 gobiernos latinoamericanos. Se trata de un vibrante llamado a liberar la última patria americana encadenada por el colonialismo español. Es hora de escribir, “en una tierra que no es libre todavía, la última estrofa del poema de 1810”, en referencia al proceso de independencia que inició Simón Bolívar. Martí advierte al continente de la amenaza del “águila” imperial, en referencia a los “apetitos” anexionistas de Estados Unidos y exhorta a las naciones latinoamericanas a la unión y a que no se sometan a Washington. Martí alienta a América Latina a librarse de su complejo de inferioridad, alabando su capacidad creadora. Pone en guardia contra los cantos de sirenas procedentes del Norte y recuerda la imperiosa necesidad de la emancipación definitiva: “¡Sólo perdura, y es para bien, la riqueza que se crea, y la libertad que se conquista, con las propias manos!” Ello es imprescindible para preservar la identidad y la soberanía de “la América en que nació Juárez”: “Sola, y como un pueblo, se levanta. Sola pelea. Vencerá, sola”.

33. En 1889, Martí funda la revista mensual La Edad de Oro, destinada a los niños, con el objetivo de dar a conocer la historia del continente y sus libertadores a las nuevas generaciones. En el primer número, evoca la figura de Simón Bolívar: “Llegó un día [un viajero] a Caracas al anochecer y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba a donde estaba la estatua de Bolívar […]. Hizo bien, porque todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre”.

34. En 1890, José Martí es nombrado Cónsul de la República de Argentina y Cónsul de la República de Paraguay en Nueva York. Ese mismo año, Uruguay lo nombra representante oficial ante la Comisión Monetaria Internacional. Ese hecho excepcional –tres naciones deciden entregar su representación diplomática a un cubano– ilustra el prestigio de Martí en América Latina cuya vocación internacionalista lo convierte en el mejor embajador del continente desde Bolívar. Ocupa esos cargos hasta 1891, año en el que decide consagrarse cabalmente a la empresa revolucionaria de la independencia de Cuba.

35. En 1891, José Martí participa en la Conferencia Monetaria Internacional de Washington, como representante de Uruguay. El cubano se opone con vehemencia al proyecto de unión monetaria continental, consciente de los peligros que representaría para las naciones latinoamericanas, que serían dominadas irremediablemente por Estados Unidos: “Quien dice unión económica, dice unión política. El pueblo que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay que equilibrar el comercio, para asegurar la libertad. El pueblo que quiere morir, vende a un solo pueblo, y el que quiere salvarse, vende a más de uno. El influjo excesivo de un país en el comercio de otro, se convierte en influjo político […]. Cuando un pueblo fuerte da de comer a otro, se hace servir de él”.

36. En 1891, en la Revista Ilustrada de Nueva York, José Martí publica su magistral ensayo Nuestra América, canto de amor y de unión, sin duda su obra más importante, que ocupa un espacio privilegiado en la historia de las ideas latinoamericanas. Martí reivindica la singularidad de la identidad latinoamericana y del carácter originario de su pueblo. Toma la defensa de los humildes, a saber de los campesinos, de los indígenas y de los negros, de lo que llama “el hombre natural”, símbolo de la autoctonía del continente. Según el intelectual cubano, el problema fundamental de América Latina no reside en su supuesta incapacidad histórica, racial o cultural para emanciparse de su herencia colonial, sino en la decisión funesta de copiar maquinalmente los modelos de organización sociopolítica europeos y estadounidense, no adaptados a la realidad de “Nuestra América”, pues abandonaban a su suerte a los más vulnerables: “Con los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores. La colonia continuó viviendo en la república”. Según Martí, “no hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición [importada] y la naturaleza [latinoamericana]”. La educación y la cultura deben ser latinoamericanas y para ello, “la universidad europea ha de ceder a la universidad americana”. Martí fustiga al “criollo exótico” que rechaza sus orígenes y sólo mira hacia Europa o Estados Unidos. Los dirigentes políticos deben emerger del pueblo: “Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos”. Lejos de rechazar los aportes universales, José Martí reivindica primero una base independiente latinoamericana: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas”. Resulta imprescindible preservar la identidad y la soberanía latinoamericanas y luchar contra los egoísmos, las divisiones y las guerras fratricidas. Estados Unidos representa el principal peligro con sus veleidades expansionistas y la unión latinoamericana es la única salida posible para preservar la independencia de los pueblos: “El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América […]. ¡Los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”.

37.
Por vivir allí durante muchos años, José Martí se convierte en un agudo observador de la sociedad estadounidense: “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas”. Subraya las violencias y las desigualdades que afectan a los más vulnerables y enfatiza “dos verdades útiles a nuestra América: el carácter crudo, desigual y decadente de los Estados Unidos, y la existencia en ellos continua, de todas las violencias, discordias, inmoralidades y desórdenes de que se culpa a los pueblos hispanoamericanos”.

38. El 26 de noviembre de 1891, José Martí pronuncia un discurso en el Liceo Cubano de Tampa y echa las bases de la futura Cuba soberana: “Yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.

39. En enero de 1892, José Martí funda el Partido Revolucionario Cubano en Cayo Hueso, donde se encuentra una importante comunidad cubana compuesta mayoritariamente por tabacaleros, con el fin de federar a todas las fuerzas independentistas bajo una estructura común y llevar a cabo la lucha por la soberanía nacional de Cuba. El 10 de abril, Martí es nombrado delegado del PRC. La consigna es la unión entre todos los clubes patrióticos y el objetivo público es conseguir la soberanía plena de Cuba y Puerto Rico. El Artículo Primero recuerda que “el Partido Revolucionario Cubano se constituye para lograr, con los esfuerzos reunidos de todos los hombres de buena voluntad, la independencia absoluta de la Isla de Cuba, y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico”. El objetivo es desencadenar “una guerra generosa y breve, encaminada a asegurar en la paz, el trabajo y la felicidad de los habitantes de la Isla”.

40.
En marzo de 1892, Martí lanza el primer número del diario Patria, órgano oficial del PRC, que se publicaría hasta 1898 con un total de 522 números. En el primer editorial titulado “Nuestras ideas”, Martí recuerda la imperiosa necesidad de la unión de “los hombres buenos y útiles de todas las procedencias” que albergan en el corazón “el sacrificio de la emancipación”. La guerra contra el colonialismo español es ineludible y es “la consecuencia inevitable de la negación continua, disimulada o descarada, de las condiciones necesarias para la felicidad a un pueblo que se resiste a corromperse y desordenarse en la miseria”. Martí llama al altruismo pues es preferible “la dignidad peligrosa a la vida inútil”, siendo “la paz republicana” el objetivo último.

41. En septiembre de 1892, José Martí logra convencer al general dominicano Máximo Gómez de que dirija a los independentistas cubanos. Veterano de la guerra de 1868-1878, Gómez es un convencido internacionalista, reconocido por su genio militar. Extraordinario estratega, consigue la unanimidad entre los revolucionarios y es nombrado General en Jefe.

42. El 8 de diciembre de 1894, tras dos años de intensa labor en Estados Unidos y América Latina para conseguir la unión de todas las fuerzas revolucionarias, José Martí firma el Plan de Fernandina, nombre de un puerto de Florida, con el coronel Mayía Rodríguez, representante de Máximo Gómez, y el coronel Enrique Collazo, nombrado por los independentistas de la isla, que echa las bases de una insurrección corta y decisiva. Mientras el proyecto está a punto de realizarse con el desembarco de tres expediciones armadas desde la Florida, Costa Rica (donde se encuentra Antonio Maceo) y República Dominicana (donde está Máximo Gómez), a bordo de los barcos Amadís, Baracoa y Lagonda, la intervención de las autoridades estadounidenses –opuestas a la independencia de Cuba–, tras una delación, retrasa el inicio de la Segunda Guerra de Independencia. Washington confisca numerosas armas y brinda así su apoyo a la Corona española.

43. El 29 de enero de 1895, José Martí firma la orden de sublevación contra el imperio español en Cuba. El 30 de enero, José Martí abandona Nueva York a bordo del vapor Athos rumbo a la República Dominicana, para reunirse con Máximo Gómez. De común acuerdo deciden fijar la fecha de la sublevación general contra España para el 24 de febrero de 1895.

44. El 25 de marzo de 1895, José Martí y Máximo Gómez redactan el Manifiesto de Montecristi, en la República Dominicana, programa de acción político-militar, en el que reivindican los objetivos de independencia nacional. La guerra sólo puede terminar “por la victoria o el sepulcro” y es “el producto disciplinado de la reunión de hombres enteros que en el reposo de la experiencia se han decidido a encarar otra vez los peligros que conocen, y de la congregación cordial de los cubanos de más diverso origen, convencidos de que en la conquista de la libertad se adquieren mejor que en el abyecto abatimiento las virtudes necesarias para mantenerla”. No hay odio por parte de los patriotas hacia sus primos de la península: “El cubano saluda en la muerte al español a quien la crueldad del ejercicio forzoso arrancó de su casa y su terruño para venir a asesinar en pechos de hombres la libertad que él mismo ansía”. En una carta, escrita el mismo día, a su amigo dominicano Federico Henríquez y Carvajal, Martí recuerda que la liberación de Cuba es vital para el continente: “Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América”.

45. El 11 de abril de 1895, José Martí desembarca en Playitas, cerca de Cajobabo, en la parte oriental de la isla. Unos días después, el 15 de abril, los principales jefes independentistas deciden nombrarlo Mayor General del Ejército de Liberación.

46. El 18 de mayo de 1895, en vísperas de su caída en combate, José Martí redacta su famosa carta a su amigo mexicano Manuel Mercado: “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber –puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo– de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América […]. Las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos -como ese de Ud. y mío- más vitalmente interesados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y los españoles, el camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia”.

47. El 19 de mayo de 1895, José Martí cae en el campo de batalla durante un enfrentamiento con las tropas españolas en Dos Ríos, cerca de Palma Soriano, cuando se encontraba con Máximo Gómez y Bartolomé Masó. Negándose a quedarse en la retaguardia, Martí se separa de su tropa con su ayuda de campo Ángel de la Guardia y lanza una carga contra el ejército español. Es alcanzado por tres balas que le provocan heridas mortales.

48. Cien años después del nacimiento de José Martí, el 26 de julio de 1953, Fidel Castro encabezaría un movimiento insurreccional de la juventud cubana, llamada “la generación del centenario”, en nombre de los ideales del Apóstol cubano, “el autor intelectual” del ataque al cuartel Moncada, contra la dictadura de Fulgencio Batista. El 1 de enero de 1959, triunfaría la Revolución Cubana y se realizaría el sueño martiano de una Cuba libre y soberana.

49. La actual Constitución cubana reivindica “el ideario de José Martí” y el Partido Comunista de Cuba es “un fiel continuador del Partido Revolucionario Cubano que fundó José Martí”.

50. Político, poeta, filósofo, profesor, periodista, diplomático, editor, traductor, orador excepcional, hombre de ideas y de acción, José Martí es ante todo el símbolo de la independencia y de la soberanía de Cuba y el arquitecto de la nacionalidad cubana, la cubanía. Vector de ideas universales de emancipación, echó las bases de la unidad nacional, no sólo contra el colonialismo español sino sobre todo contra el expansionismo de Estados Unidos, preconizando al mismo tiempo una gran unión panamericana y la realización del sueño de Bolívar, la “Patria Grande”. A la vez visionario y hombre de su tiempo, precursor del antiimperialismo estadounidense, convencido de que “Patria es humanidad”, unió su destino a la suerte de los humildes, “con los pobres de la tierra” como clamó en sus Versos sencillos, y fue fiel a su adagio según el cual “el único autógrafo digno de un hombre es el que deja escrito con sus obras”.

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