Nuevo administrador asistente de la USAID es de ascendencia cubana / Por Arthur González / El Heraldo Cubano
El presidente Donald Trump designó el 6 de noviembre 2018, a John Barsa para el cargo de Administrador Asistente de la Agencia Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), organización destinada a subvertir el orden interno en países que tienen gobiernos no aceptables para la Casa Blanca, amén de otras tareas de inteligencia camufladas tras el velo de “ayuda humanitaria” y “promoción de valores democráticos” al estilo yanqui.
Hasta el momento dicho abogado ocupaba la plaza de Subsecretario Adjunto Principal de la oficina de Alianza y Compromiso del Departamento de Seguridad Nacional, (DHS OPE), y tiene como antecedentes haber trabajado en temas de política exterior y de Seguridad Nacional, con el ex representante al congreso, Lincoln Díaz-Balart, hijo de un ministro del dictador Fulgencio Batista.
Barsa, nacido en Estados Unidos, tiene ancestros cubanos, algo que pudo influir en su nombramiento a partir del compromiso de Trump con la mafia terrorista anticubana de Miami, pues antes había seleccionado varios estadounidenses con padres o abuelos cubanos, como son los casos de Carlos Trujillo, representante ante la OEA, Mauricio Claver-Carone, en el Consejo Nacional de Seguridad, Alex Acosta, secretario de Trabajo; Yleem D.S. Poblete, secretaria de Estado Adjunta para Control de Armas, Verificación y Cumplimiento, y Mercedes (Mercy) Viana-Schlapp, consejera principal del Presidente para comunicaciones estratégicas.
Es evidente que rodearse de ese grupo le permite a Trump recrudecer sus medidas de guerra económica, comercial y financiera contra Cuba, con la ilusión de que el pueblo se desencante del sistema socialista y se lance a las calles en protestas al estilo del Medio Oriente y las de Venezuela, de ahí su interés en fomentar Internet en la Isla para poder enviar mensajes nocivos, especialmente a los jóvenes.
El plan de la USAID para Cuba nació en 1995 durante la administración del presidente Bill Clinton y desde entonces ha desembolsado más de 350 millones para acciones de subversión política y estimulación a las provocaciones de los llamados “disidentes”, fabricados, entrenados y financiados por Estados Unidos, con parte de los 20 millones de usd que anualmente aprueba públicamente la Casa Blanca.
La pantalla de la USAID en sus planes contra la Revolución cubana, es promover la “libertad, la democracia y los derechos humanos”, slogan que encubre el verdadero fin que es derrocar al gobierno socialista que nunca soportaron.
No se puede olvidar lo que afirmó en diciembre de 1958, Allen Dulles, director de la CIA, durante la reunión del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos:
“Tenemos que evitar la victoria de Fidel Castro”.
El ejército rebelde derrotó en enero de 1959, al tirano Fulgencio Batista, quien llegó al poder mediante un golpe militar apadrinado por Estados Unidos, a pesar de violar los valores constitucionales, los derechos humanos y todas las libertades individuales, pero nunca fue condenado por Washington, al contrario, el dieron todo el apoyo político, militar y financiero para que se mantuviera en el poder.
Veremos qué destino tomarán ahora los millones de dólares que se aprueban para acabar con la Revolución cubana, porque los antecedentes aseguran que son muchos los personajes que se salpican con tanto dinero.
Recordemos el caso denunciado en octubre de 2011, por el sitio web Cuba Money, cuando la USAID regaló 3,4 millones de dólares a la llamada Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, cuyo presidente era Antonio Tony Costa, empresario de plantas ornamentales en Miami.
Dicho empresario gastó cientos de miles de dólares en viajes al exterior, entre ellos uno para acompañar a Jorge Mas Canosa, presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana, a Angola para apoyar las tropas mercenarias de la UNITA.
En 2006 una auditoría de General Accountability Office, sobre las actividades de la USAID contra Cuba, comprobó el desvío de altas sumas de los fondos para compra de ropas y otros artículos suntuosos, en beneficio personal de los llamados “luchadores por la libertad de Cuba”, asentados en Miami.
Entre las compras estaban: abrigos de cachemir, chocolates Godiva, juegos de Nintendo y Play Stations marca Sony, los que supuestamente eran destinados a los “disidentes” en Cuba.
Situación similar fue detectada por la auditoria respecto a la ONG Center for a Free Cuba, con sede en Washington, subsidiada por la USAID, comprobándose que su jefe principal Frank Calzón, desvió medio millón de dólares a su favor personal.
Son muchos los que llevan 59 años viviendo del negocio contra Cuba, entre otros el llamado Directorio Democrático Cubano, que, según denuncias públicas en 2008, solo dedicó el 4% del presupuesto millonario asignado a labores por “la libertad de Cuba”, el resto lo gastaron en viajes, “salarios” para oficinas en Europa, América Latina y otros programas en el exterior, que nunca han tenido resultados para dañar a la Revolución socialista.
Por esas razones, Jonathan Farrar, jefe de la entonces Sección de Intereses en La Habana, redactó un cable secreto el 15 de abril del 2009, donde entre otros detalles afirma:
“Los disidentes cubanos están más preocupados en tener mayores oportunidades para viajar libremente y vivir de manera confortable […] más bien dirigen sus mayores esfuerzos a obtener recursos suficientes para solventar las necesidades del día a día de los principales organizadores y sus seguidores claves […] la búsqueda de recursos es su principal preocupación, la segunda más importante parece ser limitar o marginar las actividades de sus antiguos aliados de manera de reservarse el poder y el acceso a los escasos recursos”.
El tema del desvío de fondos es reiterativo, porque la llamada “disidencia” es construida, carece de bases ideológicas y no consta con apoyo popular en Cuba, pero a la Casa Blanca no le interesa continuar malgastando recursos millonarios que pudieran emplearse en beneficio de los propios estadounidenses.
Barack Obama fue quien más dinero destinó para subvertir a la Revolución, con160 millones de dólares durante sus dos mandatos.
Visionario fue José Martí cuando dijo:
“No debe perderse el tiempo en intentar lo que hay fundamentos sobrados para creer que no ha de lograrse”.
John Barsa la nueva ficha de Trump en la USAID / Percy Francisco Alvarado Godoy / Descubriendo Verdades
Trump ha nominado al cubanoamericano nacido en Miami, John Barsa, para el cargo de Administrador Asistente de la Agencia Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), un personaje de amplia experiencia en asuntos públicos y políticos ligado a varios congresistas y ex congresistas de la mafia cubano americana, particularmente a Lincoln Díaz- Balart, recalcitrante dirigente del grupo de antecedentes terroristas denominado “La Rosa Blanca” y uno de los acérrimos enemigos de Cuba. Barsa trabajó con Lincoln Díaz-Balart en asuntos de política exterior y de seguridad nacional.
Al ser nominado, Barsa ocupa el cargo de Subsecretario Adjunto Principal de la oficina de Alianza y compromiso (DHS OPE) del Departamento de Seguridad Nacional, contando además con experiencia militar como ex miembro del grupo de fuerzas especiales 11 y el batallón de asuntos civiles 450, adscrita a la 82 División Aerotransportada. A la vez, trabajó anteriormente desde la administración Bush en las esferas de la aeronáutica, el sector espacial y el Homeland Security Department (DHS).
John Barsa ha sido un experto en servicios de consultoría y cabildeo dentro de los entornos de seguridad nacional y nacional mediante una firma creada por él y denominada Barsa Strategies. Cumpliendo encargos para este fin por parte del Congreso y la Casa Blanca. Ha sido un difusor de las políticas de seguridad nacional gringa a través de la Oficina de Oradores del DHS y mantiene vínculos con las agencias de inteligencia del país a muchas de las cuales asesora. A la vez, es miembro principal del Instituto de Políticas de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington. En 2011 fue el candidato republicano a la Cámara de Representantes por el distrito 44 del estado de Virginia.
Sus vínculos con Trump no son nuevos, ya que en 2016, siendo el magnate presidente electo, le nombró como parte de su equipo de transición, asignándolo al Departamento de Seguridad Interna (DHS).
Todo hace esperar que el nombramiento de Barsa en la USAID y sus viejos vínculos con el ala de ultraderecha dentro del Congreso norteamericano lo hacen una ficha peligrosa para las políticas de guerra sucia contra Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.
Publicado por: David Díaz Ríos / CubaEstrellaQueIlumina/ CubaSigueLaMarcha
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