La Alianza para el Progreso fue
un programa de “ayuda económica”,
“política” y “social” de EE. UU,
era una especie de Plan Marshall y
el primer gran intento para detener la revolución latinoamericana, aislar a Cuba, estigmatizarla y minimizar el
ejemplo que pudiera emanar de ella hacia un continente que se alzaba en busca
de libertad. 20 mil millones de
dólares debían ser dedicados a detener el ejemplo de Cuba.
Este proyecto fue la base de los programas de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID),
con sede en Washington, para Latinoamérica en los años sesenta. Pero sus fondos no
fueron utilizados para el desarrollo económico-social y el progreso, sino que
fueron puestos a disposición de la brutal represión contra las organizaciones,
movimientos o personas de ideas de izquierda, militantes de los grupos
revolucionarios o simples sospechosos de serlo.
El dinero fue a manos de los represores, financió la tortura y el crimen,
pagó el entrenamiento de las fuerzas punitivas. En lugar de fábricas,
plantaciones agrícolas y escuelas, se construyeron centros de detención y
tortura. Ese dinero pagó la desaparición de cientos de miles de personas. En
lugar de ingenieros, técnicos y obreros calificados la USAID formó policías, soldados, paramilitares, torturadores y
asesinos inescrupulosos.
La USAID trabajó de conjunto
con la CIA en el adiestramiento de
fuerzas policiales de regímenes golpistas en países como Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil y Argentina. Según documentos
desclasificados de la CIA, la USAID estuvo involucrada durante la Operación Cóndor en Latinoamérica, en operaciones secretas
de contraguerrilla, que incluían la instrucción de represores en técnicas de interrogatorio, sabotaje y persecución.
Entre las páginas de la historia de esa organización se encuentra la labor
del tristemente célebre Dan Anthony
Mitrione, instructor norteamericano en técnicas de tortura, que viajó a Uruguay con credencial de funcionario
de la USAID en los 70, para adiestrar a represores en un
programa secreto de destrucción de las fuerzas de izquierda. Mitrione trabajó de 1960 a
1967 con la policía brasileña, primero en Belo Horizonte y después en Río
de Janeiro. Regresó a Estados Unidos
en 1967 para compartir sus
experiencias y educar en el combate antisubversivo a las fuerzas del FBI y la CIA. Entonces también actuaba bajo el manto de la USAID. El guionista Franco Solinas, miembro del Partido Comunista Italiano, declaró que
Dan Mitrione estuvo en República Dominicana después de la
intervención de Estados Unidos en 1965.
Célebre por sus técnicas de interrogatorio, este psicópata con credencial
de la USAID, torturó a cientos de
personas inocentes utilizadas como
sujetos de estudio y base material para la enseñanza de las fuerzas represivas
del continente. De él es la frase, “El dolor exacto en el lugar exacto en la
cantidad exacta para lograr el efecto deseado”.
En 1971 la CIA organizó un intento de asesinato contra el presidente Fidel Castro, aprovechando un viaje del
líder cubano a Chile y encargó este proyecto criminal al terrorista de Alpha 66, Antonio Veciana. Este asesino
cómplice del complot contra Kennedy,
trabajaba entonces en Bolivia como
funcionario de la USAID.
La lista es larga, la USAID
financió el entrenamiento de escuadrones de la muerte, financió programas de “salud” que escondían inhumanos procesos de esterilización en Centro América, colaboró con los
narco-agentes de la CIA en la operación
Irán-Contras; etc.
En la actualidad a la USAID se
le asignan millones de dólares que
distribuye directamente a través de la Fundación
Nacional para la Democracia (NED) y otras agencias, las cuales tributan y
subvencionan partidos, coaliciones políticas, sindicatos, gremios
empresariales, medios de comunicación, asociaciones profesionales y civiles,
grupos estudiantiles, de mujeres, campesinos y de “derechos humanos”. Estas asistencias comprenden orientación y
patrocinio político como parte del adoctrinamiento ideológico a favor de los Estados Unidos.
El Congreso de los Estados Unidos
aprobó la ley de la creación de la NED en noviembre de 1983, como organización privada, no gubernamental y no lucrativa,
destinada a “promover la democracia en el
mundo”. El presupuesto con que opera la NED proviene del Congreso de
los EE.UU., que le otorga millones cada dos años como parte del presupuesto
del Departamento de Estado. También
reciben donaciones de cuatro asociaciones, la Smith Richardson Foundation, la
John M. Ohin Foundation, la Lynde
and Harry Bradley Foundation y Freedom
House, financiadas indirectamente por contratos federales.
El dinero es distribuido entre el Instituto Republicano Internacional
(IRI), el Instituto Demócrata Nacional para Asuntos Internacionales (NDI), el Centro Americano para la Solidaridad
Internacional del Trabajo de la Federación Americana de Sindicatos-Congreso de
Organizaciones Industriales (AFL-CIO) y el Centro para la Empresa Privada Internacional (CIPE por sus siglas
en inglés), de la Cámara de Comercio, etc. que a su vez
reparten recursos monetarios y materiales a otras organizaciones en Estados Unidos y el mundo, y
desembolsan dinero y materiales para las organizaciones opositoras en países
que no cuentan con la simpatía del gobierno de los EE.UU.
Así la USAID crea en nuestro
continente una profunda red, que capta cuadros, fabrica líderes, penetra la
sociedad civil, utilizando grupos locales y personas. Resulta un verdadero
ejército intervencionista de “expertos”,
“consultores” “consejeros” que trabajan en el desarrollo de estos planes
subversivos. Solo en sus primeros diez años de creada la NED distribuyó más de 200 millones de dólares, en 1500 proyectos para sostener a los “amigos
de América”.
De 2007 a 2011 la USAID destinó
un presupuesto de 158 millones a
programas dedicados a crear supuestos sistemas políticos competitivos en América Latina y el Caribe. Agencias
norteamericanas afiliadas a esa organización, financiaron a fuerzas opositoras
al gobierno de Venezuela, Nicaragua,
Bolivia y Ecuador. La cifra se quintuplicó en los últimos cinco años.
Desde la aprobación de la Ley de la
Democracia para Cuba de 1992 y la Ley
de Solidaridad Democrática y Libertad Cubana de 1996, el gobierno de los
EE.UU. autorizó a prestar “ayuda”
abiertamente y de manera legal a individuos y organizaciones no gubernamentales
independientes para promover el cambio “democrático”
en Cuba.
El Consejo
Nacional de Seguridad, la CIA, la
NED, la USAID, la Fundación Panamericana para el Desarrollo
(FUPAD), el Pentágono, el Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro, el de Comercio, el de Inmigración, el de
Justicia, el de Agricultura, la
Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, las agencias de la
comunidad de inteligencia: todas las fuerzas del Imperio fueron lanzadas contra la Isla, operando de conjunto para cumplir la misión de poner de
rodillas al pueblo cubano.
Para los años del 2010 al 16 estos planes cambiaron solo en
detalles, aumentando los fondos destinados a ser administrados por la USAID para facilitar las comunicaciones
y el acceso a Internet de “la sociedad civil” en Cuba, para apoyo a los “prisioneros políticos”, para el
entrenamiento de activistas de los grupos de Derechos Humanos, y los agentes de cambio hacia la democracia, etc. Se destinan fondos igualmente al
soporte tecnológico y entrenamiento de líderes de grupos de “opositores” integrados por artistas,
músicos, blogueros, etc., así como la fabricación de grupos “afrocubanos”, otros grupos minoritarios
y algunas organizaciones “religiosas”.
El veterano oficial de la CIA; Rene Greenwald, funcionario de la USAID, con oficina en México orientó en el año 2010, a Pablo, su agente en La
Habana, realizar una minuciosa investigación sobre los programas de estudio
de la Educación Primaria y Media en Cuba,
estado político-social del sector educacional, calidad de la enseñanza etc.,
con el objetivo de incorporar al Proyecto
Génesis, que dirigía Pablo en La Habana, un programa de becas y un
plan vacacional atractivo para niños, adolescentes y jóvenes.
El plan proyectado por Génesis
incluía becas para formar líderes de cambio en universidades y escuelas de los EEUU, Europa y América Latina, debía
ser atractivo y ser capaz de enmascarar las verdaderas intenciones de la CIA, este plan debía contribuir a
formar una nueva base social para la contrarrevolución, crear nuevos líderes
con prestigio y bien preparados, incondicionales a los Estados Unidos, pero que manejaran un discurso más actualizado y
menos agresivo que el de la derecha anexionista de siempre, el plan en cinco
años ayudaría a crear las condiciones para el cambio de régimen en la Isla.
La USAID de las becas de World
Learning, es la misma USAID de Mitrioni, de Condor, de Génesis, de Zunzuneo, y de tantos y tantos
proyectos contra nuestra América y
en especial contra Cuba, tiene las
manos manchadas de sangre e ignominia, los cubanos les conocemos bien.
Fuentes:
https://eladversariocubano.net/2016/10/05/la-guerra-sucia-de-la-usaid/
https://lapupilainsomne.wordpress.com/2016/10/07/la-guerra-sucia-de-la-usaid-por-raul-antonio-capote/
Fuentes:
https://eladversariocubano.net/2016/10/05/la-guerra-sucia-de-la-usaid/
https://lapupilainsomne.wordpress.com/2016/10/07/la-guerra-sucia-de-la-usaid-por-raul-antonio-capote/
Publicado por: David Díaz Ríos / CubaSigueLaMarcha.blogspot.com
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