Blog_CubaSigueLaMarcha

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sábado, 29 de octubre de 2016

El lenguaje burocrático de la inacción


Hay un lenguaje que indica inacción y aletargamiento. Es el lenguaje de la burocracia, del cual se apropian no más se acomodan tras el buró, los burócratas.

"Se está analizando", "se está estudiando", "nos estamos reuniendo", "se está chequeando", "se está trabajando" o "está por definirse" son solo pequeñas muestras del inmenso arsenal de frases que denotan imprecisión, desconocimiento y modorra.


Son frases que si se estudian en profundidad casi siempre son impersonales, pues contienen el –se-, sin un sujeto definido que realice la acción; y en el mejor de los casos usan el plural de modestia, ese “nosotros” que suena a nadie.

Las frases de la burocracia terminan inteligentemente con un gerundio. Los gerundios no les comprometen, porque indican una acción extendida en el tiempo, una gestión, ¡qué conveniente!, con fechas de inicio y conclusión imprecisas.

Pero eso no es todo. Si echamos una ojeada superficial a los verbos que usan regularmente, encontraremos los más propios del ámbito burocrático: analizar, estudiar, tratar de definir, reunir, chequear, informar, firmar…

Casi no hay en todo el parque con que cuenta ese lenguaje una forma verbal en pasado, que hable de cumplir o terminar. Está prácticamente ausente además la primera persona del compromiso y ni hablar de incluir en su discurso el NO, de “ahora no se puede” o “no se ha hecho”, que indicaría al menos transparencia.

Hay un ámbito de la realidad donde solo se habla en este lenguaje. Y es que la burocracia vive en un mundo paralelo al real, donde esto está acomodado, donde se avanza por inercia, donde existen reglas inviolables y quien no se adapte o trate de cambiarlo, perece.

A veces el lenguaje de la burocracia llega a las mayorías, cuando desde los medios o desde el barrio a los burócratas les exigen respuestas. Entonces ellos sacan lo mejor de su cosecha, con sus –iendos- y –andos- que ni ellos mismo se creen.

Lo peor del lenguaje de la inacción y el aletargamiento es la facilidad con que se contrae; se contagia de estar tanto tiempo sentado tras un buró, elaborando informes insípidos, asistiendo a reuniones infructuosas, dejándose llevar por la maquinaria demoledora de la burocracia.

Tiene ese lenguaje hasta su propia cadencia, que suena falsa y lejana, como mensaje calculado, para mantener quizás un puesto, un cargo, un teléfono celular, un carro o un simple buró, a veces carcomido por comejenes; o para no buscarse problemas.

Mientras más pequeño el cerebro del burócrata más rápido se adaptará y creará las defensas que le permitan sobrevivir en un medio de simulaciones. Adquirirá así el lenguaje propio del ambiente, efectivo no solo para salir de atolladeros con los subordinados, sino con los superiores.

Un lenguaje ideal que le servirá para salir airoso sin jamás hacer nada, porque siempre está haciendo un informe, se está reuniendo o está chequeando, aunque lo que precise su empresa o el país es que trabaje, que dialogue, que impulse o que baje a la base para empaparse con los problemas. 

Y así estas formas verbales compuestas mandan en el mundo de la burocracia, desde donde sin hacer y saber, a veces se toman decisiones importantes que nos involucran a todos. 

El lenguaje de la burocracia es objetivo, existe fuera y independientemente de nuestra conciencia. Nos inunda, nos corroe, nos amarga, nos frustra, nos congela, nos decepciona y está de más en la Cuba del futuro.

Pero si malo es que exista, peor es que lo aceptemos, que nos convirtamos en sus cómplices y dejemos que tanta gente siga diciendo que hace, mintiendo y simulando, mientras otros trabajan y construyen.

Fuentes:



http://www.radiococo.icrt.cu/noticias/sociedad/el-lenguaje-burocratico-de-la-inaccion/

https://santiagoarde.wordpress.com/2016/10/29/el-lenguaje-burocratico-de-la-inaccion/



Cuba: el discreto encanto de la burocracia

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Escrito por Raúl Antonio Capote



En la Cuba de hoy estamos ante un dilema, porque cuando esa enfermedad, pasa al cuerpo del estado socialista, sus efectos pueden ser fatales, los síntomas se extienden con rapidez y lo frenan todo.
Cualquiera puede ser un perfecto burócrata. No es hereditario, pero si, altamente contagioso.

Nuestro dilema hoy es socialismo contra burocracia, es la lucha entre quienes quieren lealmente actualizar el socialismo y  ciertas mentes enquistadas en sus miedos. No creo, como muchos afirman, que la burocracia es un mal común a los proyectos socialistas, la burocracia es un mal común del capitalismo que la necesita para conservar el poder, esta es su principal herramienta contra las revoluciones, contra los cambios. La establecida y fuerte burocracia estadounidense, por ejemplo, es garantía del poder, del establishment
Si usted busca en el diccionario un sinónimo de burocracia encontrará burguesía como uno de ellos. El Capitalismo es sinónimo de burocracia, porque  es control absoluto, mediante ella establecen los mecanismos que le permiten al sistema levantar complejos vericuetos, muros, establecimientos estancos, eficientes cercados que protegen a los ricos de las fuerzas que pueden aniquilarlos o simplemente perjudicar o menguar su gobierno y riqueza.
El socialismo este europeo, que tan poco conservó de su esencia original, se enquistó sin remedio alejado del pueblo y la cultura socialista, enemiga y contradictoria con el inmovilismo, porque necesita del cambio, de la evolución constante, perdió espacio, atada por el miedo de las castas burocráticas a perder el dominio. 
La Revolución Cubana sobrevivió a las duras pruebas de la derrota del socialismo en Europa del Este, sobrevivimos a la caída que Fidel definió acertadamente como desmerengamiento, sobre todo por la autenticidad del origen de la Revolución  y su herencia, por estar enraizada en el pueblo, pero sobre todo, por su capacidad renovadora, características que le acompañaron desde siempre. 
Si usted compara la Cuba revolucionaria de 1959, con la de 1961, con la de 1968, con la de 1978, con la de los 80tas, con la de los 90tas, con la de hoy, descubrirá  diferencias sustanciales, nunca alejadas de su esencia principal, pero sin dudas se aprecia un revolucionar constante.  Por eso no hablamos en Cuba como se decía en Europa de Este, del “Gobierno Socialista”, del “Estado Socialista” nosotros decimos Revolución Cubana y con eso lo decimos todo.
En el pasado 6to Congreso del Partido Comunista de Cuba  (PCC), celebrado en abril y centrado en la actualización del modelo económico cubano, se reconoció como principal obstáculo para las transformaciones “la mentalidad que, como barrera psicológica, está atada a dogmas y criterios obsoletos” Los lineamientos aprobados trazan la estrategia a seguir, la táctica necesaria para el nuevo combate por salvaguardar nuestras conquistas.
A comienzos del 2012 se celebrará la  Conferencia Nacional del PCC, en su documento base se señala, “en el estilo de trabajo de algunos cuadros se manifiesta falta de responsabilidad y proyección, lentitud en la búsqueda de soluciones a los disímiles problemas, poca creatividad y métodos burocráticos de dirección” Nuestro Presidente Raúl Castro Ruz, ha declarado una verdadera cruzada contra esa mentalidad anquilosada, extremadamente peligrosa, porque esa mentalidad puede significar  la muerte del socialismo, el fin de la Revolución, ya lo advertía él mismo en una de las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, si nos equivocamos ahora, sino rectificamos, sino cambiamos, no habrá segunda oportunidad. 
Esta Revolución perecerá porque no se imagine nadie que el enemigo “perdonará” nuestra heroica resistencia de años a su dominio, los errores de este tipo se pagan con sangre. El fin de la Revolución significará el fin de la nación, de nuestra independencia, sería el fin del alma patria por la que tanto se ha luchado, por la que se han sacrificado generaciones y generaciones de cubanos. 
Sepultarían nuestra historia con montañas de lodo, intentarían borrar hasta el recuerdo  de lo acontecido estos años y llevará entonces siglos poder levantarnos de nuevo como nación soberana.
La actitud burocrático-inmovilita, la actitud negligente, los fenómenos de corrupción, de inmadurez política, el olvido de que el socialismo se construye sobre todo con la conciencia de los hombres, que como decía el Ché, es la suma de tecnología + conciencia, son actitudes suicidas, que abren las puertas a la derrota.
No puede haber Revolución que no sea revolucionaria, eso es un contrasentido, el freno, la resistencia, el incumplimiento de las leyes, de los acuerdos, de las resoluciones que emanan del gobierno soberano del pueblo ¿Cómo pueden ser consideradas?
Esa resistencia a todo tipo de cambio que muestran sectores de la burocracia intermedia,  distorsiona seriamente la aplicación de leyes y resoluciones y hacen un daño incalculable. Es mucho lo que se ha hecho, cabe destacar la ampliación del trabajo por cuenta propia y la supresión de numerosas trabas, de absurdas prohibiciones, la apertura de créditos, la ley que permite la compraventa de vehículos, los procesos de descentralización. Pero cuanto trabajo cuesta su aplicación, cuando, todavía hay quien no entiende la importancia de los cambios.
Este proceso de actualización del modelo, Cuba lo está haciendo en medio de serias amenazas y dificultades, la agresividad del Gobierno de los Estados Unidos sigue presente y se incrementa el cerco  económico a la isla, el apoyo y financiamiento a la contrarrevolución ha ido en aumento. La construcción y búsqueda de incidentes que puedan justificar una agresión militar, es un objetivo declarado abiertamente por la contrarrevolución interna y la basada en el exterior y forma parte de los planes del gobierno norteamericano. 
Todo esto en medio de una cada vez más acentuada crisis económica mundial que nadie puede prever hasta donde llegará y de la cual Cuba no escapa, porque aunque ciertas personas desconectadas de la realidad crean los contrario, Cuba está ubicada en el planeta tierra y forma parte de la aldea global donde prima y rige el capitalismo en crisis.
Todos llevamos un burócrata por dentro, incluso hay quien lleva dos y hasta tres. Hay otros que lo exhiben sin miedo, esos que sacaron a su yo burocrático del closet y se sienten orgullosos de su poder.

En la Cuba de hoy estamos ante un dilema, porque cuando esa enfermedad, pasa al cuerpo del estado socialista, sus efectos pueden ser fatales, los síntomas se extienden con rapidez y lo frenan todo, inmovilizan, detienen, ralentizan. La burocracia es enemiga de cualquier cambio porque este significa una mengua de sus pequeñas, medianas o grandes cuotas de poder
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Fuentes:





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