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viernes, 21 de octubre de 2016

Editorial de la UPEC-Cubaperiodistas: La “Operación Verdad” no ha terminado [2 artículos]

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Vista de la intervención de Fidel en la conferencia de prensa durante la Operación Verdad, en el salón Copa Room, del Hotel Habana Riviera, en enero de 1959.

En estos días se vuelve a poner en evidencia que la mentira es el arma con la cual los poderes establecidos se esfuerzan en desacreditar los procesos revolucionarios.
Como no se puede ignorar la ausencia de víctimas humanas y la presencia de la más alta dirección del gobierno cubano en la zona donde impactó el Huracán Matthew, se intenta distraer la atención internacional con calumnias y tonterías, que no resisten un análisis serio de la actuación de las autoridades en la zona de desastre y el papel de los medios públicos en esos momentos.
La Revolución tiene una larga experiencia en el enfrentamiento de estas campañas tóxicas. En las primeras semanas de la Revolución triunfante, Cuba libró una de sus grandes batallas contra la desinformación y la manipulación. No era la primera de sus contiendas en el ámbito comunicacional. En la Sierra Maestra, exactamente dos años antes, el Comandante en Jefe Fidel Castro había concedido una entrevista al periodista de The New York Times, Herbert Lionel Matthews, para destruir la ficción, potencialmente desmovilizadora, de que el líder del Ejército Rebelde había muerto.
Inmediatamente después de que la Revolución derrocara a la dictadura y mucho antes de que proclamase el socialismo y promulgase incluso la Reforma Agraria, las transnacionales de prensa y medios derechistas del hemisferio y del mundo alentados por Estados Unidos, lanzaron un diluvio de calumnias y distorsiones contra ella. Como respuesta Fidel convocó a la “Operación Verdad” en La Habana el 21 y 22 de enero de 1959. Acudieron a su llamado 380 periodistas de Estados Unidos, América Latina y el Caribe.
Entre los organizadores de “Operación Verdad” el argentino Jorge Ricardo Masetti. Amigo y discípulo revolucionario de Ernesto Che Guevara, Masetti había subido a la Sierra Maestra. Él se encargó de crear la agencia Prensa Latina, de la cual dijo: “Nosotros somos objetivos pero no imparciales. Consideramos que es una cobardía ser imparcial, porque no ser puede ser imparcial entre el bien y el mal”.
Como había ocurrido durante la guerra contra la dictadura batistiana, la dirección de la Revolución ha acompañado cada batalla política y militar, además de las económicas y sociales, con una cruzada para dar a conocer los asuntos de interés nacional que no aparecían o se desnaturalizaban en las versiones uniformadas del conjunto mediático internacional. La prensa cubana es hija, por tanto, de una concepción del periodismo en clave ética, que se ha mantenido fiel a las mayorías que representa y que ha demostrado en más de medio siglo que, efectivamente, no hay una contradicción insalvable entre la búsqueda de la verdad y la objetividad, y el carácter revolucionario de los medios y los periodistas.
Eso no significa que se hayan resuelto problemas acumulados en el sector y otros que acompañan la aparición de todo tipo de contenidos y plataformas digitales, que están transformando la comunicación en la sociedad contemporánea. Tanto el Partido como los profesionales de la comunicación coinciden en que se necesitan cambios para mejorar las funciones de la prensa y acompañar las transformaciones que encara el socialismo en Cuba. La voluntad expresa del Partido es facilitarlos y que nada desvíe a la prensa y a sus periodistas de la búsqueda de un ejercicio profesional más integral, orientador y analítico, que sea capaz de promover la reflexión y la participación de los ciudadanos.
La Revolución, lejos de debilitarse, se fortalece con el trabajo de los periodistas, que la población se haya movilizado con tanta confianza y disciplina es prueba fehaciente de la credibilidad de las instituciones del país y, por supuesto, de su sistema de medios públicos. Este ha demostrado las enormes reservas del sector para el ejercicio de un periodismo veraz, cohesionado, sensible a los problemas de los cubanos y objetivo, a la manera en que lo valoraban Masetti y las legiones de periodistas revolucionarios con que contamos.
El pueblo cubano confía en sus medios y periodistas, tanto como desprecia a los que aprovechan cada noticia para hacerse eco de la calumnia y la provocación. Las grandes transnacionales y sus aliados, que por instinto reaccionaron contra el gobierno revolucionario en 1959 apenas llegó al poder, son viejos conocidos. En la actualidad se constituyen como actores políticos con fuertes intereses económicos, y en países como Argentina, Venezuela, Brasil, Bolivia y Ecuador han pasado de ser los portavoces de la oposición a consolidarse ellos mismos como actores políticos golpistas. Acción política que se ejerce bajo el antifaz de una supuesta objetividad “apolítica”.
En Cuba, no habrá espacio ni para medios privados financiados desde el exterior, ni para desacreditar a la prensa de la Revolución, ni a sus instituciones. Los periodistas revolucionarios son y seguirán siendo actores clave para mejorarnos como sociedad y para la movilización de la ciudadanía, como se demostró durante el paso de Matthew donde lo fundamental era evitar pérdidas de vidas humanas y que el país pudiera pasar de modo contundente a la recuperación de las zonas afectadas.
La Revolución tiene todo el derecho de enfrentarse a la mentira, que es el antídoto con el que se han forjado la unidad nacional, la conciencia política del cubano, nuestro sentido del mundo y vocación socialista, nuestra capacidad de pensar de forma independiente y separar lo auténtico de lo falso, y nuestra confianza en el liderazgo revolucionario. Que nadie lo dude: la “Operación Verdad” comenzó en 1959, pero aún no ha terminado.
Fuentes:

La Operación Verdad: La conferencia de prensa más grande del mundo


Desde los primeros días del triunfo de la Revolución, el pueblo cubano se vio obligado a enfrentar enconadas batallas contra las campañas de mentiras, difamación y calumnias organizadas.
Desde los primeros días del triunfo de la Revolución, el pueblo cubano se vio obligado a enfrentar enconadas batallas contra las campañas de mentiras, difamación y calumnias organizadas, en su gran mayoría, desde territorio norteamericano.
La primera de ellas —y tal vez una de las más violentas de esas campañas contra Cuba— se desató en las primeras semanas de enero de 1959 cuando el Gobierno Re­vo­lucionario tomó la decisión de organizar los tribunales revolucionarios para juzgar a los criminales que durante los siete años de dictadura habían torturado y asesinado a varios miles de cubanos.

CUBA CONVOCA A LA OPERACIÓN VERDAD
Dos grandes agencias norteamericanas de noticias —A­s­s­o­ciated Press y United Press—, junto a la Sociedad In­te­ra­me­ricana de Prensa (SIP) y varios congresistas estadounidenses, desataron la más infame e injusta de las campañas. Pre­ci­samente, quienes callaron ante los crímenes de la dictadura de Fulgencio Batista, se unieron a quienes apoyaron y armaron al ejército de la tiranía, para acusar a la Revolución Cubana por los juicios revolucionarios que comenzaban a celebrarse.
Ante esta situación, el Comandante en Jefe invitó a La Habana a todos los periodistas que quisieran conocer la realidad cubana, al tiempo que convocaba al pueblo cubano para desmentir las calumnias en la concentración más grande jamás vista hasta ese momento en el país. Este hecho ha pasado a la historia con el nombre de Operación Verdad.
El 21 de enero de 1959, más de un millón de cubanos se concentraron frente al Palacio Presidencial para demostrar su apoyo a la Revolución y su repudio a la campaña de prensa en contra de la aplicación de la justicia revolucionaria a los criminales de guerra. Ese acto contó con la presencia de 380 periodistas venidos de todo el continente americano para informar al mundo sobre la realidad de Cuba.
Ante el cuerpo diplomático y centenares de periodistas extranjeros, el Comandante en Jefe Fidel Castro, denunció la campaña enemiga contra Cuba, la cual calificó como “la más infame, más criminal y más injusta que se ha lanzado contra ningún pueblo” y resaltó el trato justo del Ejército Rebelde hacia los prisioneros del ejército enemigo devueltos a la Cruz Roja Internacional, y cómo cientos de heridos en combate habían sido atendidos por los médicos rebeldes.

EL JURADO DE UN MILLÓN DE CUBANOS HA VOTADO
En un momento de su intervención, Fidel expresó: “Ima­ginad, señores periodistas de todo el continente, señores representantes diplomáticos acreditados en Cuba, imaginad un inmenso jurado, imaginad un jurado de un millón de hombres y mujeres de todas las clases sociales, de todas las creencias religiosas, de todas las ideas políticas. Yo le voy hacer una pregunta a ese jurado; yo le voy hacer una pregunta al pueblo. Los que estén de acuerdo con la justicia que se está aplicando, los que estén de acuerdo con que los esbirros sean fusilados, que levanten la mano (la multitud levanta la mano unánimemente). Señores representantes del cuerpo diplomático, señores periodistas de todo el continente, el jurado de un millón de cubanos de todas las ideas y de todas las clases sociales, ha votado”.1

APROBADO RAÚL COMO SEGUNDO JEFE DEL M-26-7
Pese a conocer la creciente preocupación del pueblo por su seguridad ante la posibilidad de que él pudiese ser víctima de una agresión, Fidel reafirmó su voluntad de seguir desafiando tranquilamente todos los peligros.
No obstante, para prevenir las consecuencias de cualquier atentado fatal contra su vida, planteó que le iba a proponer a la Dirección del Movimiento 26 de Julio que designara al compañero Raúl Castro como segundo jefe del Movimiento. No porque fuera su hermano —alegó Fidel—, sino porque lo consideraba con cualidades suficientes para sustituirlo en el caso de que él mañana muriera en la lucha. También expuso las virtudes del entonces
Comandante Raúl Castro y manifestó que él no solo pensaba en el presente, sino también en el futuro de la Patria.

Para no decidir unilateralmente la propuesta de que Raúl pudiera sustituirlo, el líder revolucionario consultó al pueblo si estaba de acuerdo o no. Con aclamaciones y gritos, el pueblo le respondió: Sí.
YO ME SOMETO AL EXAMEN Y AL INTERROGATORIO
Al día siguiente —el 22 de enero de 1959—, en el salón Copa Room del hotel Havana Riviera, reunido con los periodistas convocados al acto de la Operación Verdad, Fidel destacó que en menos de 72 horas “se ha reunido la conferencia de prensa más grande del mundo. Y se hizo a través de los periodistas cubanos, que también sufrieron siete años de abuso y censura constante, con perjuicio para la prensa y para ellos y que además el hombre que tiene una profesión no solo vive de ella, sino que siente por ella”. Fidel agregó: “Se llamó a los periodistas cubanos y se les dijo: inviten a sus compañeros de todo el continente, y eso fue lo que hicieron. Así se convocó esta reunión de hoy, para que ustedes vean cómo son las cosas cuando se hacen correcta y honestamente, tienen éxito y en menos de 72 horas vinieron los periodistas. Muchos gobiernos nos prestaron aviones, lo que les agradecemos mucho, pero los aviones no eran para bombardear, se emplearon para traer a los periodistas. Considero que con esta introducción es suficiente así que vamos a discutir los problemas. Yo me someto al examen y al interrogatorio de la opinión pública de América a través de ustedes.2
Durante la extensa conferencia, un periodista mexicano le preguntó a Fidel cómo se defendería Cuba en caso de que la campaña iniciada contra el país desembocase en un bloqueo económico. Fidel respondió: “Nosotros no creemos que ese bloqueo vaya a ocurrir, porque sería una política en contradicción total con los intereses de los propios Estados Unidos que serían los que tendrían que iniciar ese bloqueo… Además, en cuanto a la forma de hacerle frente a cualquier medida de tipo económico, cualquier bloqueo de tipo económico, creo que no hay más que una forma y es, la disposición de sacrificio que tiene nuestro pueblo. Si esa circunstancia se presentara, ya verá usted cómo la afrontamos, porque el pueblo está decidido a afrontarla, y eso es lo importante.3
Sus respuestas a las preguntas de los periodistas fueron diáfanas y concretas. Entre ellas, el Comandante en Jefe expresó su profundo sentir por los intereses de la Patria y de nuestra América, la Patria Grande.


1 Fidel Castro Ruz. Discurso pronunciado en el Palacio Presidencial el 21 de enero de 1959, Centro de Documentación del CC PCC, No. 041, p. 4. 

2 Fidel Castro Ruz: Conferencia de Prensa, 22 de enero de 1959. Centro de Documentación CC PCC, No. 042, pp. 4-5.

3 Ibídem, pp. 10-11.

Fuentes:

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