Cuba: Los grandes y sus críticos / Por Marco Velázquez Cristo / PostCuba
Para exigir, criticar y proponer en mi opinión primero hay que preguntarse, ¿qué se ha hecho, se hace y se tiene pensado hacer para contribuir a alcanzar el ideal de país que todos los revolucionarios cubanos deseamos tener?
Y es necesario hacerse esa pregunta porque a los que se pretende enjuiciar criticando las decisiones que en determinado momento histórico tomaron, han hecho por Cuba infinitamente mucho más que cualquiera de sus críticos, la obra de la revolución cubana es ante todo la de un pueblo, dirigido por hombres, no por dioses, que cometieron errores guiados por el noble empeño de construir una sociedad lo más justa posible.
Los que asumieron la dirección del país en 1959 en situación extremadamente compleja eran jóvenes, sin ninguna experiencia de dirección, Fidel no había cumplido aún 33 años, Raúl los 28, el Che los 31, Almeida los 32, Camilo los 27, Armando Hart los 29, Ramiro Valdés los 27, Celia Sánchez los 39, Vilma Espín los 29, Melba Hernández los 38, Hayde Santamaría los 36, Guillermo García los 31, Osvaldo Dorticós sus 39.
Promedio de edad de los principales dirigentes de la revolución en enero del 59, 33 años.
Su hazaña de dirigir la revolución y mantenerla junto al pueblo frente al imperio yanqui merece respeto, tuvieron que madurar y desarrollarse como cuadros de direccion en medio de circunstancias verdaderamente hostiles, hubieron de concebir la estrategia económica para el desarrollo del país, enfrentados casi desde el mismo comienzo al bloqueo norteamericano. Hoy estrategas de plumas fáciles, generales sin batallas pretenden dar lecciones, pobres jactanciosos. Dichosa Cuba de que solo puedan cocinarse en su propia salsa.
No significa que no se vean los errores, ni se niegue el derecho a opinar, de lo que se trata es de ser justos y objetivos, dejar las vanidad a un lado y pensar en colectivo, no con sectarismo, porque muchos de los que hoy invocan la voluntad de unidad de Fidel en los inicios de la revolución que luego proyectó hacia el exterior con su vocación inclusiva puesta de manifiesto en sus múltiples esfuerzos para lograr aglutinar las fuerzas progresistas en busca de un objetivo supremo, el enfrentamiento al imperialismo y a su propuesta neoliberal, son por acción y pensamiento sectarios.
La discusión franca, transparente, asumiendo cada cual con honestidad la posición política y la idea que defiende, bienvenida sea, pero el doblez, y el disfraz para esconder pensamientos ajenos al socialismo es inaceptable, como también lo es, permitir la intromisión directa o indirecta en las discusiones y debates a fuerzas externas, porque cuando se acude a ellas para consensuar ideas y proyectos para desde una óptica enemiga buscar solución a los problemas de Cuba, se pierde legitimidad y se traiciona a la patria, en ella existe suficiente talento, experiencia, correcta apreciación de la realidad y un amplio camino recorrido en revolución para saber lo que tenemos que hacer para lograr sacar adelante el país, el resto sobra.
Las recetas son fáciles de dar, pero lo importante es que el medicamento indicado sea el adecuado para erradicar la dolencia que se pretende curar y no vaya a generar una reacción adversa que la agrave, algo que no toman en cuenta muchos multitítulos que se consideran los únicos capaces de entender las causas de nuestras dificultades, algunos de los cuales para intentar reforzar la influencia de sus ideas o de las ajenas que divulgan y con las cuales evidentemente comulgan, publican sus historias de vida, llevándonos hacernos la pregunta, ¿para qué?, ¿engreimientos infantiles?, ¿intentos de campañas políticas solapadas?, quién sabe.
Sus posiciones son tan paradójicas que hacen que prácticamente no se les tome en serio, dicen ser socialistas, fidelistas y patriotas, sin embargo, consideran debe evaluarse como válida cualquier propuesta sin importar la dirección o la posición que esta indique.
Una cosa es que cada cual diga con respeto lo que entiende sobre un determinado tema y otra es validar propuestas que se apartan de la política trazada en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución o caen en contradicción con la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista en cuya elaboración no fue ignorada la opinión popular.
Es absurdo decir que se defiende la revolución socialista y su gobierno, mientras se aceptan y divulgan propuestas que de revolucionarias no tienen ni el contenido, ni la intención, y se atacan las instituciones estatales o se demuestra ojeriza hacia ellas, aun cuando no se acepte se está actuando contra el estado socialista. Esa es la verdad.
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