El Neanderthal de la Casa Blanca / Por MSc. Mariano Álvarez Farfán, profesor de Historia / Universidad de Sancti Spíritus "José Martí Pérez" (Uniss)
Para muchos estudiosos del tema ya no se vive una época de cambios, sino un verdadero cambio de época, pero cualquiera que sea la definición que se emplee, es sabido que avanzamos a pasos acelerados por las sendas del siglo XXI.
Nunca antes se había alcanzado tanto desarrollo, pero nunca antes se había vivido con tanto peligro debido a la irracionalidad, las guerras, la ambición, el egoísmo extremo, los malos procederes, la indolencia y la poca voluntad para la búsqueda de soluciones por parte de los círculos del poder imperialista, que con su ceguera subjetiva ponen en riesgo no solo la propia especie humana, sino hasta la integridad física del planeta.
Ciertamente todo ello debía ser motivo para el asombro, pero ya son pocos los que se asombran, porque han consumido su materia gris tratando de explicar cómo es posible que en el siglo XXI un Neanderthal se halle instalado en la Casa Blanca. Ofrezco disculpas a los neandertales, que de haber sabido que uno de sus ejemplares llegaría a dirigir la más poderosa y arrogante potencia de las historia humana, estarían tan ofendidos que seguramente hubiesen renunciado a su existencia.
Los Neandertales califican como los más fornidos y musculosos representantes del género homo, pero su inadaptación y el poco grado de inteligencia los llevó a su desaparición. ¿Acaso no sucede así con los Estados Unidos y su Presidente? Solo entienden de amenazas y ofensas, de gruñidos y posicionamientos, rugidos y sonidos guturales que anuncian la política de fuerza.
No negamos que sean los más fornidos económica y militarmente, pero sí les falta la inteligencia necesaria para afrontar objetivamente la realidad de un mundo que no pueden borrar de un plumazo, y les falta también el valor para reconocer que están equivocados; entonces están más cerca de los Neandertales que de nosotros. Prueba irrefutable de la relación del Presidente con los simios la encontramos en su perenne amenaza a la democracia, la paz y el progreso social y en su odio visceral a Cuba.
Y es que el morador de la Casa Blanca no se da cuenta que por diversa que sea la fauna, no encontramos entre los homo, ninguno que al igual que él únicamente camine para atrás. Así ha sido su política hacia el mundo y en especial hacia Cuba. Sus amoríos con el ultraconservadurismo y la derechización, su apego enfermizo a la mafia miamense y organizaciones reaccionarias, y su deprecio a los ideales humanistas, lo sitúan en el escalón más bajo del raciocinio.
Pura ignorancia y nada más. Ser un empresario que se enriqueció con manejos sucios, no da derecho a querer poner el mundo a sus pies y mucho menos, intentar doblegar por la fuerza a un vecino pequeño, subdesarrollado y tercermundista, que tiene sobrado prestigio moral, intransigencia y combatividad para brillar con luz propia.
Enfatizo, pura ignorancia. Es ignorante quien no puede poner orden en casa, tiene vicios de gobierno, perdón, de desgobierno, y trata de imponer fuera lo que no es capaz de asegurar dentro de su propio país. Ante esta actitud, resultan proféticas las palabras del líder indiscutible de la Revolución, el Comandante en Jefe Fidel Castro cuando en la clausura del XII Congreso de la CTC, sentenciaba: “(…) Y lo más peligroso que puede haber en el campo social no es un ignorante, sino un ignorante que ignora su ignorancia”.
El andamiaje en el que se sustenta la política de Estados Unidos hacia Cuba califica como un acto de genocidio, una política absurda, obsoleta, ilegal y moralmente insostenible, que no ha cumplido, ni cumplirá, el propósito de doblegar la decisión patriótica del pueblo cubano de preservar su soberanía, independencia y derecho a la libre determinación. Eso nos confirma la incompetencia e ineptitud de un Presidente que la exacerba.
Su necedad e idiotez es tan pronunciada que solo percibe que recrudecer el bloqueo y cerrar puertas a Cuba genera carencias y sufrimientos a la población, limita y retarda el desarrollo del país, daña seriamente la economía del verde caimán del Caribe y obstaculiza el desarrollo económico y social; sin embargo, obtusamente no ve que en situación similar hemos vivido más de 50 años sin flaquear ni derramar una lágrima y que preferimos seguir así antes que inclinar nuestra frente. Su impericia es tal que tampoco aquilata que por dejarse aupar por los personeros anticubanos, daña a estadounidenses y cubanos por igual. ¡Menudo desacierto! Rebasa con creces el absurdo humano.
¿Cómo puede imaginar un fantoche de los círculos del poder que si once presidentes anteriores (Dwight David Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George Bush, Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama) no consiguieron poner de rodillas a Cuba, lo va a lograr el más incapaz, el analfabeto funcional en términos de política?
Sí, lo insisto, es cavernícola porque hay que serlo para confundir a Cuba con uno de los tantos países temblorosos que ante el mínimo ladrido, se postran genuflexos. Su equivocación es mayúscula y su visión política nula, mostrando una vez más que hasta siendo cretino se puede acceder a la Casa Blanca, si hay dinero de por medio. Vale aclarar: entre los presidentes norteamericanos hemos conocido todo tipo de heces: un bandido (Nixon), un cínico (Clinton), un pistolero (Reagan), un ignorante (Bush), un miope político (Bush hijo)…pero en esa laguna de oxidación, tendría que llegar el momento de llenado con alguien que lo fuera todo al mismo tiempo (bandido, cínico, pistolero, ignorante, miope, torpe y otras tantas mugres) y peor aún, cretino. Hay que estar muy perdido en previsión política para no darse cuenta de que lo que no dio resultado en más de 50 años de amenazas, asedio, agresiones y bloqueo, mucho menos dará resultado ahora. ¿Acaso los asesores del Presidente son tan ineptos como él? ¿Cómo es posible que a unos días de recibir el aplastante resultado de la votación contra el bloqueo en la ONU no se den cuenta que su política hostil contra Cuba no la acepta nadie? ¿Por qué nos temen tanto?
La historia enseña que el régimen de fuerza es siempre un régimen de impotencia y que cuando un pueblo es firme, valiente y decidido, nada ni nadie lo doblega. Jamás cejaremos en el empeño de hacer libre y próspera la patria. Nuestro pueblo no se pone de rodillas; de pie hemos resistido los vientos huracanados de todos los enemigos a lo largo de la historia, y de pie nos mantendremos por los siglos de los siglos. Ante la nueva oleada de agresiones demostraremos una vez más que la búsqueda de alternativas, la firmeza y la unidad son los pilares para que la nave de la Revolución siga arribando a puerto seguro.
Nuestro José Martí escribió en “Patria” el 1º de abril de 1893 lo que solo un obtuso, tozudo, obcecado, cervigudo y disparatado puede olvidar: “Pero en nosotros hay una masa pública, que conoce y adora la libertad, que la habla y escribe, que la razona y la acomoda a lo verdadero, que la defenderá con las uñas y con los dientes; ¡Allí estaremos todos, defendiéndola! ¡No hay placer como el de defenderla!: el cubano, antes que la libertad, se arranca la vida.”
No me disculpo por el lenguaje lacerante, porque quien quiere destruir a mi pueblo, no tiene ni tendrá nunca perdón.
Fuente: Intranet UNISS
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