Blog_CubaSigueLaMarcha

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viernes, 31 de agosto de 2018

La contrarrevolución (anti)cubana en México



La contrarrevolución (anti)cubana en México. Por Angel Guerra Cabrera
El bloqueo de Estados Unidos a Cuba ha ocasionado hasta este año daños superiores a 134 499 millones de dólares a precios corrientes. Si se considera la depreciación del dólar frente al oro, la cifra asciende a casi un millón de millones de dólares; para ser exacto, 933 mil 399 millones.
Lo expresa el informe de La Habana a la ONU cuando se aproxima la votación sobre la medida de fuerza, condenada en los últimos años solo con el voto en contra de Estados Unidos e Israel. Al ver estas cifras, me pregunto si podrán, fríamente, ayudar al lector a hacerse una idea real de las graves carencias que el castigo inflige al pueblo cubano hace más de cinco décadas.
Esta reflexión inicial da una medida del gran interés estratégico de Estados Unidos por destruir a la Revolución Cubana. No obstante, habría que añadir los sistemáticos y multimillonarios planes de Washington para estimular el cambio de régimen en Cuba. Entre ellos, los que lleva a cabo con apoyo de organizaciones de países,  y fuerzas aliadas.
Es el caso de la persistente actividad anticubana en México de la Fundación Konrad Adenauer(KAS por sus siglas en alemán), en colaboración con la Organización Demócrata Cristiana de América Latina(ODCA), el Partido Acción Nacional(PAN), que ha ocupado varias veces la presidencia de la ODCA, y el Consejo Mexicano de Asuntos Exteriores(Comexi), dirigido por el ultraneoliberal Luis Rubio, miembro nada menos que de la Comisión Trilateral, uno de cuyos integrantes más prominentes es el criminal de guerra Henry Kissinger. La KAS, la ODCA y COMEXI mantienen estrechos vínculos con la National Endowment for Democray(NED por sus siglas en inglés), organización fachada de la USAID y la CIA de la que COMEXI recibe financiamiento. Concretamente, en 2016 la NED le entregó 120 mil dólares para el programa Voces de Cuba, dirigido, según aparecía en la página web de la NED, a promover “un programa de entrenamiento e intercambio entre jóvenes líderes cubanos y la sociedad civil cubana”.
Ninguno de los millones de jóvenes cubanos que exclaman Yo soy Fidel estuvo entre los líderes que desfilaron por México. Quienes vinieron, pude apreciar en FLACSO en un foro cerrado a los medios, son personas ignorantes en su mayoría, resentidas y unos perfectos desconocidos en Cuba.
Los programas que la NED despliega contra Cuba en México están a cargo de Enrique Bravo Escobar, ex diplomático mexicano  graduado de la Universidad de Geogetown. México es la sede principal de las reuniones de entrenamiento e intento de coordinación y unidad de las minúsculas fuerzas que forman la contrarrevolución en Cuba, Miami y otros puntos. Eso sí, bien dotados sus miembros de billetes verdes.
La KAS también ha reproducido en México previamente a las elecciones del 1 de julio programas antes desarrollados en Venezuela para contener la fuerza electoral del chavismo, en un intento, obviamente fracasado, de frenar el ascenso de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador.
La KAS organiza todos los años la conferencia Caminos hacia una Cuba democrática, cuya tercera edición, a la vez que la reunión de la Mesa de la Unidad de Acción Democrática -MUAD-(nombre inspirado en la agonizante MUD de la oposición venezolana) se celebró en el hotel Blue Bay Grand Esmeralda de Cancún, Quintana Roo. Luego vino la cuarta, con igual composición y propósitos que la tercera, celebrada casi clandestinamente de nuevo en Cancún, sin que trascendiera en los medios, salvo la denuncia realizada en este espacio, que exigió al articulista pedir ayuda a amigos para poder confirmar la información de que se reunirían en un balneario mexicano más o menos por estas fechas del año pasado.
Dos días después de la publicación pudimos reconfirmar oficialmente la celebración del cónclave en México por una declaración desde Santiago de Chile, de Juan Carlos Latorre, presidente de la ODCA, de lo que dio también cuenta ese día en un trino Marco Adame, coordinador de Relaciones Internacionales del PAN y diputado electo el 1 de julio por esa formación. Pues bien, me acabo de enterar, que del 3 al 10 de agosto se reúnen de nuevo los contrarrevolucionarios en Cancún en el mayor sigilo.
La contrarrevolución ha tenido la desfachatez de invitar a México al asesino del Che, donde hablaría ¡en el natalicio de Martí!, intento frustrado por la denuncia que entonces hizo este diario. Después del retroceso que sufrieron las relaciones mexicano-cubanas en la etapa final de Zedillo, agravadas por el “comes y te vas” de Fox y Castañeda hubo cierta mejoría ulterior, pero fue la actual administración la que avanzó hacia una recomposición de los lazos tradicionales sobre la base de la amistad y el respeto mutuo. Sin embargo, también hemos visto incrementarse notablemente en México la actividad cuasi clandestina de la contrarrevolución (anticubana). ¿Hasta cuándo?
http://www.cubadebate.cu/opinion/2018/08/30/la-contrarrevolucion-anticubana-en-mexico/#.W4lfafmF7IU
http://cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/81834-la-contrarrevolucion-anticubana-en-mexico




El caso KAS y los intentos de “cambio de régimen” en Cuba operando desde México
 En el supuesto de que planes, dinero, bloqueo y agentes imperiales lograran derribar a la Revolución cubana, no habría medio corporativo capaz de un análisis serio, que indicara que fuera de la Isla se han gestado infinidad de programas subversivos con un ejército subrepticio de ejecutores, y serían maximizados lo que hoy vemos como matrices mediáticas de guerra sucia y psicológica con expresión en la “dictadura” isleña, la incapacidad del socialismo para la democracias y todas las supercherías con que a diario es bombardeado todo tipo de público. En síntesis, como tantas veces se vio, la víctima sería la victimaria.
No hay día que no se conozca del cerco y el despliegue. El caso de la Fundación Konrad Adenauer (KAS por sus siglas en alemán) con su labor injerencista y subversiva, absolutamente silenciada por los medios corporativos, apunta a ese ejercicio de guerra sucia e hipocresía que trabaja y emplea sumas considerables de dinero para el cambio de régimen en Cuba, algo que durante décadas ha anhelado desde las más altas esferas del gobierno de Estados Unidos con sus ramificaciones perversas y corruptas, que usan países y todos los medios a su alcance.
Así lo confirma la persistente actividad anticubana en México de la KAS, en colaboración con la Organización Demócrata Cristiana de América Latina (ODCA), el Partido Acción Nacional (PAN), que ha ocupado varias veces la presidencia de la ODCA, y el Consejo Mexicano de Asuntos Exteriores (Comexi), dirigido por el ultraneoliberal Luis Rubio, miembro nada menos que de la Comisión Trilateral, uno de cuyos integrantes más prominentes es el criminal de guerra Henry Kissinger.
La KAS, la ODCA y COMEXI mantienen estrechos vínculos con la National Endowment for Democray (NED por sus siglas en inglés), organización fachada de la USAID y la CIA de la que COMEXI recibe financiamiento. Concretamente, en 2016 la NED le entregó 120 mil dólares para el programa Voces de Cuba, dirigido, según aparecía en la página web de la NED, a promover “un programa de entrenamiento e intercambio entre jóvenes líderes cubanos y la sociedad civil cubana”. Ninguno de los millones de jóvenes cubanos que exclaman Yo soy Fidel estuvo entre los líderes que desfilaron por México. Quienes fueron a ese país, se vio en FLACSO en un foro cerrado a los medios, son personas ignorantes en su mayoría, resentidas y unos perfectos desconocidos en Cuba, destacó el periodista Ángel Guerra. [1]
Los programas que la NED despliega contra Cuba en México están a cargo de Enrique Bravo Escobar, ex diplomático mexicano  graduado de la Universidad de Geogetown. México es la sede principal de las reuniones de entrenamiento e intento de coordinación y unidad de las minúsculas fuerzas que forman la contrarrevolución en Cuba, Miami y otros puntos. Eso sí, bien dotados sus miembros de billetes verdes. La KAS también ha reproducido en México previamente a las elecciones del 1 de julio programas antes desarrollados en Venezuela para contener la fuerza electoral del chavismo, en un intento, obviamente fracasado, de frenar el ascenso de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador.
La KAS organiza todos los años la conferencia Caminos hacia una Cuba democrática, cuya tercera edición, a la vez que la reunión de la Mesa de la Unidad de Acción Democrática -MUAD-(nombre inspirado en la agonizante MUD de la oposición venezolana) se celebró en el hotel Blue Bay Grand Esmeralda de Cancún, Quintana Roo. Luego vino la cuarta, con igual composición y propósitos que la tercera, celebrada casi clandestinamente de nuevo en Cancún, sin que trascendiera en los medios. Dos días después de la publicación pudimos reconfirmar oficialmente la celebración del cónclave en México por una declaración desde Santiago de Chile, de Juan Carlos Latorre, presidente de la ODCA, de lo que dio también cuenta ese día en un trino Marco Adame, coordinador de Relaciones Internacionales del PAN y diputado electo el 1 de julio por esa formación.
La contrarrevolución ha tenido la desfachatez de invitar a México al asesino del Che, donde hablaría ¡en el natalicio de Martí!, intento frustrado por la denuncia que entonces hizo La Jornada.  Después del retroceso que sufrieron las relaciones mexicano-cubanas en la etapa final de Zedillo, agravadas por el “comes y te vas” de Fox y Castañeda hubo cierta mejoría ulterior, pero fue la actual administración la que avanzó hacia una recomposición de los lazos tradicionales sobre la base de la amistad y el respeto mutuo. Sin embargo, también hemos visto incrementarse notablemente en México la actividad cuasi clandestina de la contrarrevolución (anticubana).
Por otra parte, está documentado, repitiendo la denuncia ignorada por los medios, que KAS prepara en México, para la primera quincena de setiembre, un nuevo evento anual de los ya usuales denominado “Caminos para una Cuba democrática” –con el permanente apoyo de los partidos Partido Acción Nacional (PAN) y Partido Revolucionario Institucional (PRI), así como de ONGs financiadas por el gobierno USA tales como la NED, la USAID y sus subsidiarias como las fundaciones la Organización Demócrata Cristiana en América (ODCA), Rafael Preciado Hernández, Impulsa Tu Desarrollo, Indesol, Cemefi, Cenpros, entre otras– con el propósito de apuntalar al proyecto “Propuesta 2020” de Cuesta Morúa.
Los vínculos permanentes de varios líderes del PAN y el PRI con el contrarrevolucionario Manuel Cuesta Morúa son de vieja data y han sido denunciados. Estos dirigentes del PAN y el PRI se han comprometido con apoyar las actividades subversivas de la contrarrevolución interna dentro de Cuba, en un abierto desconocimiento del respeto a la soberanía del que siempre ha hecho gala México. De la misma forma se crearon los entendimientos para asesoramiento, apoyo logístico y apoyo mediático a la autodenominada “disidencia opositora” cubana.
“Para nadie, pues, resulta hoy ajeno que en México se ha ido desarrollando un proceso de conformación de una base de operaciones para la guerra mediática anticubana, contando con el apoyo de sectores dentro de congreso de esa nación y la complacencia de las autoridades de ese país que permiten la tenebrosa actividad de varias organizaciones como ODCA, KAS, NED, CIPE, IRI y otras, confabuladas en preparar y apoyar a grupos subversivos anticubanos, en abierta violación del principio de la no injerencia en los asuntos internos de otras naciones y en el respeto a la soberanía de las mismas.” ha explicado el analista Percy Francisco Alvarado Godoy. [2]
El discurso contrarrevolucionario de la Mesa de Unidad de Acción Democrática (MUAD) cuyo liderzuelo es Manuel Cuesta Morúa, pretende imponer a los cubanos cambios constitucionales que representarían un desmantelamiento del socialismo en la Isla. Con poca influencia y debilitada por las contradicciones internas de la contrarrevolución que llevaron al abandono de la misma por parte de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), la OCDH, la FNCA y el Frente Antitotalitario Unido (FANTU). Cuesta Morúa ha sido acusado de excesivo protagonismo, mal uso del financiamiento y de tratar de crear cotos de poder a favor suyo y de otros mercenarios como como Siro del Castillo, Boris González Arena, Wilfredo Vallin Almeida, Roberto Díaz Vázquez, María Elena Mir Marrero, entre otros.
Al evento, en el que participarán cerca de 30 “invitados” de la KAS –fundamentalmente asentados en el exterior ya que sobre algunos mercenarios radicados en Cuba pesan prohibiciones de salida del país– entre los que podrían estar presente algunos mercenarios a los cuales Cuesta Morúa facilitó la salida definitiva del país, como genuino traficante de personas, tales como Lisbety Darias González, Juan Carmelo Bermúdez Rosabal, Lilianne Ruiz Andarcio, Yasnay Losada, Sandra Margarita Borges, Edwin Rosabal, Rosa Rosabal, Ana Niurka Jiménez, Nelson Álvarez Matute, José Acosta y Yurelxis Gonzalez.
Luego del fracaso de su proyecto “Otro 18” para presentar a contrarrevolucionarios como candidatos en las elecciones generales de 2018, Cuesta Morúa trata de buscar apoyo por medio de la KAS a su “Propuesta 2020”, remedo de constitución alternativa que no cuenta más que con el apoyo de sus cuatro gatos a su alrededor. Cuba, por supuesto, no permitirá que estos mercenarios, salvo alguna excepción, participen en este nuevo circo anticubano fraguado por la derecha mexicana, la contrarrevolución externa e interna y Estados Unidos.
Otro fracaso anunciado, pero así buscan el dinero que financia el supuesto derribo de la Revolución Cubana, todo un símbolo cada vez más renovándose y fortaleciéndose.
Notas y fuentes
[1] https://www.telesurtv.net/bloggers/La-contrarrevolucion-anticubana-en-Mexico-20180830-0002.html
[2] https://percy-francisco.blogspot.com/2018/08/la-kas-mexico-y-su-vano-intento-de.html

https://islamiacu.blogspot.com/2018/08/el-caso-kas-y-los-intentos-de-cambio-de-regimen-cuba.html




La KAS México y su vano intento de seguir dirigiendo la guerra ideológica anticubana
Según fuentes responsables, la Fundación Konrad-Adenauer-Stiftung e.V. (KAS) prepara en México, para la primera quincena de setiembre, un nuevo evento anual de los ya usuales denominado “Caminos para una Cuba democrática” –con el permanente apoyo de los partidos Partido Acción Nacional (PAN) y Partido Revolucionario Institucional (PRI), así como de ONGs financiadas por el gobierno USA tales como la NED, la USAID y sus subsidiarias como las fundaciones la Organización Demócrata Cristiana en América (ODCA), Rafael Preciado Hernández, Impulsa Tu Desarrollo, Indesol, Cemefi, Cenpros, entre otras– con el propósito de apuntalar al proyecto “Propuesta 2020” de Cuesta Morúa. El primero de estos eventos se realizó en diciembre de 2014 y el cual abrió las puertas a la creación de la MUAD; luego lo repetirían en los años siguientes de manera anual hasta llegar a este próximo que sería el quinto de ellos.
Los vínculos permanentes de varios líderes del PAN y el PRI con el contrarrevolucionario Manuel Cuesta Morúa son de vieja data y fueron ya denunciados por mí en un artículo anterior. Estos dirigentes del PAN y el PRI se han comprometido con apoyar las actividades subversivas de la contrarrevolución interna dentro de Cuba, en un abierto desconocimiento del respeto a la soberanía del que siempre ha hecho gala México. De la misma forma se crearon los entendimientos para asesoramiento, apoyo logístico y apoyo mediático a la autodenominada “disidencia opositora” cubana. Como señalé en el citado artículo: “Para nadie, pues, resulta hoy ajeno que en México se ha ido desarrollando un proceso de conformación de una base de operaciones para la guerra mediática anticubana, contando con el apoyo de sectores dentro de congreso de esa nación y la complacencia de las autoridades de ese país que permiten la tenebrosa actividad de varias organizaciones como ODCA, KAS, NED, CIPE, IRI y otras, confabuladas en preparar y apoyar a grupos subversivos anticubanos, en abierta violación del principio de la no injerencia en los asuntos internos de otras naciones y en el respeto a la soberanía de las mismas.”
El discurso contrarrevolucionario de la Mesa de Unidad de Acción Democrática (MUAD) cuyo liderzuelo es Manuel Cuesta Morúa, pretende imponer a los cubanos cambios constitucionales que representarían un desmantelamiento del socialismo en la Isla. Con poca influencia y debilitada por las contradicciones internas de la contrarrevolución que llevaron al abandono de la misma por parte de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), la OCDH, la FNCA y el Frente Antitotalitario Unido (FANTU). Cuesta Morúa ha sido acusado de excesivo protagonismo, mal uso del financiamiento y de tratar de crear cotos de poder a favor suyo y de otros mercenarios como como Siro del Castillo, Boris González Arena, Wilfredo Vallin Almeida, Roberto Díaz Vázquez, María Elena Mir Marrero, entre otros.
Al evento, en el que participarán cerca de 30 “invitados” de la KAS –fundamentalmente asentados en el exterior ya que sobre algunos mercenarios radicados en Cuba pesan prohibiciones de salida del país– entre los que podrían estar presente algunos mercenarios a los cuales Cuesta Morúa facilitó la salida definitiva del país, como genuino traficante de personas, tales como Lisbety Darias González, Juan Carmelo Bermúdez Rosabal, Lilianne Ruiz Andarcio, Yasnay Losada, Sandra Margarita Borges,Edwin Rosabal, Rosa Rosabal, Ana Niurka Jiménez, Nelson Álvarez Matute, José Acosta y Yurelxis Gonzales.
Luego del fracaso de su proyecto “Otro 18” para presentar a contrarrevolucionarios como candidatos en las elecciones generales de 2018, Cuesta Morúa trata de buscar apoyo por medio de la KAS a su “Propuesta 2020”, remedo de constitución alternativa que no cuenta más que con el apoyo de sus cuatro gatos a su alrededor. Cuba, por supuesto, no permitirá que estos mercenarios, salvo alguna excepción, participen en este nuevo circo anticubano fraguado por la derecha mexicana, la contrarrevolución externa e interna y Estados Unidos.




miércoles, 29 de agosto de 2018

Fidel en la informatización de la sociedad cubana



Fidel en la informatización de la sociedad cubana. Por Omar Pérez Salomón



El pasado 13 de agosto los cubanos y muchas personas de todo el mundo celebramos el onomástico 92 del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.

En cada una de las esferas de la sociedad cubana está la impronta de Fidel con hechos y realizaciones concretas.
Su aporte al proceso de informatización de la sociedad cubana alcanza para escribir varios libros; pero solo nos vamos a referir a cuatro proyectos que por su visión, proyección y resultados luego de varios años de actividad, han tributado a este pilar del proceso de actualización del modelo económico y social cubano.

En primer lugar el programa de los Joven Club de Computación y Electrónica fundado por Fidel el 8 de septiembre de 1987, que conjuga como ninguno, las tecnologías con el conocimiento y la cultura. En sus más de 30 años de trabajo han preparado de forma gratuita más de 4,6 millones de cubanos y prestado importantes servicios a la comunidad, centros de la salud, escuelas y otras instituciones en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), contribuyendo a que Cuba ocupe un lugar destacado entre todos los países en habilidades en el uso de las TIC.
Quizás lo anterior sea el mayor aporte de los Joven Club de Computación en el contexto de una lucha sin precedentes entre los conocimientos y la ignorancia, la verdad y la falsedad, la igualdad y la desigualdad.
Pero siguiendo las ideas de Fidel, además de la formación, los Joven Club participan en la industria del entretenimiento, la industria del software y en la generación de productos y servicios para la red cubana.
A partir de la prioridad que le dio el líder de la Revolución a la creación de un sólido sistema de salud en nuestro país, en el año 1992 surgió la red Infomed como un proyecto del Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, en aras de dar respuesta a la necesidad de facilitar el intercambio de información entre los profesionales, académicos, investigadores, estudiantes y directivos del Sistema Nacional de Salud cubano. Se proyecta como una organización líder en el campo de la información en ciencias de la salud, sustentada en una dinámica y eficiente red de conocimientos de alto valor profesional y humano.
El proyecto de desarrollo de la Red Infomed, se ha caracterizado por el uso de las tecnologías de la información y la comunicación con una visión social y a partir del desarrollo de las capacidades locales. Fue la primera red nacional cubana que utilizó el sistema operativo GNU/Linux en todos sus servidores, facilitando el acceso a contenidos nacionales y servicios adecuados a su sistema de salud.
Desde su surgimiento Infomed se desarrolló bajo los conceptos de un modelo descentralizado de construcción colectiva de lo cual da fe el desarrollo de los nodos en todas las provincias, la creación de dominios territoriales, el desarrollo de sitios y páginas Web a todos los niveles, la incorporación sostenida de usuarios y la amplia producción de contenidos y servicios en momentos en que aún no existían los blogs, las wikis y demás avances que hoy se resumen en la idea de Web 2.0. El desarrollo de la red de sitios de especialidades es un ejemplo de este tipo y la existencia de páginas de profesionales y de grupos son antecedentes importantes de lo que hoy se pretende desarrollar. Es uno de los sitios más consultados en varios países de América Latina.
El 12 de diciembre de 2002 se inaugura oficialmente la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI). La remodelación de antiguos edificios y la construcción de otros inmuebles para la nueva ciudad estudiantil se efectuaron en sólo 106 días. Esto permitió que el 23 de septiembre de 2002, la Universidad abriera sus puertas al primer curso académico con 2 008 estudiantes y más de 300 profesores de todo el país.
Fidel, su fundador, recomendó que la UCI fuese concebida como un centro de nuevo tipo, de alcance nacional, atípica y con tareas concretas en el proyecto de informatización de la sociedad cubana, con énfasis en la producción de software. Un centro que formaría a sus educandos desde una destacada actividad política, cultural y deportiva, mediante la interrelación de la formación-investigación-producción-extensión universitaria.
En estos 16 años la UCI ha graduado a más de 14 500 ingenieros y en la actualidad tiene una matrícula superior a los 3 000 estudiantes de pregrado.
Posee 14 centros de desarrollo de software que se especializan en soluciones informáticas, desarrollo tecnológico e investigaciones asociadas. En más de 130 organismos y organizaciones del país están presentes los productos que se generan en esta institución.
Junto a la Ingeniería en Ciencias Informáticas, este año comenzó la carrera de Ingeniería Bioinformática, encaminada a la formación de profesionales que trabajen con herramientas para el análisis de datos biológicos en centros de investigación del país y el próximo año se abrirá una especialidad de posgrado en Seguridad Informática, la cual se suma a los programas de maestría sobre la calidad de software, la gestión de productos informáticos e informática avanzada.
El otro proyecto es la enciclopedia colaborativa cubana, EcuRed,sitio cubano más visitado en Internet, que recibe unas 300 mil visitas diarias desde México, España, Venezuela, Perú, Argentina, Estados Unidos, Colombia, Ecuador, además de Cuba.
Los fundadores de EcuRed se inspiraron y tomaron como base las ideas de Fidel en relación con el uso de las TIC, con el objetivo de generar conocimiento cubano y universal para de esa manera hacerlo accesible a la inmensa mayoría de los cubanos, mostrar un punto de vista desde el Sur, -que pocas veces puede ser encontrado en los medios con una visión ‘occidental’ y bajo el poder que otorga el dinero – para llegar a ser una poderosa herramienta educativa y cultural con artículos que difundan el conocimiento y se convierta en referencia para el mundo de habla hispana.
El proyecto surgido el 14 de diciembre de 2010 se ha edificado desde la base con una visión propia de los acontecimientos y de la historia, y muchos de los primeros artículos creados se refieren a hechos y personalidades de las comunidades cubanas, que no están registrados en ningún otro sitio en la red de redes.
Cuenta con más de 34 000 colaboradores registrados – una parte proveniente de los Joven Club de Computación y del Instituto de Información Científica y Tecnológica (IDICT), perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente – y más de 185 mil artículos, confeccionados utilizando fuentes confiables y de probada veracidad. Posee una biblioteca virtual con más de 6 mil títulos, fundamentalmente de las universidades cubanas y los textos de la educación general.
Representa una alternativa para los países de habla hispana, ante el uso masivo de materiales cuyos puntos de vista en aspectos históricos, políticos y sociales suelen estar permeados por las concepciones hegemónicas, construidas a través del dominio imperialista sobre los medios de comunicación, y demuestra con hechos nuestra filosofía del uso de las nuevas tecnologías con un sentido verdaderamente democrático y descolonizador de tal manera que permita comprender el mundo más allá de Europa y EE.UU.
Las realizaciones descritas demuestran que Fidel siempre estuvo al tanto de los últimos adelantos de las tecnologías relacionadas con la información y la comunicación y las telecomunicaciones, e insistió en poner esos avances a disposición del desarrollo del país y de los sectores menos favorecidos de Cuba y el mundo.

Nueva Constitución para Cuba: luces y reclamos


Nueva Constitución para Cuba: luces y reclamos. Por Luis Toledo Sande

No hacía falta anunciar que la selección del 13 de agosto para iniciar el debate masivo sobre el proyecto de nueva Constitución cubana rendiría tributo a Fidel Castro. Nacido en esa fecha de 1926, él fraguó y condujo la Revolución que desde 1959 replanteó la vida de Cuba y la puso en camino de una institucionalización que en 1976 se dio la primera carta magna concebida en el país para servir a la edificación socialista. La voluntad de homenaje al líder fundador ha estado presente en la reforma constitucional puesta en marcha, y en distintas manifestaciones del pueblo cubano al respecto.
La atmósfera de tributo animó al autor del presente texto a escribir otros artículos: El 26 de Julio y la nueva Constitución y “Cultura de la equidad, si de pueblo se trata, publicados en  Granma y enPeriódico Cubarte, respectivamente. Deben suponerse base de la motivación por la cual se le invitó a participar en la revista televisual “Buenos Días”, de Cubavisión, el pasado 31 de julio. Allí lo entrevistó, en vivo y sin cuestionario previo —la única pauta fue conversar sobre el proyecto de Constitución—, el presentador Humberto López. Sus preguntas, más bien incitaciones para el tratamiento del tema, propiciaron la charla que ahora el propio autor —sin renunciar al sesgo de la improvisación— transcribe en respuesta a la sugerencia que algunas personas le han hecho para que plasmara en un texto lo dicho ante las cámaras.
Como en cualquier tratamiento del pasado, así como del presente y del futuro de Cuba, resultó natural que el pensamiento de José Martí fuera un punto de partida para el análisis de lo que significa la Nueva constitución. La vigencia de Martí se debe, en gran medida, a que la realidad mundial de hoy, no obstante los años transcurridos, se mantiene cerca de la que él quiso transformar. Señaladamente persiste un elemento de gran influencia que él se propuso impedir, y que se consolidó contra su voluntad: la expansión del imperialismo.
En ese sentido la presencia de Martí en el mundo de hoy se debe, en gran medida, a la consumación de una tragedia. Pero también se basa en su pensamiento democrático.
Sus ideas sobre lo que Cuba necesitaba respondieron a una concepción profundamente democrática del derecho, de las leyes, y a su deseo de que el pueblo las conociera. Hablando en particular de otras realidades de nuestra América, escribió que a los abogados de su tiempo les molestaría que el pueblo conociera las leyes, porque —se glosan aquí sus palabras, no se citan textualmente— eso podía quebrantar sus intereses profesionales y económicos. Él aspiraba a una transformación profunda no solo de Cuba, y daba la bienvenida a ese aprendizaje popular, porque las leyes deben conocerlas quienes han de cumplirlas y quienes han de velar por su cumplimiento.
La Constitución sería necesaria siempre en toda sociedad moderna. En Cuba, que lleva poco más de cincuenta años en el intento de institucionalizar su legalidad de orientación socialista, resulta mucho más importante, porque ese poco más de medio siglo ha transcurrido en una historia signada por una máxima que, aunque se decía como cosa de risa, era trágica: “La ley se acata, pero no se cumple”. Para que el país se encamine por la legalidad y la civilidad, necesita leyes fuertes y, desde luego, la ley básica debe ser clara, comprensible y bien comprendida.
Y en estos tiempos la Constitución resulta particularmente necesaria. No hace falta ser demasiado zahorí ni tener especial vocación de descubridor para apreciar que Cuba sufre quiebras en la legalidad y en la civilidad. Salgamos a la calle, veamos cómo se habla, oigamos lo que se dice, veamos el comportamiento de la población y apreciaremos que, entre muchas virtudes que el pueblo cubano ha sustentado y fomentado con la Revolución, no se ha logrado a pareja altura el cultivo de una civilidad colectiva, masiva, como la que necesitamos y merecemos tener.
En ese sentido el cuerpo de leyes de la nación debe ser fundamental, y ha llegado un momento importante. A veces se hablaba de la pequeña ilegalidad, de la pequeña corrupción, y se decía: “No es el momento para combatirlas”. Pero frente eso valía preguntarse: “¿Cuándo va a ser el momento?”. Si la pequeña corrupción y las pequeñas ilegalidades no se combaten desde que surgen, desde que empiezan a manifestarse, tomarán cuerpo y minarán la sociedad en su conjunto. Así que, aunque la Constitución siempre sería necesaria, ahora lo es todavía más. Porque, además, en la sociedad se dan cambios que pueden ser muy estimulantes, o a veces sencillamente necesarios, o ineludibles, y deben estar sujetos al cumplimiento de las leyes, y no de una legalidad cualquiera, sino de una que, en el caso de Cuba, no tiene otro camino que tomarse en función de un sentido profundamente popular, en profunda identificación con los pobres de la tierra.
Cualquier cambio que se haga —y a veces serán cambios que se adoptarán por necesidad—, se ha de conservar la brújula. Esa es una de las finalidades mayores que tienen la Constitución y las personas encargadas de transformarla, de modificarla, y al final una gran responsabilidad la tiene el pueblo. No hay en el mundo gobierno o partido que puedan garantizarle a un pueblo ni la legalidad ni la libertad ni la democracia que ese pueblo merece, si él no es capaz de conquistarlas y cuidarlas.
De ahí la gran responsabilidad que tiene el pueblo cubano ante sus leyes, ante el sentido transformador que lo convoca. Si solo fuera cosa de tener una nueva Constitución por tenerla, serviría de muy poco. Porque constituciones Cuba ha tenido varias, desde la de Guáimaro, que fue un adelanto de civilidad imperfecta pero fundadora, hasta otra como la de 1940 que —salvo a la lucha generada para defenderla— no condujo a nada, o condujo a poco, porque no se aprobó en una república que fuera el contexto necesario para su aplicación. La de ahora tiene el contexto en que se puede y se debe aplicar, y es insoslayable que se aplique.
Se puede y se debe aplicar sin perder el rumbo. A quien esto escribe le gustaría que en la nueva Constitución estuviera explícitamente, al menos con un guiño, el señalamiento de que el rumbo de la estrategia cubana lo marca el ideal de construir el comunismo, aunque el mundo no llegue a lograrlo, porque el mundo puede destruirse, no ya antes de que se alcance el triunfo del comunismo, sino antes incluso de que en algún lugar el socialismo triunfe plenamente. Pero el desiderátum no se debe perder. Eso es algo que merece estar claro, porque al pueblo cubano sigue dirigiéndolo el Partido Comunista de Cuba, y a este —aunque no es un partido estrictamente proletario, sino un partido del pueblo cubano— no se le ha cambiado el nombre. Cuando en otras partes empezaron los cambios de nombres de partidos asociados al afán de construir el comunismo, tales cambios expresaron traición y abandono de los propósitos socialistas.
Si el Partido Comunista continúa dirigiendo a la sociedad cubana, la Constitución debe hacerle al menos un guiño al ideal del comunismo no solo con el nombre del Partido, y, desde luego, habrá la posibilidad de proponerlo en el debate popular. A quien esto escribe le hubiera gustado que el compañero, valiosa persona, que en el debate sobre el anteproyecto constitucional propuso que esa mención no se excluyera de la Constitución, hubiera mantenido ese criterio. Valdría la pena retomar esa propuesta.
El consenso nunca es homogéneo, es una masa bastante compleja, en la que a veces se estima necesario ceñirse a logros inmediatos alcanzables. Pero lo inmediato no debe hacernos olvidar que hemos llegado hasta aquí buscando un ideal que está mucho más allá de lo que vamos a alcanzar por ahora. Alguna vez, justificando cambios concretos que se aplicarían en Cuba, alguien le atribuyó a Martí la idea de que “la política es el arte de lo posible”. Es falso. En primer lugar, tal expresión ha sido atribuida, de Aristóteles para acá, a varios autores, pasando por Maquiavelo y otros pragmáticos.
Si Martí hubiera escrito eso, no sería un juicio martiano. Él se planteó como su deber cardinal algo que en su momento no parecía posible: impedir la expansión de los Estados Unidos. Pero de plantearse eso que parecía imposible, viene una realidad tan real como la Cuba soberana que tenemos. ¿Qué pasó con Puerto Rico? En 1895, ante la rebelión cubana contra España, Ramón Emeterio Betances expresó —aunque no se haya encontrado el texto hay indicios de que lo dijo— algo que sigue siendo una convocatoria: “¡Qué hacen los puertorriqueños que no se rebelan!”. Sabía necesario rebelarse no solamente contra España, sino también contra el peligro representado por los Estados Unidos. La relación entre lo posible inmediato y los grandes ideales debe regir, orientar, si no el texto de la Constitución —aunque también ese texto—, el pensamiento revolucionario en general.
La soberanía es básica. El día en que renunciemos a ella, renunciamos a Cuba. No se trata aquí de un delirio, de un prurito de querer ser independientes, de querer ser soberanos. Es que, o somos soberanos, o no somos nación. Lo otro es el peligro de que nos absorban los Estados Unidos. Y no crean los anexionistas que ellos tienen la menor posibilidad de triunfo. Dos razones fundamentales los condenan al fracaso. Una es la voluntad del pueblo cubano de continuar siendo independiente. Esta es una nación que se alzó contra el colonialismo español, que se alzó contra el imperialismo estadounidense, y mantiene su voluntad de soberanía.
La otra razón que condena al fracaso a los anexionistas es que al imperialismo no le interesa en absoluto anexarse a Cuba, como no les interesa anexarse a Puerto Rico. Colonizarlo sí les interesa, dominarlo, y algún día pudiera ser que teóricamente decreten que aceptan como estado a Puerto Rico, pero lo desprecian, como en general a los pueblos de nuestra América. Nos desprecian. Eso no es una frase de Martí, sino reconocimiento de la realidad.
Pero hay un peligro, algo que no está necesariamente condenado al fracaso, y contra lo cual es necesario combatir, y está condenado moralmente al fracaso: el anexionismo, que no se debe confundir con anexión. La anexión es inviable, pero el anexionismo es un modo de pensar y puede limitar el alcance de la independencia de Cuba y el reconocimiento propio de algunos cubanos de que Cuba puede y debe y tiene razones y capacidades más que bastantes para ser independiente. Por eso la soberanía es tan importante. No se trata de que renunciemos al internacionalismo. La contradicción actual no es entre soberanía e internacionalismo, sino entre soberanía e imperialismo. Esa es una brújula que no podemos perder. El día que la perdiéramos —y lo fundamental, la mayoría, lo distintivo del pueblo cubano no la va a perder—, estaríamos perdidos como nación.
La historia es siempre un proceso en marcha. Cuba es una realidad en brega, y, por cierto, una nación relativamente joven, porque lo son las naciones de nuestra América si se les compara, por ejemplo, con las de otras latitudes. El día en que renunciemos a la brega estaremos condenados a la parálisis, y la brega funciona también a nivel de pensamiento, no solo de la práctica. Por eso, cuando se analizaba el Preámbulo de la Constitución, algunas personas propusieron modificaciones dirigidas a precisar conceptos que deben estar muy claros, y aunque en un momento determinado pareciera que ese Preámbulo —que viene de la Constitución de 1976— era insuperable, la realidad siempre plantea necesidades de superación.
El Preámbulo es básico. No es un mero prólogo, sino la brújula de la Constitución. Un prólogo es un texto más o menos brillante, más o menos extenso, más o menos calador, que se hace para ubicar la lectura de lo que sigue, y ayudar a entenderla. El Preámbulo de la Constitución traza las normas, el camino por donde va a transitar el pensamiento de la Constitución.
Por donde debe transitar Cuba.
El consenso representa una diversidad de ideas que se conjugan para llegar a una especie de aprobación de camino. Pero es heterogéneo, como la unidad. Se habla de unidad porque hay diversidad. El consenso de que hablamos es muy diverso interiormente. La patria cubana siempre ha necesitado la unidad, y una de las causas de grandes fracasos que ha sufrido en sus luchas para emanciparse ha sido la desunión. La unidad ha sido y será fundamental, pero no vale plantearla en abstracto. Requiere sentido, orientación.
Cuando se quiere hablar de unidad en abstracto suele citarse a José Martí: “Con todos, y para el bien de todos”. Lo citaba Grau San Martín. Los politiqueros cubanos lo citaban mucho. Pero en el cuerpo del discurso que se conoce con ese título, “Con todos, y para el bien de todos”, Martí señaló a quienes se autoexcluían del todos: los que le tenían miedo a la guerra, los que propalaban el racismo, los lindoros, los olimpos de pisapapel, los alzacolas… Eran muchos los que se autoexcluían, y pudo haber señalado también, entre otros, como hizo en distintos textos, a los autonomistas y los anexionistas.
Martí trató con millonarios que ayudaron a la causa cubana, pero dejó claro que “el arca de nuestra alianza” eran los trabajadores. Quiero echar mi suerte con los pobres de la tierra, dijo, y lo hizo. No solo porque escogió ser pobre, sino porque venía de una historia en la cual los más ricos abandonaban crecientemente el proyecto emancipador. No hubo otro Céspedes, no hubo otro Agramonte. Por el camino, Fidel Castro también trataría con millonarios, pero en La historia me absolverá expresó: “Nosotros decimos pueblo, si de lucha se trata…”, para enumerar a los sectores más humildes de la población, los más necesitados de justicia y, a la larga, los más naturales aliados de ella, “el arca de nuestra alianza” de Martí.
El “con todos” va a ser siempre un desiderátum, una aspiración. De él se van a autoexcluir muchas personas. Hace poco, en otro texto el autor de quien esto escribe decía, un poco humorísticamente si se quiere, que a menos que a nuestros millonarios actuales les haya dado por leer muy bien El manifiesto comunista, “Nuestra América” y La historia me absolverá, y se decidan a trabajar por el socialismo, es muy probable que no haya que contar con ellos para construirlo. Como me decía el otro día un amigo, los millonarios que apostaron por la independencia y por la soberanía de Cuba se suicidaron como millonarios, y los de hoy se suicidaron ya como pobres, si antes lo fueron.
Dejemos ahí ese dato. No para excluir a nadie, sino porque debemos saber que no todo el mundo se va a incluir en el desiderátum de la unidad. Habrá muchos que estén aspirando, sobre todo, a defender sus intereses personales más egoístas. Con esos habrá que tratar de contar; pero, en general, vale prever que no contaremos con su apoyo, si de construir gustosa, voluntaria y conscientemente el socialismo se trata. Quien apueste ante todo por sus intereses más egoístas no aspira a la emancipación colectiva ni a la equidad. Eso debe tenerse claro, aunque el propósito sea que todos participemos. En la realidad, cada quien se encargará de autoexcluirse o incluirse. Un neoautonomista o neoanexionista —quizás le debemos quitar elneo— dijo que Martí aspiraba a totalidades imposibles. ¡No! Martí no aspiraba a totalidades de ese tipo. Él mismo enumeraba a quienes se autoexcluían de la revolución, y —repítase— recibía la colaboración de algunos millonarios, pero tenía como “el arca de nuestra alianza” a los pobres de la tierra, con quienes echó su suerte.
Eso lo mantenemos hoy, salvo que dejáramos de aspirar a construir el socialismo u olvidáramos que ese sistema, aún no construido en ningún lugar del mundo, es un propósito emancipador, justiciero, por el cual vale la pena, y la alegría, luchar. Sería una etapa transicional en la historia, y las transiciones pueden consumarse o no consumarse, y conducir o no conducir a una victoria mayor. Basta saber que, para que el socialismo se consume, el mundo tendría que seguir existiendo, y la humanidad no ha demostrado ser capaz de mantenerse viva hasta la eternidad, aunque merecería lograrlo.
Las adversidades van a estar presentes siempre. Es más, si algo debilitaría el proyecto socialista sería tal vez que desaparecieran las adversidades, porque así podríamos sentirnos desarmados o sin necesidad de armarnos. Precisamente en la unidad y lucha de contrarios, en la lucha contra las injusticias, en la búsqueda de la equidad, se fortalece el ideario socialista.
Una Constitución en sí misma no pasa de ser un texto. Si no la incorporamos al pensamiento, y al funcionamiento social, es letra muerta. La del 40 —vale reiterarlo— no triunfó porque no tuvo el entorno que hiciera posible su aplicación. La nueva Constitución, que da continuidad a la de 1976, se crea para un pueblo voluntariamente decidido a lograr que se aplique. Pero cuando decimos un pueblo decimos la mayoría de él, no podemos idealizar a ningún pueblo, todos son heterogéneos, los integran fuerzas diversas. Hay quien está por la honradez y quien está por el bandidismo, hay quien está por la equidad y quien está por el egoísmo. Pero la mayoría del heterogéneo pueblo es patriota y revolucionaria. Entiende la importancia no solo de la soberanía, sino también de la equidad, y no aspira a convertirse en millonarios.
En una charla con jóvenes, un compañero a quien aprecio mucho decía: “El capitalismo no tiene nada bueno”. Llamaba así la atención sobre el hecho de que ese sistema se basa en la injusticia. Pero los jóvenes se aterraron, porque muchas veces habían oído que se debe buscar “lo bueno del capitalismo”. Como los vi aterrados, les dije: “Yo quisiera hacer una corrección al compañero. El capitalismo tiene una sola cosa mala: los millonarios son muy pocos”. Si usted quiere capitalismo, debe saber que habrá un grupito de millonarios y muchísimos explotados, y los millonarios no están por la equidad, sino por enriquecerse. Si alguno de ellos es capaz de sacrificar su riqueza al bienestar colectivo, bienvenido sea; pero preparémonos para que frente a nuestra unidad haya sectores, fuerzas sociales que no están por la equidad y, en consecuencia, no están por el proyecto colectivo de justicia social.
Esa es una de las cosas que no debe perderse de vista en la nueva Constitución, y vale creer que la mayoría del pueblo la tiene clara. Otra cosa es la soberanía nacional. Otra más, el imperialismo. Este puede vestirse de Caperucita Roja, o tener un césar elegante, seductor, capaz de engañar a mucha gente, como Obama, a quien ahora le dicen Oblablá. Pero el imperialismo sigue siendo el mismo. Y cuando tenga un césar elegante, su elegancia no estará en función de emancipar a la humanidad, sino de que el imperialismo perdure.
Al patán Donald agradezcámosle que venga a sacudir a quienes albergaron ilusiones. Algunos hasta sirvieron de intermediarios a los intereses divulgativos de Obama en Cuba, algo que todavía está por estudiarse, porque hubo quienes disfrutaron difundir la imagen de Obama simpático, de Obama cómico. Pero si alguien se ilusionó, por si alguien se quiso confundir o sencillamente se confundió, el patán Donald vino a recordar qué es el imperio, y Cuba no puede olvidarlo, porque el imperio no empezó a tratar de apoderarse de ella después de 1959.
En 1805 el mismo Thomas Jefferson a quien, según Obama les dijo a los vietnamitas, le gustaba el arroz de Vietnam, cuando era presidente —fue el tercero de la naciente potencia del Norte— le instruyó a su secretario de Guerra que se preparase para tomar Cuba. Y la teoría de la fruta madura se acuñó en 1823, algo más de un siglo antes de que naciera Fidel. Estamos hablando, por tanto, de una contradicción esencial entre un pueblo que se planteó ser independiente y un imperio que siempre ha intentado someterlo, ni siquiera anexárselo.
Recordémosle eso, una vez más, a los anexionistas equivocados, si es que los hay de buena fe todavía —a lo mejor los hay—, para que no se confundan más. No crean que el imperio está interesado en anexarse a Cuba: intenta dominarla, como a todos los pueblos que él considera inferiores. En 1889 Martí escribió su “Vindicación de Cuba” contra difamaciones con que en la prensa estadounidense se expresaba menosprecio raigal hacia el pueblo cubano. Son algunas verdades que nadie debe olvidar. Otra es que la honradez no es un lujo, no es un adorno. La honradez forma parte de la eticidad esencial del ser humano. “Hay que dar respeto y sentido humano y amable, al sacrificio”, escribió Martí.
La Constitución tiene que ver con la legalidad, y si algún día entre legalidad y ética surge alguna contradicción, estará equivocada la legalidad, y habrá que replanteársela. Si la legalidad no sirve para salvaguardar la ética, no sirve para nada. Ese es un principio que debe guiarnos en nuestro funcionamiento cotidiano, en un país que —recordémoslo— viene de una historia muy larga y muy lamentable de “la ley se acata, pero no se cumple”. Y encima de esa tradición, que la Revolución se ha planteado revertir, y debe revertirla, se ha montado la pérdida de ciertos valores del respeto a la propiedad social, porque pasamos de una propiedad individual, privada, capitalista, a la propiedad colectiva, y quizás no fuimos suficientemente capaces de demostrarnos a nosotros mismos qué significa la propiedad social, que no es que no sea de nadie, sino que pertenece a todos.
Pero para que sea de todos, todos debemos cuidarla, y todos debemos ser capaces de hacerla funcionar bien, y al Estado, que es administrador, le corresponde ser capaz de demostrarle al pueblo que esa propiedad es de él, del pueblo. Cuando, digamos, en alguna reunión, en algún círculo de estudio, leo u oigo hablar del “Estado como propietario”, digo: “Si el Estado es propietario, habrá que expropiarlo, porque el propietario tiene que ser el pueblo, y el Estado tiene la misión de administrar, bien, la propiedad social”. Al Estado, al Partido, a las fuerzas políticas revolucionarias cubanas, a la educación, a las instituciones, a las organizaciones de masas, a todos nos toca fomentar la cultura de la propiedad social, para que seamos capaces de respetarla y hacerla productiva. El mito de que la propiedad social está condenada a ser ineficiente lo han fabricado y lo propagan los interesados en defender la propiedad privada.
Esas son algunas de las cosas que no debe perder de vista el pueblo cubano, y debe recordar que una Constitución es muy importante. “Un detalle en el órgano es a veces una revolución el sistema”, escribió Martí, ¡y qué clase de detalle es una Constitución, que es en sí misma una revolución, o puede serlo! Pero si no hacemos de ella una herramienta de funcionamiento, un medio para conocer nuestra realidad y transformarla, guiarla acertadamente, cuidarla, con mimo incluso, y recordar que la equidad, la honradez, la ética no son adornos, entonces ninguna constitución valdrá de nada.
Quien esto afirma, tiene también la esperanza, la convicción, la certidumbre de que el pueblo cubano —su gran mayoría— va a saber no solo aprobar la nueva Constitución, va a saber no solo discutir y opinar, sino que va a ser capaz de defenderla como garantía para salvar la equidad. La prosperidad, efectivamente, es necesaria; pero no debe confundirse con la riqueza de los millonarios, porque los millonarios son unos pocos, y habrá quienes se enriquezcan por distintos caminos. Pero no se debe perder de vista que la concentración de la propiedad conduce a la concentración de la riqueza, y a la concentración de la riqueza se llega no solamente por la concentración de la propiedad. Se llega asimismo por la concentración de la corrupción, uno de los grandes peligros que el pueblo cubano no podrá dejar de combatir nunca, salvo que ella desapareciera, y entonces habrá que impedir que resurja.
Salvemos la equidad, salvemos la unidad críticamente —una unidad no amorfa—, salvemos el sentido de soberanía y la equidad social que nos hemos planteado alcanzar y debe dar respuesta a siglos de injusticia, revertirlos. No pensemos que la justicia es fácil de construir. Fácil de construir es la injusticia. Si queríamos millonarios, si queríamos injusticia, no había que hacer ninguna revolución en Cuba. Bastaba dejarla suelta del 58 para acá, y habría seguido el camino del capitalismo. Pero ese es el camino contra el cual nos pusimos, contra el cual se puso la mayoría del pueblo cubano, con Fidel a la cabeza. Si no cuidamos el rumbo escogido, podemos perder lo más grande que ha logrado el pueblo cubano: la Revolución, con su sentido de equidad, con su sentido de honradez, y si la honradez se ha resquebrajado por aquí o por allá, pongámonos todos en función de salvarla. Eso será salvar la Revolución. (Cubarte)

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Proyecto de Constitución de la República de Cuba (PDF 3.72 MB)


¿Para que han servido las relaciones con Estados Unidos?



¿Para que han servido las relaciones con Estados Unidos? / Por Arthur González/ El Heraldo Cubano



Estados Unidos nunca tuvo buenos ojos hacia Fidel Castro, algo que expusieron en 1958 el presidente Dwight Eisenhower y el director de la CIA, Allen Dulles. Ambos estaban convencidos que no era el hombre que necesitaban para gobernar en Cuba; su autodefensa durante el juicio por su participación en el asalto al Cuartel Moncada, así lo demostraba.
Al no poder impedir el triunfo del movimiento revolucionario de 1959, de inmediato tomaron medidas para frustrar sus planes de desarrollar un proceso nacionalista, independiente y soberano, sin injerencia yanqui.
Por esa razón, a solo 11 meses de la victoria la CIA propuso eliminarlo físicamente, según documentos oficiales.
En enero de 1961 Eisenhower rompía las relaciones diplomáticas, iniciándose más de medio siglo de acciones terroristas, planes de asesinatos, invasión mercenaria, guerra económica, financiera, biológica y mediática, unido a programas subversivos elaborados por la CIA y el Departamento de Estado, respaldados por presupuestos de miles de millones de dólares, pero ninguna de esas acciones ha tenido éxito.
A pesar de esa posición contra la Revolución, Cuba siempre intentó mejorar las relaciones con Estados Unidos y en ocasiones buscó y en otras aceptó las propuestas de establecer conversaciones secretas, pero siempre las presiones y exigencias yanquis lo malograban.
Washington ponía como condición previa, que Cuba se alejara de Moscú y el bloque socialista europeo, eliminara sus relaciones militares con ellos; no apoyara los movimientos revolucionarios, incluida la independencia de Puerto Rico, y se retirara de África, donde los cubanos ayudaban a salvaguardar la independencia de Angola, a petición de su gobierno, por estar asediada militarmente por Sudáfrica, viejo aliado de Estados Unidos, quien apoyaba a la contrarrevolución angolana.
Posterior a la desaparición del socialismo en Europa del Este y la desintegración de la URSS, el presidente George W. Bush, puso como condición que Cuba abandonara el sistema socialista y restaurara el capitalismo, petición idílica y trasnochada.
Barack Obama tomó el mismo rumbo que las 10 administraciones antecesoras, pero en su segundo mandato optó por aceptar las propuestas que había hecho el Council on Foreign Relation durante el gobierno de Bill Clinton y tomó la decisión de entablar negociaciones secretas, sin condicionamientos previos, para lo cual debió excluir al Departamento de Estado y Defensa, evitando que la mafia terrorista anticubana se enterara.
Esa decisión no fue festinada. Estados Unidos estaba perdiendo influencia en Latinoamérica, tenía el repudio mundial por la guerra económica contra Cuba, que sentaba a su país en el banquillo anualmente, unido a las presiones por las campañas internacionales para liberar a los Cinco Héroes cubanos, más las internas por el judío norteamericano Alan Gross, preso en la Habana.
De no dar ese paso, dejaría pasar la oportunidad excepcional de poder influir a su favor en la sociedad cubana, especialmente a la juventud y los trabajares no estatales, antes del traspaso de la presidencia de Raúl Castro a un hombre que no es de la generación histórica de la Revolución.


Ante ese escenario, en diciembre del 2014 ambos gobiernos acuerdan el restablecimiento de relaciones diplomáticas y la posterior apertura de embajadas. Sin embargo, la pretensión de destruir el socialismo fue recalcado en todas las intervenciones de Obama, y la guerra económica, financiera y mediática para las campañas contra la Revolución y el apoyo total a la subversión, quedaron intactas.
Obama impuso records de persecución a la banca internacional, para ahogar financieramente a Cuba; aprobó el mayor presupuesto anual hasta ese momento para los planes subversivos con 20 millones de dólares, el apoyo económico y moral a la “oposición” interna; la radio y TV Martí continuaron, al igual que la prohibición del turismo estadounidense a la Isla y el comercio bilateral, excepto la venta alimentos acordada en época de G.W. Bush, después del paso de un destructor huracán que azotó la Isla, siempre mediante el pago adelantado de cada compra.
La Ley de Ajuste, la Torricelli, Helms-Burton y el acta de prohibición de Comercio con el Enemigo, quedaron intactas, al igual que el uso de dólar. También prohibió conversar sobre la devolución del territorio que ocupa su
Su política fue edulcorada y engañosa, pues persiguió los mismos objetivos de sus antecesores, aunque con métodos más sutiles e inteligentes.
No obstante, aprobó algunos memorandos de entendimiento en cuestiones no cruciales para el mejoramiento de la economía de Cuba y que no le creaban mayores dificultades con la mafia anticubana, como fueron el tema de las misiones de búsqueda y rescate de embarcaciones; el combate al tráfico de drogas que mayormente va hacia Estados Unidos; cooperación medio ambiental; programa de capacitación de profesores de idioma inglés; cooperación  en la esfera de la seguridad de los viajeros; el uso de vuelos directos pero solo de empresas norteamericanas; cooperación en la esfera de la Salud y el restablecimiento del correo postal directo.
Amplió las licencias que otorga el Departamento de Estado para los viajes a Cuba, y expresó que con ellos buscaba “promover los valores yanquis entre el pueblo cubano, potenciar aún más su objetivo de empoderar al pueblo cubano, fomentar mayores contactos personales, respaldar con mayor fuerza a la sociedad civil en Cuba, con el marcado interés de promocionar la independencia de los cubanos para que no tengan que depender del Estado cubano”.
Con el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, esa política regresó a los tiempos de la guerra fría, pues según argumentaron Obama no logró sus objetivos, por tanto, había que mantener las presiones buscando que el pueblo se lance a las calles a protestar por las carencias económicas acumuladas.
Para no quedarse atrás, Trump inventó el show de las mentiras de los ruidos acústicos y las falsas enfermedades, solo para afectar el turismo internacional a Cuba y las visitas de norteamericanos, incrementadas notablemente con la política de pueblo a pueblo. Con eso dejó inoperante a su embajada en La Habana.
Buscando el respaldo de los votos de la mafia terrorista anticubana, el Congreso acaba de aprobar un presupuesto ascendente a 35 millones de dólares, para fabricar la “democracia” en Cuba y Venezuela, pagar a los “disidentes” y las campañas mediáticas sobre las inventadas violaciones de los derechos humanos.
Para la radio y TV Martí, emisoras que desde 1985 ni se escuchan ni se ven en la Isla, se aprobaron 29 millones de dólares.
Vale penal resaltar que esos 35 millones, es una cifra inferior a la que solicitó Obama al Congreso en 2015, ascendente a 2 mil millones de dólares para Latinoamérica, y de esa suma 53,5 millones fueron destinadas a la “Iniciativa Regional de Seguridad” (CBSI) y una buena cantidad para programas de promoción de “la libertad de prensa y los derechos humanos” en Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua.
Al sacar cuentas, ¿de que sirvieron las relaciones diplomáticas?
Lúcido fue José Martí cuando dijo:
“De esa tierra no espero nada…más que males”

Las redes sociales y el precio de la verdad



Por M. H. Lagarde / Cambios en Cuba / CubaSí
El presidente de Estados Unidos, el mismo que suele decir que los periodistas de Estados Unidos son «los enemigos del pueblo» porque solo publican fake news, acaba de declarar que «es peligroso que redes sociales como Twitter Inc. y Facebook Inc. limiten la diversidad de voces en sus servicios».
 
Los comentarios de Trump, realizados este lunes durante una entrevista con la agencia Reuters, se producen en momentos en que las redes sociales se esfuerzan en vigilar la propaganda extranjera en sus plataformas.
 
Facebook lleva más de año y medio intentando acabar con el «demonio» de las fake news y, recientemente, soportó el escándalo de Cambridge Analytica, compañía que utilizó, como se dio a conocer hace solo unos meses, su plataforma para obtener datos de 87 millones de personas que habrían sido utilizados en las elecciones presidenciales de Estados Unidos a favor de la elección de Donald Trump.
 
A menos de tres meses de las elecciones de noviembre en EE.UU., el planeta Facebook está empeñado en mejorar su imagen de red imparcial, luego de que, según se asegura, se revelara que los rusos financiaron miles de avisos políticos falsos en las elecciones del 2016.
 
Para ello Facebook quiere investigar a las personas que colocan avisos políticos en las elecciones nacionales, y les exigiría confirmar sus nombres y sus direcciones. Las publicidades políticas deben, según las nuevas normas, tener un aviso aclarando quién pagó por ellas.
 
Hace solo unos días, Apple Inc., YouTube y Facebook decidieron retirar algunos contenidos publicados por Infowars, un sitio web administrado por el teórico de las conspiraciones, Alex Jones, el mismo señor que propagó en las redes que las masacres causadas por los tiroteos en la escuela primaria de Sandy Hook y en la escuela secundaria en Parkland, Florida, no son más que una ficción en la que los alumnos son «utilizados como herramientas políticas por la extrema izquierda para avanzar su retórica anticonservadora y su agenda antiarmas».
 
Según el diario español El País, Facebook dijo que las páginas de Jones violaban sus condiciones de servicio. «Lo hemos quitado porque glorifica la violencia, lo cual viola nuestra política sobre violencia gráfica, y utiliza un lenguaje deshumanizante para describir a personas transgénero, musulmanes e inmigrantes, lo que viola nuestra política sobre expresiones de odio».
 
Según Reuters insinúa, las afirmaciones de Trump de que «No voy a mencionar nombres, pero cuando ellos sacan a algunas personas de Twitter o Facebook, y están tomando esa decisión, es algo verdaderamente peligroso porque mañana te puede pasar a ti», pudieran tener que ver con la reciente censura en las redes sociales a Jones. Trump apareció en un programa producido por Infowars y conducido por Jones en diciembre del 2015, cuando estaba haciendo campaña para llegar a la Casa Blanca.
 
Los temores de Trump por la censura están, hasta cierto punto, justificados, si se tiene en cuenta que el presidente tiene el tejado de vidrio. A pocas horas de sus declaraciones, el gobernador de Nueva York lo tildó de «antinorteamericano», porque «protege a supremacistas blancos, niega derechos básicos de cuidados sanitarios, discrimina contra una persona por su orientación sexual, cierra las puertas para refugiados, arranca a bebés de los brazos de sus madres porque quieren venir a este país y porque encierra en jaulas a niños».
 
No es primera vez que los usuarios piden el cierre de la cuenta de Trump en Twitter porque los tuits del presidente incumplen varias de las normas de esa red social, según la cual «no se toleran comportamientos que ingresen en el ámbito del abuso, y eso incluye acosos, intimidaciones o el uso del miedo para silenciar la voz de otros usuarios», o «no se permite amenazar con violencia ni incitarla».
 
Pero hasta ahora Twitter ha dejado bien en claro que no piensa cerrar la cuenta de Donald Trump, incluso si el presidente viola sus normas para combatir el hostigamiento a otros. El director ejecutivo de la firma, Jack Dorsey, declaró a NBC en mayo que «es muy importante escuchar a los líderes directamente» para poder pedirles una rendición de cuentas y para poder ventilar los problemas abiertamente, no a puertas cerradas. Además, se dice también que, además de la prominencia presidencial, la cuenta de Trump es atractiva desde un punto de vista comercial, porque sus tuits generan constantemente titulares que constituyen publicidad gratis para la empresa y podrían atraer más usuarios.
 
Al final, Trump sigue insultando a diestra y siniestra por esa vía, como hizo recientemente con su exasesora, Omarosa Manigault, a la que llamó «perra», y a nadie parece importarle mucho el doble rasero de la censura de Twitter.
 
Otro tanto ocurre con Facebook y su preocupación por las intromisiones políticas en las elecciones norteamericanas. ¿Quién ha protestado o puesto en tela de juicio el papel jugado por Cambridge Analytica en las elecciones de otros países?
Según datos publicados recientemente por la Doctora en Comunicación Rosa Miriam Elizalde:
«Cambridge Analytica, rama londinense de una empresa contratista estadounidense dedicada a operaciones militares en red activa desde hace un cuarto de siglo, intervino en unas 200 elecciones en medio mundo. El modus operandi era el de las “operaciones psicológicas”; su objetivo: hacer cambiar la opinión de la gente e influirla, no mediante la persuasión, sino a través del “dominio informativo”. La novedad no es el uso de volantes, Radio Europa Libre o TV Martí, sino el Big Data y la inteligencia artificial para encerrar a cada ciudadano que deja rastros en la red en una burbuja observable, parametrizada y previsible».
Task Force mediante, tanto en Facebook como en Twitter, las fake news y el discurso de odio y violencia contra Cuba hacen olas. Otro tanto sucede contra países como Nicaragua o Venezuela. Vale preguntarse: ¿tomarán Facebook y otras redes sociales las mismas precauciones ante la manipulación política de las elecciones de otros países o su preocupación por la «propaganda extranjera» es solo una exclusividad para EE.UU.?
 
Hoy mismo, mientras Trump hacía sus declaraciones contra la posible censura del discurso de los conservadores, en Facebook se daba a conocer la noticia del hackeo de la página Cubainformacion.tv, un medio alternativo en internet que defiende a la Revolución Cubana. Por supuesto, ninguna agencia «informativa» ha dicho nada al respecto, y probablemente nunca lo digan. En este caso, ¿cuánto será necesario pagar para que la noticia sea promocionada a la mayor cantidad de personas?
 
¿Alguien sabe cuánto, en las redes sociales, puede costar la verdad?
 
http://cambiosencuba.blogspot.com/2018/08/las-redes-sociales-y-el-precio-de-la.html
 
https://miradasencontradas.wordpress.com/2018/08/21/las-redes-sociales-y-el-precio-de-la-verdad/
 
http://cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/81506-las-redes-sociales-y-el-precio-de-la-verdad