La tasa de reemplazo en el primer año era ya más del doble que la de Reagan, la mayor hasta ahora.
El hasta ahora secretario de Estado de EE UU, Rex Tillerson, se convirtió este martes en el último alto cargo del gobierno de Donald Trump en dejar su puesto, tras ser despedido abruptamente por el presidente, en un tuit. Tillerson se suma así a la larga lista de colaboradores despedidos por el mandatario o que han presentado su dimisión desde que el millonario ocupa la Casa Blanca, cuando estrenó un gabinete del que ya apenas queda rastro.
Según un estudio elaborado por la Brookings Institution y publicado por el diario The Wall Street Journal el pasado mes de diciembre, Trump había batido ya entonces el récord de salidas en un equipo de gobierno durante el primer año de la administración, una marca que ostentaba hasta entonces Ronald Reagan, con una tasa de reemplazo del 17% en 1981. La de Trump, a finales de 2017, era ya del 34% (el doble). Ahora se sitúa en torno al 43%. Como tuiteó el propio presidente la semana pasada, “la gente viene y va”.
Estos son los principales altos cargos que, por una razón u otra, se han ido:
RexTillerson, secretario de Estado RexTillerson
Después de casi un año de tensiones con su titular de Exteriores, Trump cesó a Rex Tillerson este martes de forma fulminante y sin aviso previo, dentro de una remodelación de su gabinete que incluye también la nominación de Gina Haspel para ser la primera mujer de la historia que estará al frente de la CIA, cuyo director hasta ahora, Mike Pompeo, pasará a ocupar a su vez el puesto de secretario de Estado.
Exjefe de la petrolera ExxonMobil, Tillerson se convirtió en febrero de 2017 en el primer secretario de Estado en más de un siglo que no tenía ninguna experiencia previa en el sector público de EE UU, y llegó al cargo entre críticas por su amistad pasada con el presidente ruso, Vladimir Putin. Sin embargo, había acabado siendo la voz más dura contra Rusia en el Gobierno de Trump, y se ganó poco a poco el favor de quienes defienden el papel diplomático tradicional de liderazgo de Estados Unidos y su cooperación en foros multilaterales.
Gary Cohn, principal asesor económico
El director del Consejo Económico Nacional (principal asesor del Gobierno en materia económica) presentó su dimisión el pasado 6 de marzo, en el marco de sus disputas con el presidente en torno a la imposición de aranceles a las importaciones de acero y aluminio. Aunque la Casa Blanca no llegó a confirmar que Cohn hubiese puesto fin a su etapa en el Gobierno estadounidense por sus diferencias con Trump en ese sentido, era de conocimiento público que el asesor económico del multimillonario, un ferviente partidario del libre comercio, se oponía a la medida.
Cohn, de 57 años, era presidente del grupo bancario Goldman Sachs hasta que Trump lo nombró en diciembre de 2016 como encargado de coordinar la política económica de la Casa Blanca. El magnate lo llegó incluso a considerar para sustituir a Janet Yellen al frente de la Reserva Federal.
Hope Hicks, directora de Comunicaciones
Hope Hicks, directora de Comunicaciones de la Casa Blanca y durante largo tiempo asesora del presidente, anunció que renunciaba a su cargo el pasado 28 de febrero, un día después de testificar durante alrededor de ocho horas ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, en el marco de las investigaciones sobre la posible coordinación de la campaña de Trump con el Gobierno ruso para influir en los comicios de 2016. Según indicó The New York Times, no obstante, la renuncia de Hicks no tuvo que ver con la investigación, sino que llevaba considerando sus opciones de salida desde hacía varios meses.
Hicks, quien se unió a la campaña presidencial de Trump en 2016 sin ninguna experiencia previa en política, ha sido una de las personas que más tiempo ha permanecido en el equipo cercano al magnate desde que este comenzó su andadura hacia la Casa Blanca.
El cargo que dejó, la dirección de Comunicaciones, había sido ocupado ya por cuatro directores distintos durante el Gobierno de Trump.
Rob Porter, secretario del personal de la Casa Blanca
El secretario de personal de la Casa Blanca abandonó su cargo el 7 de febrero, después de que sus dos exesposas le acusaran de maltratarlas física y psicológicamente hace años, y de que los medios publicaran una fotografía de una de ellas con el ojo morado. El caso de Porter se convirtió en un escándalo, además, porque supuestamente el jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, y otros altos funcionarios conocían desde hacía meses las acusaciones contra él, y aún así le habían defendido e incluso promovido su ascenso en el Ala Oeste.
En sus primeras declaraciones sobre el asunto, Trump pidió a la prensa que recordara que Porter “dice que es inocente” y aseguró que está viviendo un “momento muy duro”.
Dos días después dimitía un segundo funcionario, David Sorensen, quien dejó su puesto como redactor de discursos en la Casa Blanca después de que su exmujer le acusara de haberla maltratado física y emocionalmente durante sus dos años y medio de matrimonio.
AndrewMcCabe, ‘número dos’ del FBI
El “número dos” del FBI abondonó su puesto el 29 de enero, anunciando que dejaría el cargo oficialmente a mediados de este mes de marzo. La salida de McCabe del FBI, que no fue confirmada oficialmente en su momento, se produjo después de haber recibido numerosas críticas por parte de Trump.
McCabe, de 47 años, fue la mano derecha del director James Comey, despedido en 2017 por el mandatario y con quien lideró la investigación abierta a Hillary Clinton por el uso de un servidor de correo privado para tratar asuntos oficiales cuando era secretaria de Estado (2009-2013). McCabe llevaba en el cargo dos de años, uno de ellos bajo la Administración de Trump.
En los últimos meses, Trump había arremetido en varias ocasiones contra McCabe en Twitter por las donaciones que su esposa, Jill McCabe, recibió cuando compitió como candidata demócrata en 2015 por un escaño en el Senado del estado de Virginia.
Tom Price, secretario de Salud
Trump ya estaba evaluando la posibilidad de despedir al secretario de Salud y Servicios Humanos, a raíz del escándalo suscitado por las revelaciones que apuntaban a que Tom Price había utilizado aviones privados para viajes oficiales, causando un gasto de miles de dólares a las arcas del Estado. Finalmente, el 30 de septiembre del año pasado, el propio Price presentó su renuncia.
El escándalo estalló cuando el diario Político denunció que, solo desde el mes de mayo, Price había incurrido en unos gastos superiores a los 300.000 dólares en 24 vuelos privados. La publicación señalaba que la mayoría de estos viajes se produjeron entre ciudades estadounidenses en las que existen rutas comerciales que podrían haber servido al representante del Gobierno para realizar sus viajes sin generar gastos adicionales al erario público. Price intentó redimirse al asegurar que los ciudadanos no tendrían que pagar “ni un centavo”, y que él correría con los gastos.
Steve Bannon, estratega jefe
El polémico asesor presidencial, conocido por sus manifiestas posiciones manifiestamente racistas e islamófobas, y el encargado de pilotar la última fase de la campaña presidencial de Trump, fue apartado del Consejo de Seguridad Nacional por el mandatario el pasado 5 de abril. Su inclusión en el órgano que controla los principales secretos de Estado ya había sido muy criticada en su momento por numerosos congresistas.
Su salida se consideró una victoria del teniente general Herbert Raymond McMaster, el actual consejero de Seguridad Nacional, que llegó al cargo tras la caída en desgracia del anterior, el general Michael Flynn, forzado a dimitir por Trump tras explotar el escándalo de sus relaciones con los rusos.
La relación entre Trump y Bannon se fue deteriorando aún más durante los meses siguientes. A principios de enero, el presidente dijo que “[Bannon] no tiene nada que ver conmigo ni con mi presidencia. Cuando fue despedido no solo perdió su trabajo, perdió la cabeza”. Las declaraciones se producían después de que se publicara un extracto del libro de Bannon en el que este califica de “traición” y “antipatriota” la decisión del hijo del mandatario, Donald Trump Jr., de reunirse en junio de 2016 en Nueva York con una abogada rusa.
Menos de una semana después, Bannon cedía a la presión del presidente sobre los accionistas de Breitbart News, y abandonaba también la dirección de este portal ultra.
Anthony Scaramucci, director de Comunicaciones
Trump destituyó a Anthony Scaramucci como director de Comunicaciones de la Casa Blanca tan solo diez días después de haberlo nombrado. La decisión del presidente llegó después de que Scaramucci tuviera palabras poco amistosas hacia Reince Priebus, hasta pocos días antes jefe de Gabinete del propio mandatario, a quien llamó “puto paranoico esquizofrénico” en declaraciones a medios nacionales. Además, en una llamada telefónica a un periodista del New Yorker, Scaramucci había indicado que él no era “como Bannon” y que no tratraba de “chupársela” a sí mismo.
El nombramiento de Scaramucci, un empresario de Nueva York, provocó la renuncia del portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, pero Scamaramucci había puesto el punto de mira en Priebus, al que acusaba de haberle bloqueado el acceso a Trump y de ser el responsable de las filtraciones a la prensa.
Reince Priebus, jefe de Gabinete
Priebus, que durante varios años desempeñó el cargo de presidente del Comité Nacional del Partido Republicano, fue una pieza fundamental en la formación del gobierno después de las elecciones, en el comité de transición. Sin embargo, la llegada de Anthony Scaramucci a la Casa Blanca como nuevo jefe de Comunicaciones selló la suerte del jefe de Gabinete (de acuerdo con Scaramucci, Priebus había bloqueado durante cinco meses su llegada al entorno del presidente).
Priebus se posicionó en contra de Scaramucci nada más enterarse de su inminente nombramiento, y ello desató un cisma en el que el jefe de Gabinete optó por la discreción. El nuevo director de Comunicaciones, sin embargo, no escatimó en sus críticas y ataques personales contra Priebus.
Tras todo tipo de especulaciones, el 28 de julio de 2017 Trump anunció en Twitter la destitución de Priebus y su sustitución por el hasta entonces secretario de Seguridad Interior, John Kelly.
Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca
Priebus no fue la única ‘víctima’ del nombramiento de Anthony Scaramucci como director de Comunicaciones. Una semana antes de la destitución del jefe de Gabinete, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, presentó su dimisión al magnate después de que este nombrara a Scaramucci, una medida sobre la que Spicer le había expresado su profundo desacuerdo.
Tras meses de rumores sobre su posible salida del cargo, Spicer llegó a entrevistar a candidatos para sustituirle en la tarea de dar conferencias de prensa, aunque su objetivo era ocupar un puesto de mayor rango, probablemente el que Trump ofreció a a Scaramucci, un cargo cuyas funciones estaba ejecutando el propio portavoz de forma interina desde que Mike Dubke renunciara al puesto en mayo.
Scaramucci, un financiero de 50 años, había sido uno de los más férreos defensores de Trump durante sus comparecencias en televisión.
James Comey, director del FBI
El despido de James Comey como director del FBI, anunciado el 10 de junio de 2017, se produjo después de conocerse que el principal responsable de la agencia había asegurado ante el Congreso de EE UU, de manera errónea, que una antigua asesora de Hillary Clinton reenvió miles de correos electrónicos al ordenador portátil de su esposo, el que fuera representante por Nueva York Anthony Weiner, algo que, de hecho, no ocurrió.
El descubrimiento de estos correos en octubre de 2016, apenas unos días antes de las elecciones presidenciales, provocaron que Comey alertara al Congreso en una carta pública que reabrió la investigación sobre el servidor privado de Clinton. Algunos demócratas y la propia Clinton llegaron a culpar a Comey de la derrota de la candidata demócrata en los comicios.
Trump dijo que sustituyó a Comey siguiendo las “recomendaciones claras” de la cúpula del Departamento de Justicia. Posteriormente, no obstante, aseguró en una entrevista que estaba pensando en “el asunto de Rusia” cuando lo cesó.
Michael Flynn, asesor de seguridad nacional
El general retirado Michael Flynn dimitió de su puesto como principal asesor de seguridad nacional el 24 de febrero de 2017, después de solo 23 días en el cargo. Su renuncia se produjo tras saberse que había mentido, o informado erróneamente, al vicepresidente, Mike Pence, acerca de sus conversaciones con el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak, unos contactos que había mantenido en varias ocasiones durante los dos meses previos a la llegada al poder de Trump.
La sombra de Flynn, no obstante, no se extinguió del todo, ya que en diciembre del año pasado llegó a un acuerdo con el el fiscal especial de la investigación rusa, Robert Mueller, por el que se declaró culpable de haber mentido al FBI sobre sus conversaciones con miembros del Gobierno ruso, y dispuesto a colaborar plenamente con la investigación, algo que podría desembocar en nuevas imputaciones.
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