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viernes, 9 de septiembre de 2016

Virgen de la Caridad del Cobre: Patrona de Cuba

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Nuestra amada Caridad. Guadalupe Yaujar Díaz.
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Una fiesta venerada a una deidad del color cubano, surgida como imagen del mar por humildes pescadores, es amada cada 8 de septiembre.

En Cuba, nación antillana, la Virgen de la Caridad con su color de cobre transita en cada hogar bajo un festejo único que celebran los católicos y los creyentes de religiones de origen africanos.

La fecha motiva la asistencia o peregrinación de sus devotos, quienes a lo largo del país acuden, en especial este día, a rendirle homenaje en templos y altares o pidiendo sus favores y bendiciones.


De igual manera la religiosidad del pueblo se manifiesta en muchos hogares en donde podemos encontrar cuadros e imágenes de la virgencita con el Niño Jesús en los brazos y una cruz.
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Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, la Virgen de la Caridad del CobreCaridad del Cobre, Oshun o simplemente Cachita, como algunos la conocen es la Patrona de los cubanos. Así, en solemne nombramiento fue proclamada por el Papa Benedicto XV en el año 1916. Y en reconocimiento al pueblo, durante su visita a la Isla el 4 de enero de 1998, el Papa Juan Pablo II coronó y bendijo la imagen de la Patrona de Cuba durante la tercera misa que ofició en nuestro país, celebrada en la Plaza Antonio Maceo de la ciudad de Santiago de Cuba, el 24 de enero de 1998.

También, es conocida como “La Mambisa” su bella imagen es custodiada en la Parroquia de Santo Tomas en la Arquidiócesis de Santiago de Cuba, llamada así por estar vinculada a la historia patria, pues durante las Guerras de Independencia de Cuba iniciadas en 1868 la devoción por la Virgen de la Caridad acompañó a las tropas del Ejército Libertador en los campos de guerra contra la colonia española.
Llega la Virgen de la Caridad a la Plaza de la Revolución. Foto: Ismael Francisco
La leyenda que acompaña la llegada de la Virgen a Cuba dice que en 1613 dos hermanos descendientes de indígenas, Juan y Rodrigo de Hoyos, y un negrito de nueve o 10 años, llamado Juan Moreno, buscaban sal en la bahía de Nipe, la mayor de Cuba, situada en el extremo este de la oriental villa de Santiago de Cuba, cuando avistaron la imagen, flotando en el mar con una tablilla donde podía leerse la frase "Yo soy la Virgen de la Caridad del Cobre".
Más tarde, ante la preocupación por las continuas desapariciones de la Virgen, esta fue trasladada al Hato de Barajagua en donde se encontraban las autoridades de aquel lugar; su segunda estación sería el poblado Real de Minas -en las minas de Santiago del Prado muy cerca de la villa de Santiago de Cuba, donde se abre una de las mayores vetas de cobre a cielo abierto de América- para ser llevada luego, en el año 1648, a una nueva ermita construida en lo alto de la serranía de las minas. Los vecinos recibieron el hallazgo como una buena señal del cielo y construyeron de inmediato la ermita para que sirviera de templo a la imagen y al borde de la mina, los mineros levantaron el primer santuario, en el mismo sitio donde hoy se encuentra la iglesia.
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La Basílica Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, donde cada mañana se oficia una misa, conserva la imagen original de la virgen, con su capa de oro -que puede verse desde todos los ángulos del templo- constituye uno de los sitios más religiosos y venerados por el pueblo cubano. Está ubicada en lo más alto del Cerro de Maboa, a 27 kilómetros de la oriental ciudad de Santiago de Cuba.
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El primer santuario del Cobre en 1906 se desplomó producto a las explosiones y excavaciones de las minas y es proclamado como Basílica el 22 de diciembre de 1907 por el Papa Pablo VI. A la construcción actual, inaugurada el 8 de septiembre de 1927, se accede a través de una escalinata que tiene tres grupos de escalones flanqueados por una muralla baja que tiene faroles que de noche permanecen encendidos. Posee naves rematadas por torres donde se enseñorean campanarios en un nivel más bajo, con una fachada principal simétrica y su estructura central concluye en una cúpula.

La iglesia, está decorada en tonos ocre y blanco y la virgen que está guardada en el interior de estos muros es de oro y se alza en un altar móvil que puede verse desde todos los rincones de la nave principal, este altar es de mármol y plata maciza y está decorado con objetos de enorme valor.

Debajo del Camarín de la Virgen está la denominada Capilla de los Milagros, un pequeño recinto donde los creyentes y no creyentes ,nacionales o extranjeros, que visitan el sitio depositan disímiles ofrendas personales: joyas de oro y piedras preciosas, cadenas, vestuarios, medallas olímpicas, ropitas de bebé, muchos objetos comunes pero que entrañan una riqueza para los fieles. Otros retornan a sus hogares con diminutas piedras donde brilla el cobre de la mina, llevándolas como especial protección para la salud y contra los males o guardianes de un futuro mejor.
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El 26 de marzo de 2012 el Papa Benedicto XVI le otorga la Rosa de Oro de la Cristiandad, con motivo del cuadringentésimo aniversario de la aparición de la imagen y el Papa Francisco, en su vista a la Isla, en septiembre de 2015, y con motivo la conmemoración de los 100 de la consagración de Cuba decretó el Año Santo Excepcional de la Misericordia.
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La imagen de la Virgen de la Caridad ha salido de su santuario sólo en cuatro ocasiones:
  • 1936 cuando fue coronada por el Arzobispo de Santiago de Cuba.
  • 1952 en el Cincuentenario de la República.
  • 1959 asiste al Congreso Nacional Católico en La Habana.
  • 1998 es coronada por el Papa Juan Pablo II en la plaza Antonio Maceo.
  • 2011 - 2012 - Recorrido por todo el país en celebración de los 400 años de la aparición de la virgen.
Este, otro nuevo Día de la Caridad para todos los cubanos, en cualquier latitud que se halle, se le rinde homenaje a la Patrona con devoción y espiritualidad.

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Fuentes:




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Nuestra genuina Virgen de la Caridad del Cobre. Leticia Martínez Hernández. 
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Está en un tatuaje, en el dije de la cadena, guardada en el monedero, pintada en la pared, venerada en un cuadrito encima del escaparate, empotrada en el portal o en el techo de cualquier casa. La Virgen de la Caridad del Cobre, o simplemente Cachita, habita de tantas maneras en Cuba, que resulta extraño el día que pasa y no se es testigo de su protectora presencia. Fieles o no, la nombran Patrona de Cuba y por eso su celebración, el 8 de septiembre, no pasa nunca inadvertida. Con su descubrimiento, en 1612, en las aguas de la bahía de Nipe, comenzó la devoción de los cubanos hacia ella que, como madre, los ampara.

Uno de sus halladores, Juan Moreno, el negrito de la Virgen, al que le acompañaban dos hermanos indígenas, contó a sus 85 años: “habiendo ranchado en cayo Francés que está en medio de la Bahía de Nipe para con buen tiempo ir a la salina, estando una mañana la mar calma salieron de dicho cayo antes de salir el sol, los dichos Juan y Rodrigo de Hoyos y este declarante, embarcados en una canoa para dicha salina, y apartados de dicho cayo Francés vieron una cosa blanca sobre la espuma del agua, que no distinguieron lo que podía ser, y acercándose más les pareció pájaro y ramas secas. Dijeron dichos indios parece una niña, y en estos discursos, llegados, reconocieron y vieron la imagen de Nuestra Señora la Virgen Santísima con el Niño Jesús en los brazos sobre una tablita pequeña, y en dicha tablita unas letras grandes las cuales leyó dicho Rodrigo de Hoyos, y decían: Yo soy la Virgen de la Caridad, y siendo sus vestiduras de ropaje, se admiraron que no estaban mojadas”.
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Desde entonces la Virgen Mambisa, como también se le conoce, ha acompañado a los isleños, en buenas y malas, desde la plegaria más sencilla, hasta la celebración más encumbrada, desde el pedido más íntimo hasta el rezo más público. Cuentan que los mambises de nuestras guerras la tenían como protectora. Se sabe, por ejemplo, que Carlos Manuel de Céspedes, al entrar en Bayamo con las fuerzas liberadoras, pidió hacer una solemne misa en honor a la Virgen de la Caridad, poniendo bajo su cuidado al ejército revolucionario.   
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Según escribió Don Fernando Ortiz en su libro “La Virgen de la Caridad del Cobre. Historia y etnografía”, otro cubano respetuoso de ella fue Fermín Valdés Domínguez, el amigo entrañable del Apóstol, para quien la Virgen “merece todo mi respeto porque fue un símbolo en nuestra guerra gloriosa”. Contaba que su madre le decía: “Lleva, hijo mío, tu medalla al cuello y no le temas a las balas de los españoles...; esa medalla los asusta, ella es la voz de la justicia que los manda, como réprobos, al infierno”. Y en el presidio “me secaba amorosa y altiva el sudor de mi frente; y quería curar con sus lágrimas las úlceras de mis pies, y arrancar con sus manos mis grilletes, entonces su plegaria era un grito de dolor: ¡Virgen de la Caridad, que triunfemos!”.

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Se sabe, también, sobre el escapulario de la Virgen que Antonio Maceo llevaba en el cuello; o de aquella copla de la Guerra de los Diez Años que decía: “Virgen de la Caridad, / Patrona de los cubanos, / Con el machete en la mano/ pedimos la libertad”.

Precisamente fueron los héroes de la manigua cubana quienes escribieron una carta al Papa Benedicto XV, fechada en el Santuario del Cobre el 24 de septiembre de 1915 y firmada por doscientos generales, oficiales y soldados, para solicitarle que se declarara a la Virgen de la Caridad del Cobre como Patrona de la República de Cuba. El Sumo Pontífice accedió a la petición y el 10 de mayo de 1916 firmó el decreto de su proclamación.

Interior del Santuario. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.
Justo a cien años de esas letras, el Papa Francisco estará visitando el Santuario del Cobre. Sobre el hecho escribieron los obispos de la Iglesia Católica de Cuba en su mensaje con motivo de la próxima visita pastoral: “A la Virgen de la Caridad, Madre de Cuba, y a quien también invocamos como “Reina y Madre de misericordia”, le suplicamos su cuidado maternal sobre esta tan deseada visita. Coincidirá que el Papa Francisco visitará su Santuario del Cobre en la misma semana en la que se cumplirán cien años de que los mambises de las guerras por la independencia de nuestra Patria escribieran al Papa pidiéndole que la declarara Patrona de Cuba”. Antes pedían en su escrito: “Ella, que ha acompañado a nuestro pueblo en las buenas y en las malas, consiga del cielo una gran bendición para Cuba y sus hijos, estén donde estén, piensen como piensen y crean como crean”.

Recordemos que poco más de tres años atrás, el 26 de marzo del 2012, también llegó a esta Isla, como Peregrino de la Caridad”, el Papa Benedicto XVI. Entonces la Virgen Mambisa había recorrido más de 30 mil kilómetros a todo lo largo y ancho del territorio nacional, convocando a su paso a millones de cubanos. Apenas a tres horas de su arribo a la ciudad de Santiago, Su Santidad ofició una misa en la Plaza Antonio Maceo y al final de la eucaristía entregó a la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre la “Rosa de Oro”, creada por el Papa León IX en 1049 para distinguir a personalidades católicas, instituciones y símbolos de esta religión.



Luego, como había prometido, siguiendo la estela de tantos peregrinos a lo largo de los siglos, acudió al Santuario del Cobre a postrarse a los pies de la Madre de Dios, “para agradecerle sus desvelos por todos sus hijos cubanos y pedirle su intercesión para que guíe los destinos de esta amada Nación por los caminos de la justicia, la paz, la libertad y la reconciliación”.

En menos de dos décadas tres Papas han mostrado su devoción por la Cachita de Cuba. También Juan Pablo II, el 24 de enero de 1998, coronó y bendijo su imagen durante la tercera misa en Santiago de Cuba. Entonces dijo: “La historia cubana está jalonada de maravillosas muestras de amor a su Patrona, a cuyos pies las figuras de los humildes nativos, dos indios y un moreno, simbolizan la rica pluralidad de este pueblo. El Cobre, donde está su Santuario, fue el primer lugar de Cuba donde se conquistó la libertad para los esclavos”.
Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.
Y exhortó luego: “no olviden nunca los grandes acontecimientos relacionados con su Reina y Madre. Con el dosel del altar familiar, Céspedes confeccionó la bandera cubana y fue a postrarse a los pies de la Virgen antes de iniciar la lucha por la libertad. Los valientes soldados cubanos, los mambises, llevaban sobre su pecho la medalla y la "medida" de su bendita imagen”.

Entonces envió un saludo a “los hijos de Cuba que en cualquier parte del mundo veneran a la Virgen de la Caridad; junto con todos sus hermanos que viven en esta hermosa tierra, los pongo bajo su maternal protección, pidiéndole a Ella, Madre amorosa de todos, que reúna a sus hijos por medio de la reconciliación y la fraternidad”.
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Que haya sido ella compañera del pueblo libertador; que haya sido reclamado su patrocinio por un grupo de Generales del Ejército Libertador ─ decía Eusebio Leal ─ tiene una serie de simbologías; los símbolos juegan un papel importante en la historia, son una expresión de la poesía y sin la poesía no se pueden explicar los misterios. En medio de esos “misterios” estarán celebrando millones de cubanos a la Virgen este septiembre, porque amén de las religiones y la concepción que del mundo cada cual tenga, ella es genuinamente nuestra.


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Fuentes:


http://sinrodeo-leoipa.blogspot.com/2015/09/nuestra-virgen-de-la-caridad-del-cobre_8.html

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Cuba y La Virgen de la Caridad del Cobre. Andria Torres Guerra.
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Tradición genuina en nuestra Cuba es recordar cada 8 de septiembre a la Virgen de la Caridad del Cobre, coronada Reina y Patrona de Cuba por SS Juan Pablo II durante la Santa Misa que celebró en su Visita Apostólica a Santiago de Cuba. Bajo la inmensidad del azul cielo de mi Patria.

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Corría el siglo XVII. Tres muchachos de nuestra tierra -de los más humildes- iban en canoa a buscar sal en la bahía de Nipe, -relató el negrito Juan Moreno en 1687- acompañado él de los hermanos de pura sangre india Juan y Rodrigo de Hoyos, conocidos por la tradición a través del tiempo como “los tres Juanes”.
Había mal tiempo cuando navegaban por la desembocadura del río Mayarí que en aquellos tiempos estaba cerrado por un delta llamado la Vigía; más de pronto, inesperadamente, el cielo aclaró y sucedió la aparición de una imagen flotando entre ligeras nubes, sobre una débil tablilla…”…vimos una cosa blanca sobe la espuma del agua, que no distinguimos lo que podía ser y acercándonos pareció un pájaro y ramas secas”… declaró Juan Moreno en 1687 bajo juramento.
Se dijeron entre ellos “parece una niña”, y en eso reconocieron la imagen de “Nuestra Señora la Virgen Santísima María con el Niño Jesús en los brazos”, manteniéndose bajo la inmensidad del azul cielo que parecía protegerla y a pesar de estar tan cerca del agua notaron que Su ropa se mantenía seca.
Rodrigo de Hoyos leyó las letras grandes que había sobre la tablita con la frase «Yo soy la Virgen de la Caridad».
Ese fue el primer trono que tuvo la Virgen de la Caridad, nuestro mar cuyas ondas suaves y ondulantes suelen bañar nuestras playas de finísima arena, aunque a veces también esas aguas chocan abruptamente contra ciertos tramos de rocosas orillas de la isla dando Ella a entender, desde entonces, que así se escribirían las páginas de la Historia de Cuba: suaves unas, violentas otras; …empero, allí estaba siempre la Virgen a la par de nuestros hombres en las conspiraciones; junto a nuestros mambises en la manigua; en la plegaria en cada hogar; en las inquietudes y en las penas sufridas en el destierro por cada patriota, ….y en la esperanza de obtener libertad.
Sin embargo, no fue una, ni dos, ni tres las veces que Cuba estuvo en guerra. Hace más de medio siglo hubo otra revolución; –y ahora otra vez- noveles patriotas como los de 1868, 1879 y 1895 están ofreciendo sus vidas …e igual el mismo pueblo sangrando, pero siempre con la misma esperanza depositada en María de la Caridad y en su amoroso Hijo, rezándole por un cambio profundo y total en la isla que nos permita retornar y en una sola brazada reunirnos hasta formar el mas fuerte haz que la condición y la alegría permitan realizar.

La virgen de los Zerquera Téllez. Foto: Carlos Luis Sotolongo
Fuentes:


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