Blog_CubaSigueLaMarcha

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lunes, 5 de septiembre de 2016

Cuatro momentos importantes en las relaciones entre Cuba y EE.UU.




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“La sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes, luchar contra el imperialismo dondequiera que esté”. 
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Dentro de la historia de Cuba y en especial en cuanto a sus relaciones con Estados Unidos, han sucedido un buen número de acontecimientos que marcan pauta en cuanto a la forma de manifestarse dichas relaciones.

Pudiera escribirse un libro bastante voluminoso para referirnos a estos acontecimientos, sin embargo también es posible hacer una selección de los que han tenido una especial importancia y han marcado  época en el desarrollo de estas relaciones y eso es precisamente lo que intentamos hacer en este trabajo. 
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José Martí, en carta escrita en la ciudad de Nueva York, el 3 de junio de 1890, dirigida  a Manuel de la Cruz, al referirse a la historia planteaba: “…para que perdurase y valiese para que inspirase y fortaleciese, se debía escribir la historia.”    El mensaje de nuestro Héroe Nacional nos indica que no podemos olvidar la historia, con la cual debemos inspirar nuestro actuar y fortalecerlo.

La Guerra por la Independencia de Cuba

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Desde mucho antes que Estados Unidos se independizara de Inglaterra, en el año 1767, Benjamin Franklyn, manifestó  la  existencia del interés sobre Cuba y otras islas del Caribe por parte de los habitantes de las trece colonias, pues era una de las colonias españolas con las que se fomentó el contrabando, principalmente de azúcar, mieles y tabaco, todo lo cual estaba prohibido por Inglaterra.  El las llamó “the sugar islands.”

La Independencia de Estados Unidos promovió el comercio con Cuba y el inicio de inversiones en el país, todo lo cual, las grandes fortunas que ya dominaban dicho país, no querían ver interrumpido o puesto en peligro, por lo que preferían que la Isla se mantuviera en manos de España en vez de que pasara a ser un país independiente.

Aquí se aplicaron los principios que siempre han guiado la política exterior de Estados Unidos, que con ciertas actualizaciones están vigentes en nuestros días.

 -La prenda ambicionada debe mantenerse en las manos más débiles. Estados Unidos debe aguardar pacientemente hasta que aparezca la ocasión propicia para tomar la prenda.   

 -En una situación difícil para el débil que posee la prenda, abandonar la actitud expectante. Obrar rápida y enérgicamente.

 -En todos los casos guardar las formas y justificar a toda costa el despojo.

En repetidas oportunidades el gobierno de  Estados Unidos trató de anexarse a Cuba, inclusive ofreciendo comprarla, como lo hizo en 1854, plasmado en el Manifiesto de Ostend, pero España no accedió, aunque se planteaba que ante la negativa podría utilizarse la fuerza para lograr la posesión de Cuba.
Aquellos fueron  los tiempos donde para justificar sus acciones  expansionistas, se desarrollaron distintas ideas  como la de la Fruta Madura de John Quincy Adams, dirigida especialmente hacia Cuba y Puerto Rico y la Doctrina promulgada por James Monroe, que lleva su nombre, donde se ampliaba el escenario, con la intención de  cubrir totalmente al continente Americano.
La Guerra de los Diez Años demostró, una vez más, los verdaderos intereses de Estados Unidos, dicho país aplicó la llamada cláusula de neutralidad, para supuestamente  no tomar parte en el conflicto Cuba-España, cuando en realidad, aplicando dicha legislación, podían vender a quienes tuvieran dinero para comprar armas y en ese caso, era España el beneficiado con esta política.
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En 1870, Carlos Manuel de Céspedes, presidente de la República en Armas, cansado de que el gobierno de Estados Unidos ignorara al enviado especial José Morales Lemus y al percatarse de la esencia hegemonista del poderoso vecino planteo:

"Por lo que respecta a los Estados Unidos, tal vez esté equivocado, pero en mi concepto su gobierno a lo que aspira es a apoderarse de Cuba sin complicaciones peligrosas para su nación.... este es el secreto de su política y mucho me temo que cuanto haga o proponga, sea para entretenernos y que no acudamos en busca de otros amigos mas eficaces y desinteresados."

Al ordenar el cierre de la representación diplomática del gobierno de la República de Cuba en Armas en Estados Unidos, dijo:

"No era posible que por más tiempo soportásemos el desprecio con que nos trata el gobierno de los Estados Unidos, desprecio que iba en aumento mientras más sufridos nos mostrábamos nosotros.  Bastante tiempo hecho el papel de pordioseros a quien se niega repetidamente la limosna y en cuyos hocicos por último se cierra con insolencia la puerta.... no por débiles y desgraciados debemos dejar de tener dignidad".

Pudiera decirse que esta fue la primera vez que se rompieron las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos.
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José Martí,  acumuló el conocimiento de todo lo sucedido durante la Guerra de los Diez Años y garantizó la unidad del movimiento revolucionario contra España, principalmente con figuras en el mismo como Antonio Maceo, Máximo Gómez, Calixto García y muchos otros, que mantenían la determinación de morir si fuera necesario por garantizar  la independencia de Cuba.

Después de años de duro trabajo y también  de sufrir la acción estadounidense contra los preparativos de la guerra, como lo sucedido en La Fernandina, finamente el 24 de febrero de 1895, los cubanos reanudaron la guerra contra España por la independencia de Cuba. 

Se ha llamado a esta guerra “LA GUERRA NECESARIA” y pudiéramos decir que realmente era necesaria, pero si analizamos el pensamiento de José Martí, su principal orientador y analizamos el curso de los acontecimientos después de aquel 24 de febrero, es posible asegurar que no solamente fue necesaria, sino que aún lo es y seguramente lo seguirá siendo.

Martí, como gran visionario, nos dejó en sus escritos y su acción el pensamiento revolucionario y anti imperialista que se ha tomado como guía para nuestra lucha cotidiana contra el monstruo norteño.

Planteó nuestro Héroe Nacional, en su carta a Manuel Mercado, el 18 de mayo de 1895, que la lucha recién reiniciada tenía como uno de sus objetivos “impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América.”

Agregaba en otro párrafo, “impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y los españoles, el camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia….Viví en el monstruo y le conozco las entrañas:-y mi honda es la de David.”

Otro escrito de Martí, este de 17 de abril de 1894, titulado “El alma de la Revolución, y el deber de Cuba en América”, parece escrito para el día de hoy, como si supiera que se están realizando conversaciones entre su amada Cuba, ya independiente y soberana, con el Norte revuelto y brutal que la desprecia.
Señala la importancia de Cuba para lo que suceda en América y como las repúblicas americanas se preparan a negarle el poder al imperio, que cada día pierde posibilidades en nuestras tierras.  Esto coincide con la realidad del momento, donde el acercamiento a Cuba es vital para cambiar la imagen de Estados Unidos en América Latina.

Decía en su escrito que “En el fiel de América están las Antillas, que serían, si esclavas, mero pontón de la guerra de una república imperial contra el mundo celoso y superior que se prepara ya a negarle el poder.-mero fortín de la Roma americana;- y si libres-y dignas de serlo por el orden de la libertad equitativa y trabajadora-serían en el continente la garantía del equilibrio.”

Más adelante planteó, “Un error en Cuba, es un error en América, es un error en la humanidad moderna. Quién se levanta hoy con Cuba se levanta para todos los tiempos.  Ella, la santa patria impone singular reflexión; y su servicio en hora tan gloriosa y difícil, llena de dignidad y majestad. 

Este deber insigne, con fuerza de corazón nos fortalece, como perenne astro nos guía, y como luz de permanente aviso saldrá de nuestras tumbas.”

Terminó nuestro Héroe Nacional su escrito con una frase que debe retumbar permanentemente en nuestras mentes y debe ser nuestro primer pensamiento en cada acción que realizamos. “¡LOS FLOJOS, RESPETEN: LOS GRANDES, ADELANTE!  ESTA ES TAREA DE GRANDES”

El apéndice impuesto, conocido como la Enmienda Platt 

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El 22 de mayo del año 1903, se firmó en la Habana lo que se denominó Tratado Permanente entre la República de Cuba y los Estados Unidos de América.  Este insultante documento fue firmado por el entonces Secretario de Estado y Justicia de la República de Cuba, el señor  Carlos de Zaldo y Beurmann y el señor  Herbert G. Squiers, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de los Estados Unidos en Cuba.

Este Tratado Permanente, recogió las estipulaciones establecidas por Estados Unidos y que tuvieron que ser aceptadas por los cubanos e incorporadas como Apéndice a la Constitución de la República de 1901, que había sido votada el 21 de febrero. Estamos hablando de la tristemente famosa Enmienda Platt.
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Es interesante el párrafo inicial del Apéndice-Enmienda. En este se autoriza al Presidente de Estados Unidos para “dejar el Gobierno y control de la Isla a su pueblo, tan pronto como se haya establecido en esa Isla un Gobierno, bajo una Constitución, en la cual, como parte de la misma, o en una ordenanza agregada a ella, se definan las futuras relaciones entre Cuba y  los Estados Unidos sustancialmente, como sigue:”

Como expresa el mencionado párrafo, de no existir un gobierno y una Constitución, el presidente de Estados Unidos no entregaría el control de la isla, de ahí también que los firmantes de la Constitución de 1901 estaban obligados a la aceptación del Apéndice y su contenido, de otra forma el gobierno se mantendría en manos estadounidenses. Debe señalarse que un número reducido de los firmantes se opusieron a esta maniobra, pero la realidad histórica es que la mayoría la acepto.

La importancia del  Apéndice radica en  que, precisamente, en el mismo, se  definió el curso de  las futuras relaciones entre Cuba y Estados Unidos, tal y como aprobó el Senado de Estados Unidos, el 26 de febrero de 1901.

Pueden imaginarse el grado de sumisión en que se sitúa un país, en cuya Constitución deben estar definidas las futuras relaciones de este con Estados Unidos y es precisamente el Senado de Estados Unidos el que define las condiciones de dichas relaciones.

A continuación, en el mencionado Tratado, se repite literalmente el contenido del Apéndice- Enmienda.   En el mismo se establece, con qué tipo de país Cuba podrá tener relaciones diplomáticas, la prohibición de obtener préstamos, el derecho de Estados Unidos de intervenir en Cuba cuando lo considere necesario, la legalización de todos los actos realizados durante la ocupación estadounidense, la omisión de Isla de Pinos de los límites de Cuba, sujeto a un futuro arreglo y la venta o arrendamiento, con carácter permanente, al gobierno de Estados Unidos,  de tierras donde  establecer carboneras o estaciones navales.

Como consecuencia del Apéndice antes mencionado, todavía padecemos la afrenta de tener ocupada por un poder extranjero, una parte de nuestra patria, en la cual radica la Base Naval Estadounidense de Guantánamo, parte de la cual se ha convertido en cárcel, donde diariamente se violan los Derechos Humanos.

Todo aquello fue firmado un 22 de mayo, lo cual empañó la independencia y soberanía por la que habían luchado y muerto tantos cubanos.

Ruptura de relaciones en  enero de 1961

Desde el triunfo de revolución, el 1 de enero de 1959 se inició una etapa de hostilidad y agresión contra Cuba por parte del gobierno de  Estados Unidos.
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La primera razón para adoptar esa actitud era que el gobierno estadounidense había perdido la guerra, la guerra en que su aliado, Fulgencio Batista, había recibido todo el armamento solicitado, millones de dólares y el apoyo de los órganos de inteligencia y contrainteligencia yanqui.
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Desde muy temprano comenzaron las agresiones por mar y aire procedentes de Estados Unidos.  Se llevaron a cabo sabotajes contra industrias de distintos tipos, tiendas, almacenes, escuelas.  Se fomentaron grupos de bandidos en nuestras montañas, cuyo abastecimiento de todo tipo era suministrado por la Agencia Central de Inteligencia estadounidense. 

Se conocía que la propia agencia de espionaje estaba reclutando cubanos en la Florida, los cuales sometía a intenso entrenamiento, lo que pronosticaba la realización de una invasión a nuestra patria.

La Embajada de Estados Unidos en la Habana era uno de los principales centros en la ejecución de estos planes de agresión. Se destacaron en el reclutamiento y organización de grupos que debían apoyar las fuerzas expedicionarias y unirse a las mismas, el traslado de armas para los bandidos, la introducción en el país de explosivos y otros materiales para la realización de sabotajes, el estudio de lugares donde poder realizar actividades contra la revolución, el traslado a Langley de sus criterios sobre la situación interna en Cuba para desarrollar y poder explotar los problemas existentes, además de la realización de actividades de inteligencia contra el Gobierno Revolucionario.

En aquellos momentos, el personal de la Embajada de Estados Unidos en la Habana estaba muy por encima del necesario para las actividades diplomáticas normales que esta debían realizar, pues las acciones contra la revolución cubana había requerido un sustancial aumento de este, principalmente de los pertenecientes a la Estación de la CIA existente en dicha sede diplomática.

Conociendo los planes agresivos del enemigo y la importancia que para estos tenía el personal acreditado en la Embajada estadounidense en la Habana, el Gobierno Revolucionario remitió a la misma la siguiente nota diplomática: 

“La Habana, 2 de enero de 1961, Año de la Educación

Sr. Encargado de Negocios:

Tengo el honor de informarle de que el Gobierno Revolucionario ha decidido que en las circunstancias actuales el personal de la Embajada y Consulado de Cuba en la ciudad de Washington, ya sea diplomática, consular, o de otro carácter, cualquiera que sea su nacionalidad, no deben exceder de once personas.

Del mismo modo se ha decidido que el personal de la Embajada y Consulado de los Estados Unidos en la ciudad de la Habana, ya sea diplomática, consular o de otro carácter, cualquiera que sea su nacionalidad, deben igualmente estar limitados a once personas.

A los efectos de facilitar la salida de las personas que por esta razón deben abandonar el territorio nacional, un período de 48 horas se ha fijado desde el momento de la recepción de esta nota.

Aprovecho la oportunidad, al señor Encargado de Negocios, para reiterar a usted el testimonio de mi reciprocidad de sus consideraciones.

Firmado Carlos Olivares”

Daniel M. Braddock (en esos momentos Encargado de Negocios) evaluó la nota cubana y su impacto, lo cual remitió al Departamento de Estado en el telegrama de 2667 de la Embajada en La Habana, fecha enero 2.

Su conclusión fue que sería imposible mantener una operación útil a los planes que se estaban desarrollando, con el nivel de personal autorizado por el Gobierno cubano.

Braddock recomendó, que Estados Unidos respondiera  inmediatamente, con el  rompimiento de relaciones diplomáticas.

Estados Unidos actuó tal y como Braddock había recomendado. A partir de esa fecha, se realizaron distintas reuniones en la Casa Blanca para analizar la situación en que se encontraban los planes contra la Revolución Cubana.

La primera preocupación de  Eisenhower, presidente en esos momentos, recogida el 5 de enero de 1961 en los documentos desclasificados del Consejo Nacional de Seguridad,  estuvo relacionada con la Base Naval estadounidense en Guantánamo. El Departamento de Defensa le aseguró, que de acuerdo con los convenios firmados con Cuba, la base se mantendría en manos estadounidenses.

Dentro de lo acordado en dichas reuniones  y en especial la del día 3 de enero, donde se revisaron  todos los planes de agresión contra Cuba, estuvo el incrementar el reclutamiento de personal para la invasión y de 750, que ya estaban reclutados, elevar, como mínimo, esta cantidad al doble. 

La operación se mantuvo en manos de la CIA, pero se insistió, en que el resto de las agencias, principalmente las del Departamento de Defensa, participaran en la preparación de esta.  La Casa Blanca solicitó se acelerara el entrenamiento del personal, para que la acción se realizara lo antes posible. Se planteó también, la importancia de lograr éxito en los planes de asesinato contra Fidel, con el propósito de eliminar al máximo líder de la revolución, lo cual debía causar un caos que ayudaría al éxito de la  invasión.

A partir de ese momento, el gobierno de Estados Unidos, independientemente de la persona que ha ocupado la presidencial del mismo, ha  recrudecido todo tipo de  agresión, con el propósito de eliminar la Revolución Cubana. 
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Kennedy decidió que se llevara a cabo la invasión por Bahía de Cochinos, posteriormente estuvo involucrado en otro plan de invasión contra Cuba, esta vez con las fuerzas armadas regulares de Estados Unidos, lo cual no se realizó debido a la crisis de los cohetes.
Fidel en la primera línea de combate. (Foto: autor no identificado).
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El resto de los presidentes, incluyendo el primer período de Obama, continuaron con los planes de tratar de eliminar la Revolución Cubana por medio de la agresión, la hostilidad, el recrudecimiento del bloqueo, el aislamiento diplomático, la afectación económica, el chantaje, el terrorismo, la introducción de plagas y enfermedades en nuestro país, la subversión político ideológica, el mantenimiento de Radio y Televisión Martí, la organización y financiamiento de una oposición fabricada acorde a los intereses estadounidenses, el tratar de fomentar grupos armados y algo que han  continuado realizando por más de cincuenta años, el tratar de asesinar a nuestro máximo líder, Fidel Castro.

De acuerdo con cifras estimadas, las acciones contra Cuba que se han desarrollado por el gobierno de Estados Unidos durante más de cincuenta años, han costado al contribuyente estadounidense, un poco más  de tres mil millones de dólares.

Más de cincuenta años de fracasos estadounidenses, en los que, con dificultades, pero también con éxitos, la Revolución Cubana ha sobrevivido y avanzado.

17 de diciembre del 2014, otra etapa, no tan nueva, con leyes viejas

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Sin duda alguna, esta fecha marca una etapa. El anuncio conjunto por parte de Cuba y Estados Unidos de que comenzarán a trabajar en función de restablecer las relaciones diplomáticas entre los dos países, modifica sustancialmente la crisis que existía entre ambos.
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El restablecimiento de relaciones diplomáticas no cambia en esencia los intereses de cada país, sin embargo, permite establecer conversaciones que pueden fructificar en el caso de que los intereses coincidan y  ayuda en el análisis conjunto de las diferencias, lo que pudiera promover cierto entendimiento sin que  esto quiera decir que sea necesario modificar radicalmente los objetivos de cada cual.  Es un nuevo orden que debe resultar beneficioso para ambos.
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En cuanto a las acciones emprendidas por Cuba y Estados Unidos después de haber declarado la intención de restablecer las relaciones diplomáticas, considero importante tomar en consideración estos puntos.

1.- Lo sucedido el 17 de diciembre del 2014, que ocasionó el regreso a Cuba de Gerardo, Ramón y Antonio, más el reconocimiento por parte del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de que habían fracasado todas las acciones organizadas durante más de cincuenta años para destruir la Revolución Cubana, lo considero  una victoria de Cuba.

2.- El que como consecuencia de todo esto, el Premio Nobel de la Paz, llegue al acuerdo con nuestro presidente, Raúl Castro, de restablecer las relaciones diplomáticas entre ambos países, incrementa el significado de la victoria, pues la ruptura de relaciones diplomáticas llevada a cabo por Estados Unidos en enero de 1961, marcó una etapa donde ese país dejó de reconocernos como una nación más, inclusive en algunos mapas, nuestra isla no aparecía en el Mar Caribe, como si hubiéramos desaparecido por completo.

3.- Todo esto no es obra de la casualidad. Es el resultado de más de cincuenta años de resistencia y lucha de nuestro pueblo, bajo la dirección de un gobierno verdaderamente revolucionario.  Es resultado también de la entereza  e integridad mostrada por nuestros cinco héroes dentro de las prisiones estadounidenses, que a pesar de  las vejaciones y torturas sufridas, nunca pudieron doblegarlos.

4.- La decisión estadounidense de restablecer relaciones diplomáticas con Cuba es un indicador de que su política en América Latina se encuentra en una etapa de cambio, donde les resulta imposible seguir ignorándonos debido a la solidaridad mutua entre Cuba y la mayoría de los países de América Latina.  Esto, a la vez, también se convierte en  un ejemplo para los países latinoamericanos, el triunfo de  la postura patriótica e intransigente y que ellos también pueden triunfar, si mantienen sus principios.

5.- Para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas es necesario negociar.  No podemos auto bloquearnos.  El discurso de Raúl en la reunión de la CELAC, en Panamá, marca los distintos pasos que pudieran tener esas negociaciones, para el restablecimiento primero y la normalización después, los cuales debemos cumplir y hacer que se cumplan. Estos principios de nuestras negociaciones no debemos variarlos.

6.- Vamos a negociar con un gobierno que no ha cambiado las principales medidas agresivas que durante años se han desarrollado contra la Revolución Cubana. Las medidas anunciadas por Obama el propio 17 de diciembre y posteriormente, están  todas fundamentadas en los intereses de Estados Unidos,  que no tienen que ser necesariamente los de Cuba.  En esto de dictar medidas el hegemonismo y la prepotencia se ponen de manifiesto, pasan por alto que cada una de esas medidas debe ser aceptada por Cuba para que pueda funcionar.

7.- Van a cambiar el método, pero el objetivo sigue siendo el mismo, destruir la Revolución Cubana, lo cual consideran, que será más factible con los métodos que ahora empleen, algunos nuevos, pero muchos de ellos los que ya han estado utilizando. La agresión abierta ha sido sustituida por la subversión político ideológica. Se trata de crear una quinta columna interna que fortalecida pueda ser un instrumento en la destrucción de la revolución. Se considera que puede crearse una dependencia económica de Cuba a  Estados Unidos, que en un momento determinado, nos haga valorar y rectificar nuestras acciones en relación con otros países de América y del Mundo que luchan contra el imperialismo yanqui.

8.- La ofensiva estadounidense contra países de América Latina que han iniciado el camino de su liberación, del respeto a su dignidad nacional, de la recuperación de sus recursos naturales y la defensa de los intereses de sus pueblos, va encaminada a que los intereses estadounidenses puedan recuperar lo que han perdido en los últimos años, realizar cambios favorable a Estados Unidos en los gobiernos de dichas naciones no solamente para poner en vigor nuevamente la Doctrina Monroe, sino también para que estos cambios ayuden en la labor de destruir la Revolución Cubana.

De realizarse los cambios planificados por la administración Obama, la nueva política de aislamiento contra Cuba se irá consolidando, fundamentada en  eliminar aquellos gobiernos con los que Cuba tiene relaciones más estrechas. Eso debe afectar también la economía de Cuba, la que comenzará a recibir menos ingresos de dichos  países y por lo tanto incrementará su dependencia de lo que pueda recibir como resultado de la “apertura” estadounidense. Todo eso es una nueva forma de aislamiento  y dependencia económica.

9.- Debemos negociar, sin dejar presionarnos, sin que nos apuren a la hora de tomar decisiones.  Cuba, sin Estados Unidos, ha desarrollado una amplia política exterior, un  fuerte movimiento de solidaridad, cada día son más los países que se interesan por establecer negocios y otro tipo de relaciones económicas con Cuba. Enfrentando disímiles  problemas, pero hemos sabido salir adelante.  Ellos son los que llegan tarde, tienen más de cincuenta años de atraso.

10.- En Estados Unidos se mantienen vigentes toda una serie de leyes propias de la etapa de la hostilidad contra Cuba.  Para poder llegar a un entendimiento adecuado entre nuestros dos países, cuyo sistema político, valores e ideología difieren bastante, es necesario que dichas leyes sean modificadas o anuladas.

No solamente me refiero a la Ley Helms Burton, sino a todas aquellas leyes y resoluciones de distinto  tipo que se vinculan con el bloqueo comercial, económico y financiero. Puede agregarse además, entre otras, la Ley de Ajuste Cubano y sus regulaciones en cuanto a la inmigración. Distintas listas que han sido confeccionadas por agencias del gobierno de Estados Unidos que nos vinculan con crímenes internacionales como el tráfico de personas.

Si Estados Unidos quiere establecer una relación nueva con Cuba, es necesario  que deje sin efecto las leyes viejas que ha promulgado, que no están de acuerdo con el momento actual. En cuanto a Cuba, no existe una sola ley que afecte los intereses de Estados Unidos.

No tenemos porqué bailar con la melodía que ellos toquen. El rap y el hip-hop requieren movimientos  acelerados.   El son cubano es mucho mejor, más agradable y tiene una cadencia donde los bailadores se mueven sin prisa, pero sin pausa.

La Habana, 3 de septiembre de 2016

GRUPO EL HERALDO  sarahnes@cubarte.cult.cu



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