Cuando periódicos como The New York Times, editorializan el tema del Embargo a Cuba, especialmente en su página digital, es necesario hacer una pauta y pensar seriamente el asunto.
Un Presidente estadounidense no puede terminar el Embargo de un plumazo, pero sin dudas puede crear un terremoto entre los miembros del Congreso que han sido secuestrados por la política local del Condado Miami Dade.
Entre otras cosas pone al descubierto que los mal llamados movimientos opositores cubanos sólo han sido más de lo mismo y continúan atados al cordón umbilical de la burocracia que aún rodea el caso cubano en el Departamento de Estado y de otras áreas de las estructuras de Estado en Washington.
La trifulca entre grupos, la voracidad monetaria de sus miembros, sus cuestionables tendencias al buen vivir, los aparta del más mínimos patriotismo y la tolerancia del gobierno cubano descalifica la esencia de sus planteamientos. Por eso la cuestión política relacionada con la creación de Partidos, y la liberación de presos políticos que no existen, como condición para terminar el Bloqueo, languidece en aras de entendimientos y conversaciones racionales entre Washington y La Habana.
El propio organismo del Departamento de Estado encargado de malgastar fondos para financiar ilícitas actividades políticas en contra del gobierno cubano, enfrenta cuestionamientos por quienes participan de ese aventurerismo político llamado oposición cubana.
En Miami varias organizaciones se preguntan porqué la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) monopoliza el dinero entregado por la Agencia Internacional de Desarrollo.
Gran parte de los fondos se han empleado para subsanar errores de dirección, fundamentalmente el pago de viajes a los directivos de las Damas de Blanco y la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) a Estados Unidos, con miras a resolver problemas internos y contradicciones entre sus miembros, los cuales eran conocidos por los directivos de la FNCA y en especial Pepe Hernández, cuya ineficiente actuación y liderazgo sobre sus “apadrinadas” culminó en una irreparable división dentro de ese movimiento llamado Damas de Blanco.
Dicen que el desastre en buena medida se debe a que Berta Soler es protegida financiera de Eulalia San Pedro (Laly). Esto potenció el carácter autoritario de Berta, quien chantajea al resto de las mujeres por su control del dinero. Tanto en Miami como en Cuba se dice que este binomio es altamente explosivo y favorece a Berta para manipular tanto las situaciones como los fondos monetarios.
La USAID aprobó en el año 2011, 3.4 millones de dólares para la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC), una entidad de la FNCA, supuestamente sin fines de lucro para “apoyar a la sociedad civil y la democracia en la Isla”. De las migajas de estos fondos viven Magdelivia Hidalgo de FLAMUR, Ibrahim Bosh, del Partido Republicano de Cuba, Omar López Montenegro del FHRC y Unión Patriótica de Cuba.
Los funcionarios federales cuestionan seriamente el uso de estos fondos que en los últimos años sólo han logrado más peleas entre los beneficiarios que en contra del gobierno cubano.
La propia página de internet de la FHRC afirma que ha enviado varios miles de dólares a la sociedad civil cubana, así como computadoras, teléfonos celulares, cámaras, materiales sobre derechos humanos, alimentos, medicinas, productos higiénicos y ropa. ¿Cómo es posible que la USAID les asigne millones y ellos sólo entregan miles?
Funcionarios del Departamento de Estado, USAID, NED y otras agencias están seriamente preocupados por el fracaso de estos proyectos en apoyo a la llamada oposición interna de Cuba, mientras en Miami se derrochan estos recursos a favor de determinados grupos. La FNCA tiene una enorme responsabilidad en esto, como ha sido el caso de 16 jóvenes enviados a cursar estudios en la Universidad Internacional de la Florida, a un costo de casi un cuarto de millón de dólares.
No es la primera vez que ocurre un escándalo de esta naturaleza. En el año 2013 una auditoria del gobierno estadounidense demostró fraudes y mal uso de fondos. Por todas estas razones y otras, periódicos como The New York Times y el propio Ejecutivo, están pensando que es hora de cambiarle el ritmo a la comparsa.
Así lo veo y así lo digo.
Por: Lorenzo Gonzalo | Réplica | Radio Miami
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