Las reformas emprendidas por el gobierno de Raúl Castro le arrebataron muchas banderas a la disidencia cubana y redujeron aún más la escasa influencia social que siempre tuvieron, unos 20.000 seguidores en todo el país, según fuentes de la propia oposición.
Medidas como la liberación de todos los presos políticos, la apertura migratoria, el fin de los juicios políticos con largas penas, el perdón a todos los condenados a muerte, el acceso general a internet, la autorización del trabajo autónomo y de la pequeña empresa, la libertad de construir, comprar y vender la casa, fueron la lápida puesta sobre la tumba de la disidencia tradicional.
En 2003, tras el arresto de 75 opositores, la disidencia cubana recibe el abierto y beligerante apoyo de EEUU y la UE. Washington los financia con 20 millones de dólares anuales y Bruselas crea la Posición Común, que deja a Cuba fuera de los acuerdos de colaboración económica.
Las embajadas europeas comienzan a invitar a los disidentes a las recepciones excluyendo de esa forma a los funcionarios de gobierno, en una estrategia que se calificó como "La guerra de los canapés".
Sin embargo, a pesar de semejante apoyo económico y político, la oposición no fue capaz de crecer dentro de la sociedad cubana.
Continuó fragmentada en decenas de pequeños grupos, peleados entre sí por sacar la mayor tajada económica. Sus más fieles aliados, los diplomáticos estadounidenses, reconocieron estas debilidades en uncable secreto del Departamento de Estado revelado por Wikileaks.
El embajador de Washington en Cuba,Jonathan Farrar, escribió que los líderes opositores sufren de un acentuado personalismo, carecen dearraigo social y están excesivamente preocupados por conseguir el dinero de EEUU.
El único disidente que aún contaba con cierto prestigio dentro de la isla era el democrisitano Oswaldo Payá. Pertenecía a una familia cristiana muy activa, era uno de los pocos que trabajaba para vivir y logró juntar 20.000 firmas para cambiar la constitución.
La derecha europea envió dos de sus militantes para asesorarlo y financiarlo, el sueco Aaron Modig y el español, Ángel Carromero.
Sin embargo, estos lo mataron en un accidente de tráfico responsabilidad del joven del PP, según los tribunales cubanos, un fallo aceptado incluso por la embajada española en Cuba. No fue la primera vez que los políticos europeos asesoraron y financiaron a la disidencia cubana.
Según explicó aPúblico Manuel Cuesta Morúa, líder el opositor Arco Progresista, durante años los socialdemócratas suecos les enviaron dinero y asesoramiento a través de Anita Ardin, curiosamente la misma mujer que después acusara de violación a Julián Assange, el director de Wikileaks.
La ciberguerra
Con la llegada de Obama al poder, los dirigentes opositores tradicionales pierden gran parte del apoyo en favor de una nueva estrategia, la guerra en el ciberespacio. Son desplazados por un nuevo grupo de opositores, encabezados por Yoani Sánchez, con la intención de ganar a los cubanos para generar una Primavera Árabe que derroque al gobierno.
Ya la entrega de dinero, que tanto costo político tuvopara la disidencia tradicional, se realiza en forma de premios o desalarios, llegando a cientos de miles. Desde su campaña electoral, el presidente de los EEUU conocía muy bien la influencia política que pueden tener las redes sociales.
La USAID realizó varios intentos para crear mecanismos como el Zunzuneo y el Piramideo, redes sociales clandestinas para influir sobre los jóvenes cubanos.
El escaso desarrollo de Internet en Cuba los obligó a tratar de organizar conexiones satelitales. Entrando equipos para esos fines cae preso Alan Gross, ciudadano estadounidense condenado en la isla a 15 años de reclusión.
Todos estos intentos son bloqueados por las autoridades cubanas que tienen el monopolio de Internet en la isla.
El mismo periódico "14 y½", creado por Yoani Sánchez, no puede ser leído en Cuba mientras se accede sin problemas a medios anticastristas como el Nuevo Herald de Miami o El País de España.
Internamente, el aislamiento social de la ciberdisidencia es similar o mayor al que vivían los opositores tradicionales. En la actualidad el único grupo con cierto activismo opositor son Las Damas de Blanco, movimiento que surgió para lograr la liberación de los presos políticos y que continuó después de alcanzado ese objetivo en 2010. Eran alrededor de 200 mujeres, según explicó a Público Berta Soler, su máxima dirigente.
Pero eso fue antes de su reciente división, cuando las Damas del oriente de la isla cuestionaron a la dirección, al parecer por la forma de manejar los recursos financieros que llegan desde el exterior. La apertura migratoria también contribuyó a empeorar la situación de
la oposición.
La mayoría de sus dirigentes pasan gran parte del año viajando a congresos, conferencias y reuniones en el extranjero. En un artículo aparecido en el Nuevo Herald, uno de los medios másanticastristas de Miami, se los califica de "disidencia viajera" y cuestionan el poco tiempo que le dedican al trabajo político y socialdentro de la isla.
Los disidentes cubanos atraviesan la peor crisis de su historia, las reformas de Raúl Castro los ha sorprendido y seis años después de iniciadas aun no son capaces de orquestar una respuesta coherente.
Sin lugar a dudas, en este momento, ellos son el menor de los problemas que enfrenta el gobierno en su camino por transformar la sociedad.
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