¿Por qué una Revolución en Cuba? (I)
Eddy Mac Donald Torres (macdonald@gmail.com)
La historia cual profeta – al decir de Galeano-, con la mirada vuelta hacia atrás, es un instrumento imprescindible para la comprensión de lo pretérito e interpretación del presente, cuyo mejor ángulo conllevaría a la construcción de un futuro próspero y armónico. El análisis de los fenómenos y acontecimientos sociales pasa ineludiblemente por lecturas e interpretaciones contextuales e históricas, esa es una condición que acompañará a quienes se decidan escalar una peligrosa pero a la misma vez fascinante montaña que guarda entre sus faldas extraordinarios misterios difíciles de develar.
Por medio de la ciencia escrutadora de lo antecedido, las evoluciones humanas no pasan desapercibidas y arrojan luz en las penumbras de las sociedades pasadas. El mundo de hoy, amenazado in extremis por las guerras y la fuerza destructiva de la naturaleza, resentida por el accionar irrespetuoso e inconsciente en muchos casos de los seres humanos conduce a todos los habitantes del planeta a una calle sin salida. Máxime cuando cobran ribetes de prioridad las ideologías que portan la filosofía del progreso y el desarrollo en armonía con el medio ambiente.
Los paradigmas ideológicos han estado marcados por etapas de ascenso y crisis en un ciclo que hasta la actualidad condicionan su estudio mesurado, tal es el caso del marxismo como teoría liberadora en donde pensadores denominados clásicos (Carlos Marx, Federico Engels, Vladimir Ilich Lenin) por sus incuestionables aportes a la revolución social deben estar acompañados también por figuras como Antonio Gramsci, Julio Antonio Mella, José Carlos Mariátegui, entre otros, quienes sin lugar a dudas han contribuido – en los albores del siglo XX y lo continúan haciendo-, a las causas más avanzadas y justas de la historia humana. Tal es el caso de la Revolución cubana y su principal promotor y a la misma vez crítico, Fidel Castro, quien a partir de la segunda mitad del siglo pasado y los primeros compases del XXI se hace ineludible en los análisis de transiciones políticas para Cuba y otras partes del mundo.
Este trabajo intenta aproximarse en apretada síntesis a las causas que originaron una revolución social en el archipiélago cubano, así como la etapa de transición inmediatamente posterior al triunfo popular en enero de 1959, fenómeno imprescindible al estudiar el decursar de los pueblos de América y la lucha por su definitiva independencia.
Únicamente un marxismo revolucionario no contaminado de los dogmas y los sesgos, teniendo como protagonistas el nacionalismo patriótico, latinoamericanista, internacionalista y antimperialista podría proponerse una revolución social y política radical, contra un régimen capitalista estructuralmente deformado y vitalmente dependiente del imperialismo norteamericano en la Cuba de la primera mitad del siglo XX.
La mayor de las Antillas a inicios del siglo pasado nacía en una república esclava cuyo primer presidente Tomás Estrada Palma renunció a la ciudadanía estadounidense para asumir la máxima magistratura de un país ocupado por las tropas de la potencia norteña. El control que ejercían durante casi sesenta años los Estados Unidos de América sobre Cuba fue tal que el último embajador de dicho país en suelo cubano exclamaba ante una subcomisión del Senado norteamericano: ¨Hasta el arribo de Castro al poder, los Estados Unidos tenían en Cuba una influencia de tal manera irresistible que el embajador norteamericano era el segundo personaje del país, a veces aún más importante que el presidente cubano.¨ Sobre este asunto apuntaba el profesor Carlos Alzugaray Treto: Pocos pueblos en el mundo han sufrido una intromisión tan pertinaz, penetrante y perniciosa en sus asuntos internos como la que tuvieron que soportar los cubanos entre 1898 y 1958. Continuaba señalando el historiador: Durante esos sesenta años, el Gobierno de Estados Unidos ejerció sobre Cuba, y sobre todo su entramado social, un tutelaje de tal naturaleza que no había proceso o resultado, ya fuera político o económico, que no escapara a su contumaz escrutinio y detestable injerencia. Concluía más adelante: … Washington logró establecer y consolidar una serie de medidas intervencionistas que le permitieron dominar el país y proteger sus intereses hegemónicos de cualquier amenaza proveniente de los movimientos populares.
En su famoso alegato de autodefensa el joven abogado Fidel Castro denunciaba: Cuba sigue siendo una factoría productora de materia prima. Se exporta azúcar para importar caramelos…. La dependencia económica llegó a ser de tal ultraje que Cuba no compraba solamente los automóviles, las máquinas, producciones químicas, ropa, papel, entre otras producciones que requieren de un grado mayor de desarrollo industrial sino incluso productos agrícolas como arroz, frijoles, ajos, cebollas, carne, etcétera. A tal grado que los helados se importaban de Miami, panes de Atlanta y hasta cenas de lujo se traían de París, según comenta Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina.
En el texto citado se asevera que en un país como Cuba, altamente productor de azúcar, se importaban cerca de la mitad de las frutas y las verduras que consumía, aunque solamente la tercera parte de la población activa tenía trabajo durante todo el año, además de que la mitad de las tierras de los centrales azucareros eran extensiones baldías donde las empresas no producían nada.
La situación de Cuba en el año del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedesmostraba un panorama en lo económico y social desolador, 738 000 desocupados aplicándose además una política deflacionaria de los salarios. El analfabetismo galopante en un 44% formaba parte de una colonización cultural. Apuntaba Fidel sobre este tema en La historia me absolverá:…cuatrocientos mil obreros industriales y braceros cuyos retiros, todos, están desfalcados, cuyas conquistas les están arrebatando, cuyas viviendas son las infernales habitaciones de cuarterías, cuyos salarios pasan de las manos del patrón a las del garrotero, cuyo futuro es la rebaja y el despido, cuya vida es el trabajo perenne y cuyo descanso es la tumba. Continuaba denunciando el jefe de la acción del Moncada, la precariedad de las condiciones de los trabajadores y especialmente los campesinos:… a los cien mil agricultores pequeños, que viven y mueren trabajando una tierra que no es suya, contemplándola siempre tristemente como Moisés a la tierra prometida, para morirse sin llegar a poseerla, que tienen que pagar por sus parcelas como siervos feudales una parte de sus productos…
Esto es solo un botón de muestra de la asfixiante forma de vida en algunos sectores de la sociedad, en próximas publicaciones intentaremos acercarnos a otros ángulos de fluidos acontecimientos en plena etapa de putrefacción socioeconómica de la Cuba que añoran unos, aborrecen otros y desconocen muchos.
Materiales consultados:
Materiales consultados:
- - Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano.
- - Crónica de un fracaso imperial de Carlos Alzugaray Treto.
- -La Historia me Absolverá de Fidel Castro Ruz.
- -Documental: La guerra necesaria de Santiago Álvarez, transmitido por el espacio televisivo Mesa Redonda.
¿Por qué una Revolución en Cuba? (Parte II)
En 1952 con el cuartelazo de marzo se quebró la institucionalidad y aunque en 1955 se intentaba maquillar la situación convocando, -posteriormente a la amnistía de los revolucionarios presos- una farsa electoral, tal es el caso que personeros del régimen de facto acusaban a Fidel Castro en los medios de comunicación de no acatar la línea del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), presentándolo ante la opinión pública como un incorregible indisciplinado y contrario a las normas, siendo precisamente quienes imponían sus designios a toda la sociedad los que no daban margen a la participación democrática.
La rebelión encabezada por Fidel Castro y sus compañeros buscaba cambiar el panorama trágico que describía en su defensa, la cual no se circunscribía exclusivamente a sí mismo sino que, justificaba la acción armada ante la injusticia que se cometía contra toda la sociedad, tanto fue así que por el gremio de los maestros, de pésima suerte había que hacer causa común: …los treinta mil maestros y profesores tan abnegados, sacrificados y necesarios al destino mejor de las futuras generaciones y que tan mal se les trata y se les paga… Afirmaba así el joven abogado en el juicio del Moncada.
Al decir de Fernando Martínez Heredia: La hegemonía en la segunda república burguesa neocolonial poseía un momento del consenso que era muy complejo y eficaz, pero su propia naturaleza exigía mantener la institucionalidad y las creencias en su perfectibilidad o sus cambios mediante sus propios mecanismos.
Es así que en los espacios y tiempos de la seudorrepública las organizaciones de izquierda y sus líderes más consecuentes siempre se encontraron en la disyuntiva de combatir enemigos principales diversos como las élites oligárquicas de casa y a los grupos de poder del imperialismo estadounidense cuyos tentáculos dominaban al país.
No obstante el resultado negativo en el aspecto militar de la acción moncadista, marcó un rumbo ineludible para una vanguardia política en el país que aspiraba a revertir la situación imperante de aquellos momentos. Martínez Heredia llegaba a importantes conclusiones acerca de la estrategia desempeñada por Fidel para concretar esos esfuerzos:
a) Deslegitimar siempre al enemigo.
b) No hacer alianzas oposicionistas en la práctica, pero sin atacar ni polemizar con esas fuerzas.
c) No presentar ni aprobar programa alguno después de La Historia me Absolverá, obviando así los peligros de declarase socialista, demasiado radical, demasiado opuesto a los Estados Unidos, o entrar en pugna con las diversas formas ideológicas que existían dentro del movimiento, u otras que no compartía Fidel. Tampoco chocar con el Partido Socialista Popular ni con otras organizaciones antibatistianas.
d) Formar sus fuerzas con individuos no afiliados a partidos y otros procedentes de partidos con los cuales no se pactaba nada.
e) Ofrecer la unidad, primero desde posiciones de principio, aunque no fuera viable, y después desde una posición de fuerza, porque ya se acercaba la victoria, sobre todo después de agosto de 1958…
Para quien evaluara de forma integral los problemas sociales, políticos y económicos que aquejaron a su patria -y algunos de ellos se mantienen en esta zona del mundo-, el fenómeno de la unidad marcaría a mi juicio, un mérito de importancia capital en la consecución de los objetivos políticos que se trazaba la Revolución cubana. Especialmente por el papel jugado por Estados Unidos al tratar de impedir a toda costa la consolidación del triunfo del proceso nacional liberador en Cuba y, esto se manifiesta no sólo con la llegada al poder del pueblo sino incluso antes de consumarse este hecho trascendental para la América Latina y el mundo subdesarrollado ¡Habían demasiados intereses que se perderían!
Uno de los negocios norteamericanos más lucrativos que además fueran entusiastamente estimulados por Batista fue el de los casinos de juego. El profesor Carlos Alzugaray nos permite una aproximación a esta realidad señalando lo siguiente: En una serie de reportajes publicados en el New York Daily News, partir del 8 de Enero de 1958, titulados ´´Mobster Money-Cuban Bom´´ (´´Dinero pandillero-bonanza cubana´´) se informaba del proyecto conjunto entre la mafia de los Estados Unidos y los personeros de la tiranía, encargados de transformar el malecón habanero en la mayor y más lujosa cadena de casinos de juego del mundo, desplazando incluso a Las Vegas.
Según esos artículos, el propio Meyer Lansky, jefe de la mafia en el Sur de los Estados Unidos, se entrevistó con Batista y entre ambos acordaron los detalles, que incluían el otorgamiento de licencias gratuitas para abrir casinos a todo aquel inversionista que construyera un hotel de más de 1 000 000 de dólares, dinero que se vería respaldado por 1 000 000 de dólares financiado por colaboradores del gobierno. La licencia para establecer un casino de juego era de 25 000 dólares y se debía pagar al fisco solo 2000 dólares mensuales para operarlos. Se eximía de pagar impuestos a los hoteles con casino, y a los casinos, por diez años. Se les permitía la importación libre de impuestos de los productos que se vendían en esos establecimientos. Los croupiers y demás ´´especialistas´´ necesarios recibirían permisos especiales de trabajo por dos años, en lugar de seis meses, que era lo establecido en la ley.
Después de 1955 al ser amnistiados los revolucionarios asaltantes de las fortalezas militares en Oriente, Fidel viajó en busca de fondos y apoyo a su causa por varias ciudades de los Estados Unidos y el Buró Federal de Investigaciones (FBI), la Central de Inteligencia Americana (CIA) y otras agencias de los servicios secretos buscaron muestras de vinculación comunista durante todos los años de la lucha insurreccional, especialmente arreciadas durante 1957, reconocido así por el entonces analista del Buró de Investigaciones e Inteligencia del Departamento de Estado, Wayne Smith, quien años más tarde fuera jefe de la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana. El señor Smith revelaba lo siguiente:
Se nos instó a no dejar de examinar ninguna evidencia en el esfuerzo por determinar la posible predisposición marxista leninista de Castro o la ausencia de ella. Debíamos analizar todos los informes de inteligencia que teníamos sobre Castro, estudiar sus declaraciones, hurgar en sus antecedentes. Teníamos poca información concreta, pero después de un esfuerzo exhaustivo en e cual tuve una parte, la comunidad de inteligencia produjo un informe final que ha sido reivindicado por el tiempo. No encontramos evidencia creíble que indicara que Castro tenía lazos con el partido Comunista o incluso, que sintiera mucha simpatía por ese partido.
Fidel Castro como intelectual y activista político tuvo un impacto de relevancia no solo en su país sino también en otros del continente, mas fue tergiversado, y manipulado por su preclara visión en cuanto a la interpretación de una teoría revolucionaria adaptada a las condiciones de los pueblos de América, independientemente de haber sido un hombre que bebió de las contradicciones inherentes a la etapa de desarrollo de aquellas sociedades. Las circunstancias internacionales vinculadas a la realidad nacional de Cuba, influyeron en el individuo que no solo se integra al entorno sino que es capaz de buscar medios y métodos para cambiar su realidad.
Los anhelos populares, convertidos en una realidad por medio de una lucha sin descanso, profundizaron las contradicciones entre las clases pudientes y los desposeídos. Las enormes propiedades que detentaban los dueños del país peligraban con la victoria militar y cívica de un proceso que ganaba muchos adeptos con el pasar del tiempo. Al parecer nuevamente la estrategia que había trazado Fidel Castro para organizar la lucha y obtener el triunfo había tenido un derrotero positivo.
Materiales consultados:
- Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano.
- - Crónica de un fracaso imperial de Carlos Alzugaray Treto.
- -La Historia me Absolverá de Fidel Castro Ruz.
- -La Revolución del otro mundo. Un análisis histórico de la Revolución Cubana, de Jesús Arboleya Cervera.
- -Comunismo, socialismo y nacionalismo en Cuba (1920-1958). Compiladora: Caridad Massón Sena. Artículo de Fernando Martínez Heredia: El proceso revolucionario cubano de 1953 a 1958 y su significado, en Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, 2013.
¿Por qué una Revolución en Cuba? (III Final)
Cuando han transcurrido 55 años del triunfo revolucionario, es inadmisible no hacer algunas reflexiones en torno a su trascendencia como primer proyecto socialista en América, por su desafío al hegemonismo de la potencia imperial a unas millas de sus costas, que por demás ejercía como se ha explicado en brevísima alusión a algunos episodios y datos que ilustran estas expresiones citadas en las entregas anteriores.
Las valoraciones del Doctor en Ciencias Históricas, Alberto Prieto Rozos develan una serie de características ineludibles en la interpretación del fenómeno que representó la victoria popular en 1959:
El triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959, significó un gigantesco paso de avance en la historia de América Latina, y un acontecimiento extraordinario en el ascenso del movimiento revolucionario mundial; demostró que no existían barreras infranqueables para un proceso decidido a llegar a su máximo desarrollo; todo dependía del sector social que ocupase el poder y de quienes lo dirigían.
En Cuba, tras la victoria se intervinieron las propiedades malversadas por los antiguos gobernantes, se rebajaron los alquileres para luego entregar la propiedad de los domicilios a sus inquilinos, se dictó una ley de Reforma Agraria que expropió los latifundios e hizo surgir al lado de la pequeña propiedad campesina a cooperativas y granjas estatales, se transformaron los cuarteles en escuelas, se fundaron milicias –de obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales-, se nacionalizaron los bancos y demás compañías extranjeras, se estatizaron cuatrocientas empresas propiedad de criollos, se constituyeron en los barrios Comités de Defensa de la Revolución, y se llegó así a establecer una sociedad de carácter socialista, que ulteriormente se fortaleció al unificarse las tres principales organizaciones revolucionarias (M-26-7, Partido Socialista Popular, DR-13-M) en las filas del Partido Comunista.
La utopía en Cuba encauza la reconfiguración de un humanismo para nada inerte sino crítico y combativo, máxime cuando esta se produce desde bases realizables y concretas, vinculando la teoría y la praxis para alcanzar objetivos elevados que es hacer una revolución social -al decir del héroe nacional- con todos y para el bien de todos. La gesta cubana cambió la historia de esta zona del mundo al hacer añicos los frenos que interpone el institucionalismo burgués a la emancipación social, para Claudio Katz académico y economista argentino la Revolución cubana: …Transformó una revolución democrática en una transición socialista, trastocando por completo el pensamiento de izquierda. Los guerrilleros del Movimiento 26 de Julio refutaron las concepciones que objetaban la posibilidad de un desenvolvimiento socialista en Latinoamérica…
Los principales dirigentes de la Revolución tuvieron no solo la necesidad de radicalizar el proceso como resultado de un enfrentamiento cada vez in crescendo con los Estados Unidos sino la intuición de que el camino ineludiblemente tendría que ser socialista. El impacto de Cuba, por su obra solidaria con los demás pueblos del mundo después de haber cumplido con las promesas hechas de un futuro mejor con la anuencia y el concurso de la inmensa mayoría popular en la construcción de un ideal social, es perdurable, máxime en tiempos de cambios y resurrecciones de los valores más auténticos de los pueblos latinoamericanos, he ahí su fuerza, sin llegar a las idealizaciones continúa siendo un paradigma.
Muchos autores inscriben que el socialismo en Latinoamérica, para ser auténtico no puede construirse copiando modelos, aún cuando hayan sido exitosos en su momento en otras latitudes y circunstancias. Este, por tanto, debe fundarse en la realidad más concreta de sus pueblos. Comprende que debe erigirse con una teoría crítica que sustente una cultura de resistencia y de defensa de lo esencial de los pueblos en pro de la independencia, soberanía y desarrollo. Este enfoque teórico-práctico ubica al ser humano como sujeto del cambio social e histórico en diálogo permanente con la realidad que anhela aprehender.
La aspiración que logra verse en la Revolución Cubana y por la que lucharon Fidel Castro y muchas mujeres y hombres del pueblo no muere, pues las causas originales aún existen en buena parte del mundo. La obra revolucionaria en estos más que otros momentos constituye una necesidad insoslayable su estudio, difusión y comprensión no mimética sino adaptada a las condiciones actuales que permita proyectar hacia el futuro grandes avenidas, por las que transiten en diálogo armónico las realizaciones y las críticas, diversas y sembradas con árboles de raíces propias.
Referencias Bibliográficas:
1.- Alzugaray Treto, Carlos: Crónica de un fracaso imperial, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2008.
2.- Arboleya Cervera, Jesús: La Revolución del otro mundo. Un análisis histórico de la Revolución Cubana, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2008.
3.- Castro, Fidel: La Historia me Absolverá, Edición Anotada, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2005.
4.- Galeano, Eduardo: Las venas abiertas de América Latina, Fondo Editorial Casa de las Américas, 2004.
5.- Massón Sena, Caridad, Compilación: Comunismo, socialismo y nacionalismo en Cuba (1920-1958). Fernando Martínez Heredia: El proceso revolucionario cubano de 1953 a 1958 y su significado, en Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, 2013.
6.- Katz, Claudio: Intervención en el Simposio El significado de la Revolución cubana hoy, recogido en e l texto: 1959: Una rebelión contra las oligarquías y los dogmas revolucionarios. Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, Ruth Casa Editorial, La Habana, 2009.
7.- Prieto Rozos, Alberto: Visión íntegra de América.
Material audiovisual:
- Álvarez, Santiago: La guerra necesaria, documental transmitido por la Televisión Cubana en el espacio Mesa Redonda.
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