La política contra el Gobierno de Cuba y de Venezuela garantiza rating, y con el rating, el dinero con el cual un grupo de presentadores, periodistas y moderadores de los medios hispanos sostienen un ingente ingreso de recursos para mantenerse al aire.
La mentira, la propaganda negra, la desinformación y la repetición de frases trilladas acerca del “castrocomunismo” y el “régimen chavista” son utilizadas en una operación típica de la guerra de cuarta generación, en la que medios y figuras prominentes de la cultura dominante, tratan de influenciar la opinión de los hispanos en EEUU.
La Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos realizó su primer trabajo de injerencia contra Cuba instalando en el sur de Florida la estación JM/WAVE, entonces la más grande del mundo, destinada exclusivamente a agredir a la isla caribeña.
Más de 250 oficiales y 2000 agentes de origen cubano se dedicaron hasta 1967 a infundir una campaña de desinformación dirigida a la población cubana en la isla para intentar derrumbar a la Revolución Cubana, sin lograr su objetivo.
Con el tiempo, cambiaron las tácticas y el Gobierno de Washington, bajo la administración del presidente Ronald Reagan, anunció la creación de la emisora Radio Martí en 1981, a la que después se le incorporó una televisora, con el fin de transmitir información a Cuba.
Aunque las operaciones constituyen una violación a diferentes tratados internacionales, el Gobierno federal estadounidense apuntó el control de la emisora bajo la Oficina de Transmisiones hacia Cuba (OCB, por sus siglas en inglés), para constatar que sus emisiones nunca estuvieran enfocadas en el público estadounidense.
Eso nunca se cumplió. La influencia del medio creció y sus objetivos cambiaron para ganar adeptos a la causa anticastrista dentro de territorio norteamericano. Así lo reveló la investigación CubamoneyProject, publicada en 2011, con el listado de “periodistas y colaboradores” contratados entre 2003 y 2010 por la OCB, para efectuar labores de propaganda dirigidas a la comunidad cubana en EEUU.
Según el informe se han destinado más de 600 millones de dólares para el financiamiento de la radio que a su vez pagaba los salarios de “colaboradores” del Nuevo Herald, el Diario de Las Américas, de Radio Mambí, de canales de señal abierta y hasta de cadenas de televisión paga como Telemundo y del mayor conglomerado de habla hispana, Univisión, a cambio de infundir terror sobre Cuba.
Es precisamente en esta época que se posiciona el periodismo realizado por figuras como María Elvira Salazar y Oscar Haze, entre otros hispanos.
Salazar sirvió, por ejemplo, de intermediaria para el control de daños que realizaban agentes cubanos de la CIA ante la prensa estadounidense, como cuando el terrorista Posada Carriles, asumió la autoría intelectual de una serie de atentados bomba contra hoteles de La Habana en los noventa.
La comentadora también fue la promotora de un programa, primero en tv local y luego con el canal MegaTv, llamado Polos Opuestos, que con el fin de ganar audiencia prometía “entrevistas exclusivas” e “informaciones nunca antes vistas” dedicado a repetir las líneas duras del anticastrismo cubano en EEUU a base de testimonios falseados y de confesiones de supuestos dirigentes cubanos disidentes.
Posteriormente, la periodista lanzó el show María Elvira Live, bajo la coordinación de la actual gerente de CNN en español, Cinthya Hudson, que posteriormente la llevaría a esta cadena de noticias.
La producción de esos programas contaban con un presupuesto para pagar “la exclusividad” de testimonios de la supuesta corrupción y el despilfarro bajo el cual aseguraban vivía el mando cubano. “Soy como Oprah (una estrella de la televisión estadounidense). La producción independiente me permite elegir quién trabaja conmigo y cuánto gana esa persona. Como manejo el presupuesto, puedo decidir si quiero comprar un video de Fidel Castro en calzoncillos”, relató la periodista en entrevista al Nuevo Herald.
Fue por estos mecanismos que Salazar testificó ante una corte peruana por su vinculación en un supuesto caso de extorsión contra la conductora de tv de ese país, Laura Bozzo, cuando mantuvo contacto con Vladimiro Montesinos, exasesor de Alberto Fujimori, cuando éste se ocultaba en Venezuela.
La acusación de Bozzo de que Salazar había sido intermediaria de Montesinos en un presunto pago de 100 mil dólares, le costó el cargo en la cadena Univisión.
Orlando Bosch, Carlos Alberto Montaner, entre otros confesos activistas del terrorismo contra Cuba, utilizaron el espacio televisivo de Salazar para proferir abiertas amenazas para el asesinato de líderes cubanos, así como de quienes expresaran apoyo por La Habana.
En este programa se incitó al magnicidio como cuando Salazar le preguntó en 2005 al exagente de la CIA, Félix Rodríguez, si creía posible “enviar un comando de la CIA para terminar con Hugo Chávez”.
Salazar ya tenía antecedentes en este llamado, en 2004 había invitado al actor venezolano Orlando Urdaneta quien apuntó, ante otra pregunta de la periodista, que la solución a los problemas de Venezuela debía “partir de la desaparición física del perro mayor y cuidado si de una buena parte de la jauría”.
Al preguntarle de cómo podría concretarse la desaparición física, Urdaneta respondió que eso se hace “con unos señores que tienen unas armas largas con unas mirillas telescópicas que no fallan”.
Más recientemente, y desde el canal MiraTv, Salazar sigue siendo servil a la oposición cubana y venezolana más radical asentada en Miami, así como de figuras que promueven salidas anticonstitucionales del presidente Nicolás Maduro, como Leopoldo López o J.J. Rendón.
El extremismo y la lucha por la credibilidad
Recientemente, la entrevistadora del canal MiraTv, María Elvira Salazar, ha dedicado decenas de horas de su programación a Venezuela.
Con programas titulados “Las cuentas millonarias de María Gabriela Chávez”, “Más muertes del chavismo”, “El terrorismo islámico y el régimen chavista”, la conductora utiliza videos, pruebas falsas, declaraciones oficiales descontextualizadas y de entrevistados opositores al chavismo para forzar “teorías” de supuestas cuentas millonarias de la familia del Comandante Chávez y para alertar de los supuestos nexos de organizaciones terroristas islámicas con el Gobierno venezolano.
La presentadora llega a los extremos, como cuando realizó un programa el pasado 6 de octubre titulado: “La muerte de Serra y las prácticas de santería de Maduro y Chávez”, en el que llevó un representante de la santería para hablar de la supuesta conexión entre esta práctica religiosa y el asesinato del diputado Robert Serra, en el que sugirió un crimen de tipo religioso. El programa fue acompañado además de imágenes de los decapitamientos realizados por el grupo Estado Islámico en Siria e Irak.
Ciudad Caracas
Publicado por
No hay comentarios.:
Publicar un comentario