Política: ¿A quién beneficia más la visita del papa a Estados Unidos?
¿Demócratas o republicanos, quiénes pueden sacar mejor rédito de la primera visita del pontífice argentino. Hay enorme expectativa entre los políticos por esta visita.
El papa Francisco será mañana jueves el primer pontífice en hablar ante el Congreso de Estados Unidos, en el que republicanos y demócratas aguardan sus palabras como respaldo o como munición contra el rival.
Hay mucha expectación entre los políticos en el Congreso para ver al papa. La oficina del presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, ha distribuido 50.000 entradas entre los congresistas y senadores para que las repartan. "Me siento como una revendedora de entradas en un cocierto de Taylor Swift", dijo la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen al diario "Miami Herald".
Pero quizás para el "papa del pueblo" la fecha no sea tan relevante. "Washington cree que es el centro del mundo, pero no es el centro del mundo del papa. Él prefiere estar en los barrios pobres de Argentina que en los pasillos del poder", explica John Carr, experto en catolicismo de la universidad de Georgetown.
Carr, quien espera que el papa envíe "un mensaje moral a un Congreso disfuncional y desmoralizado", recuerda que hace más de medio siglo muchos en Estados Unidos pensaban que John F. Kennedy, que era católico, no podía ser presidente porque iba a aceptar las órdenes del papa. "Ahora la única cosa en la que el Congreso está de acuerdo es en que ellos necesitan consejo de este papa", añade.
Los expertos se encuentran divididos sobre a quién beneficiará más la visita: ¿a demócratas o a republicanos?
Aunque el papa es conservador en temas como el aborto y el matrimonio homosexual, en otros temas la posición del Vaticano es más cercana a la del Partido Demócrata, desde la reforma migratoria a la necesidad de levantar el embargo a Cuba.
La Casa Blanca recuerda que también en otros temas como el cambio climático y la lucha contra la desigualdad y la pobreza la posición de Francisco coincide con el presidente Barack Obama. "Esperamos que su autoridad moral nos ayude a avanzar en muchos temas que son una prioridad en nuestra agenda", aseguró Charlie Kupchan, director para Asuntos Europeos del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
El papa también apoya el acuerdo nuclear con Irán, que muchos candidatos republicanos prometen anular si llegan a la presidencia.
El Vaticano, que medió en el acercamiento entre La Habana y Washington, aboga igualmente por el levantamiento del embargo a Cuba como un modo de promover una mayor libertad en la isla comunista. El hecho de que el papa llegue a Estados Unidos procedente de la isla reforzará, según los expertos, su llamamiento al diálogo.
Luis Miranda, ex portavoz de la Casa Blanca para medios hispanos, cree que el tema de Cuba es donde el pontífice puede tener un mayor impacto en el Congreso en un momento de cambio de posiciones al mostrar que hay "un caso moral para la reconciliación tanto de los pueblos como de los gobiernos".
La comunidad hispana espera que la visita sirva para reavivar la moribunda reforma migratoria, atascada en la Cámara de Representantes ante la negativa de los republicanos, que tienen mayoría en el Congreso, a someterla a votación en la Cámara baja.
Los republicanos, en cambio, confían en que el discurso del papa permita impulsar una nueva ley para restringir el aborto.
No todos en el Congreso están contentos con la visita del pontífice. El congresista republicano Paul Gosar no escuchará su discurso por considerar que el papa responde a una agenda izquierdista. Francisco publicó en junio una encíclica en la que instaba a luchar contra el cambio climático que muchos republicanos niegan, y muchos esperan que aborde ese tema durante su visita.
"Si el papa quiere dedicar su vida a luchar contra el cambio climático, puede hacerlo en su tiempo libre. Pero promocionar ciencia dudosa como dogma católico es ridículo", opinó Gosar.
John Allen, editor adjunto de la web especializada en temas católicos "Crux" y del diario "The Boston Globe", considera que "habrá cosas que los republicanos podrán capitalizar y otras de las que podrán sacar ventaja los demócratas".
"Pero al final no creo que beneficie ni a unos ni a otros. Eso está en el ADN de la Iglesia católica", agregó.
El papa Francisco será mañana jueves el primer pontífice en hablar ante el Congreso de Estados Unidos, en el que republicanos y demócratas aguardan sus palabras como respaldo o como munición contra el rival.
Hay mucha expectación entre los políticos en el Congreso para ver al papa. La oficina del presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, ha distribuido 50.000 entradas entre los congresistas y senadores para que las repartan. "Me siento como una revendedora de entradas en un cocierto de Taylor Swift", dijo la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen al diario "Miami Herald".
Pero quizás para el "papa del pueblo" la fecha no sea tan relevante. "Washington cree que es el centro del mundo, pero no es el centro del mundo del papa. Él prefiere estar en los barrios pobres de Argentina que en los pasillos del poder", explica John Carr, experto en catolicismo de la universidad de Georgetown.
Carr, quien espera que el papa envíe "un mensaje moral a un Congreso disfuncional y desmoralizado", recuerda que hace más de medio siglo muchos en Estados Unidos pensaban que John F. Kennedy, que era católico, no podía ser presidente porque iba a aceptar las órdenes del papa. "Ahora la única cosa en la que el Congreso está de acuerdo es en que ellos necesitan consejo de este papa", añade.
Los expertos se encuentran divididos sobre a quién beneficiará más la visita: ¿a demócratas o a republicanos?
Aunque el papa es conservador en temas como el aborto y el matrimonio homosexual, en otros temas la posición del Vaticano es más cercana a la del Partido Demócrata, desde la reforma migratoria a la necesidad de levantar el embargo a Cuba.
La Casa Blanca recuerda que también en otros temas como el cambio climático y la lucha contra la desigualdad y la pobreza la posición de Francisco coincide con el presidente Barack Obama. "Esperamos que su autoridad moral nos ayude a avanzar en muchos temas que son una prioridad en nuestra agenda", aseguró Charlie Kupchan, director para Asuntos Europeos del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
El papa también apoya el acuerdo nuclear con Irán, que muchos candidatos republicanos prometen anular si llegan a la presidencia.
El Vaticano, que medió en el acercamiento entre La Habana y Washington, aboga igualmente por el levantamiento del embargo a Cuba como un modo de promover una mayor libertad en la isla comunista. El hecho de que el papa llegue a Estados Unidos procedente de la isla reforzará, según los expertos, su llamamiento al diálogo.
Luis Miranda, ex portavoz de la Casa Blanca para medios hispanos, cree que el tema de Cuba es donde el pontífice puede tener un mayor impacto en el Congreso en un momento de cambio de posiciones al mostrar que hay "un caso moral para la reconciliación tanto de los pueblos como de los gobiernos".
La comunidad hispana espera que la visita sirva para reavivar la moribunda reforma migratoria, atascada en la Cámara de Representantes ante la negativa de los republicanos, que tienen mayoría en el Congreso, a someterla a votación en la Cámara baja.
Los republicanos, en cambio, confían en que el discurso del papa permita impulsar una nueva ley para restringir el aborto.
No todos en el Congreso están contentos con la visita del pontífice. El congresista republicano Paul Gosar no escuchará su discurso por considerar que el papa responde a una agenda izquierdista. Francisco publicó en junio una encíclica en la que instaba a luchar contra el cambio climático que muchos republicanos niegan, y muchos esperan que aborde ese tema durante su visita.
"Si el papa quiere dedicar su vida a luchar contra el cambio climático, puede hacerlo en su tiempo libre. Pero promocionar ciencia dudosa como dogma católico es ridículo", opinó Gosar.
John Allen, editor adjunto de la web especializada en temas católicos "Crux" y del diario "The Boston Globe", considera que "habrá cosas que los republicanos podrán capitalizar y otras de las que podrán sacar ventaja los demócratas".
"Pero al final no creo que beneficie ni a unos ni a otros. Eso está en el ADN de la Iglesia católica", agregó.
Fuente: Beatriz Juez, Dpa.
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