"Descubren" en Miami despilfarro de los fondos destinados a la subversión en Cuba
Por Tino Rodríguez Fajardo / Para la mayoría de los cubanos que vivimos en la isla no es noticia el hecho de que los fondos del contribuyente estadounidense empleados para “democratizar” a Cuba se despilfarren por un puñado de apátridas y asalariados que suelen hacer de la contrarrevolución un modo de vida.
Las actividades de estos “luchadores por la libertad” son ampliamente divulgadas por algunos medios de prensa regionales e internacionales, que sin el más mínimo respeto por la verdad y la razón, ponderan a grupúsculos como las Damas de Blanco.
Lo sorprendente, sin embargo, es ver cómo en un artículo publicado en un diario de amplia circulación en el estado de Florida con el título “Disidencia y dólares”,1 un habitual columnista, que está lejos de ser un amigo de la Revolución Cubana, desenmascara ante los ojos de los ciudadanos de Miami, cómo estos “disidentes” están botando el dinero que se les entrega.
Señala el autor que “si alguien en el exilio considera que los opositores deben ser mantenidos, debido a que el Gobierno de la Isla no les da trabajo —explicación que en estos momento ha perdido vigencia a partir de la posibilidad de empleo por cuenta propia en Cuba—, la respuesta es simple: echar mano al bolsillo. Hay decenas de trabajos a realizar —desde costureras y peluqueras hasta fontaneros y albañiles— que pueden ser desempeñados sin convertir la tarea opositora en un empleo”.
Más adelante agrega: “en primer lugar porque estas actividades no se realizan a tiempo completo, como se ha demostrado a través de los años. En segundo porque, de existir la categoría de disidente profesional, al menos se debería exigir cierta efectividad, como ocurre con cualquier trabajador en cualquier sistema social”.
En el negocio de la subversión del orden interno en Cuba, estos asalariados han recibido el “apoyo” de varias agencias estadounidenses; tal es el caso de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y la Fundación Nacional para la Democracia (USAID y NED, por sus siglas en inglés, respectivamente). Ambas han sido por años las encargadas de facilitarles la mayor parte de los fondos para que realicen sus actividades contra el país que los vio nacer, con el propósito de lograr un supuesto “cambio democrático” en Cuba.
Por supuesto, que no todo este dinero ha sido entregado a la contrarrevolución o a las organizaciones en Miami que representan a los diferentes grupos, sino que también ha servido para el financiamiento de rotundos y notables fracasos, como ZunZuneo o el intento de promover un hip-hop subversivo. Sin embargo, los cientos de millones mal empleados deberían servir por sí solos para poner fin a este disparate, sin más demora.
Las acciones de estos grupúsculos van más allá de “simples reuniones o marchas pacíficas” como quieren hacer ver algunos funcionarios del Gobierno de Estados Unidos.
Queda claro que en la estrategia de Guerra No Convencional del Gobierno de EE.UU. contra Cuba estos “elementos” son la punta de lanza y juegan un rol fundamental en los intentos de crear las condiciones de factibilidad para su aplicación.
Sin embargo, tan poco eficaces y creíbles son estos “adalides de la libertad” que hasta en la prensa cloaca de Miami los desmoralizan.
Referencias
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