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miércoles, 2 de septiembre de 2015

Fidel en la universidad y en el corazón

Fidel en la universidad y en el corazón


Aniversario 70 del ingreso de Fidel en la Universidad de La Habana. Cartel de Randy Pereira
 El 4 de septiembre de 1945 Fidel Castro Ruz asciende la escalinata de la Universidad de La Habana (UH), para iniciar estudios en la carrera de Derecho.
El joven Bachiller en Letras, no podía sospechar  entonces que cada peldaño alcanzado lo acercaba más a su verdadera profesión: la de revolucionario.
Hace 70 años, en los predios «abrazados» por Alma Mater, ocurre la metamorfosis. El bisoño estudiante, oriundo de Birán, en la entonces provincia de Oriente, deja de ser un «analfabeto político» para convertirse, por su «propia cuenta», en «lo que hoy llamaría un comunista utópico». Así lo reconoce en las conversaciones con el periodista Ignacio Ramonet publicadas bajo el título Cien Horas con Fidel.
Es esta una etapa de «acelerada» maduración del pensamiento político de Fidel Castro. El aprendizaje incluyó, además, los órdenes social, económico, ideológico…
Las vivencias personales, razonamientos y sentimientos fueron sus principales aliados pues, como dijo en 1986 al profesor y teólogo brasileño Frei Betto, «(…) las ideas políticas no me las inculcó nadie, no tuve el privilegio de tener un preceptor».
A su preparación le valieron también el estudio de la Historia y de los contenidos específicos de su carrera; las funciones que desempeñaba como delegado de la asignatura de Antropología; el intercambio con los profesores y con los demás alumnos e incluso, los juegos de baloncesto y de béisbol, a cuyos equipos se integró de inmediato. Pero, sobre todo, fue fundamental la lectura de una amplia bibliografía relacionada con la economía política, lo que le permitió tomar conciencia de «lo absurdo de la sociedad capitalista».
Autores como Marx, Engels y Lenin devinieron en sus preferidos. Cuanto más se identificaba con sus ideas revolucionarias, más crecía la avidez de consultar aquellos textos que desterraban cualquier vestigio de ignorancia o ingenuidad política. Se sentía conquistado por esa literatura que en términos ideológicos le ayudaba a pisar «un terreno más firme».
Eran momentos muy difíciles para  la Universidad de La Habana. El campus no escapaba de la podredumbre política y la violencia que azotaban al país. Al respecto cuenta Fidel en Cien horas…, «Desde que ingreso, el primer año, observé un ambiente de fuerza, de temor y de armas. Había una política universitaria totalmente controlada por grupos aliados al poder. Era un baluarte en manos del gobierno corrompido». Y más adelante precisa; «De 15 mil matriculados en 1945, el número de antiimperialistas activos y conocidos no pasaba de 50».
La actividad política ocupa muy pronto gran parte del tiempo en la vida del estudiante Fidel Castro. Ya en segundo año de Derecho, entra en contacto con el Partido Ortodoxo y con varios militantes de la Juventud Comunista. Entre ellos, Flavio Bravo, Raúl Valdés Vivó y Alfredo Guevara. Gana también muchos enemigos, en especial cuando se opone al candidato del gobierno de Ramón Grau San Martín para presidir de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).
Su actitud le valió presiones físicas y amenazas muy fuertes, incluso de muerte, por parte de la mafia que controlaba la casa de altos estudios. Llegan a prohibirle la entrada al centro. Dispuesto a enfrentar tamaña «deshonra» vuelve a la Universidad. Así comienza la que Fidel llama su «primera y peculiar lucha armada contra el gobierno y los poderes del estado».
Descontento con la situación de Cuba bajo el gobierno de Grau, el 16 de julio de 1947 pronuncia un discurso en la sesión inicial de la Asamblea Constituyente Estudiantil que mereció titulares y la primera plana de varios periódicos.
En 1950, con 24 años de edad, Fidel termina la carrera de Derecho, pero ya no es el mismo: «En esa universidad, adonde llegué simplemente con espíritu rebelde y algunas ideas elementales de justicia, me hice revolucionario, me hice marxista leninista y adquirí los valores que sostengo y por los cuales he luchado a lo largo de mi vida», asegura.
El joven que desde siempre aborreció las desigualdades y los abusos, entiende la necesidad de un cambio total en su país. Con el Golpe de Estado, que encabeza Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952, radicaliza aún más su pensamiento. Fidel asume la lucha armada como el único camino para liberar a Cuba del tirano y establecer la República que soñó José Martí. Como él mismo afirmó las experiencias adquiridas en la Escuela de Derecho le sirvieron, «para la larga y difícil lucha que emprendería, poco tiempo después, como martiano y revolucionario cubano».
70 razones desde la escalinata
A Randy Perdomo García, las palabras le brotan contrastadas por la emoción y su tranquila  manera de decir. El presidente de la FEU de la Universidad de La Habana ha vivido, y espera aún, momentos verdaderamente intensos. Es quien lidera la Jornada Fidel de Corazón, que hasta diciembre de 2016 se dedica al aniversario 70 del ingreso del líder histórico de la Revolución Cubana a la casa de altos estudios capitalina.
El joven estudiante de Filosofía habla con entusiasmo de exposiciones de arte y presentaciones de libros, de  actividades de impacto social en las comunidades, de galas político culturales, actuaciones del Ballet Nacional de Cuba y de agrupaciones musicales muy queridas, de Diálogos de Generaciones, de encuentros, homenajes y de la  peña mensual «Me hago revolucionario»  en la Facultad de Derecho.
Su satisfacción aumenta al referirse al libro que guardará las huellas y testimonios del paso de Fidel por la UH. Algo más lo enorgullece: «A propósito de la jornada logramos lanzar el sitio web de la FEU de nuestra universidad que ha servido para promover cada una de las actividades del programa y todo el quehacer de la organización», comenta Randy.
De inmediato alude al Destacamento 70 Aniversario. «Lo integran representantes de cada una de nuestras facultades. Incluye dirigentes estudiantiles, y vanguardias por sus resultados en la docencia, la investigación y dentro del Movimiento de Alumnos Ayudantes. También, atletas destacados en los Juegos Caribe y miembros sobresalientes del Movimiento de Artistas Aficionados de la UH. Se le suman estudiantes del Instituto de Relaciones Internacionales (ISRI), y de los Secretariados de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) del Ministerio de Transporte, y del Hospital Docente Calixto García».
Fueron ellos los protagonistas de un recorrido que bajo el lema «Conquistando Historia» los llevó por sitios épicos de nuestra geografía como La Demajagua, Dos Ríos  y el Cementerio de Santa Ifigenia, la casa de la familia Castro Ruz en Birán,  Mangos de  Baraguá, la Ciudad Escolar 26 de Julio y Playa Girón, por solo mencionar algunos. El ascenso al Pico Turquino, que también conformó parte del periplo durante la Semana de la Victoria, les demostró que «Subir lomas hermana hombres», como dijera Martí. El momento en que recibieron la llamada telefónica de Fidel, mientras intercambiaban con las autoridades políticas y gubernamentales de Santiago de Cuba, es una vivencia de singular evocación, para quienes hicieron este viaje por la memoria de la Patria.
Muchas páginas emotivas deja ya una jornada «concebida desde códigos comunicativos y de diseño muy cercanos y atractivos para los universitarios, porque surgieron de su propio talento», asegura Randy Perdomo. Pero sin dudas, la convocatoria de este homenaje, el 26 de enero en el Aula Magna; la presencia, por vez primera allí juntos, de los Cinco Héroes; la exquisita propuesta musical del pianista Frank Fernández y el regalo de aquel mensaje de Fidel para sus «compañeros de la Federación Estudiantil Universitaria», estarán siempre entre los sucesos más recordados.
Para Randy en particular, un momento superará siempre la capacidad de narrarlo sin conmoverse: su encuentro con Fidel. «Al saber que celebramos la jornada por los 70 años de su ingreso a la Universidad, quiso hablar con el presidente de la FEU de nuestra institución. Esto me dio la oportunidad de visitarlo personalmente y de constatar lo que significó y significa la UH para él. Fue especial, me demostró la infinita confianza que tiene en los jóvenes y me permitió transmitirle el cariño y el respeto que las nuevas generaciones le profesamos.
«La principal enseñanza de este encuentro se resume en dos palabras: humildad y compromiso», asegura Randy. «Se trata de sabernos estudiantes de la Universidad de La Habana, cubanos a los que aún nos queda mucho por hacer. Y a la vez, ser siempre merecedores de la confianza de Fidel, de despertar, desde una jornada que lleva su nombre, el entusiasmo y la participación activa y consciente de los jóvenes universitarios en las tareas que debemos  asumir ahora y en cada momento. Llevamos  en el corazón una historia, una identidad, y nos sobran razones para defenderla».
Autor: Neida Lis Falcón / Fotos: Cartel de Randy Pereira

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