Dicen que los cubanos no se interesan en política ni creen en nada.
Dicen muchas cosas. Cuando de jóvenes se trata, aunque las cifras oficiales no
son públicas uno se imagina los índices de emigración y ve de cerca el
desinterés en participar políticamente.
¿Esto significa que sean apolíticos? ¿De veras no les interesa o
será que nadie les presenta una alternativa atractiva? ¿Cuándo olvidamos que
ser revolucionario es cool?
El país que tuvo el
líder más carismático del pasado siglo e hizo popular ser barbudo, hoy le
cuesta tomar la iniciativa.
Entonces las cifras de ingreso a las organizaciones juveniles
decrece, los jóvenes prefieren Facebook
a las reuniones estudiantiles y la capacidad de convocatoria real sufre.
Mientras, los medios extranjeros y los apóstatas exageran la situación buscando
sacarle ventaja política.
Entonces los nuestros responden que todo está bien, que no hay
problemas sino mucha confianza en la juventud.
Yo que soy joven me preocupo, porque no veo conciencia del
problema, porque no veo un plan para lidiar con eso, porque ya estoy cansado en
esta guerra de relaciones públicas que lo que hace es posponer soluciones. Hoy
en día toca una pugna triple. Con Estados
Unidos por nuestra soberanía, con la oposición política que no tiene otro
plan que no sea hacerse con el poder y con los sectores más dogmáticos en
nuestras propias filas. Estos últimos creyendo salvar el proyecto nacional lo
que hacen es aplazar las soluciones. Y sí, hay que cambiar con urgencia pero
bajo nuestros propios términos.
Cuestiones así quisiera verlas publicadas en Granma o Juventud Rebelde pero es imposible. Quizás hasta
los directores de estos y otros medios tengan conciencia del problema y tengan
disposición a su arreglo, pero al parecer no está en sus manos. Lo necesario en
el debate público, lo que hace creíble la Revolución
como un movimiento social y de pensamiento, sigue proscrito. Cuba está dejando
lecciones, tanto en lo que se hace como en lo que no.
El dolor que eso le produce a la izquierda revolucionaria en este
país es inconmensurable. Me duele a mí que pienso quedarme aquí el resto de mis
días y he visto en el extranjero la diferencia de ser socialista en el poder
que bajo un gobierno de derecha. Le debe doler a los más lúcidos en esta
generación que hizo la Revolución, ¿qué pensará Fernando Martínez Heredia?
¿Cuál habrá sido el último pensamiento de Alfredo Guevara?
La juventud cubana no es apolítica por naturaleza. Sin generalizar
fenómenos que son más complejos, podría decir que la mayoría de los jóvenes no
participan activamente en la vida política del país porque no se les hace
creíble lo que encuentran hoy en día. ¿Han tratado de explicarle la portada de
un periódico cubano a un joven de este país? ¿Han visto las barbaridades que
cuenta la disidencia caricaturesca? Para decirlo de alguna manera, existe
demanda lo que la oferta todavía es muy mala. Y eso nos hace vulnerables.
Mañana mismo surge alguien que conozca los códigos comunicativos de
los jóvenes, que imite la señal de rebeldía política que aparece en The
Hunger Games o tenga una agenda oculta. Y se roba la participación
política que nosotros no hemos sabido canalizar. Algo semejante ocurrió en Europa del Este, puede ocurrir aquí. Si
las organizaciones políticas en Cuba
no retoman el paso, recuperan la iniciativa y aprenden a generar consenso
rápido… sería una verdadera lástima. Sería echar por la borda décadas de
sacrificio, no seríamos los primeros tampoco en cometer ese error, ni siquiera
esa torpeza sería original.
Disfrazar la indefinición política con eufemismos tales como “objetividad” o “moderación”
por lo general hace más favores a la derecha que a la izquierda. En lo personal
estoy politizado hasta los tuétanos y no me interesa hacer superescritos
hablando de pirofláutica o un periodismo muy profesional sin ideología
definida. También veo clara la diferencia entre los objetivos y las
herramientas. Por un millón de razones, el hecho es que hay muy pocos jóvenes
haciendo o consumiendo política aquí.
Entonces, ¿existe una juventud apolítica en Cuba?
¿O
es que las alternativas actuales no logran captar su atención? Me
parece que lo segundo se acerca un poco más a la realidad. Lo peor es que
tenemos mil herramientas para dotar de contenido política a nuestra juventud
pero no se explotan. Como miembro de la única organización política joven en el
país, me asusta ver cuán poca ideología se genera tanto desde la UJC como desde el mismo Partido.
Todavía me queda el vacío que en ese sentido dejó la pasada Conferencia del Partido, donde esperaba
encontrar el plan que tendríamos como sociedad para paliar las inevitables
diferencias sociales agudizadas con los Lineamientos,
y nunca ocurrió.
Siempre supuse que había personas, expertos, que su trabajo era
generar ideología. Al parecer estos tienen las mismas preocupaciones nuestras
con los precios del agro y las colas en las guaguas porque el déficit se sigue
notando sin que veamos el camino hacia su solución.
Con esos truenos, la
juventud seguirá pareciendo apolítica hasta el día que les recuerden que por
naturaleza esa es la edad en que más se expresa el compromiso social. Solo
espero que seamos nosotros y no otros los primeros en llegar a los corazones y
las mentes de esa juventud desatendida. Con la ideología no se juega.
Para contactar al autor: haroldcardenaslema@gmail.com
https://jovencuba.com/2016/02/18/juventud-apolitica/
http://www.cubainformacion.tv/index.php/la-columna/237-harold-cardenas-lema-la-joven-cuba/67276-ijuventud-apolitica-en-cuba
http://www.cubainformacion.tv/index.php/la-columna/237-harold-cardenas-lema-la-joven-cuba/67276-ijuventud-apolitica-en-cuba
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