Cuando supe por un amigo de la existencia de un índice de felicidad que se
publicaba anualmente y en el que ubicaban -de acuerdo con un grupo de
indicadores- a muchos países del mundo en un orden descendente, y que en ese
grupo de estados no aparecía Cuba,
argumento suficiente, según él, para ilustrar nuestra situación actual.
No pocas personas coincidirán conmigo en que uno de los conceptos más
inaccesibles y escurridizos es el de la FELICIDAD,
para algunos es un estado emocional cuando se cree haber alcanzado un propósito
o meta; para otros, solo se tienen momentos felices; pero, sabe usted de la
presencia de organismos o entidades internacionales que se aventuran en medir o
jerarquizar la felicidad a nivel planetario; quiénes son los más y los menos
felices en el mundo de hoy.
Pues sí, existe un organismo intergubernamental de las Naciones Unidas (ONU), la OCDE (Organización para la Cooperación y
Desarrollo Económico) creada en 1961,
conformada por 34 países
comprometidos con las economías de mercado y con sistemas políticos
democráticos al más puro estilo occidental, que en su conjunto representan el 80% del PIB mundial; son ellos: Australia,
Austria,
Bélgica,
Canadá,
Chile, República Checa,
Dinamarca,
Estonia,
Finlandia,
Francia,
Alemania, Grecia,
Hungría,
Islandia,
Irlanda,
Israel,
Italia, Japón, Corea del Sur, Luxemburgo,
México,
Holanda, Nueva Zelanda,
Noruega,
Polonia, Portugal, Eslovaquia,
Eslovenia, España, Suecia, Suiza, Turkia, Reino Unido y Estados Unidos de América.
Como puede ver a esa organización pertenecen los países más desarrollados
del mundo actual (EE.UU., Reino Unido de la Gran Bretaña, Francia, Alemania,
Japón, Canadá, los países nórdicos, entre otros), y usted –avezado lector- ya
estará suponiendo también quiénes ocupan los primeros puestos en esa “distinguida lista” de bienaventurados
y prósperos estados, y para que se sienta satisfecho de su suspicacia le
adelanto los primeros 20 lugares:
Suiza, Islandia, Dinamarca, Noruega, Canadá, Finlandia, Holanda, Suecia, Nueva
Zelanda, Australia, Israel, Costa Rica, Austria, México, Estados Unidos de
América, Brasil, Luxemburgo, Irlanda, Bélgica, y Emiratos Árabes Unidos. Como
puede ver, no se equivocó; de esos 20 solo tres no pertenecen a la OCDE (Costa
Rica, Brasil y Emiratos Árabes Unidos), la mitad de los miembros de ese
organismo intergubernamental conforman esa lista.
Como no me faltan razones para desconfiar de la justeza de esos estudios,
me di a la tarea de buscar algunos datos relacionados con algunos de los
indicadores tenidos en cuenta por la OCDE
(Producto Interno Bruto nacional y
factores sociales como el apoyo comunitario, la esperanza de vida, la
generosidad, ingresos, empleo, educación, salud y seguridad personal) y
establecer comparaciones con lo que ocurre en la mayor isla de Caribe, y como usted puede suponer comenzaron a
aflorar evidentes contradicciones, veamos:
-Esperanza de
vida al nacer: 79 años, en Cuba; México- 77, Costa Rica- 79,
Brasil- 74, Emiratos Árabes Unidos- 77, EUA- 79
-Mortalidad
infantil (por cada 1 000 nacidos vivos): 4,7 en Cuba, México- 12,58; Costa Rica- 8,7; Brasil- 19,21; EAU- 10,9;
EUA- 6,17
-Desempleo: 3,2 en Cuba; México, 5.2; Costa Rica, 7.7; Brasil, 6; EAU, 2.4; EUA, 5.8
-Educación: Apuntar solo que según la Unesco,
Cuba es el único país que ha logrado cumplir los objetivos para el año 2015
-Seguridad
personal, tasa de homicidio intencional y suicidio: En Cuba, 5.0; México,
15.2; Brasil, 33.5; EUA, 16.75; Costa Rica, 10.0; EAU, 0.8
En varios países
de los que integran la OCDE es legal el consumo de algunas drogas (marihuana y cannabis), ya sea de manera absoluta o con algunas
restricciones, entre ellos: México, Brasil, Canadá, EUA, Holanda, República
Checa, España, Luxemburgo, Portugal; también es legal en muchos de estos
estados la prostitución: Alemania, Suiza, Austria, Noruega, Islandia, Canadá,
EUA, México, Suecia, entre otros.
También resulta
contradictorio que entre los países con más elevada tasa de suicidio (por 100 mil habitantes) se encuentren varios de estos estados
que se ubican entre “los más felices”:
Francia, 24.6; Bélgica, 17.7; Suiza, 23; República Checa, 25.8; Suecia, 20;
Dinamarca, 20.2; EUA, 19.2; Canadá,
18.7; Hungría, 25.9; Japón, 21.7; la
tasa en Cuba es de 12.3.
Si el señor José Ángel Gurría,
mexicano de nacimiento, y Secretario
General de la OCDE desde el 2006; no pasara tanto tiempo en Europa, y renunciara a una jubilación
de más de un millón de pesos mexicanos que recibe desde los 43 años, quizá
tuviera una mejor mirada hacia esta isla
del Caribe.
Amigo lector de cualquier latitud,
creo que usted coincidirá conmigo en que si tiene la seguridad de que su hijo
nacerá sano porque su madre tuvo atención médica especializada gratuita desde
el primer mes de embarazo, un programa de vacunación –también gratuito- que
protege a su hijo de 13 enfermedades y que llegada la edad escolar irá a una institución
digna, con buenos maestros; y que podrá estudiar hasta el nivel universitario
sin costo alguno; pero además, usted papá, podrá darle la alimentación mínima
indispensable para que crezca sano y fuerte porque tendrá un empleo digno,
seguro, sin exclusiones o discriminaciones de cualquier tipo; que su hijo tendrá
acceso a la práctica del deporte que le guste o a la manifestación del arte que
prefiera, o ambas incluidas; quizás le falte el último modelo de iPhone, lo más
actualizado de los recursos informáticos, pero no va a ser un analfabeto de la
era digital, quizás no tenga lo último en la moda de las marcas, pero no le
faltará lo básico para vestir y calzar.
Su hijo crecerá conociendo una sociedad solidaria, con valores humanos
imperecederos como la honestidad, la responsabilidad, el amor a la patria, el
respeto a los demás; tendrá la casi absoluta seguridad de que no será un
drogadicto, de que no pasará a ser un número en las listas de desaparecidos a
manos de las bandas delincuenciales, de grupos paramilitares o de desgarradoras
guerras fratricidas que imponen y diseñan los poderosos a su gusto y antojo.
Solo he hecho mención de algunas de las razones por las que -sin duda
alguna- se puede ser feliz. No creo en modo alguno que viva en un país
perfecto, pero sí estoy seguro que vivo en un país interesado y ocupado en
garantizar a sus ciudadanos la mayor cuota de seguridad posible, de formarlos para vivir con dignidad con una proyección de
sostenibilidad de cara al futuro.
Aun aquel que en algunas ocasiones se disgusta porque le falta algo que considera
que merece, comprende que la vida en estas circunstancias y condiciones puede,
y debe hacernos felices.
Aprendimos de un hombre universal y genial, nuestro José Martí, que:
“Sólo los necios hablan de desdichas, o los egoístas. La felicidad existe
sobre la Tierra; y se la conquista con el ejercicio prudente de la razón, el
conocimiento de la armonía del universo, y la práctica de la generosidad.”
Por José Echemendía Gallego / Universidad Sancti Spiritus
Otros artículos publicados por el autor:
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Acaparo, luego existo
Publicado por: David Díaz Ríos / @daviddr5129 / CubaSigueLaMarcha.blogspot.com
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