Blog_CubaSigueLaMarcha

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martes, 23 de febrero de 2016

¿Quiénes son los más felices?, por José Echemendía Gallego


Cuando supe por un amigo de la existencia de un índice de felicidad que se publicaba anualmente y en el que ubicaban -de acuerdo con un grupo de indicadores- a muchos países del mundo en un orden descendente, y que en ese grupo de estados no aparecía Cuba, argumento suficiente, según él, para ilustrar  nuestra situación actual.


No pocas personas coincidirán conmigo en que uno de los conceptos más inaccesibles y escurridizos es el de la FELICIDAD, para algunos es un estado emocional cuando se cree haber alcanzado un propósito o meta; para otros, solo se tienen momentos felices; pero, sabe usted de la presencia de organismos o entidades internacionales que se aventuran en medir o jerarquizar la felicidad a nivel planetario; quiénes son los más y los menos felices en el mundo de hoy.

Pues sí, existe un organismo intergubernamental de las Naciones Unidas (ONU), la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) creada en 1961, conformada por 34 países comprometidos con las economías de mercado y con sistemas políticos democráticos al más puro estilo occidental, que en su conjunto representan el 80% del PIB mundial; son ellos: Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Chile, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Islandia, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Corea del Sur, Luxemburgo, México, Holanda, Nueva Zelanda, Noruega, Polonia, Portugal, Eslovaquia, Eslovenia, España, Suecia, Suiza, Turkia, Reino Unido y Estados Unidos de América.

Como puede ver a esa organización pertenecen los países más desarrollados del mundo actual (EE.UU., Reino Unido de la Gran Bretaña, Francia, Alemania, Japón, Canadá, los países nórdicos, entre otros), y usted –avezado lector- ya estará suponiendo también quiénes ocupan los primeros puestos en esa “distinguida lista” de bienaventurados y prósperos estados, y para que se sienta satisfecho de su suspicacia le adelanto los primeros 20 lugares: Suiza, Islandia, Dinamarca, Noruega, Canadá, Finlandia, Holanda, Suecia, Nueva Zelanda, Australia, Israel, Costa Rica, Austria, México, Estados Unidos de América, Brasil, Luxemburgo, Irlanda, Bélgica, y Emiratos Árabes Unidos. Como puede ver, no se equivocó; de esos 20 solo tres no pertenecen a la OCDE (Costa Rica, Brasil y Emiratos Árabes Unidos), la mitad de los miembros de ese organismo intergubernamental conforman esa lista.

Como no me faltan razones para desconfiar de la justeza de esos estudios, me di a la tarea de buscar algunos datos relacionados con algunos de los indicadores tenidos en cuenta por la OCDE (Producto Interno Bruto nacional y factores sociales como el apoyo comunitario, la esperanza de vida, la generosidad, ingresos, empleo, educación, salud y seguridad personal) y establecer comparaciones con lo que ocurre en la mayor isla de Caribe, y como usted puede suponer comenzaron a aflorar evidentes contradicciones, veamos:

-Esperanza de vida al nacer: 79 años, en Cuba; México- 77, Costa Rica- 79, Brasil- 74, Emiratos Árabes Unidos- 77, EUA- 79

-Mortalidad infantil (por cada 1 000 nacidos vivos): 4,7 en Cuba, México- 12,58; Costa Rica- 8,7; Brasil- 19,21; EAU- 10,9; EUA- 6,17

-Desempleo: 3,2 en Cuba; México, 5.2; Costa Rica, 7.7; Brasil, 6; EAU, 2.4; EUA, 5.8

-Educación: Apuntar solo que según la Unesco, Cuba es el único país que ha logrado cumplir los objetivos para el año 2015

-Seguridad personal, tasa de homicidio intencional y suicidio: En Cuba, 5.0; México, 15.2; Brasil, 33.5; EUA, 16.75; Costa Rica, 10.0; EAU, 0.8
   
En varios países de los que integran la OCDE es legal el consumo de algunas drogas (marihuana y cannabis), ya sea de manera absoluta o con algunas restricciones, entre ellos: México, Brasil, Canadá, EUA, Holanda, República Checa, España, Luxemburgo, Portugal; también es legal en muchos de estos estados la prostitución: Alemania, Suiza, Austria, Noruega, Islandia, Canadá, EUA, México, Suecia, entre otros.

También resulta contradictorio que entre los países con más elevada tasa de suicidio (por 100 mil habitantes) se encuentren varios de estos estados que se ubican entre “los más felices”: Francia, 24.6; Bélgica, 17.7; Suiza, 23; República Checa, 25.8; Suecia, 20; Dinamarca, 20.2;  EUA, 19.2; Canadá, 18.7; Hungría, 25.9; Japón, 21.7; la tasa en Cuba es de 12.3.

Si el señor José Ángel Gurría, mexicano de nacimiento, y Secretario General de la OCDE desde el 2006; no pasara tanto tiempo en Europa, y renunciara a una jubilación de más de un millón de pesos mexicanos que recibe desde los 43 años, quizá tuviera una mejor mirada hacia esta isla del Caribe.

 Amigo lector de cualquier latitud, creo que usted coincidirá conmigo en que si tiene la seguridad de que su hijo nacerá sano porque su madre tuvo atención médica especializada gratuita desde el primer mes de embarazo, un programa de vacunación –también gratuito- que protege a su hijo de 13 enfermedades y que llegada la edad escolar irá a una institución digna, con buenos maestros; y que podrá estudiar hasta el nivel universitario sin costo alguno; pero además, usted papá, podrá darle la alimentación mínima indispensable para que crezca sano y fuerte porque tendrá un empleo digno, seguro, sin exclusiones o discriminaciones de cualquier tipo; que su hijo tendrá acceso a la práctica del deporte que le guste o a la manifestación del arte que prefiera, o ambas incluidas; quizás le falte el último modelo de iPhone, lo más actualizado de los recursos informáticos, pero no va a ser un analfabeto de la era digital, quizás no tenga lo último en la moda de las marcas, pero no le faltará lo básico para vestir y calzar.

Su hijo crecerá conociendo una sociedad solidaria, con valores humanos imperecederos como la honestidad, la responsabilidad, el amor a la patria, el respeto a los demás; tendrá la casi absoluta seguridad de que no será un drogadicto, de que no pasará a ser un número en las listas de desaparecidos a manos de las bandas delincuenciales, de grupos paramilitares o de desgarradoras guerras fratricidas que imponen y diseñan los poderosos a su gusto y antojo.

Solo he hecho mención de algunas de las razones por las que -sin duda alguna- se puede ser feliz. No creo en modo alguno que viva en un país perfecto, pero sí estoy seguro que vivo en un país interesado y ocupado en garantizar a sus ciudadanos la mayor cuota de seguridad posible, de formarlos para vivir con dignidad con una proyección de sostenibilidad de cara al futuro.

Aun aquel que en algunas ocasiones se disgusta porque le falta algo que considera que merece, comprende que la vida en estas circunstancias y condiciones puede, y debe hacernos felices. 

Aprendimos de un hombre universal y genial, nuestro José Martí, que:

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