El Banco Stonegate de Florida, en el sureste de EEUU, anunció hoy que ha llegado a un acuerdo con el Banco Internacional de Comercio de Cuba para facilitar las operaciones financieras de empresas y ciudadanos estadounidenses en la isla. En un comunicado hecho público hoy, la entidad de EEUU explica que el acuerdo, firmado ayer martes en La Habana, “beneficiará a las empresas estadounidenses que deseen hacer negocios en Cuba”.
Con este acuerdo, el Stonegate se convierte en el primer banco de EEUU en 54 años en firmar un acuerdo de corresponsalía con una entidad financiera cubana. Este acuerdo, que se enmarca en el proceso de normalización de relaciones diplomáticas entre ambos países, es la continuación del firmado en mayo por el Gobierno cubano para la apertura de una cuenta en el Stonegate.
“Este es un paso más en cuanto a la normalización de las relaciones comerciales entre los EEUU y Cuba. La capacidad de mover dinero de forma fácil entre los dos países no hará sino aumentar el comercio y beneficiar a las empresas estadounidenses que deseen hacer negocios en Cuba”, dijo el presidente del banco Stonegate, David Seleski.
La normalización de relaciones entre ambos países vivió el lunes un paso decisivo con la apertura de las respectivas embajadas en las capitales de ambos países, después de seis meses y varias rondas de diálogo entre delegaciones de ambos gobiernos. Tanto la delegación de Estados Unidos como la de Cuba habían considerado crucial que antes de la apertura de las embajadas hubiera un entendimiento previo que permitiera operaciones financieras en ambos países.
El pasado 20 de mayo el Gobierno cubano abrió una cuenta en el Stonegate, un banco orientado a la gestión de inversiones y patrimonios, y cuya principal misión es “ser reconocido como el principal banco privado de negocios” en Florida, según destaca en su página web. Hasta esa fecha, el Gobierno cubano se veía obligado a realizar las transacciones financieras en suelo estadounidense en metálico.
El Banco Internacional de Comercio de Cuba es una entidad financiera que el Gobierno de La Habana estableció para manejar las relaciones bancarias internacionales con el resto del mundo, dificultadas en gran medida por la ley Helms-Burton, que castiga a empresas extranjeras que hacen negocios con Cuba.
Esta ley, promulgada en 1996, reforzó el embargo comercial decretado en 1962, aunque una parte de esa normativa está suspendida, en concreto la que permite entablar demandas contra compañías extranjeras que negocien con propiedades confiscadas a estadounidenses por el Gobierno de Cuba.
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