Libertad de
prensa, ¿para quién?, por José Echemendía Gallego / Universidad de Sancti Spíritus.
A
propósito del Día Mundial de la Libertad de Prensa, establecido por la Asamblea
General de la ONU el 3 de mayo de 1993, para dar cumplimiento a una iniciativa
de los países miembros de la UNESCU con la idea de "fomentar la
libertad de prensa en el mundo al reconocer que una prensa libre, pluralista e
independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática";
habría que referirse, según la periodista Juana Carrasco Martín, a lo expresado
por el senador Jeff Flake ante el Congreso de Estados Unidos, a comienzos de
este 2018 y se refiere a EE. UU. y al presidente Donald Trump. Los estándares
impuestos por el imperio para la llamada «libertad de prensa» no los cumplen ya
—y lo reconocen hasta las instituciones que se inventaron para juzgar a otros,
como Freedom House, que en un índice de ese valor apunta que desde 2006, cuando
a nivel mundial ocupaba el puesto 16 en la lista, Estados Unidos ha ido bajando
hasta el 23: “El 2017 ha sido el año en
que la verdad —objetiva, empírica, basada en hechos— ha sido más empujada y
maltratada en toda la historia de nuestro país, en manos del personaje más
importante de nuestro Gobierno”.
Infobae
(2002), diario digital argentino de ideología centroderecha y defensor a
ultranza del neoliberalismo, sitúa a Cuba entre los países con menos libertad
de prensa, junto a estados como Corea del Norte, Siria, República Popular
China, Viet Nam; entre otros del
denominado Tercer Mundo; claro está, no hay ningún país occidental, ni ninguno
de los que giran en la órbita de los EUA.
Cuando
se contaminó al mundo con el odio al Islam y a los musulmanes después de los
ataques del 11 de septiembre, cuando se acusó a Iraq de tener un arsenal de
armas de exterminio masivo, y se justificó de esta manera la invasión a ese
país de cultura milenaria para arrasarlo literalmente; cuando se acusó a Libia
de no respetar la democracia y ser -por tanto- un gobierno “tiránico”, y decidieron
invadirlo para restaurar aquella y derrocar al “dictador”, el legítimo
presidente Muamar Gadafi; los medios occidentales mintieron descaradamente;
como lo hacen hoy para justificar la invasión a Siria, “defender al pueblo
sirio de los ataques con armas químicas”.
Mentiras,
manipulaciones, imposición de matrices de opinión y terrorismo mediático, esas
son las basas de los medios occidentales de derecha que responden a los centros
de poder económicos; a lo que pudiéramos añadir una práctica muy común –sobre
todo- en la América nuestra, la amenaza primero y el aniquilamiento físico
después; ya sean por intereses políticos, económicos (o ambos), o por la
presencia de bandas delincuenciales.
La
contraofensiva derechista orquestada desde los Estados Unidos en contra de los
pueblos y gobiernos de corte progresista o de izquierda en América Latina, se
sustentan igualmente en campañas tendenciosas, en las que se enseñorea la
mentira o la tergiversación de los hechos; los medios convertidos en partidos
políticos y que gracias a su poderío económico pueden imponer la corrupción y
la compra de influencias en autoridades venales.
Queda
mucho por hacer, si de verdad se pretende, que como dice el tema global de esta
conmemoración en el 2018: "Los
frenos y contrapesos al poder: medios de comunicación, justicia y estado de
derecho", deben cesar definitivamente el doble rasero, la
concentración de la propiedad de los medios en pocas manos; la manipulación de
los hechos y la mentira y el asesinato de periodistas y comunicadores.
Como expresara nuestro
Héroe Nacional, José Martí cuando salió a la luz el periódico Patria: “Sólo quien sabe de periodismo, y de lo costoso del desinterés, puede estimar de veras la energía,
la tenacidad, los sacrificios, la prudencia, la fuerza de carácter que revela
la aparición de un diario honrado y libre".
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Publicado por: David Díaz Ríos / CubaSigueLaMarcha.blogspot.com / CubaEstrellaQueIlumina /
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