La fortaleza de Cuba radica en su mayor capital: el humano. Si un estado atesora hombres y mujeres de bien, asegura su futuro. Y esta es una poderosa razón para que nuestro país bloqueado, NO calle en cuanto a los Derechos Humanos, que como cada 10 de diciembre, celebra su día por resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
No importan datos ni cifras, lo más importante es la voluntad política.Cuando un ciudadano cubano llega a un hospital, no se le pregunta cuánto devenga de salario, ni si tiene seguro médico o tarjeta de crédito, tampoco interesa filiación política, credo, o color de la piel. Todo queda al margen en un país donde los servicios elementales en el Sistema de Salud, son enteramente gratuitos para todos y cercanos a sus domicilios.
Increíble es valorar como hasta lo más intrincado de la geografía cubana, llega la tecnología solo vista en hospitales de países con grandes recursos. Hablo de servicios de ultrasonido, apoyo vital, fisioterapia, endoscopía, radiología, consulta de alergia para niños, salas de terapia intermedia e intensiva, cardiología y otras especialidades vitales.
Medio siglo después del triunfo de la Revolución, los cubanos gozamos del primer derecho humano: el de la vida. Pese al criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el imperio norteamericano contra nuestro país, hoy nuestros hijos van a cualquier escuela donde quiera que esté, sin temer a nada.
También se pueden pasear libremente por las calles a cualquier hora sin preocupación de ser atacados, atropellados, violados o brutalmente heridos por armas de fuego. Estos son ejemplos de la voluntad del gobierno cubano en aras de garantizar la educación y la tranquilidad ciudadana.
A pesar de estos resultados, durante más de medio siglo Cuba es inculpada por el Gobierno de los Estados Unidos de violar los Derechos Humanos. Pero… ¿Porqué dicho gobierno se empeña en condenar a Cuba de violar la Declaración Universal de los Derechos Humanos si no hay muestras para ello? ¿Porqué la denuncia, cuando mantienen en Guantánamo, una cárcel en la Ilegal base naval yanqui donde se practican barbaries de todo tipo?
Este comportamiento responde a una explicación: la administración estadounidense siempre ha querido ridiculizar a Cuba en el ámbito internacional pero no lo han conseguido, ni lo conseguirán jamás. Nuestra Isla Caribeña muestra ante tamaño cinismo, una actitud digna que va desde la ayuda humanitaria y solidaria hacia países como Haití, Brasil, Venezuela, Honduras… hasta la preparación y envío de personal calificado a países de África para la cura del Ebola. Eso Si es respeto a los Derechos Humanos.
Los Derechos Humanos que conocemos en Cuba es el de NO dejar a nadie desamparado, es el derecho a una vida digna, lejos de las drogas, el analfabetismo, la insalubridad y el disfrute de un trabajo honrado. Es el Derecho de defender los intereses de la niñez y proteger a los ancianos, de compartir lo que tenemos más allá de las fronteras. Estas son muestras incuestionables de que los Derechos Humanos en Cuba, no es jueguito de muchachos.
Por: Raiza Martin Lobo
Tomado del Blog La Guantanamera
Derechos Humanos en Cuba, un país libre, inmensamente libre
Este 10 de diciembre se celebra –o se manipula- en muchos lugares del mundo el Día Internacional de los Derechos Humanos y no puedo menos que tararear esa emblemática “Pequeña serenata diurna”, de Silvio Rodríguez: “Vivo en un país libre, cuán solamente puede ser libre y en esta tierra y en este instante, y soy feliz porque soy gigante”.
Mi país, esa pequeña pero heroica isla que no se rinde a los pies del Imperio, es un ejemplo en la defensa de los derechos humanos más elementales de sus ciudadanos.
A pesar de los innegables errores, pifias, negligencias cometidas en todos estos años, el gobierno cubano ha puesto al ser humano como en el centro de sus políticas.
Cuba exhibe orgullosa estandartes sociales que muchos países del mundo, incluso del llamado Primer Mundo, envidiarían para sus pueblos. Un país pobre, tercermundista, y sobre todo bloqueado criminalmente por la potencia más grande del planeta por más de 50 años, nunca ha dejado abandonado a los hombres, mujeres, niños y ancianos.
En mi país no hay niños mendigos, ni hambrientos, obligados por ley a estudiar gratuitamente.
En mi país puedes graduarte gratuitamente en la enseñanza superior sin preguntar tu origen, ni raza, ni filiación política (pregúntenle a la filóloga Yoani Sánchez que a pesar de atacar de manera mentirosa las políticas locales, su hijo se beneficia del derecho de todos).
En mi país nadie tiene que pagar un centavo para ser atendido por un médico, ni para recibir tratamientos especializados, a veces exclusivos del mundo desarrollado.
Mi país ofrece más de 50 mil médicos al mundo entero, y llevan la esperanza de vida a los lugares más remotos, a donde muchos gobiernos jamás se ocuparon de brindar salud a sus ciudadanos.
En mi país puedes caminar a cualquier hora, sin peligro de ser secuestrado, ni atacado por mafias de narcotraficantes.
En mi país se puede soñar por un futuro perfectible.
A veces me sacude la hipocresía de muchos que acusan a Cuba de violar supuestos “derechos humanos”, a imagen y semejanza del verdugo que trata de aniquilar la voluntad soberana de mi pueblo por hambre.
Esos que acusan y satanizan al gobierno cubano, son los mismos que impiden que Cuba no pueda adquirir el láser verde o green light KTP, para el tratamiento de pacientes con hiperplasia prostática.
Son los mismos que amenazan con millonarias multas a los productores de los adelantos científicos que intenten venderlo a Cuba.
Son los mismos que amenazan a los laboratorios norteamericanos, europeos y/o japoneses, fabricantes de retrovirales como el Tenofovir (tratamiento de la hepatitis B) y Telaprevir (tratamiento de la hepatitis C), que temen penalizaciones de Estados Unidos si comercian con Cuba.
Los que nos acusan de violadores de derechos humanos son los que no permiten que el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular en Cuba no disponga de un equipo de mapeo anatómico tridimensional no fluoroscópico, producido por las firmas norteamericanas Carto-Biosense y Saint-Jude.
Son los mismos que nos prohíben adquirir utiliza la enzima modificada por el polietilenglicol (forma pegilada) o la obtenida a partir de la bacteria Erwinia carotovora, para combatir la leucemia en los niños, y que desde hace más de 10 años, están prohibidas para Cuba por ser de procedencia estadounidense.
Los que nos reclaman, a su vez nos prohíben adquirir nutrientes de mayor calidad como el aminosteryl, de especial importancia para el tratamiento pre y postoperatorio de pacientes desnutridos con cardiopatías complejas y críticas, que solo se producen por los Laboratorios ABBOT, de origen estadounidense.
Nuestros acusadores impiden que el Instituto de Oncología y Radiobiología compre placas de Yodo Radiactivo, para utilizar en el tratamiento a niños y adultos que padecen del tumor retinoblastoma (tumor congénito que crece en la retina), que sólo pueden ser compradas en los Estados Unidos.
Nuestros perores críticos prohíben a Cuba adquirir al medicamento Temozolamide (Temodar), citostático específico para el uso en tumores del sistema nervioso central (gliomas y astrocitomas), que aumentaría significativamente la supervivencia y calidad de vida de los pacientes, ya que el mismo tiene pocos efectos adversos y es de relativa fácil administración en comparación con otros.
Los que dicen que Cuba viola derechos humanos, niegan a los niños cubanos el uso del dispositivo Amplatzer de fabricación norteamericana, elaborado a partir de materiales especiales para evitar el rechazo orgánico. Este dispositivo es utilizado para el cierre percutáneo de la comunicación interauricular, (cierra la abertura defectuosa entre las arterias aorta y pulmonar, procedimiento conocido como cateterismo intervencionista) que evita la cirugía a corazón abierto, intervención que además de riesgosa, requiere de cuidado intensivo y una recuperación de tres semanas.
Estados Unidos ha procurado por más de medio siglo matar por hambre a nuestro pueblo, que a pesar de los embates, sigue erguido y luchando por su futuro.
Si algo sobra en Cuba, es respeto a los derechos humanos. Así que hoy, con todas las energías que tengo, sigo cantando con Silvio: "Soy feliz,/ soy un hombre feliz,/ y quiero que me perdonen/ por este día/ los muertos de mi felicidad".
Cuba: Defender todos los derechos humanos
Escrito por Redacción CubaSí
Cuba está permanentemente en la mira de los grandes medios internacionales por “sus violaciones de los derechos humanos”. Los raseros no son inocentes. La meta es garantizar el respeto de todos los derechos, sin presiones externas.
El lector habitual de cierta prensa extranjera, el que no haya venido a este país, lo debe tener muy claro: Cuba es el mayor violador de los derechos humanos del hemisferio.
Eso se dice una y otra vez, en un sonsonete que pretende establecer una verdad incuestionable, por el mero hecho de repetir lo mismo.
La noción de los derechos humanos de esos medios, de esos centros de poder, suele ser bastante estrecha: se reduce a puntuales derechos políticos, de expresión y asociación… susceptibles a particulares interpretaciones.
Ignorando muchas de las singularidades del contexto cubano —algunos sin malas intenciones, otros con todas las intenciones del mundo— afirman que el pueblo cubano es uno de los más oprimidos del planeta.
El concepto de “derechos humanos” es amplio, incluye numerosas facetas que se suelen olvidar. Y en buena parte de esos ítems, el expediente de Cuba es ejemplar.
Ni siquiera muchas de las grandes potencias mundiales, que se erigen en paladines de los derechos humanos en el mundo, tienen un historial impoluto.
El gobierno de los Estados Unidos, con el pretexto de promover los derechos humanos en Cuba, comete una de las más consuetudinarias violaciones a los derechos de un pueblo entero: el bloqueo económico de más de cinco décadas.
A pesar de esa agresión permanente —que tiene consecuencias severas en la economía y en el nivel de vida de los cubanos— Cuba ha mantenido niveles sociales de referencia en América Latina.
Varias organizaciones internacionales han reconocido los logros de Cuba, hasta el punto de que la isla tiene uno de los más altos índices de desarrollo humano en la región.
Sin desconocer los emergentes problemas en el sistema de salud pública y en la educación, Cuba garantiza la cobertura absoluta de esos servicios. Y presta efectiva colaboración en esos sectores a otros países.
El ciudadano tiene también a su disposición un sistema cultural y una red deportiva que garantizan el disfrute pleno de esas manifestaciones.
El clima de tranquilidad ciudadana es ejemplar. En Cuba no hay secuestros, extorsiones, masacres, tráficos de órganos, narcotráfico organizado, desapariciones… El índice de homicidios es uno de los más bajos del continente.
Están proscritas todas las manifestaciones de discriminación por color de la piel o género. Se trabaja en la erradicación absoluta de los prejuicios que persisten.
Cada día se avanza más en el reconocimiento de los derechos de las minorías, así como de los derechos sexuales y reproductivos.
Hay absoluta libertad para salir o entrar al país, salvo en casos específicos que afecten la seguridad nacional.
Por ley, el ciudadano tiene el derecho de influir en la gestión de gobierno y de escoger a sus representantes. Nadie asume que el sistema sea perfecto, el reto es trabajar por hacerlo cada vez más democrático, de manera que la participación popular sea más efectiva.
Es un debate con absoluta vigencia. La pretensión es ampliarlo y profundizarlo, de manera de que sean palpables sus resultados.
Pero no se puede olvidar una circunstancia: Cuba enfrenta las fuertes presiones de su adversario histórico: los Estados Unidos de América.
Las acciones para normalizar las relaciones entre los dos países siempre han encontrado obstáculos por la parte estadounidense.
Estados Unidos ha dejado claro, en numerosas oportunidades, que su objetivo es subvertir el sistema político cubano.
No han escatimado recursos e incluso han reconocido que sostienen a una “oposición” dividida y desmoralizada.
Ningún país de América Latina ha sufrido una campaña de tales dimensiones. El hecho de que el país la haya soportado durante más de cinco décadas es una prueba de que la Revolución es un empeño popular.
La meta, está claro, es continuar garantizando todos los derechos humanos. Y hacerlo garantizando la soberanía nacional. Sin presiones externas, sin chantajes.
Un proceso nacional, comprometido. El camino de Cuba tienen que decidirlo los cubanos.
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