La OEA se juega el todo por el todo en Cumbre de Panamá
De plegarse radicalmente a Washington, como casi siempre lo ha hecho, los días de vida de esa anticuada entidad los tiene contados porque la Patria Grande vive otro momento histórico que nada tiene que ver el pasado de subordinación plena a Estados Unidos.
La moribunda Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington, se juega su existencia en la Cumbre de las Américas, a celebrarse la próxima semana en Panamá, donde la administración norteamericana parece dispuesta a imponer a toda costa sus preceptos dominantes.
Ya esa cita organizada por la OEA está en contingencia por el hecho de que el presidente Barack Obama no ha cedido ante el reclamo de la comunidad internacional de derogar su decreto referido a que Venezuela constituye una amenaza para la seguridad de Estados Unidos.
A Panamá están llegando terroristas y mafiosos cubanoamericanos y venezolanos procedentes de Miami con el objetivo de orquestar un plan de ataque que tiene como blanco central la Patria de Hugo Chávez, además de otras naciones de América Latina y el Caribe con gobiernos progresistas, considerados “desobedientes” por la Casa Blanca.
Al mismo tiempo, representantes de la derecha recalcitrante latinoamericana disfrazados de miembros de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y “mercenarios” al servicio de Washington se encuentran ya en el país centroamericano para cumplir las órdenes de su amo.
Sin embargo, la OEA, según denuncias reveladas en reportes de prensa, está obstaculizando la participación de representantes de movimientos sociales y fuerzas de izquierda de la región en la Cumbre paralela de los Pueblos, que se escenificará en la Universidad de Panamá los venideros días 9,10 y 11.
Esa postura confirma que encargados de la preparación de la Cumbre de las Américas cumplen instrucciones estrictas de la administración norteamericana de que Obama no sea contrariado durante su participación en ese cónclave.
Por su parte, el actual inquilino de la Casa Blanca tiene previsto reunirse en Jamaica con mandatarios caribeños, y luego con dignatarios en Centroamérica, previo a la cita de Panamá, al parecer con la intención de presionar a sus interlocutores para romper la unidad y la solidaridad que hoy reina en la Patria Grande.
Del imperio es de esperarse eso y cualquier otra cosa, pero el Ministerio de las Colonias norteamericano, como le denominan muchos a la OEA, sabe muy bien que se está jugando el todo por el todo en la cercana Cumbre de las Américas.
De plegarse radicalmente a Washington, como casi siempre lo ha hecho, los días de vida de esa anticuada entidad los tiene contados porque la Patria Grande vive otro momento histórico que nada tiene que ver el pasado de subordinación plena a Estados Unidos.
Panamá puede convertirse en la tumba definitiva de la OEA.
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