Al matemático “se le fue la guagua”
UNISS / Ágora / Rolby Milian, matemático de profesión y autodeclarado miembro de “Somos +”, acaba de publicar en somoscuba.com un par de “panfletos” nada novedosos, dedicados a la Educación Superior en Cuba, en los que arrastra la vieja usanza de los críticos de ultraderecha a cuenta y riesgo de cualquier cosa, poniendo en boca propia más de lo mismo al papel carbón de lo que hace décadas se usa para desacreditar al país.
Una lectura rápida presupone que a Rolby “se le fue la guagua”; expresión muy usada en Cuba para aquellas oportunidades en las que alguien cree descubrir cosas que ya se saben y que, a la vez, demuestra desconocimiento y falta de actualización sobre un proceso dinámico, cambiante y ampliamente discutido en muchos espacios, como es el caso de las transformaciones en la Educación Superior cubana.
¿En qué se equivoca Rolby?
No estamos asistiendo a una crisis sistémica de la educación superior en el sentido en el que el autor enfoca el término crisis: de manera peyorativa. La crisis sistémica, entendida desde esta perspectiva peyorativa no es sustentable solo porque las matrículas se reduzcan en los últimos años o algunos profesionales abandonen. Tampoco sé a partir de qué criterio el autor trata de “argumentar” una reducción de la calidad del proceso de formación de profesionales.
Cuba es un país con alto grado de disponibilidad de recursos humanos capacitados y en muchos casos acreditados por instituciones competentes. Hasta la fecha ningún proceso se ha interrumpido por la falta de profesionales. Los procesos de sucesión generacional son eternos y existen en todas partes del mundo. Con los graduados de tantos años y la reincorporación de jubilados estamos en capacidad de asumir los procesos sustantivos de la Educación Superior en estos momentos.
También se le va la guagua al referirse a un momento en el que “finalmente tengamos las libertades para implementar un sistema de medidas con fundamento, con la mirada puesta en hacer prosperar al país y liberar cada una de sus almas ciudadanas”. Desconoce el matemático –se ve que es más ducho en relaciones cuantitativas y espaciales que en asuntos sociales- que ni la historia de la patria anterior a la Revolución, ni el resto de los países del área tienen mucho que enseñarnos en materia de crecimiento educacional y libertad.
No sabrá Rolby que libertad significa conocer el mundo para poder obrar mejor en él, o es que confunde la libertad con tener muchos partidos políticos, o hablar mal de cualquier cosa por los medios de difusión. De ser así, como parece, sabemos por dónde viene el matemático: más de lo mismo…
Debo aclarar, además, que el proceso de transformaciones ha sido ampliamente discutido en numerosos espacios donde se han aportado miles de ideas novedosas para el progreso educativo en las universidades. De lo que se proclamó en septiembre a las perspectivas que existen hoy hay notables diferencias en favor de opiniones de directivos, docentes y estudiantes hasta la fecha, incluyendo claustros, colectivos de carreras, departamentos docentes, colectivos de años y con cada docente en particular.
Se equivoca rotundamente el matemático en negar la posibilidad de nuestros estudiantes a la información. Baste decir que en nuestra Universidad cada docente y estudiante tienen una cuenta en internet y de correo electrónico.
Cada carrera cuenta con un laboratorio informático para trabajar y hace años se viene trabajando por completar reservorios digitales con la información actualizada de cada materia para crear aulas virtuales, plataformas interactivas y documentación completa para que no se estudie por libros viejos y atrasados como mal dice el autor.
Nada es perfecto, pero no estamos aislados y existe amplio acceso a la información, lo que se trata es de la que esté en función de la formación de profesionales, no la que pervierte los valores de una sociedad digna y honorable. Nada de esto “frena por completo la posibilidad de modernizar continuamente los programas de estudio y por supuesto, también la superación de los profesores”, como dice el autor en una evidente afirmación absoluta y carente de objetividad.
Yerra también el matemático en aspirar a que “en el mismo instante de graduarse” nuestros profesionales estén capacitados para competir en el mercado laboral, a la usanza de la jungla capitalista. Dos errores: primero olvida que una de las transformaciones actuales es la búsqueda de un adecuado equilibrio entre el pregrado y el postgrado. En el instante de graduarse todo profesional necesita de un plan de superación que complete su preparación en dependencia de la labor que desempeñe. Segundo: la competencia del mercado laboral para nuestros graduados es muy relativa pues tienen asegurado una plaza de ubicación, aunque después cada uno se busque su propio rumbo en dependencia de la relación posibilidades- aspiraciones.
Las propuestas que hace a nombre del movimiento “Somos +” no son tampoco nada novedosas ni auténticas: proclamar el reclamo del movimiento para mantener el derecho a la educación y a la información es descubrir el agua tibia, claro, con el complemento de que debe ser “sin adoctrinamiento, lealtades ni cultos”. Más de lo mismo…¿Renunciamos entonces a nuestros héroes, a nuestros maestros más ilustres, a nuestros valores, a nuestros principios? ¿Educación sin lealtad, sin política? ¿En qué país del mundo n existen políticas educacionales? ¿Dónde se forman profesionales desideologizados? O se hace el ignorante el matemático para que lo escuchen en “el más allá” o será que se refiere a estos términos en la etapa de la Revolución. “Verde y con puntas…”
Se equivoca también en la segunda parte al enfocar las transformaciones como un “paquete” de medidas sin fundamento al margen de la opinión de las mayorías. No se trata de un paquete al estilo neoliberal, se trata de un proceso de transformación gradual a partir del diagnóstico y la experiencia de años y con la participación real y efectiva de todas las estructuras que intervienen en el proceso. Bastaba con preguntarle a un profesor si está al tanto de lo que se propone y si ha podido decir lo que piensa, o a un estudiante o dirigente de la FEU si se le da seguimiento a los pronunciamientos y acuerdos de su organización; así hubiera evitado tantos errores que le hacen perder credibilidad a lo que escribe.
Si bien la Educación Superior en Cuba tiene carencias, como también virtudes y necesita de transformaciones como todo proceso social, la visión de Rolby Milian es miope: aunque ve cosas, no tiene la vista derecha. La realidad concreta merece otra visión que sea más equilibrada y más ajustada a la realidad.
Fuente:
http://unissva.uniss.edu.cu/al-matematico-se-le-fue-la-guagua/
Publicado por: David Díaz Ríos / @daviddr5129 /
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