El escenario de “La Batalla de Ideas”. Por Juan Valdés Paz
Los científicos sociales cubanos
vienen advirtiendo en las últimas décadas acerca de los cambios observables en
la sociedad cubana inducidos por la crisis de los noventa, las estrategias
implementadas para salir de la crisis y los procesos de reformas en curso. Entre estos cambios se destacan los
referidos a la estructura social –demográfica, socio clasista, ocupacional, de
ingreso, de estatus, etc.-, a la instauración de un mayor patrón de desigualdad
y al incremento de la población en situación de riesgo.
Vale agregar que a pesar de las
políticas de recuperación implementadas y de los avances logrados en una u otra
esfera, muchas de las condiciones externas e internas de la crisis y muchos de
sus efectos, se han extendido en el tiempo y la recuperación socioeconómica es
hasta hoy una tarea inacabada.
Sobre este escenario se ha planteado
el tema del “cambio de mentalidad”. Por una parte, como el cambio
requerido por la dirección política frente a las tendencias burocráticas y
centralizadoras del funcionariado, las que dificultan el avance de las
políticas de reformas; y por el otro, como los cambios –espontáneos o
inducidos- ocurridos en la subjetividad y conducta de diversos sectores de la
población. Algunos de estos últimos cambios podríamos resumirlos como sigue:
-A pesar de que la
estructura de valores dominante en la población muestra la primacía de valores
patrios, humanistas y de solidaridad, se aprecia un corrimiento en favor de
valores particulares como el éxito personal, el compromiso con la familia y la
superación de los efectos de la crisis
“por cuenta propia”. El imaginario predominante hasta los años ochenta de
que la suerte común estaba ligada al progreso de la nación y que la suerte del
país era la locomotora que tiraba del conjunto de la población, se ha
modificado. De hecho, grupos en situación ventajosa o con recursos materiales o
intelectuales, han pasado a estrategias individuales de recuperación aisladas
de la suerte del país. La emergencia de un sector privado de la economía y el
auge de las relaciones monetario-mercantiles, refuerzan esta tendencia hacia
estrategias individuales de superación de los efectos de la crisis y propósitos
de alcanzar un más rápido ascenso social.
-La crisis de los años
noventa ha sido identificada, interesadamente, como una crisis del sector
estatal de la economía lo que ha dado lugar a un imaginario de lo privado como
la esfera de la eficiencia y el progreso individual. La gestión individual
exitosa y los procesos de desestatización en curso, vigorizan este imaginario.
-Los cambios políticos
promovidos desde los años noventa –reformas constitucionales, nueva ley
electoral, creación de los Consejos
Populares, cambios en el liderazgo, consultas públicas, etc.- han sido
insuficientes para propiciar una mayor participación de la población en los
asuntos públicos, particularmente entre los jóvenes. Los valores cívicos han
tendido a sustituirse por la anomia política de sectores de la población. La
necesidad de nuevas reformas políticas que favorezcan una mejor representación
y mayor participación de la población y sobre todo, la falta de una sucesión
política generacional, fortalecen esta tendencia a la creciente despolitización
y menor activismo de la población.
-A pesar de la hazaña
de sobrevivir a la crisis de los años noventa y de la rápida recuperación
ampliada de la política social de la Revolución,
componente fundamental del modelo de bienestar de los cubanos, la dilación en
la recuperación socio económica, así como la desaceleración del desarrollo del
país han propiciado un imaginario anti socialista que se mueve desde valores
socialdemócratas hasta valores liberales. El imaginario relacionado con las
experiencias asiáticas de “socialismo de
mercado”, la emergencia de una sociedad de la información dominada por la
cultura burguesa, el consumismo del american
way of life, así como una mayor exposición a los medias externos, sustentan
estos valores.
-El predominio de los
valores patrios no ha dejado de acompañarse de manifestaciones de
debilitamiento de la identidad y la cultura nacional, tales como la
subestimación o falseamiento de la memoria histórica, la sobrestimación de lo
foráneo, la irreverencia frente a los símbolos nacionales, la penetración de
corrientes culturales neocoloniales, etc. El debilitamiento de la actividad
educativa en el país, el agotamiento del discurso hegemónico y las deficiencias
de los medios de comunicación social, han propiciado el incremento de estas
manifestaciones y de su permisibilidad entre la población.
-No obstante los altos
niveles de instrucción alcanzados por la población, del creciente acceso de
esta a la información y de su mayor desarrollo cultural, los patrones de
disciplina social y laboral, así como de buenas costumbres, se han visto
seriamente afectados por tendencias a la indisciplina social y al deterioro de
las normas de convivencia. La debilidad de las autoridades para exigir el
cumplimiento de las normas de conducta legalmente establecidas, así como la
pasividad de la población frente a conductas impropias, han contribuido a este
deterioro.
A las condiciones antes descritas
del escenario nacional se agregan ahora las derivadas de la “normalización” de relaciones entre Estados Unidos y Cuba. La estrategia declarada
del Gobierno norteamericano y sus seguidores, de subvertir al régimen
revolucionario por otros medios incluye, además de la promoción de unos actores
sobre otros –emprendedores, clase media, jóvenes, negros, etc.- una dimensión
ideológico cultural orientada a modificar la estructura de valores dominantes
en favor de aquellos que expresan su corrimiento hacia una sociedad más
individualista y competitiva.
Puesto que la sociedad cubana actual
es otra y no volverá a ser la que fue, conocida la situación y las tendencias
presentes en ella, declaradas las intenciones de los adversarios del proyecto
de nación y de sociedad promovido por la
Revolución y planteado el desafío de instaurar y sustentar en la población
una mentalidad comprometida con los valores que sustentan tales proyectos; la
reorientación de los cambios que acaecen en la ideología y la cultura de los
distintos sectores de la población demanda: una estrategia específica y
políticas públicas que superen las condiciones que lastran su desarrollo; y una
“batalla
de ideas” dirigida a preservar la estructura de valores promovidos por
la Revolución. Lo anterior supone,
entre otras:
-Discernir los rasgos
que asumirá la nueva sociedad cubana, así como los sujetos y actores que la
caracterizarán.
-Concluir la superación
de los efectos de la crisis e iniciar un nuevo ciclo de desarrollo.
-Mantener un mínimo
patrón de desigualdad en la sociedad cubana y suprimir toda manifestación de
pobreza o marginalidad.
-Implementar
exitosamente las reformas en curso, así como extenderlas al sistema político,
civil y comunicacional. Explicitar en todo proyecto de reformas sus
salvaguardas socialistas.
-Elevar la eficiencia
de las instituciones y el orden institucional del socialismo cubano.
-Encontrar el adecuado
equilibrio entre educación personal y coerción social con vista al auto disciplinamiento
de la población.
-Completar la sucesión
política y generacional.
-Preservar el consenso
mayoritario. Actualizar el discurso hegemónico de la Revolución.
-Orientar todas las
capacidades materiales e intelectuales de la Revolución a la instauración y consolidación de la estructura de
valores surgida de las luchas
revolucionarias de nuestro pueblo.
Realidad social y mentalidad tienen una relación circular de causa-efecto; la sociedad realmente existente propende a una
mentalidad que la preserve; y la mentalidad dominante tiene que cambiar para
favorecer el cambio social. En general, el imaginario de la gente puede
favorecer o dificultar la preservación de la sociedad alcanzada y también, los
cambios necesarios. En particular, son los valores que sustentan las personas
los que permiten que la sociedad “realmente
existente”, se preserve o cambie, sea siempre más justa.
Fuentes:
Publicado por: David Díaz Ríos / CubaSigueLaMarcha.blogspot.com
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