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martes, 20 de enero de 2015

¿Maestros vs Repasadores?

No se trata de oponer a maestros y repasadores, sino de establecer espacios de cooperación, con la familia como mediadora...
Hay un término en Pedagogía para referirse a la singularidad del aprendizaje de cada estudiante: las diferencias individuales. Erróneamente se ha utilizado para definir a aquellos alumnos que necesitan un mayor tiempo para absorber los conocimientos, pero también caben aquí los que tienen más talento.
La naturaleza nos hace diferentes y no todos tenemos la misma capacidad intelectual, lo que no significa que unos sean mejores que otros, sino, sencillamente, distintos y esa diversidad se corresponde con la capacidad de la especie humana para adaptarse a los cambios del medio ambiente.
Maestros de experiencia reconocen que no siempre es fácil diagnosticar los niveles de aprendizaje de los estudiantes, sin embargo, el apoyo de la familia puede ser determinante en muchos casos.
Con el propósito de ayudar a los pedagogos en este sentido, desde hace varios años el sistema educativo cubano se empeñó en reducir el número de alumnos en las aulas y propiciar una cobertura docente que permitiera disminuir la cantidad de grupos atendidos por un profesor, pero esta es una iniciativa que aún no se ha podido concretar del todo debido a la falta de profesionales.
Esta carencia de docentes repercute en la calidad de las clases y provoca insatisfacciones entre padres y alumnos, fundamentalmente cuando llega la hora de enfrentarse a las exigentes pruebas para la continuidad de estudios.
A pesar de los cambios efectuados en cursos recientes para dinamizar el modo en que se diagnostica el aprendizaje en los estudiantes, de manera general predomina el enfoque cuantitativo del conocimiento, o sea, que los resultados de una prueba de conocimientos o un índice académico, determinan el futuro profesional de un adolescente.
Como una alternativa muchos padres recurrieron a los llamados “repasadores”, un fenómeno más antiguo de lo que se cree, pero que ganó fuerza desde que fue reconocida esta actividad como una de las modalidades del trabajo por cuenta propia.
La primera alarma se disparó cuando se constató el peligro de que profesores en ejercicio se convirtieran también en repasadores, provocando un choque de intereses incompatible con los principios del sistema educacional cubano. Se tomaron medidas punitivas, sin embargo es ingenuo pensar que se eliminó por completo este riesgo.
Otras han sido las consecuencias derivadas del “fenómeno de los repasadores”.
Para ejercer esta modalidad solo hay que probar, irónicamente, que no se es maestro, o sea, que usted no cuenta con las habilidades y conocimientos imprescindibles para una labor que demanda gran compromiso social, porque se trata de formar a las nuevas generaciones. Sin ánimo de generalizar, pero no siempre el repasador es un educador en todo el sentido de la palabra.
Los repasadores generalmente son contratados para retos a corto plazo: pruebas de fin de curso, de pase de nivel. ¿Qué calidad o valores tienen los conocimientos cuando son asumidos con un ánimo pragmatista y superficial?
Aunque la tarifa varía de un territorio a otro y aquí también opera la ley de oferta y demanda, los que se dedican a repasar no suelen ofertar sus servicios por pocos dineros. Entonces, ¿quiénes son los que tienen acceso a esta posibilidad? ¿No es esta una forma de limitar el principio de igualdad de oportunidades para todos?
El fenómeno de los repasadores no considero que sea algo negativo, sino reflejo de los cambios socioeconómicos que están ocurriendo en el país y consecuencia de las fisuras del sistema educacional.
A pesar de que el Estado cubano ha dedicado más de un 10 por ciento de su Producto Interno Bruto al sector de la docencia, es apremiante un perfeccionamiento que le permita elevar la calidad de las clases y establecer métodos y didácticas para evaluar a los alumnos de acuerdo a sus capacidades.
Al mismo tiempo resulta reduccionista el criterio de muchos padres de apelar a los repasadores cuando su hijo no obtiene los resultados escolares esperados, obviando otras estrategias más convencionales y emotivas, que pasan desde compartir con él las horas de estudio hasta establecer espacios de confianza que permitan detectar preocupaciones o crear motivaciones.
No se trata de oponer a maestros y repasadores, sino de establecer espacios de cooperación, con la familia como mediadora, para beneficiar el proceso de aprendizaje de los niños, adolescentes y jóvenes, y que los conocimientos que adquieran sean más útiles que los necesarios para marcar con una X la casilla correcta de un cuestionario.
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  • Población cubana:11 millones 167 mil 325 habitantes
  • Matrícula estimada para el curso 2014-2015: 1 millón 804 mil.
  • Cantidad de profesores necesarios para cubrir el 100% de las aulas: 183 100 docentes. Está disponible el 93%.
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JOSÉ ARMANDO FERNÁNDEZ SALAZAR


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