Blog_CubaSigueLaMarcha

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sábado, 26 de marzo de 2016

Obama a mitad del camino



















Por José F. González Curiel / Universidad Sancti Spiritus













Soy de los que defienden a capa y espada el proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, aunque el término “normal” siempre será cuestionado cuando de vínculos políticos entre gobiernos diferentes se trate; soy de los creen que las posturas extremas pasaron de moda; que las nuevas generaciones de los nacidos aquí y allá van asumiendo también posturas diferentes ante el asunto y soy de los que siempre ha manifestado en las redes sociales, que el camino apenas se inicia, por lo que lograr la supuesta normalidad no será nunca a la manera del camaroncito duro.

La visita de Obama cubrió mis expectativas personales, que no eran más de las que un presidente norteamericano puede hacer para dejar su legado al final del mandato, pero con una carta de entrega pendiente a sus sucesores candidatos demócratas en el proceso electoral que ya está en marcha.

En su lógica de desatar y atar, como el pescador que da cordel y recoge, el presidente norteamericano mezcló públicamente el reconocimiento a las virtudes de Cuba con algunos de nuestros defectos, pero se quedó a mitad del camino.

¿Hasta dónde avanzó?

En su rechazo al terrorismo y su proyección de “cerrar filas, al margen de nacionalidad, raza o creencias religiosas, en la lucha contra este flagelo…”, lo cual constituye un reconocimiento de las acciones de Cuba en contra de este mal, por lo que fue excluida de su supuesta y cuestionable lista de países patrocinadores del terrorismo; lista hecha por el primer país en tirar las bombas atómicas, el país donde se persigue a los que publican las violaciones a los derechos humanos de su gobierno y de su ejército en todas partes del mundo, un país donde muchos negros son asesinados por policías en las calles, el país donde se pasean confesos organizadores de voladuras de aviones y de poner bombas en nuestros hoteles…Pero al fin, su pronunciamiento es adecuado.

El “saludo de paz” y el reconocer que “he venido aquí a enterrar los últimos remanentes de la Guerra Fría en las Américas” baja el tono de la retórica tradicional de ambas partes, postura similar a la asumida por el Gobierno de Cuba, asunto muy necesario para cumplir con las verdaderas expectativas de todos los cubanos, excepto los pocos que desde Miami hacen de la guerra “caliente” un negocio millonario.

De igual forma es halagüeño su reconocimiento de que “los Estados Unidos y Cuba son como dos hermanos que han estado distanciados por muchos años, aunque llevemos la misma sangre”. Ello presupone que “a pesar de nuestras diferencias, cubanos y estadounidenses comparten valores comunes en sus vidas”. Los nexos culturales constituyen eslabones mediadores que pueden favorecer una relación de mutua colaboración entre pueblos y gobiernos. Falta que las heridas de los cubanos de ambos lados no ahoguen en sangre la buena voluntad de un proceso racional y necesario como el que vivimos hoy.

También es alentador su pronunciamiento claro: “Como Presidente de los Estados Unidos, he exhortado a nuestro Congreso a levantar el embargo”. Razones le sobran para ello, incluyendo los intereses de sus propios nacionales de invertir libremente en Cuba, lo que también es violación de un derecho humano de los norteamericanos.

Reafirmó sus virtudes que ya conocíamos, pero ahora las vimos más de cerca y cuando le escuchaba pensaba en la normativa que pueda garantizar la continuidad de este proceso con las venideras administraciones y afloraban a mi mente aquellas tantas cosas que nunca me han gustado de aquel sistema político que también tiene sus imperfecciones…

¿Dónde se quedó a mitad de camino?

En su visión histórica de que “las azules aguas bajo el Air Force One, fueron una vez surcadas por acorazados hacia esta isla para liberar a Cuba, pero también para ejercer control sobre ella”. La primera mitad es muy relativa y discutible al desconocer el esfuerzo de los patriotas en tres guerras (la de los diez años, la chiquita y la de 1895) y la situación real a la que las luchas por la independencia, liderada por los propios cubanos había impuesto a una España semidesgastada y atrasada en todos los órdenes. No fueron los acorazados norteamericanos los que vinieron a liberarnos así de simple. La segunda mitad es real: el verdadero objetivo de la intervención militar norteamericana, como epílogo de la guerra de 1895, fue el control norteamericano sobre Cuba.

Nada nuevo en el enfoque de los derechos humanos desde la visión neoliberal, con fuerte énfasis en los derechos civiles y políticos, como los del pluripartidismo como sinónimo de democracia, la elección directa del Presidente en un sistema político como el nuestro que no es presidencialista, y otros tantos, minimizando los derechos garantizados por Cuba a todos los ciudadanos en el orden económico, social y cultural, aunque se refirió a algunos de ellos como logros de la Revolución de forma somera. Al respecto apuntaba: “Cuba ha enfatizado el papel y los derechos del Estado; los Estados Unidos fueron fundados en los derechos de la persona individual.”

Se equivoca al referirse a los derechos “del Estado”. Los derechos priorizados por Cuba, como la educación, la salud, la cultura, el deporte, el trabajo, la seguridad social, el medioambiente sano, entre otros, son también derechos del ciudadano concreto. Más bien debió decir la sociedad porque en un proyecto colectivista como el nuestro lo social se da en y a través de lo individual.

A medias dejó el enfoque de los cambios que han ocurrido en la sociedad cubana de 1959 hasta la fecha. Clásicamente “se le fue la guagua” –como se dice en Cuba al que descubre algo que ya está descubierto- al pedir “que cada persona debe ser igual ante la ley”.

Todos los niños merecen la dignidad que viene con la educación y la atención a la salud, y comida en la mesa y un techo sobre sus cabezas. Creo que los ciudadanos deben tener la libertad de decir lo que piensan sin miedo, de organizarse y criticar a su gobierno, y de protestar pacíficamente; y que el Estado de Derecho no debe incluir detenciones arbitrarias de las personas que ejercen esos derechos.

Creo que cada persona debe tener la libertad de practicar su religión en paz y públicamente…” Evidentemente le falta información sobre Cuba y sobre los problemas aún no resueltos en los Estados Unidos de hoy… Incluso, al referirse a la lista de asuntos que sobre los Estados Unidos le preocupa a Cuba minimizó el asunto diciendo que Raúl Castro tenía una lista más larga y mencionó solo algunos.

Quien sea realista no creerá la categórica afirmación de Obama de que “en los Estados Unidos, tenemos un claro monumento a lo que el pueblo cubano es capaz de construir: se llama Miami. Aquí en La Habana, vemos ese mismo talento en los cuentapropistas, las cooperativas, los autos antiguos que todavía ruedan.”
Vamos por parte. Primero: si bien los cubanos de Miami son cubanos, son nuestros emigrados, son parte de nosotros mismos y van buscando prosperidad económica por sobre todas las cosas, los cubanos que permanecemos en Cuba hemos estudiado profundamente el asunto y no es precisamente Miami el prototipo de las aspiraciones nacionalistas. Segundo: no todo el que va triunfa, se adapta, mejora…Tercero: el monumento al que aspira el cubano –y eso está debidamente estudiado- es a vivir en su tierra, con su familia, trabajar y vivir honorablemente del resultado de su trabajo, sin menosprecio de los muchos monumentos que Cuba tiene hoy para sus hijos, reconocidos por todas las instituciones serias del mundo.

Por otra parte se queda a medias el Presidente cuando de manera desbalanceada pone sus esperanzas de progresos solo en el sector no estatal. La mejor manera que hemos tenido los cubanos de sobrevivir al bloqueo- “embargo” ha sido desde los fondos sociales de consumo distribuir los resultados del trabajo en una economía donde predomina la propiedad social –cooperativa y estatal- y donde los derechos fundamentales que Obama minimiza se garantizan por el Estado de manera presupuestada.

En el mundo entero el llamado cuentapropismo en el vocabulario cubano es economía de subsistencia y en la medida en que avanza la privatización y el mercado como formas de regular y dominar la economía crecen los desbalances sociales generadores de crisis de todo tipo. Además, el sector no estatal no tiene actualmente la capacidad de inversión que necesita un progreso rápido de la economía nacional ni garantiza una distribución adecuada de la riqueza social, con lo cual volveríamos a los problemas ya superados de la historia anterior a 1959. Basta para entender este asunto con mirar a nuestros vecinos que han tomado el camino abiertamente neoliberal, porque nuestro espejo no puede ser Alemania, Francia ni los propios Estados Unidos…se equivoca quien piense así y hay que educar para que no nos pase como a los argentinos en los últimos meses.

Es ambigua y variopinta su apelación “a los jóvenes cubanos, que son los que van a levantar algo, a construir algo nuevo”, como si Cuba fuera una ruina que hay donde todo está en el suelo; algo así como quedan los lugares que son atacados por sus drones o por sus bombas inteligentes. En Cuba hay muchas cosas que cambiar, pero lo haremos a nuestra imagen y semejanza, con la participación de todos en tantos y tantos debates libres y democráticos sobre el camino a seguir. Creemos en los jóvenes, pero para seguir levantando el edificio; es insultante y carente de credibilidad hablar de “levantar algo…” como si nada estuviera en pie.
¿Dónde se equivocó?

Dijo textualmente que “Cuba no tiene que ser definida por ser adversario de los Estados Unidos, más de lo que los Estados Unidos deben ser definidos por ser adversarios de Cuba”. Fue a buscar el balance donde no lo hay. Veamos: es Estados Unidos quien tiene una ley “de embargo”- bloqueo contra Cuba pero en Cuba no hay ley que afecte a Estados Unidos; fue Estados Unidos el principal implicado en la invasión de Girón, desde Cuba no se ha apoyado directamente ninguna invasión contra Estados Unidos; fueron los aviones de Estados Unidos los que sistemáticamente violaron el espacio aéreo cubano y no al revés; los Estados Unidos, teniendo cohetes nucleares en Turquía usaron toda sus fuerzas cuando la crisis de octubre para que la URSS no los tuviera en Cuba; fue desde Estados Unidos que se apoyó y financió las bandas de alzados contra la Revolución en los años 60 y digo bandas porque realmente su modo de operación dedicado a matar maestros, campesinos, sabotear sin atacar ninguna posición del ejército los hicieron realmente bandidos de poca monta; es Estados Unidos quien ocupa ilegalmente una base naval en Cuba pero Cuba no tiene bases militares en Estados Unidos; es Estados Unidos el país desde donde se realizan transmisiones radiales y televisivas para subvertir el orden en Cuba pero desde Cuba no se realizan esas transmisiones; es Estados Unidos quien financia todo tipo de acciones contra Cuba, no al revés; es Estados Unidos el país que alberga a los terroristas que han tumbado aviones y han puesto bombas, los que han organizados los tines de infiltración armada para sabotear instalaciones y matar hijos de este pueblo, por lo que si somos honestos, debían incluirse ellos mismos como Estado patrocinador del terrorismo hasta este minuto.

¿Qué puede entonces pedirle Obama a Cuba?. Solo cosas que son decisiones soberanas de los cubanos y que no afectan a Estados Unidos, porque si pasó la época de la guerra fría, entonces las acusaciones históricas de fomentar los movimientos guerrilleros en América o de recibir personas no gratas al imperio ya son aguas pasadas, sin embargo, muchas de las cosas que Estados Unidos tiene que cambiar y que afectan directamente a Cuba están aún por ver.

Al final, la visita de Obama no es más que parte del principio del fin de una historia de anomalías y del inicio del camino de la racionalidad. Sería bueno también que alguien haga un discurso en cualquier lugar de Estados Unidos sobre las cosas que allá no están bien…Pero bienvenida la visita de un hombre que ya hace historia y la lucha de los cubanos –opinión aparte- debe ser el de la normalización “con todos y para el bien de todos”

Fuentes:



















Obama y el contrapunteo con la rosa blanca [1/2]. Por Norelys Morales Aguilera. Blog IslaMía




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