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miércoles, 23 de enero de 2019

Señor Trump ¿conoce Ud. a los cubanos?


Señor Trump ¿conoce Ud. a los cubanos?

Por: MSc. Mariano Álvarez Farfán. Profesor Auxiliar. Departamento Historia y Marxismo-Leninismo. Universidad de Sancti Spíritus “José Martí Pérez” (Uniss)


Transcurre el mes de enero y aunque todavía amanece perezosamente el año 2019, el empresario de la Casa Blanca, Donald Trump, se apresura para incorporar a su hoja de servicios otra de sus burradas.
Parece ser que el numeroso equipo de asesores presidenciales en su desatino por tapar los frecuentes errores del mandatario, olvidó explicarle ¿Qué es Cuba?, ¿dónde está ubicada?, ¿quiénes son los cubanos?, ¿por qué no se atemorizan ante el gigantesco poder económico y militar que los amenaza?, ¿por qué no se ponen de rodillas ante nadie?, ¿cómo es posible que en 60 años de Revolución no se han presentado genuflexos y sumisos a pedir clemencia?
La torpeza del inquilino de la Oficina Oval no le permite ver que ha tenido, y seguirá teniendo, pésima asesoría; que sigue siendo portador y prisionero de los rezagos más antediluvianos de la derecha ultraconservadora, y que es manipulado y arrastrado hasta el desbarranco por la dinosáurica derecha cubanoamericana, que en estridente, irrespetuosa, provocativa, injerencista, amenazadora, prepotente, violatoria del derecho internacional y calumniosa retórica al estilo de los Díaz-Balart, Marco Rubio, Ileana Ros-Lehtinen, Bob Menéndez y otros ejemplares de la fauna jurásica miamense, proclaman a toda voz que se esfuerzan para traer la libertad y la democracia  a la “sufrida, oprimida, tiranizada y enlutada Cuba”
¿No sabe el presidente norteamericano que Cuba y los cubanos son conocidos en todos los confines del planeta por su actitud humanitaria y solidaria, como no es capaz de hacer la gran potencia? ¿A quién va a enseñarle democracia? ¿Se hace democracia bloqueando?
El pueblo cubano es feliz, vive y palpita con su Revolución y le pregunta a Ud., que se afana en decir que no tenemos democracia ¿Cómo llegó a la presidencia? ,¿cuándo se puede dar el lujo de caminar las calles de cualquiera de sus ciudades y ser recibido y aplaudido por el pueblo?, ¿cómo hará para redistribuir, hacia la población más sufrida, un poco de los millones del puñado de oligarcas que lo acompañan?, ¿cuándo Ud. se ha personado de inmediato en los lugares en que se han producido desastres naturales que afectan la población estadounidense?, ¿por qué no intenta detener la venta de armas que sí enluta a la población de su país?, ¿se atreve a enfrentar a la Asociación del Rifle?, ¿tiene el coraje necesario para analizar en consulta popular la antiquísima, vetusta y anacrónica constitución norteamericana?
¡Tamaña ironía! La Cuba que su gobierno desdeña y llama antidemocrática, sufrida y enlutada, duerme tranquila porque tiene esos problemas resueltos y no quiere de usted nada.
La tozudez cavernícola de Ud. y su equipo le impiden ocultar su odio, ya casi ancestral, contra la Revolución Cubana. Aunque bien sabemos que tratándose de un empresario que no sabe ni cómo llegó a la presidencia, el odio heredado es más por conveniencia que por conciencia. En consecuencia, la gran burrada: “intentar activar el título III de la ley Helms-Burton”.
¿Cree que los cubanos nos ablandaremos por el recrudecimiento del bloqueo genocida?
¿Imagina que Cuba es una de las tantas naciones lloriqueonas y pedigüeñas que se apresuran a besar los pies del “gigante con botas de siete leguas”?
¡Pues se equivoca!
Si conociera algo de Cuba,  sabría que es un pequeño archipiélago que prefiere hundirse en el mar a ponerse de rodillas.
Si sus asesores le hubieran hablado de la historia de Cuba, conocería que este pueblo es firme, valiente, enérgico, heroico  y batallador por excelencia, a tal punto que mientras Estados Unidos tuvo que valerse de la copiosa ayuda internacional para lograr la independencia, Cuba, al luchar durante 30 años por la suya, contra el más grande y poderoso ejército metropolitano de la época en América (el español), no recibió reciprocidad del poderoso del norte al que tanto ayudó.
Cuba, señor empresario-presidente, está a solo 90 millas de las costas de su país y a esa pequeña distancia lleva 60 años construyendo una Revolución que todos los días se le atraganta a Ud. y a su camaleónica jauría.
Aun Ud. miccionaba sus calzones cuando ya un cubano de pura cepa, un hombre solar, sin reparar en que tenía que enfrentar a 20 000 soldados del tiránico régimen, contó 7 fusiles y dijo: “Ahora sí ganamos la guerra” ¡Y se ganó! ¡Así son los cubanos!
Todavía Ud. era un imberbe, señor presiente, y ya los cubanos se batían victoriosamente en las arenas de Playa Girón, contra un ejército mercenario, que precisamente el régimen de su país aupó, pertrechó, preparó y protegió.
Ese pueblo que su gobierno, sus asesores y Ud. mismo cree de segunda mano, no titubeó ni un instante ante el peligro de desaparecer de la faz de la tierra durante la “Crisis de octubre de 1962” y a sus cohetes nucleares le respondió con cohetes morales que todavía resplandecen en el firmamento.
Cuando Estados Unidos invadía territorios (como de costumbre) en todos los rincones del mundo en nombre de la democracia, Cuba y los cubanos defendían la libertad y la justicia en los países oprimidos de Asia, África y América, y aportaban sus mejores hijos para tan noble causa.
Fueron cubanos los que lucharon en el Congo, Angola, Etiopía y otros países en defensa de los más sublimes valores humanos; y como muestra de su hidalguía, no retrocedieron ante ningún enemigo.
Mientras los norteamericanos infectaban el mundo de bases militares y provocaban guerras para ocupar territorios y recursos, y complacer al Complejo Militar Industrial, Cuba compartía lo poco que tenía con los más necesitados del planeta.
Por si usted no lo conoce, señor empresario-presidente, le recordaremos que cubanos son los que enfrentaron decididamente a la balbuceante OEA, los mismos que mandaron un hombre al espacio sideral, los que pisoteando todos los preceptos de la guerra moderna, derribaron un avión con un cañón y pararon contra todos los pronósticos la voracidad de Sudáfrica, que para esa fecha figuraba entre las principales fuerzas militares del mundo y era, además, potencia nuclear.
Ante el desmerengamiento del sistema socialista mundial, mientras la gusanera anticubana, con total apoyo norteamericano, acopiaba colosales cantidades y variedades de bebidas para festejar el derrumbe de Cuba, los cubanos elevamos nuestra estatura histórica y sustituimos el batido y el helado por cocimiento, el petróleo por leña, las guaguas por bicicletas, la carne por picadillo de cáscara de plátano, las pizzas por frituras de yuca, el Habana Club por calambuco o chispa de tren. ¡Pero resistimos!
Usted y los que piensan como Ud., señor presidente, esperaban que el pueblo cubano muriera de tristeza y sufrimiento; sin embargo, renació nuestro choteo e hicimos infinidad de chistes de nuestras carencias y penalidades. Adelgazamos notablemente, convertimos al plátano burro en ilustre señor, carecimos de medicinas y otros insumos, tuvimos alumbrones en vez de apagones, sacamos del baúl de los recuerdos la tracción animal, incorporamos a la jungla de asfalto una nueva especie: el camello, e hicimos varias veces sopa con la sustancia del hueso que pasaba de una casa a otra. ¡Pero no nos rendimos! De esa estirpe están hechos todos los cubanos.
La desmemoria es típica en las administraciones norteamericanas y el hecho de que usted sea el cuadragésimo quinto presidente, no lo inmunizó contra ello porque a esta altura, y después de tantos ejemplos valerosos de este pueblo, es una burrada querer aplicar el título III de la ley Helms-Burton, mucho más cuando desde hace tiempo se demostró que el bloqueo afecta también a los hombres de negocios en Estados Unidos, así como a la sociedad norteamericana en general.
Con toda razón Fidel nos alertó que no hay nada que haga más daño que el ignorante que ignora que es un ignorante y parece ser que sus asesores no le han explicado bien, que son 27 las veces que Cuba ha presentado la resolución contra el bloqueo en la ONU y la victoria del verde caimán del Caribe ha sido apabullante, pues  solo Israel y alguna que otra islita del Pacifico, temerosa de la agresividad norteña o necesitada de un auxilio de unos cuantos millones, han votado favorable a Estados Unidos. ¿Son 190 los países equivocados en el mundo o es el suyo?
Una máxima popular indica que cuando usted tiene problemas con todo el mundo, el del problema es usted. Por tanto, saque sus propias conclusiones.
Señor Trump, o usted tiene la desdicha de no saber nada de historia, o su pensamiento está anclado en un pasado estéril y necesita que se le reafirme que la pequeña Sagunto fue sitiada durante 8 meses (219 a.n.e.) y solo entonces fue tomada por asalto y su población pasada a cuchillo; Numancia resistió el sitio (153 a.n.e.) durante 13 meses de hambruna al cabo de los cuales la mayor parte de la población se suicidó para no someterse. Igual destino tuvo Constantinopla en 1453 cuando 100 000 soldados turcos sitiaron a una ciudad defendida solo por 10 000; Stalingrado (1942-1943) resistió más de 5 meses y obtuvo la victoria y Cuba lleva bloqueada más de 50 años y no ha inclinado su frente ni la inclinará. ¿No le parece sorprendente? Beba  de esas experiencias porque mucho las necesita.
Señor empresario-presidente, en vistas de que usted no conoce bien a los cubanos, permítame recordarle que la nave de la libertad que sigue su rumbo erguida y triunfante en las aguas del Caribe se llama Cuba, y no va a naufragar por muy potente que sea el Tsunami que desde “el norte revuelto y brutal” se intenta provocar, porque sencillamente los cubanos son hombres y mujeres de carne y hueso, pero con un corazón y una moral de acero.
Aunque Ud. no lo conozca bien, el pueblo cubano está preparado para distinguir fácilmente entre un presidente inteligente y un inepto cavernícola.

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