¿Qué ha logrado la “disidencia” en Cuba? / Arthur González / El Heraldo Cubano
 
 
Cuando se analiza fríamente qué ha logrado en 58 años la 
contrarrevolución interna cubana, bautizada como “disidencia”, no cabe 
otra respuesta: absolutamente nada.
Creada por la CIA, según sus documentos, la llamada “disidencia” solo
 ha logrado embolsillarse mucho dinero, visas para emigrar como 
“refugiados políticos” y desde enero del 2014 viajar por Europa, América
 Latina y Norteamérica con el dinero que pagan los contribuyentes de 
Estados Unidos, pero de derrocar el socialismo cubano o movilizar 
fuerzas populares para enfrentarse a la Revolución, ni asomo.
Si algún historiador estudiara los cientos de organizaciones 
construidas por los yanquis, pudiera darse cuenta que todas han estado 
penetradas por la efectiva Seguridad cubana, algo que cada cierto tiempo
 se comprueba con las denuncias realizadas a través de la TV cubana, 
ridiculizando a los poderosos Estados Unidos que se dejan engañar por 
los revolucionarios cubanos.
Durante los años 60 fueron cientos las organizaciones creadas por la 
CIA para ejecutar actos terroristas, especialmente contra la economía, 
más los cientos de planes para asesinar a Fidel Castro, todos sin 
éxitos.
En los 70, con la apertura de la Sección de Intereses de Estados 
Unidos en La Habana, la CIA tuvo la oportunidad de reinstalar su 
Estación Local, dedicándose al abastecimiento material de dos docenas de
 sus agentes reclutados en el exterior y dirigidos a la obtención de 
información para reforzar la guerra económica contra Cuba, en su afán 
por ver depuesto el socialismo.
Al arribar a los 80 y con la puesta en vigor del Proyecto Democracia,
 aprobado por Ronald Reagan en 1981 para acabar con el socialismo en 
Europa, fabricaron contra Cuba la mal llamada Fundación Nacional Cubano 
Americana, situando al frente a un viejo agente CIA con la esperanza de 
disfrutar el derrumbe de la Revolución, pero tampoco alcanzaron sus 
deseos.
Por el contrario, Cuba puso en ridículo a la CIA al denunciar en 1987
 la ineficiencia de sus jefes y oficiales que se dejaron engañar por la 
Seguridad del Estado, presentando a 27 agente cubanos que se burlaban 
del detector de mentiras y entregaban a las autoridades de la isla, 
sofisticadas plantas de transmisión satelital, cientos de miles de pesos
 y otros medios facilitados para su labor de espionaje, contaminando con
 informaciones falsas las bases de datos de la poderosa Agencia Central 
de Inteligencia.
Esa década y la de los 90, fueron proliferas en el fomento de 
organizaciones y partidos contrarrevolucionarios, financiados y 
entrenados en los locales de la misión
 diplomática yanqui, con la ilusión de ver caer el socialismo cubano, a 
la vez que iniciaban las campañas sobre supuestas violaciones de los 
derechos humanos.
Grupúsculos como la Asociación de Periodistas Independientes, Pro 
Arte Libre, Partido Pro derechos Humanos de Cuba, Partido Unidad 
Nacional Democrática, Plantados hasta la Libertad y Democracia, Sendero 
Verde, Movimiento Cristiano de Liberación, Coordinadora de Derechos 
Humanos, Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, 
Coordinadora Obrera Cubana, Corriente Socialista Democrática Cubana, 
Criterio Alternativo, Foro Feminista Aliadas Democráticas, Corriente 
Cívica Cubaba, Movimiento de Madres Cubanas por la Solidaridad, 
Movimiento Armonía, Tercera Opción y una decena más, obtuvieron 
financiamientos millonarios sin resultados.
En el 2003 Cuba descorría la cortina y daba a conocer otra docena de 
sus agentes que penetraban esos grupúsculos, repitiendo el escándalo de 
1987 al informarle al pueblo y al mundo las mentiras y planes de Estados
 Unidos contra la Revolución.
Sin sacar experiencias de tantos fracasos, Estados Unidos volvía por 
el mismo camino de derrotas sin variaciones. Es así como intentaron 
construir una nueva contrarrevolución más joven y sin vínculos con los 
añejos “disidentes”, muchos de ellos vinculados a la Seguridad cubana.
Entre la nueva promoción de “disidentes” que necesitaban para el 
nuevo siglo XXI, aparece la figura de Yoani Sánchez Cordero, reclutada 
en España por el agente CIA y terrorista, Carlos Alberto Montaner, 
cuando se encontraba como emigrada en ese país.
De inmediato la envían a Cuba, donde rompe sus documentos y solicita 
su repatriación. Dos años más tarde, en 2007, ve la luz el blog 
“Generación Y” con un amplio ancho de banda, colmándola de premios 
internacionales para hacerla una figura pública, además le diseñaron el 
periódico digital “14yMedio”, con el espejismo de arrastrar a los jóvenes cubanos a conformar una oposición política.
De nada sirvieron sus viajes, conferencias en el exterior, contactos 
en diferentes embajadas europeas en La Habana, pues la proyectada 
“revolución underground” que soñaban con el uso de las memorias flash, no se ve por ninguna parte.
Similares diseños le fabricaron a Antonio Enrique González-Rodiles, 
con el proyecto “Estado de Sats”. Lo trajeron del exterior donde residía
 de forma permanente, con la esperanza de agrupar intelectuales y 
académicos, y sin resultados terminó apoyando a las Damas de Blanco en 
sus caminatas dominicales y cacareando en Miami.
Sin un análisis serio ante tantos fracasos, soñaron con formar una 
oposición violenta en la zona oriental, apostando a José Daniel Ferrer, 
después de liberado por sus actividades contrarrevolucionarias. 
Mensualmente le envían cientos de miles de dólares para la sostener la 
fabricada Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), pero tampoco sirvió para 
nada. Viajes a Miami y adquisición de bienes personales, cambiaron su 
nivel de vida e intereses personales.
La aplicación de la estrategia política puesta en práctica por el 
presidente Barack Obama en 2014, para prosperar una transición pacífica 
desde adentro, ha tenido un final similar.
Los cubanos aprovechan las oportunidades de obtener ganancias, 
prosperar en sus pequeños negocios, le explican a los estadounidenses 
las verdades del país y los daños causados por la guerra económica, 
quienes regresan a Norteamérica con otra idea de Cuba, impactados 
favorablemente por la seguridad y tranquilidad ciudadana, sin visualizar
 la tan fanfarroneada represión de la que dicen padecer esos que saben 
vivir del cuento y de los millones de dólares aprobados por la Casa 
Blanca.
La historia no se equivoca y como dijo José Martí:
“No debe perderse el tiempo en intentar lo que hay fundamentos sobrados para creer que no ha de lograrse”
Fuentes:
Publicado por: David Díaz Ríos / CubaSigueLaMarcha.blogspot.com
 
 
  

 
  
 



 
  
 
 
  
 




