Un despacho
cablegráfico de EFE originado en Miami asomó este lunes la posibilidad
de que lo haga en breve. Sin embargo, matiza al escribir, “pero está por
ver,” si hará cambios significativos u optará por retoques simbólicos.
O sea, en cuanto a la política de apertura que impulsó Barack Obama desde diciembre de 2014 hacia su vecino caribeño.
EFE recuerda que el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, a cargo de esa prometida revisión, presentará variantes al mandatario.
La agencia noticiosa española no descarta un anuncio al respecto en Miami, y lo interpreta como “un guiño al sector anticastrista que más le ha presionado sobre el tema”.
Luego cita varias fuentes para considerar que la Casa Blanca podría suspender negocios de empresas estadounidenses con entidades ligadas a las Fuerzas Armadas de Cuba.
Y asimismo, endurecer las restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses a La Habana.
“Pero nada es definitivo”, asevera, hasta que Trump, conocido por su carácter voluble, tome una decisión sobre el tema.
Y como para asomar todavía más su verdadero criterio, recalca, que no parece prioritario, ni para su agenda política ni para sus intereses geoestratégicos.
Hace alrededor de un año, subrayó el portal Miami Diario, Trump dijo en una entrevista que no le importaría abrir un hotel en Cuba.
Durante las elecciones primarias del Partido Republicano llegó a mostrarse favorable a la apertura con la isla.
Fuera de esos escenarios, puntualizó, se aproximó lentamente a los titulados anticastristas de línea dura “en busca de votos en la Florida”.
Les prometió “revocar” las medidas de Obama, si Cuba no devuelve las libertades a sus ciudadanos.
En sintonía con todo eso, la Casa Blanca dice priorizar los derechos humanos cuando revisa su comportamiento hacia La Habana.
Sin embargo, ¿qué prevalece en los actuales nexos cubano-estadounidenses? La incertidumbre.
Desde Washington, académicos y otros estudiosos insisten que está por ver si las acciones de Trump estarán a la altura de su dura retórica.
Igualmente que en los principales círculos oficiales de su capital “nadie parece alentar una ruptura de los acuerdos bilaterales de los dos últimos años”.
Uno de los matices que más interés provoca la revisión de la política estadounidense hacia Cuba gira en torno a trifulcas desatadas entre los Departamentos de Estado y Agricultura.
Sus “veteranos” -como les llama su prensa- defienden mantener el statuo quo y los estrategas de la Casa Blanca cumplir la promesa electoral de Trump.
Durante el debate han sobresalido los congresistas republicanos de extrema derecha, Marco Rubio y Mario Díaz-Balart.
“Estoy seguro de que el presidente cumplirá su promesa y hará cambios selectivos que ayuden a la libertad política y económica”, de la isla, declaró Rubio.
Trump, añaden especulaciones, podría entorpecer el negocio a las aerolíneas y cruceros que han empezado a organizar trayectos a La Habana.
No es posible adelantar qué sucederá, precisamente cuando está en marcha un plan de recolonización estadounidense en América Latina.
Sin embargo, tampoco se puede ignorar la gradual recuperación del movimiento de masas en la zona, como muestran los ejemplos de Brasil y Argentina.
Y Ecuador corrobora la vigencia de fuerzas progresistas capaces de enfrentar y vencer grandes maquinaciones del Norte.
Rechazar lo avanzado en el ámbito de los nexos cubano estadounidenses no parece una tarea sencilla.
Máxime cuando se mantienen activas figuras como Nicolás Maduro, Evo Morales, Rafael Correa, Cristina Fernández, Lula, Dilma y otras, a quienes refuerza la presencia de Raúl y el legado de Cuba y Fidel.
EFE recuerda que el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, a cargo de esa prometida revisión, presentará variantes al mandatario.
La agencia noticiosa española no descarta un anuncio al respecto en Miami, y lo interpreta como “un guiño al sector anticastrista que más le ha presionado sobre el tema”.
Luego cita varias fuentes para considerar que la Casa Blanca podría suspender negocios de empresas estadounidenses con entidades ligadas a las Fuerzas Armadas de Cuba.
Y asimismo, endurecer las restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses a La Habana.
“Pero nada es definitivo”, asevera, hasta que Trump, conocido por su carácter voluble, tome una decisión sobre el tema.
Y como para asomar todavía más su verdadero criterio, recalca, que no parece prioritario, ni para su agenda política ni para sus intereses geoestratégicos.
Hace alrededor de un año, subrayó el portal Miami Diario, Trump dijo en una entrevista que no le importaría abrir un hotel en Cuba.
Durante las elecciones primarias del Partido Republicano llegó a mostrarse favorable a la apertura con la isla.
Fuera de esos escenarios, puntualizó, se aproximó lentamente a los titulados anticastristas de línea dura “en busca de votos en la Florida”.
Les prometió “revocar” las medidas de Obama, si Cuba no devuelve las libertades a sus ciudadanos.
En sintonía con todo eso, la Casa Blanca dice priorizar los derechos humanos cuando revisa su comportamiento hacia La Habana.
Sin embargo, ¿qué prevalece en los actuales nexos cubano-estadounidenses? La incertidumbre.
Desde Washington, académicos y otros estudiosos insisten que está por ver si las acciones de Trump estarán a la altura de su dura retórica.
Igualmente que en los principales círculos oficiales de su capital “nadie parece alentar una ruptura de los acuerdos bilaterales de los dos últimos años”.
Uno de los matices que más interés provoca la revisión de la política estadounidense hacia Cuba gira en torno a trifulcas desatadas entre los Departamentos de Estado y Agricultura.
Sus “veteranos” -como les llama su prensa- defienden mantener el statuo quo y los estrategas de la Casa Blanca cumplir la promesa electoral de Trump.
Durante el debate han sobresalido los congresistas republicanos de extrema derecha, Marco Rubio y Mario Díaz-Balart.
“Estoy seguro de que el presidente cumplirá su promesa y hará cambios selectivos que ayuden a la libertad política y económica”, de la isla, declaró Rubio.
Trump, añaden especulaciones, podría entorpecer el negocio a las aerolíneas y cruceros que han empezado a organizar trayectos a La Habana.
No es posible adelantar qué sucederá, precisamente cuando está en marcha un plan de recolonización estadounidense en América Latina.
Sin embargo, tampoco se puede ignorar la gradual recuperación del movimiento de masas en la zona, como muestran los ejemplos de Brasil y Argentina.
Y Ecuador corrobora la vigencia de fuerzas progresistas capaces de enfrentar y vencer grandes maquinaciones del Norte.
Rechazar lo avanzado en el ámbito de los nexos cubano estadounidenses no parece una tarea sencilla.
Máxime cuando se mantienen activas figuras como Nicolás Maduro, Evo Morales, Rafael Correa, Cristina Fernández, Lula, Dilma y otras, a quienes refuerza la presencia de Raúl y el legado de Cuba y Fidel.
Fuentes:
Publicado por: David Díaz Ríos / CubaSigueLaMarcha.blogspot.com
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