Las Damas de Blanco en jaque
Escrito por M. H. Lagarde
Al centro de la imagen, Berta Soler, una de las representantes de los mafia terrorista de Miami en la Isla.
Las Damas de Blanco parecen haber perdido la partida, no precisamente por las presiones del gobierno cubano, sino por los problemas internos de la organización contrarrevolucionaria creada por el gobierno de Estados Unidos y subvencionada por la mafia anticubana de Miami.
La última jugada de este grupúsculo, que no cuenta en Cuba con ningún arraigo popular, es según expresó su líder, Berta Soler, el pasado domingo: la convocatoria a un referendo “revocatorio” el próximo mes de marzo.
“He decidido someter a revocatorio mi condición de representante (líder) del movimiento de Damas de Blanco”, dijo Soler, en una declaración leída a la prensa en los predios de la Iglesia de Santa Rita en Miramar.
Las declaraciones de Soler no son precisamente una muestra de su apego a la democracia. Las mismas fueron motivadas por una carta de dieciséis fundadoras del grupo radicadas fuera de Cuba en la que se pedía la renuncia de la líder, Berta Soler, y la realización de elecciones para dotar a ese grupo de una nueva directiva.
El reclamo de la misiva se sustentaba en la reciente publicación de un video en YouTube en el que se observaba cómo un nutrido grupo de estas activistas abucheaban durante “abominable acto de repudio” a la también Dama de Blanco Alejandrina García de la Riva. En las imágenes, tomadas en la sede de esa organización en el municipio de Centro.
Habana, el pasado 16 de diciembre, las hordas enardecidas de las llamadas Damas gritan “Abajo los traidores” y “Que se vaya”.
El mitin de repudio de las Damas contra su compañera de filas, según trató de explicar después Soler, fue una respuesta a las acusaciones de corrupción que Alejandrina García de la Riva realizó en su contra en relación con unas mercancías destinadas a las Damas de Blanco que Soler había “desviado” en la aduana.
La aparición del video de marras casi coincidió con una presentación de la líder en una audiencia del Congreso para expresar su inconformidad con la reanudación de las relaciones de Estados Unidos con Cuba y defender la necesidad prolongar el criminal bloqueo de ese país contra el pueblo cubano.
Pero los problemas internos de las Damas de Blanco van más allá de las muestras de ignorancia de las que su líder hizo gala en el Congreso estadounidense.
A principios del pasado mes de septiembre un reporte de la agencia EFE, replicado por El Nuevo Herald, informó que treinta integrantes del grupo mercenario en Santiago de Cuba habían abandonado sus filas por discrepancias con Berta Soler.
A finales de ese mismo mes otras diez integrantes del grupúsculo hicieron otro tanto en Ciudad de La Habana. Según declararon entonces a la prensa extranjera Leonor Reynó Borges y Julia Estrella Aramburu, su renuncia tenía que ver con la forma en que Soler había estado representando a las damas.
“Sin contar con todas las mujeres, sin llevar a consenso nada, es la única persona absoluta en dar los viajes, en dar los cursos, ella es la absolutista para todo”
Otro punto en conflicto fue la ayuda procedente del exterior y el dinero que han representado los premios internacionales recibidos por las damas:
“No se ha hablado con las mujeres de los premios ni se ha repartido el dinero de los premios, ella dice que está en un banco de Miami pero bueno no se sabe nada de eso”.
Las disidentes de Soler también resaltaron la inacción del movimiento, muy distinto a los tiempos en que Laura Pollán estaba al frente del mismo.
“Ahí no se hace nada por los presos políticos”, dijeron.
Más allá de la notable falta de inteligencia de su líder, como se ve, el grupo de las Damas de Blanco, que supuestamente representa a la sociedad civil cubana, no es más que una sucursal en la Isla de la llamada industria anticubana de Miami. La mera existencia de estos “luchadores por la libertad” justifica ante el gobierno de Estados Unidos los fondos salidos de los bolsillos de los contribuyentes norteamericanos que van a engrosar las arcas de los mafiosos de Miami. Mientras que a las llamadas Damas de Blanco, a quienes por cierto los derechos humanos del pueblo cubano y otras cuestiones políticas les importan un rábano, le llegan las limosnas.
Más allá de la notable falta de inteligencia de su líder, como se ve, el grupo de las Damas de Blanco, que supuestamente representa a la sociedad civil cubana, no es más que una sucursal en la Isla de la llamada industria anticubana de Miami. La mera existencia de estos “luchadores por la libertad” justifica ante el gobierno de Estados Unidos los fondos salidos de los bolsillos de los contribuyentes norteamericanos que van a engrosar las arcas de los mafiosos de Miami. Mientras que a las llamadas Damas de Blanco, a quienes por cierto los derechos humanos del pueblo cubano y otras cuestiones políticas les importan un rábano, le llegan las limosnas.
No hay que ser adivino para saber cómo acabará el revocatorio convocado para marzo por la Soler. Se tratará sin dudas de unas elecciones al estilo de la democracia del sur de la Florida para las que quizás aparezcan parte de los fondos perdidos del premio Sajarov.
Berta Soler comprará los votos y mantendrá su poder con vistas a la Cumbre de las Américas, hasta que otro escándalo de corrupción termine en jaque mate la partida.
Está claro que en el conflicto mantenido entre Cuba y Estados Unidos durante más de medio siglo el bloqueo no es el único fracaso.
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