Por M. H. Lagarde / Cual si se tratara de una película de Marvel, un «héroe» anónimo, enmascarado nada menos que por The New York Times, ha sacado a la luz una conspiración existente entre varios funcionarios de la Casa Blanca contra el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
El propio título del artículo: «Soy parte de la resistencia dentro del gobierno de Trump» recuerda a una de esas películas post apocalípticas en las que los rebeldes de la «resistencia», casi siempre oculta en el subsuelo, se enfrentan al Emperador del imperio del mal. La diferencia, en este caso, estriba en que los «sublevados» («muchos de los funcionarios de alto rango en su propio gobierno trabajan diligentemente desde adentro para frustrar partes de su agenda y sus peores inclinaciones») no se encuentran ocultos en las catacumbas del sistema, sino entre las bambalinas del despacho oval.
Los «rebeldes», que por ahora permanecen en el anonimato para no perder el empleo, según las declaraciones de quien pudiera ser el líder de la «resistencia», o quizás solo el mensajero, hacen todo lo que esté a su alcance para preservar las instituciones democráticas y, al mismo tiempo, frustrar los impulsos más erróneos de Trump hasta que deje el cargo. La misión principal, acabar con la raíz del problema: «la amoralidad del presidente» que, aunque fue electo como republicano, muestra poca afinidad hacia los ideales adoptados desde hace mucho tiempo por los conservadores: libertad de pensamiento, libertad de mercado y personas libres.
Por suerte, el comportamiento errático de Trump, asegura el enmascarado, sería más preocupante «si no fuera por los héroes anónimos dentro y cerca de la Casa Blanca. Algunos de sus asistentes han sido personificados como villanos por los medios. Sin embargo, en privado, han hecho grandes esfuerzos para contener las malas decisiones en el Ala Oeste, aunque claramente no siempre tienen éxito».
El artículo publicado por The New York Times evoca también, por su tono, aquellas películas de los tiempos de la Guerra Fría en las que un agente 00# de la «resistencia silenciosa» logra infiltrarse como topo en las filas del enemigo para combatir el «estilo de liderazgo del presidente, el cual es impetuoso, conflictivo, mezquino e ineficaz», pero por suerte «los estadounidenses deberían saber que hay adultos a cargo. Reconocemos plenamente lo que está ocurriendo. Y tratamos de hacer lo correcto, incluso cuando Donald Trump no lo hace».
Pero si a alguna película de Hollywood rememoran las palabras del artículo anónimo es a Todos los hombres del presidente. La voz en off del héroe enmascarado por The New York Times suena demasiado similar a la de Garganta Profunda, el hombre que desde las sombras, en un garaje de Washington, les reveló a los periodistas Carl Berstein y Bob Woodward, del diario Washington Post, todos los intríngulis del caso Watergate.
La «delación» de Garganta Profunda, como se sabe, dio pie al mayor mito de la llamada prensa libre de toda la historia. Aparentemente, dos periodistas de un periódico norteamericano podían denunciar al presidente e impulsar con sus revelaciones su dimisión. Al darse a conocer la verdadera identidad del confidente del Washington Post, Mark Felt, el segundo hombre del FBI de la época, se demostró que detrás del «libre» periodismo del The Washington Post existían intereses de otros sectores poderosos del sistema.
Habría que ver si, como dice el ahora «héroe» del NYT, realmente la nueva confabulación contra Trump «no es obra del llamado Estado profundo (deep state) —una teoría de conspiración que afirma que existen instituciones dentro del gobierno que permanecen en el poder de manera permanente—».
Habrá tiempo para saberlo. El artículo anónimo publicado por el NYT es solo el capítulo piloto de la primera temporada de una serie que bien pudiera llamarse: «Todos los hombres contra el presidente».
Publicado por: David Díaz Ríos / CubaEstrellaQueIlumina / CubaSigueLaMarcha /
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