Una historia de indígenas exterminados, negros segregados y niños enjaulados / Por Marco Velázquez Cristo / PostCuba
El mundo se ha conmovido con las imágenes de niños atrozmente enjaulados y separados de sus familias por orden del gobierno de Donald Trump, quien, bajo la presión internacional se ha visto forzado a maquillar su política antinmigrante, algo que no significa que el sentimiento xenófobo que subyace dentro de los círculos de poder norteamericanos haya cambiado.
Lo que hemos visto no es solo el fruto de la mente retorcida de un presidente, es una manifestación del desprecio histórico por los que son considerados inferiores por políticos y amplios sectores de la sociedad norteamericana, es expresión del racismo sembrado dentro de ella y del concepto antiético de que el fin justifica los medios.
Paradójicamente EE.UU. es una nación que debe su formación y desarrollo precisamente al fenómeno de la migración. A esos a los que consideran inferiores tiene Norteamérica mucho que agradecerle en los más diversos campos, incluso el lugar desde donde mentes perversas conciben leyes con las cuales pretenden aplastarlos, porque la Casablanca fue construida con mano de obra esclava, algo que reconoció Michelle Obama diciendo, “Me despierto cada mañana en una casa que fue construida por esclavos”.
En el devenir histórico de la nación estadunidense existen muchos ejemplos que demuestran el proceso involutivo mediante el cual se fue gestando esa mentalidad retorcida que ha desembocado en la ocurrencia de hechos que se apartan de todo humanismo como el que mencionamos al inicio.
Algunos de esos ejemplos:
Despojo de sus tierras e exterminación de las etnias indígenas. Por solo citar un hecho vinculado a este tema, vale mencionar como mediante la aplicación del Tratado de New Echota, un acuerdo firmado según provisiones del Acta de Remoción India de 1830, en 1831 desterraron a la fuerza hacia el oeste a los choctaw y en 1838 a los cheroquis, en ambos momentos a través de una ruta que la historia conoce como “el camino o sendero de lágrimas” pues en ella murieron más de cuatro mil indígenas. Los cheroquis lo llamaron “el camino donde nosotros lloramos”.
Promulgación de leyes segregacionistas como las leyes de Jim Crow que fueron unas leyes estatales y locales que entre 1876 y 1965, propugnaron la segregación racial en todas las instalaciones públicas, por esa época los linchamientos contra personas negras se convirtieron en cotidianos, según el instituto Tuskegee entre 1882 y 1968 fueron linchadas 3 446 de ellas.
8 de febrero de 1968 cuando ya estaba aprobada desde 1964 la Ley de los derechos civiles, en la ciudad universitaria de Orangeburg, la policía disparó contra una muchedumbre de activistas afroamericanos, asesinando a tres de ellos e hiriendo a 28, dando lugar a lo que llegaría a ser conocido como la matanza de Orangeburg. Es decir, unas cosas dicen y otras hacen.
16 de marzo de 1968 las tropas yanquis dispararon contra la población civil indefensa de la aldea My Lai situada en la provincia vietnamita de Quang Nai, matando a 504 personas, entre ellas 182 mujeres, 17 de ellas embarazadas y 173 niños.
Operación Peter Pan, llevada a cabo entre el 26 de diciembre de 1960 y el 23 de octubre de 1962, mediante ella fueron llevados a EE.UU. sin acompañantes 14 048 niños cubanos para “evitar” su supuesto adoctrinamiento comunista, que presuntamente sus padres estarían imposibilitados de impedir pues se les privaría de la patria potestad.
Sería interminable nombrar todas las atrocidades de las administraciones norteamericanas, los millones de inocentes asesinados en sus guerras fratricidas, las muertes de miles de personas que han provocado con los desplazamientos a que han obligado a enormes masas de seres humanos y otros desmanes imposibles de relacionar.
Que se puede esperar de un gobierno y una sociedad que contemplan indiferentes como cientos de sus niños se matan entre sí cada año, por la exaltación y culto a la violencia que fomentan los medios y las propias acciones de los que dirigen el país, que además sin ningún escrúpulo venden armas de forma descontrolada que en no pocas ocasiones son las causantes de las muertes de los infantes.
No he estado enjuiciando a todo el pueblo norteamericano, dentro de él hay muchos con decoro, no es victimario, sino víctima prisionera de los intereses y deformaciones de quienes lo gobiernan y de los sectores que responden a estos.
Cuando los hechos a que hice alusión ocurrieron, Trump no era presidente, él es el continuador de un pensamiento supremacista y racista enraizado en lo más profundo de políticos y sectores conservadores de la sociedad norteamericana.
Donald Trump es uno más de los ejecutores de la “santa inquisición” de USA contra los que consideran “inferiores”.
Dante Alighieri, al escribir “La Divina Comedia” concibió para el infierno nueve círculos, sin embargo, en ninguno de ellos estos homicidas de estado encontrarían castigo adecuado para sus imperdonables pecados, tal vez no imaginó el respetable poeta italiano que tanta maldad pudiera existir en algunos seres humanos.
Publicado por: David Díaz Ríos / CubaSigueLaMarcha / CubaEstrellaQueIlumina /
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