Nada es nuevo en la política
subversiva de Estados Unidos contra
la Revolución cubana y desde su inicio no estuvo motivada por las
nacionalizaciones de sus empresas en la
Isla como aseguran.
La CIA seguía los pasos de Fidel
Castro, mucho antes de 1959, la prueba está en los oficiales que enviaron a
México para conocer los preparativos
de su expedición a Cuba en el yate Granma e intentar impedirla, algo que
no pudieron lograr.
Después decidieron introducir a
varios de sus hombres en el ejército rebelde, con el fin de evitar la unión de
las fuerzas que luchaban contra el tirano Fulgencio
Batista, lo que tampoco cristalizó; por eso en la reunión del Consejo
de Seguridad Nacional del 23 de diciembre de 1958, el director de la CIA, Allen Dulles, expresó que había
que impedir la victoria de Castro,
siendo apoyado por el Presidente Dwight
Eisenhower.
Pero la sombra de sus fracasos siguió persiguiendo a los
yanquis y el 9 de enero Castro entraba
triunfante en la Habana.
A pesar de sus deseos y planes
para asesinarlo desde el mismo año 1959, tampoco obtuvieron resultados.
Nuevas vías para derrotar a la Revolución fueron puestas en práctica;
desde la guerra económica, comercial y financiera, hasta la fabricación de una
contrarrevolución con disfraz de “disidencia”.
En esa línea han malgastado
millones de dólares y gran parte de ellos han ido a parar a las arcas del
gobierno cubano, porque más de la mitad de esos llamados “opositores” resultaron ser colaboradores de la Seguridad cubana.
Sin variar un ápice su obstinación por destruir el socialismo, persisten en reclutar a personas sin prestigio, ni reconocimiento dentro del pueblo cubano, con el propósito de crear la imagen internacional de que “avanzan” en la conformación de una verdadera “oposición” al régimen de Castro.
Un ejemplo de eso son algunos
contrarrevolucionarios que, sin valía alguna, son acreedores de premios
internacionales acompañados de altas sumas de dinero, como el caso de Manuel
Cuesta Morúa, personaje gris al que acaban de regalarle una beca de un
mes de duración, en el Centro
Internacional Woodrow Wilson, en Washington DC, nada menos que para
académicos, como parte del Premio
Democracia, Ion Ratiu 2016.
La estrategia de otorgarle
premios a los asalariados cubanos es de larga data, con vistas a promocionarlos
internacionalmente, cuando realmente no son conocidos en su patria, pero
mediante esa fórmula intentan buscar apoyo a las denuncias que llevan a cabo
contra Cuba, fabricando violaciones
a los derechos humanos que no pueden demostrar.
Una prueba de que la CIA es quien está detrás de esa
estrategia, es el empleo de la Fundación
Familia Ratiu, radicada en Londres,
en asociación con el Centro para la
Democracia Ratiu, ubicado en Turda,
Rumania, quien sirve de pantalla para financiar dicho Premio.
Desde la década de los años 50,
la CIA utilizó determinadas
Fundaciones en su labor subversiva contra la
URSS y los demás países socialistas de Europa,
situación descubierta durante el proceso investigativo llevado a cabo en 1964 por el Congreso de los Estados Unidos, ante la exención de impuestos de
las Fundaciones
norteamericanas.
En esa investigación fueron
identificadas un grupo de Fundaciones que sirvieron como
tapaderas de la CIA, y realmente no
eran más que buzones para recibir el dinero de la Agencia, el que transferían a otras para sufragar a personas o
entidades que laboraban secretamente para la inteligencia yanqui.
Sobre el particular William Hobby, presidente de la Houston Post y miembro del consejo de
la misma, explicó cómo se hacía:
“Se nos decía que…íbamos a recibir unos fondos de la CIA. Luego nos llegaba una carta de una
organización determinada, pidiéndonos fondos y nosotros le concedíamos los
fondos. No se hacían preguntas; creíamos que la CIA sabía lo que hacía”.
Nada ha cambiado, la CIA continúa empleando las Fundaciones como pantalla, algo que la
escritora Francés Stonor Saunders,
argumenta ampliamente en su libro “La
CIA y la Guerra Fría Cultural”.
Para reafirmar su vínculo con
los Servicios de Inteligencia
yanquis, es público que Cuesta Morua,
está contratado por la NED, Fundación
Nacional para la Democracia, para desarrollar proyectos subversivos en Cuba.
Un contrato firmado de su puño y letra, afirma que anualmente recibe de esa Fundación 14 mil
400 dólares para ejecutar sus actividades contra la Revolución cubana.
Paralelamente recibe otras sumas
para la preparación y asistencia a eventos internacionales, donde tiene que
seguir las orientaciones que se le imparten.
La NED fue aprobada por ley del Congreso
de Estados Unidos, el 18 de noviembre de 1983, para darle
continuidad a las acciones secretas de la CIA,
específicamente las denominadas Operaciones
de Acción Política, situación corroborada en 1991 por Allen Weinstein, primer presidente de
la NED, quien aseguró:
“Mucho de lo que hoy hacemos, ya lo hacía la CIA hace 25 años de manera encubierta”; y
como atestiguara el investigador estadounidense William Blum:
“…una obra maestra de la política, las relaciones
públicas y del cinismo…, con el énfasis en el estatus de No Gubernamental, como parte de la imagen y del mito”.
Este asalariado, al igual que
otros como Elizardo Sánchez Santa Cruz
Pacheco (El Camaján), solo persigue los dólares
enviados por Estados Unidos, negocio
muy satisfactorio que permite vivir sin trabajar, además de viajar
continuamente por Europa, EE.UU. y
América Latina.
Para tener una idea del cambio
de casaca de esos “disidentes”, basta
recordar que gracias al socialismo que hora pretenden sustituir por el
capitalismo, Cuesta Morua pudo
estudiar gratuitamente su carrera universitaria, lo que era impensable en época
del tirano Batista, por su origen
humilde y color de piel.
Después de graduarse en 1986 como
licenciado en historia, fue contratado como guía de turismo y posteriormente,
de 1988
a 1991, pasó a trabajar en la Casa
de África, dirigida por la oficina del Historiador
de la Habana.
Ante la crisis económica sufrida
por Cuba debido al bloqueo económico
impuesto por Estados Unidos, sumado
al desmembramiento de la URSS y la pérdida del socialismo en Europa del Este, Manuel Cuesta vio la
oportunidad de convertirse en asalariado de los yanquis y salir de las penurias
económicas por las que atravesaba la población de la Isla.
De ahí su cambio de militante
comunista a “disidente” al servicio
de la CIA, junto con Elizardo Sánchez.
Para obtener autonomía y un
financiamiento directo en mayor cuantía, en 1998 funda la “Mesa de Reflexión de la Oposición Moderada”,
disuelta en 2003.
Un año antes organizó el
engendro “Arco Progresista”, el cual preside desde el 2002,
desde donde sostiene fuertes relaciones con otros elementos contrarios a los
gobiernos de Nicaragua, Bolivia, Ecuador
y Venezuela, entre ellos el agente CIA
Leopoldo López.
Cuesta Morua se
declara descendiente de Martín Morúa
Delgado, cubano que llegó a Senador de
la república y lideró la postura del gobierno de esa época contra el movimiento
“Los
Independientes de Color”, pues a pesar de ser negro no quiso perder la
posición política alcanzada.
Todo indica que el oportunismo
le viene de sus ancestros y como dijera José
Martí:
“Hay un oportunismo que es mera cobardía y pretexto para
no ser honrado…”
Fuentes:
https://heraldocubano.wordpress.com/2016/11/12/agentes-en-cuba-al-servicio-de-los-estados-unidos/
https://aucaencayohueso.wordpress.com/2016/11/14/agentes-en-cuba-al-servicio-de-los-estados-unidos/
https://mariacelys.wordpress.com/2016/11/14/agentes-en-cuba-al-servicio-de-los-ee-uu/
https://aucaencayohueso.wordpress.com/2016/11/14/agentes-en-cuba-al-servicio-de-los-estados-unidos/
https://mariacelys.wordpress.com/2016/11/14/agentes-en-cuba-al-servicio-de-los-ee-uu/
http://moncadalectores.blogspot.com/2016/11/agentes-en-cuba-al-servicio-de-los.html
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Publicado por: David Díaz Ríos / CubaSigueLaMarcha.blogspot.com
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