Blog_CubaSigueLaMarcha

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jueves, 4 de diciembre de 2014

La epopeya cubana

Resumen 
Cuba aportó un ideario de transformación social y un ejemplo de resistencia que contribuyeron a cambiar el escenario latinoamericano. Su esquema igualitario le permite mantener indicadores sociales muy superiores a cualquier país equivalente. Pero afronta adversidades geopolíticas que la obligan a introducir un cambio significativo.
 
Una economía moldeada para apuntalar la extensión del socialismo debió adaptarse al escenario opuesto, modificando su estructura de elevada estatización. Las reformas en curso están concebidas para ampliar la gravitación del mercado, sin permitir el retorno al capitalismo.
 
Mientras que la extensión del cooperativismo contrapesa el riesgo de enriquecimiento privado, las propuestas de mayor estatismo agravarían el estancamiento. Muchas denuncias de restauración capitalista se formulan sin caracterizaciones ni alternativas viables. Mayores grados de democracia son necesarios, pero no generan milagros. Hay que valorar la revolución y postular caminos para renovarla.
Cuba aportó el mayor ideario de transformación social a varias generaciones de latinoamericanos. Su revolución conmovió a la juventud, convulsionó a las organizaciones políticas y sacudió a la izquierda.
En los años 60 el castrismo rompió todos los dogmas al demostrar que un proceso socialista era posible en el continente. A 90 millas de Miami introdujo generalizadas nacionalizaciones para responder a las conspiraciones del imperialismo. Posteriormente intentó una heroica extensión regional de la revolución.
La decisión cubana de resistir la restauración capitalista luego del colapso de la URSS generó un nuevo asombro. La población de una pequeña isla lindante con el centro imperial afrontó un sofocante aislamiento internacional y realizó inconmensurables esfuerzos para mantener su independencia.
La perdurabilidad de ese proceso fue determinante del cambio que ha registrado el escenario sudamericano. La reinstalación de una colonia estadounidense en Cuba habría obstruido la resurrección de los procesos radicales y limitado las victorias logradas contra el neoliberalismo.
Resulta muy difícil imaginar los avances de Venezuela o Bolivia sin el ejemplo de un país que supo confrontar con el poderío estadounidense. La repetición en la isla de la trayectoria seguida por Rusia o Europa del Este habría sepultado, por un largo período, todas las tradiciones revolucionarias transmitidas al continente.
Pero transcurridas más de dos décadas del desplome del desplome de la URSS y su bloque económico internacional (COMECOM) se han registrado importantes transformaciones en Cuba. Estos cambios contienen enormes posibilidades e incuestionables peligros.

Logros y desafíos

La principal enseñanza reciente de lo ocurrido en Cuba es la enorme capacidad de mejora popular que ofrece un esquema económico-social no capitalista. En medio de la penuria económica, el aislamiento diplomático, las provocaciones militares, las presiones financieras y la agresión mediática se logaron preservar parámetros de esperanza de vida, escolaridad o mortalidad infantil muy superiores al resto de la región.
Esta extraordinaria realización resulta incomprensible para los apologistas del capitalismo. Como no pueden presentar ejemplos equiparables, eluden cualquier mención de esos logros. Cuba demostró de qué forma se puede evitar el hambre, la delincuencia generalizada y la deserción escolar con escasos recursos.
El país afronta actualmente graves dificultades para mantener la gratuidad de los principales servicios, pero esas limitaciones son muy diferentes a las adversidades que predominan en los países semejantes.
Cuba no es Argentina, Brasil o México. Hay que comparar su situación con las economías latinoamericanas situados por debajo de ese escalón de desarrollo económico. Ninguno de esos casos puede exhibir el perfil de una isla sin desempleo, indigencia o pobreza masiva.
En la isla están cubiertas las necesidades básicas de la población. Todas las familias tienen acceso a la alimentación, la educación y la salud. La escasez de abastecimientos o la falta de variedad de los consumos, no incluyen a los bienes indispensables para garantizar esa cobertura.
Cuba cuenta con un excelente nivel de escolaridad. Un reciente estudio del Banco Mundial estima que su sistema educativo mantiene parámetros de formación profesional, en muchos planos semejantes al nivel de Finlandia, Singapur o Canadá (Lamrani, 2014).
También ha logrado un índice de esperanza de vida que supera en cinco años al resto del continente y cuenta con tasas de mortalidad reducidas en todos los grupos etarios. Consiguió el promedio más bajo de malnutrición de América Latina y uno de los porcentajes más elevados de conexión de viviendas a las redes de agua potable (Navarro, 2014).
El país preserva, además, el índice de seguridad alimenticia más elevado de la región y un bajísimo nivel pobreza (4%), en comparación a la media de Latinoamérica (35%)(Vandepitte, 2011). De acuerdo a las estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) Cuba es uno de los tres países latinoamericanos que ha logrado ubicarse en el casillero de alto nivel de desarrollo (PNUD, 2014).
Pero la isla afronta un serio problema para sostener esos avances. El estancamiento y las privaciones que siguieron al derrumbe de la URSS se atenuaron, pero obligan a implementar un giro económico. Toda la sociedad reconoce esa impostergable necesidad, puesto que nadie ha podido recuperar el patrón de ingresos vigente en los años 70-80.
El desplome del sostén soviético fue seguido por un agravamiento del bloqueo estadounidense (ley Torricelli en 1992 y acta Helms Burton en 1996). Ese cerco obstruye el comercio y genera costos monumentales. Un barco que toca puerto cubano no puede amarrar en Estados Unidos y al principal mercado del mundo no puede ingresar un producto con componentes cubanos.
La isla ha sufrido periódicas provocaciones que obligan al estado a solventar un gravoso aparato militar defensivo. El gobierno cubano necesita mantener 600.000 hombres en condiciones de acción bélica inmediata y debe financiar una estructura armada totalmente desproporcionada para las dimensiones del país (Isa Conde, 2011).
Además, en los últimos años el país padeció fuertes adversidades comerciales y climáticas. Cayó el precio de las exportaciones (níquel) y subió el costo de las importaciones (alimentos). Hubo huracanes, sequías e inundaciones de gran intensidad, especialmente entre 1998 y 2008. Estos trastornos no provocaron tragedias humanas como habitualmente ocurre en el resto del continente, pero que implicaron costos millonarios. La crisis internacional generó también una reducción de los ingresos del turismo, a pesar del moderado aumento de los visitantes.
La economía es gestionada desde hace varios años con cierto déficit presupuestario y el nivel de actividad es sostenido al filo de la navaja. El equilibrio comercial es tan ajustado como la financiación externa.
Cuba resistió la restauración del capitalismo con el gran sacrificio que implicó el “período especial” de los años 90. El impacto económico del desplome de la URSS fue demoledor. Todo el comercio de la isla estaba asociado con los países del COMECON y las ventas de azúcar a ese bloque solventaban el conjunto de los gastos externos.
El país se quedó sin nada y tuvo que asegurar su defensa y abastecimiento de bienes básicos, en condiciones de encierro y colapso del transporte, la electricidad y el combustible. Muy pocos regímenes políticos han logrado sortear adversidades de esa envergadura.
Un reciente estudio explica la fuerza de esa resistencia por la memoria de las transformaciones sociales logradas en los años 60-70. También resalta el rechazo a convertir nuevamente a la isla en un burdel estadounidense. El trabajo traza una aleccionadora comparación con la devastación de derechos populares padecida por los países del COMECON, que reingresaron al capitalismo durante el mismo período (Morris, 2014).
Pero al cabo de esa experiencia, Cuba no está en condiciones de continuar el camino precedente al socialismo. Salta a la vista la imposibilidad de erigir en forma solitaria una sociedad de abundancia e igualdad, en una pequeña localidad del Caribe. La continuidad de la revolución permitió defender lo conquistado, pero no asegura el desarrollo productivo y el bienestar material que supondría la consolidación del socialismo. Si en la URSS se verificaron dificultades para forjar esa sociedad cortando lazos con el mercado mundial, es obvio que Cuba ni siquiera puede concebir esa posibilidad.
El importante cambio de contexto latinoamericano ha contribuido a revertir el aislamiento del país. Se aligeraron las privaciones y se normalizó el funcionamiento de la economía, especialmente a través de la cooperación con Venezuela. Pero este desahogo sólo ayuda a sostener lo conquistado.

Tres problemas

Las mutaciones que debe encarar Cuba obedecen a tres cambios de largo plazo. En primer lugar, la nueva realidad geopolítica que introdujo el colapso de la URSS desajustó toda la estructura productiva. El país había amoldado su economía a una expectativa de grandes avances pos-capitalistas en el mundo o por lo menos en la región.
Siempre se supo que un alcance efectivo del socialismo era imposible en una sola isla y por esta razón se intentaron altos de niveles de complementación con los socios del Este. Esa conexión fue combinada con la apuesta a una sucesión de victorias revolucionarias en América Latina.
Esa estrategia política explica la elevada especialización que desarrolló la isla en médicos, ingenieros, educadores y militares. En torno a esas actividades se construyeron los valores de una sociedad que ponderaba a los héroes en combate, a los brigadistas y a las misiones internacionalistas.
El legado de ese período se verifica en muchos planos. Cuba aportó sus métodos de alfabetización, medicina preventiva y preparación militar a numerosos países de Latinoamérica y África. Este acervo fue particularmente compartido con Angola y Nicaragua en los años 70-80, con Haití (durante el terremoto) y actualmente con Venezuela (intercambio de educadores por petrolero) o con Bolivia (médicos y cirugías de alta complejidad).
Otra prueba reciente de esta especialización cubana en acciones de socorro y solidaridad es el cuerpo de médicos enviados al África para lidiar con la epidemia de ébola. Nada menos que el New York Times dedicó un elogioso editorial a esta acción, contrastando los riesgos que asumen esos profesionales con la reticencia estadounidense a enviar misiones al lugar. Más chocante es la negativa de las compañías de seguros a cubrir el financiamiento de esas operaciones (New York Times, 2014).
Los ponderados médicos cubanos son un producto de la educación militante que la revolución introdujo para apuntalar la expansión internacional del socialismo. Cuando esa meta se frustró, el país debió afrontar la paradoja de contar con una población educada y con ambiciones del Primer Mundo, en una frágil economía del Tercer Mundo.
Una masa de trabajadores y profesionales con altos niveles calificación y conciencia laboral se desempeña en una isla con industrias y sectores agrícolas de baja productividad. Este divorcio entre el alto desarrollo cultural e intelectual de la sociedad y el estrechísimo basamento económico tiene incontables manifestaciones. Los receptores del turismo, por ejemplo, cuentan con mayor preparación profesional que el promedio de los visitantes.
Esta desconexión genera difíciles problemas para quienes no encuentran trabajo con remuneraciones acordes a su especialidad. Que un taxista o un camarero multipliquen con toda facilidad el ingreso de un ingeniero o un médico es la mayor evidencia de esa extraña situación (Padura, 2010, 2012).
En los últimos 20 años Cuba registró cambios radicales en su economía, que generaron un segundo tipo de problemas estructurales. El país sobrevivió aceptando el turismo, los convenios con empresas extranjeras y un doble mercado de divisas, que segmenta a la población entre receptores y huérfanos de las remesas.
La aparición de este importante flujo de divisas determinó una transformación económico-social muy significativa. El grueso de los dólares ingresados no es invertido. Se transfiere al consumo, produciendo una fractura en el poder de compra entre los sectores favorecidos o privados de esa moneda.
Algunos analistas describen cómo este doble mercado creó una importante estratificación social. Los marginados de ese circuito viven con presupuestos ajustados y se alimentan con comidas austeras. Los que tienen divisas pueden disponer de mejores vestimentas, computadoras o teléfonos celulares (Vandepitte, 2011).
Esta brecha surgió en 1993 con la implantación de un doble mercado que buscó paliar la falta de divisas. Ese impacto inequitativo fue atenuado con políticas impositivas. Para adaptar el ideal igualitario a la adversidad externa, el estado acotó con gravámenes la nueva desigualdad.
Un tercer problema de la economía cubana deriva de la errónea imitación del modelo ruso de estatización completa. La fascinación acrítica con la URSS condujo en los años 70 a una inoperante extensión del sector estatal, que impactó en forma muy negativa sobre la productividad agro-industrial. Esa oleada de estatizaciones anuló todos los pequeños comercios y fabricantes privados. En 1977 se eliminaron los últimos vestigios de las actividades por cuenta propia.
Esas medidas desconocieron que la transición al socialismo sólo es factible mediante un paulatino avance del plan sobre el mercado, en función de la eficiencia lograda por el sector estatal en comparación al privado. Cuba repitió la modalidad rusa de estatización integral, sin considerar la aplicación de las estrategias más moderadas que adoptaron Yugoslavia o Hungría.
Todos los intentos para subsanar los inconvenientes creados por la estatización completa fueron infructuosos. El trabajo voluntario, la zafra de 10 millones o la rectificación de fines de 80 sólo aportaron paliativos. Tampoco fueron escuchados los cuestionamientos expuestos en algunos organismos de la época como el CEA (Centro de Estudios sobre América). El principal efecto negativo de esa estatización fue el declive de la productividad y la dependencia que mantiene Cuba de la importación de alimentos.
Seguramente esta equivocación obedeció a problemas teóricos (incomprensión de la transición al socialismo) y a manejos burocráticos. Pero también es cierto que no resultaba fácil compatibilizar la prioridad asignada a la estrategia revolucionaria continental, con políticas contemplativas hacia el mercado. El primer objetivo requiere un nivel de  idealismo, heroísmo y equidad que choca con la vida comercial. Para los revolucionarios nunca fue sencillo equilibrar el romanticismo con el realismo. Lenin y Trotsky enfrentaron problemas muy semejantes a fines de los años 20.

Las reformas en curso

Para lidiar con este complejo escenario, el gobierno ha decidido ampliar la gravitación económica del mercado con el objetivo de favorecer la inversión. Después de muchas discusiones, y vacilaciones han comenzado a aplicarse las resoluciones discutidas desde el 2008 y sintetizadas en los lineamientos del 2011. Se relajan las restricciones vigentes para la pequeña actividad privada, se autoriza la creación de negocios y la contratación de empleados. También se anulará la libreta, habrá una paulatina liberalización de los precios y se buscará eliminar la existencia de dos monedas.
Las medidas incluyen una mayor autonomía en la gestión de las empresas estatales. Cada firma podrá manejar en forma descentralizada su presupuesto, adquirir insumos y vender productos en función de sus propios cálculos (PCC, 2011).
El objetivo inmediato es el ahorro de divisas. A diferencia de la ex URSS o China, Cuba no puede sobrevivir en la autarquía. Necesita dólares para adquirir combustibles e importar alimentos. Por esta razón se ha dispuesto reordenar las cuatro fuentes de ingreso de moneda dura: turismo, níquel, servicios profesionales y remesas.
Para reanimar la agricultura se entregarán tierras ociosas a la pequeña producción privada y a las cooperativas, buscando repetir la expansión que logró China en los años 80. Pero la isla no sólo enfrenta una escasa disponibilidad de tierras fértiles. También carga con un altísimo nivel de urbanización que dificulta los incentivos para trabajar en el sector rural.
El punto más conflictivo de las reformas es la introducción de un status de trabajadores “disponibles”, para todos los afectados por la reorganización de las empresas públicas. La falta de recursos obliga a transparentar la dura realidad de compañías deficitarias, que no pueden ser solventadas por el estado. Por esta razón se elimina el principio de garantía oficial del empleo. Se busca crear un nuevo segmento de ocupados en el sector privado y cooperativo, que absorba los recortes del trabajo estatal (Maiki, 2011).
El gobierno ha pospuesto reiteradamente decisiones que chocan con las aspiraciones de la revolución y con los valores pregonados durante décadas. Pero entiende que no le queda otro remedio. Las reformas pro-mercantiles son vistas como el único camino para superar el crítico estancamiento de la economía.
Estos cambios no implican por sí mismos un retorno al capitalismo. Este sistema presupone propiedad privada de las grandes empresas y bancos, formación de una clase dominante y generalización de la explotación. Las reformas no introducen ninguna de estas características. Amplían la gravitación de la gestión mercantil en el marco precedente. Se otorgan concesiones a la acumulación privada, con límites tendientes a evitar la restauración burguesa.
En los últimos años comenzaron a implementarse estos cambios. Se han dispuesto numerosas autorizaciones para la compra-venta de viviendas o automotores y se han distribuido parcelas cultivables. Aparecieron pequeños negocios (como los “paladares” de comidas) y numerosos emprendimientos comerciales.
Ya existe un clima de mayor actividad privada y se avizoran inversiones en el mejoramiento de las viviendas. La flexibilización introducida en este sector incluye restricciones a la propiedad de extranjeros y a la herencia, para evitar una corriente de compras desde Miami. Los principales convenios con empresas extranjeras están centrados en la renovación del Puerto de Mariel y en la construcción de una zona industrial en esa región.
Un punto crítico es la emigración de trabajadores calificados. Desde la eliminación de las trabas para viajar al exterior se ha registrado una fuerte corriente de salidas. Esta expatriación se verifica especialmente entre los graduados universitarios. Mientras no se genere trabajo para la masa de ingenieros, sociólogos o médicos será difícil frenar ese drenaje de materia gris.
La reorganización general del empleo ya comenzó con los 350.000 empleados que dieron el salto hacia los pequeños negocios. Los trabajadores por cuenta propia conforman una porción mínima (6%) de la fuerza laboral, pero podrían alcanzar un alto número en los próximos años.
El peligro de una gran oleada de corrupción junto a las reformas pro-mercado es una amenaza conocida. Hay más de 300 funcionarios enjuiciados o encarcelados por este motivo. Todos saben cómo esa enfermedad desangró a la ex URSS y afecta a China. Pero el principal desafío es acelerar el ritmo de crecimiento de una economía que no ha logrado expandirse a más del 2 o 3 % anual. Las inversiones son escasas y el financiamiento internacional no llega (Rodríguez, 2014).
Las reformas se desenvuelven hasta ahora en un marco semejante a la NEP ensayada en la URSS en los años 20 y en China en la era pre-Deng. No traspasan los límites compatibles con la continuidad de un proyecto socialista. La experiencia ha demostrado que el salto hacia el capitalismo no se produce por simple extensión del radio mercantil. Aparece cuando predomina el sector de la burocracia que favorece la reconversión de las elites en clases dominantes.
Lo ocurrido en la URSS demuestra que esa decisión política es el factor determinante del retorno al capitalismo. Las divisas para repetir este proceso de restauración no se encuentran en Cuba en manos de los funcionarios, sino entre los receptores de dólares. Pero los dirigentes definen cómo se utilizan esos recursos.

Cooperativistas y estatistas

La reforma se debate intensamente en la isla, desmintiendo la imagen de unanimidad o silencio que existe en el exterior. Todos los mitos sobre la ausencia de discusiones se basan en el desconocimiento de esas polémicas. Tres corrientes diferentes han cobrado forma en estos debates. Un planteo destaca la conveniencia de preservar la preeminencia del estado, otro promueve mayores mecanismos mercantiles y un enfoque autogestionario postula expandir las cooperativas.
La propia marcha de las reformas suscita también duros cuestionamientos al alcance previsto para el trabajo asalariado. Hay reclamos de establecer impuestos compensatorios y límites más precisos para esa contratación (Piñeiro Harnecker, 2010).
Otros señalamientos polemizan con medidas que ampliarían la desigualdad social (creación de campos de Golf, residencias exclusivas) y con iniciativas para permitir la adquisición de propiedades por parte de extranjeros (Campos, 2011).
Muchos cuestionamientos son formulados por los partidarios de reforzar las cooperativas. Promueven alentar las redes de almacenes en los barrios y reforzar las empresas de autogestión ya existentes (UBPC). Estiman que reavivará la economía sin fomentar el individualismo (Isa Conde, 2011).
Este modelo incentiva firmas auto-administradas que aprovechen el conocimiento de cada territorio y sector. Propone formas de control social por parte de los ciudadanos y los gobiernos locales sobre esos emprendimientos (Dacal Díaz, 2013).
Este enfoque se inspira en un balance crítico del ahogo burocrático sufrido por esas empresas. Recuerda que las UBPC enfrentaron trabas y tuvieron poca capacidad de decisión en los esquemas organizativos verticalistas del pasado (Miranda, 2011).
Con estos planteos se busca acotar el apetito por los beneficios que genera la reintroducción del mercado. Se defienden los valores socialistas, limitando la apertura a la iniciativa privada (Alonso, 2013).
Pero las cooperativas no resuelven por sí solas los cuellos de botella que afronta la economía. Aportan un complemento indispensable a las reformas introducidas para transformar las divisas atesoradas (o consumidas) en inversión. En el escenario actual, la creación de este sector de pequeña empresa privada es insoslayable. China puede aportar créditos y Venezuela petróleo, pero Cuba debe reciclar sus propias fuentes de ahorro hacia la actividad productiva.
Algunos cuestionamientos frontales a las reformas desde ópticas puramente estatistas presentan otro tono. Afirman que las transformaciones actuales abren el paso al capitalismo, repitiendo el giro que inicio Gorbachov con la Perestroika. Denuncian las “propuestas burguesas” de los documentos oficiales, atacan su contenido “anti-socialista” e impugnan su proximidad con el neoliberalismo (Fernández Blanco, 2011; Cobas Avivar, 2010).
Esta mirada retoma los viejos argumentos de la ortodoxia, sin explicar por qué razón la estatización completa afectó tan seriamente a la economía cubana. Supone que el colapso de la URSS obedeció a simples conspiraciones reaccionarias, omitiendo el rol asfixiante la burocracia y los privilegios que acumuló acallando el descontento popular. Con esa visión supone que Cuba puede congelar su situación actual, reciclando el estancamiento.
Este enfoque alerta contra peligros reales de desempleo y polarización social. Pero no aclara cómo se podría evitar la pauperización general reforzando un proceso de estatizaciones sin recursos. Es cierto que existe una posibilidad de gestación de clases dominantes con la malversación de los fondos estatales. Pero la única forma de contrarrestar ese escenario es ampliando el control popular.
La reintroducción del capitalismo no se consumará con el florecimiento de la pequeña propiedad. Ese fantasma sirvió en el pasado para reforzar comportamientos burocráticos y sofocar la iniciativa económica individual. No es cierto que la expansión del comercio derivará en la inmediata creación de grandes riquezas privadas.
Esa secuencia constituye ciertamente un riesgo, frente a un peligro mayor de colapso por simple languidecimiento. Cuba enfrenta alternativas de supervivencia que exigen optar por el mal menor.
Es puro fatalismo suponer que toda NEP desembocará en el capitalismo como ocurrió con la Perestroika. En el periodo que sucedió a muerte de Lenin el resultado fue completamente diferente. Se afianzó la colectivización forzosa y el estatismo coactivo. El desafío actual es evitar ambos desenlaces.
Los críticos afirman que las reformas son implementadas por una casta burocrática para perpetuar sus privilegios sacrificando la revolución. Pero no explican por qué razón no consumaron ese tránsito luego del colapso de la URSS. En ese momento tenían más argumentos que en la actualidad para abrazar la causa del capitalismo.
En los hechos este enfoque se limita a proponer alguna modalidad de planificación compulsiva, que en el mejor de los casos conduciría a recrear una situación semejante a la vigente en Corea del Norte. Cuba ha logrado evitar el encierro militar que padece ese país. El estatismo extremo aporta más problemas que soluciones a las disyuntivas que enfrenta el país.

Cuestionamientos dogmáticos

Una visión convergente con las críticas del estatismo extremo postulan los enfoques dogmáticos, que observan el curso actual de Cuba como una ratificación de la restauración capitalista (Petit, 2011).
Este diagnóstico no explicita los criterios que utiliza para caracterizar esa regresión y tampoco expone datos sobre ese proceso. Simplemente constata la existencia de ese retorno como un hecho que no exigiría mayores explicaciones. También sugiere que el imperialismo apuntala este proceso, como si la isla no padeciera un duro acoso estadounidense.
Esa mirada establece además una analogía con China, suponiendo que el curso capitalista pos-Deng se reproduce ahora en el Caribe. Con estas afirmaciones despacha el tema y sanciona el entierro de la revolución.
Otra caracterización inspirada en fundamentos parecidos ensaya argumentos más consistentes, polemizando con nuestra visión. Acepta distinguir períodos o modelos y evita enunciar la simple vigencia de un proceso restaurador. Toma en cuenta nuestra comparación con la NEP soviética y considera que presentamos un diagnóstico realista sobre los objetivos de las reformas pro-mercado.
Sin embargo estima que nuestra mirada es puramente economicista. Considera que introducimos comparaciones indebidas por la pérdida de una brújula política. Afirma que la NEP de Lenin podría coincidir con iniciativas semejantes en China o Cuba, pero estuvo inspirada en políticas revolucionarias ausentes en ambos países (Yunes, 2011).
Este enfoque valida a Lenin y desecha a Castro, a pesar de reconocer la existencia de orientaciones económicas parecidas. Justifica en el bolchevique lo que objeta en el guerrillero por un simple presupuesto previo. Una figura es endiosada y la otra descalificada, a pesar del rol equivalente que tuvieron en dos extraordinarias revoluciones socialistas del siglo XX. No se entiende por qué razón esa diferenciación invalidaría las semejanzas de programas económicos en coyunturas comparables.
Si la NEP rusa fue sólo meritoria por su bautismo leninista carece de relevancia como modelo para la transición socialista. Si por el contrario brinda pautas para combinar el plan con el mercado, es un esquema que puede ser valorado en distintas situaciones. Este segundo criterio permite entender su relativa aplicación en varios momentos de la URSS, China y Europa del Este. Evaluar esa instrumentación no implica recurrir a ninguna simplificación economicista.
Nuestro objetor denuncia a la burocracia como el principal enemigo de la revolución dentro de Cuba. Pero con esta genérica denominación no indica quiénes son exactamente esos conspiradores. Sugiere que la dirección castrista cumple ese rol de manera análoga a Gorbachov, como si la resistencia del “período especial” hubiera sido liderada por fantasmas.
El crítico denuncia a los funcionarios que acumulan el dinero que se utilizará en la reconversión capitalista. Nadie niega ese peligro. Pero de esa advertencia no se deduce la existencia de una ley de repetición histórica, que augura para Cuba el mismo destino seguido por la URSS.
Hay que presentar indicios del cuestionado enriquecimiento para evaluar el alcance de la involución denunciada. De lo contrario es puro prejuicio. En los últimos veinte años la dirección cubana dio muestras de ejemplaridad y austeridad y las principales manifestaciones de desigualdad involucraron más a los receptores de divisas que a los funcionarios.
Pero si todo el problema se redujera a señalar quién se enriquece, los dilemas de la economía cubana quedarían inmediatamente superados difundiendo ese listado. El mayor problema radica en definir una agenda: ¿Habría que prohibir el ingreso de divisas desde el exterior? ¿Convendría anular el turismo? ¿Se deberían cortar las inversiones extranjeras? ¿Habría que impedir el resurgimiento de la pequeña propiedad?
Frente a estos escabrosos problemas nuestros críticos optan por el silencio. Consideran que cualquier definición induce al “economicismo” y prefieren transitar por la nebulosa, olvidando que Cuba enfrenta dramáticas disyuntivas de subsistencia. De sus críticas a las reformas sólo se deduce la promoción de alguna modalidad de anulación total del mercado (como por ejemplo existió en Albania).
La otra opción sugerida es la convocatoria a una revolución mundial inmediata, que permitiría superar todos los dilemas del aislamiento construyendo el socialismo universal. Pero las propias dificultades que han enfrentado en la última centuria las corrientes dogmáticas para concretar esas victorias socialistas, ilustran la complejidad de ese camino.

Realismo y escepticismo

Los críticos depositan grandes expectativas en la democracia soviética para resolver las asfixias económicas cubanas. Resaltan la centralidad que le asignó Trotsky a este mecanismo, para superar los problemas de la economía rusa en los años 30.
Sin duda este aspecto es importante, pero al sobrevalorarlo se termina esperando resultados mágicos de su aplicación. La isla afronta embargos comerciales, provocaciones militares, penuria de aprovisionamientos, carencia de recursos y pérdidas de aliados estratégicos, que no desaparecen (ni se atenúan automáticamente) con mayores cuotas de democracia interna.
Trotsky era un político realista y nunca apostó al milagro de la democracia. Enfatizaba sus críticas a la contrarrevolución stalinista, pero enunció propuestas económicas muy precisas para Rusia. Se oponía a la estatización forzosa y proponía combinar el plan con el mercado en sintonía con la NEP. Ese esquema puede servir de antecedente a las reformas en curso en la isla (Trotsky, 1973; 1991: 55-72).
En el tema de la democracia hay que ser muy cuidadoso con las comparaciones. Trotsky confrontaba con Gulags y fusilamientos de bolcheviques que jamás existieron en Cuba. Al contrario, ese país fue el epicentro del proceso revolucionario con mayor nivel de democratización y participación popular del siglo XX. Logró consumar transformaciones sociales ciclópeas con un número reducido de pérdidas humanas. Además, mantuvo regímenes de excepción muy acotados en comparación a procesos semejantes, incluido el caso soviético de la era Lenin-Trotsky
Los dogmáticos ubican a las reformas cubanas pro-mercantiles dentro del paradigma ortodoxo neoliberal. Estiman que introducen un plan de ajuste, contrapuesto a la resistencia desarrollada durante el período especial (Yunes, 2010).
Lo más curioso de esta caracterización no es la ceguera frente al evidente abismo que separa a la política económica cubana de Thatcher, Merkel o Cavallo. Se presenta un contrapunto con lo realizado por el mismo gobierno en la década precedente. Los dirigentes que encabezaron una proeza de lucha contra el imperialismo, ahora implementarían las recetas de Washington. ¿Cómo se produjo semejante mutación?
La explicación dogmática habitual señala el “comportamiento bonapartista de Castro” frente a la “presión de las masas”. Pero resulta muy difícil encontrar alguna evidencia de esa relación, puesto que sobran los indicios opuestos de liderazgo oficial en la resistencia de los 90. Tampoco es fácil demostrar la existencia de rechazo popular a la posterior introducción de las reformas.
Los críticos navegan en una maraña de contradicciones. Cuestionan la baja productividad de la economía, pero sugieren encierros que acentuarían esa adversidad. Rechazan el aislamiento, pero objetan la alianza de supervivencia que estableció Cuba en el pasado con la URSS. Pronostican el fracaso de reformas económicas que recién comienzan, sin explicar por qué razón las previsiones de colapso cubano fallaron en los últimas dos décadas. Con ese tipo de miradas no se puede calibrar la excepcional epopeya cubana de los últimos 50 años.
En otros sectores del progresismo hay mayor cautela con los pronósticos, escasa preocupación por la naturaleza social del régimen y gran escepticismo sobre el futuro. Suelen remarcar el peso de la represión, el declive de la utopía libertaria y la consolidación de un sistema político autoritario (Stefanoni, 2013).
Pero olvidan que en las terribles condiciones de hostigamiento que ha padecido la isla se pudo concretar una revolución con inéditos grados de libertad. Este nivel de tolerancia no sólo superó los precedentes de Rusia o China, sino también al grueso de las experiencias nacionalistas radicales. El trasfondo del problema es la legitimidad de cualquier revolución y sus protecciones defensivas.
No es muy sensato suponer que los logros en la isla se habrían podido obtener sin sufrimientos, sacrificios y errores. La valoración de la revolución es particularmente importante en un momento de tantas presiones para convertir a Cuba en un “un país normal”. Con ese engañoso estandarte se puede enterrar todo lo construido en medio siglo y abrir las puertas para recrear la desigualdad y criminalidad predominantes en América Latina.

Oportunidades y expectativas

Algunos analistas registraron en los últimos años la existencia de un clima de entusiasmo con los cambios en curso. Destacan que Cuba vive una primavera que rompe con el inmovilismo (Burbach, 2013). Otros partícipes más directos de este proceso resaltan el impacto positivo del curso actual, pero advierten la necesidad de adoptar iniciativas de mayor democratización, como la reforma del sistema electoral y el acceso irrestricto a Internet (Campos, 2011).
En esta misma evaluación se inscriben las propuestas de nuevos esquemas de difusión de la información y control popular sobre la estructura estatal. Se remarca la tardanza en implementar los cambios y también la insensibilidad frente a las críticas (Dacal, 2013).
Esos desaciertos tuvieron negativas consecuencias en el pasado. El entusiasmo por un cambio no dura eternamente. Conviene recordar todas las oportunidades de renovación del socialismo que se perdieron en los países del Este. La frustración que siguió a la Primavera de Praga desmoralizó a toda una generación y facilitó la posterior restauración del capitalismo.
La apatía es el principal peligro en una sociedad que pasó la prueba del período especial, pero debe cicatrizar las heridas que dejó ese trauma. En la coyuntura actual hay que lidiar con la desesperanza que genera la necesidad del cambio y la preocupación por sus consecuencias. El giro hacia el mercado implica la adopción de medidas que muy pocos desean y todos comprenden (Guanche, 2011).
Involucrar a los ciudadanos en el manejo directo de su futuro es el principal antídoto contra los peligros de las reformas. Este propósito puede lograrse apuntalando la democracia socialista. La vitalidad de este sistema es un remedio efectivo contra la apatía. Lo ocurrido en la URSS debe servir de contra-ejemplo. Como la población se consideraba ajena al régimen político se mantuvo al margen de los cambios que restauraron el capitalismo.
Cuba cuenta con niveles de democracia real superiores a cualquier plutocracia capitalista. Sus líderes no son elegidos por una elite de banqueros e industriales, ni surgen de la cosmética publicitaria que construyen los medios de comunicación. Tampoco rige el terror contra la población o la intimidación que impera en varios regímenes policíacos de Centroamérica. Pero existen incontables manifestaciones de insuficiencia de la democracia en el sistema político y la prensa. Las reformas son la oportunidad para corregir esas deficiencias.
Si los cambios económicos logran combinar acertadamente las cooperativas, la pequeña propiedad y la primacía estatal, la recuperación de la economía renovará el optimismo. Las transformaciones productivas y comerciales podrían generar mejoras visibles en el nivel de vida de la población. El gran desafío es motorizar esos avances con el mercado, impidiendo al mismo tiempo la restauración del capitalismo.
La clave inmediata para sortear ese peligro es limitar la desigualdad social, mediante el mantenimiento de sistemas educativos y sanitarios públicos y únicos. La ejemplaridad de los dirigentes, junto a este soporte permitirá superar la nueva encrucijada que afronta el país.
El pueblo cubano ha demostrado una extraordinaria capacidad para sobreponerse a las dificultades retomando la confianza en la revolución. Es el país que exige mayor cautela a la hora de formular pronósticos. Muchas veces se dijo que no soportarían el bloqueo, las invasiones, las penurias o el aislamiento y siempre salieron airosos. Seguramente volverán a ganar la partida.
20-11-2014

REFERENCIAS

-Alonso, Aurelio, (2013), “Cuba: mentalidades en confrontación ante el desafío del cambio”, Academia de Ciencias, La Habana, 13-7.
-Borón, Atilio, (2014), “Padura en Buenos Aires”, Rebelión, 6/05.
-Burbach, Roger, (2013), “Cuba: Una primavera cubana, Punto Final, n 775, enero.
-Campos, Pedro, (2011), “Una batalla estratégica en el seno de la Revolución, por el futuro del socialismo”,  enlacesocialista.org.mx, 06/03.
-Cobas Avivar, Roberto, (2010), “La patria es ara, no pedestal”, kaosenlared.net, 28/9.
-Dacal Díaz, Ariel, (2013), “Apuntes para preguntarle al contexto”, 1er Encuentro de Psicología Social y Comunitaria, La Habana 4-6.
-Fernández Blanco, Roberto, (2011), “Consideraciones acerca del carácter burgués del Proyecto de lineamientos”, www.penultimosdias.com, 10/2.
-Guanche, Julio Cesar, (2011), “Cuba: Los distintos grupos sociales se enfrentan a los cambios en condiciones desiguales”, www.Kaosenlared, 14/6.
-Isa Conde, Narciso, “Transición del socialismo de estado al nuevo socialismo: el caso cubano”, old.kaosenlared.net, 6-4.
-Katz, Claudio, (2006), El porvenir del socialismo, Edición venezolana: Monte Ávila, Caracas.
-Lamrani, Salim, (2014), “Banco Mundial diz que Cuba tem o melhor sistema educativo”,www.brasildefato4/9.
-Maiki, Jorge, (2011), “Los retos de Cuba hoy”, postaportenia.blogspot.com /25/02.
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-Yunes, Marcelo, (2011), “A propósito de observaciones de Claudio Katz sobre Cuba”,Socialismo o Barbarie, 6/1.
(Tomado de ALAI)

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Proyecto Educación Lasallista para Cuba: Manipulación de la fe cristiana

Cuba y la contrarrevolución hecha jirones
José Steinsleger*
De Martí a Fidel, del Moncada a Cuito Cuanavale, de Sierra Maestra a Playa Girón y aquel obligado "socialismo de guerra" para conjurar la invasión, los tiempos heroicos de Cuba pasaron, y hoy emprende los nuevos caminos que le garanticen patria con independencia, justicia y más revolución.
Desde 1959, oigo que en Cuba hay dificultades. Que no hay… ¡uf! Nunca faltó en Cuba de lo necesario y siembre hubo más de lo que sobraba. ¿Que si la bloguera Yoanni Sánchez y sus hijos pasan hambre? Mayor razón aún para protestar, pues resulta injusto que a la señora no le alcancen los 10 mil dólares mensuales que recibe de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y El País de Madrid.

Con lo que, científicamente, quedó probado que la vida en Cuba está carísima. Pero a ver… ¿cómo se miden las cosas? ¿Por las opciones prácticas que a veces no encajan con la teoría del socialismo, o por logros y conquistas que tampoco encajan con la teoría y práctica de sus enemigos?
Cosas en las que nadie duda ya. Bueno… nadie, con excepción de los chulos, mariachis y otras franquicias de la CIA que en México y España le hacen coro al marqués Mario Vargas Llosa y al beato Carlos Alberto Montaner, paladín del capitalismo eugenésico.
Hace unos años, siendo senador, el secretario de Estado John Kerry manifestó sus temores de que los fondos girados por el Departamento de Estado a la Usaid para impulsar la "democracia" y la "libertad" en Cuba tenían otros destinos. La olla se destapó, y de ella emanaron los fétidos vapores de lo que siempre fue negocio, "industria", y sostén de aventureros, vividores y mafiosos.
Tomemos el patético caso de Alan Gross, mercen… perdón, contratista de la Usaid, y la insólita seguidilla de editoriales del New York Times ( NYT) planteando la necesidad de normalizar las relaciones con Cuba y reconociendo que Gross, fingiendo ser turista, viajó en 2009 cinco veces a La Habana, transportando furtivamente equipos de comunicación.
Detenido y condenado a 15 años de prisión, Gross envió al presidente Obama una carta pidiendo por su liberación, en la que dice: “Con el mayor respeto, señor presidente… temo que mi gobierno, el mismo gobierno al que yo servía… me ha abandonado”.
En realidad, Gross era un eslabón más de las docenas de organizaciones que en los pasados 15 años recibieron fondos de la Usaid para "estimular la democracia en Cuba". Programas, viajeros, tuiteros interesados en fomentar falsos flujos de información, para los que se distribuían equipos con instrucciones precisas (memorias flash, devedés, smart phones, etcétera).
El investigador Trace Eaton, ex corresponsal de The Dallas Morning News en México Distrito Federal, y creador del blog Cuba Money Proyect, con sede en Miami, elaboró una lista parcial de aquellas organizaciones: Creative Associates (7 millones de dólares, md), ECHO Cuba (1 md), Fundación para los Derechos Humanos (3.4 md), Grupo de Apoyo a la Democracia (1.5 md), International Relief and Development (3.5 md), International Republic Institute (3.5 md), National Democratic Institute (2.3 md), Pan American Development Foundation (3.9 md), Loyola University (3 md), Freedom House, etcétera.
Con sus matices, todas buscan lo mismo: manipular, tergiversar, subvertir, cooptar, interferir en el proceso político cubano. Me detengo, entonces, en la que llamó mi atención, y de la que hasta hoy tenía buenas referencias: la Loyola University de Chicago. O sea, la prestigiada congregación de maestros laicos (los "hermanos lasallanos"), fundada a finales del siglo XVII por Juan Bautista La Salle (1651-1719), y que hoy cuenta con 5 mil maestros y cerca de un millón de alumnos en 85 países.
Al parecer, el proyecto Educación Lasallista para la participación en Cuba (2013) fue elaborado en la isla y su objetivo se dirige a 14 comunidades cristianas en barrios marginados de Santiago de Cuba, apuntando al "crecimiento pacífico de la sociedad civil en la isla, poniendo las bases para una transición pacífica hacia la democracia".
Sigue: “El modelo educativo cubano en la práctica es ‘conductista’ (sic) y no ayuda a forjar personalidades bien definidas, con pensamiento propio, altos niveles de autoestima y grandes deseos de transformaciones sociales que permitan a la población construir proyectos de vida satisfactorios”. Perdón… ¿conoce usted algún cubano sin "alto nivel" de autoestima?
Los contenidos de los cursos dirigidos a niños, jóvenes y adultos ofenden el prestigio académico de las escuelas lasallanas. Pura basura seudoterapéutica, tomada de libros adquiridos en mesas de saldos: "yo soy yo", "de qué soy capaz", "la cultura es la paz", "cómo hacer amigos", "derecho a expresar sentimientos", "el amor humano", "llamados a la felicidad", etcétera.
El programa de los "hermanos lasallanos" parece responder a objetivos que contradicen los místicos y asépticos recursos pedagógicos del Señor: "cambio pacífico a mediano y corto plazo del modelo socio-político-económico que impera en la isla" (sic), y "alternativa educativa distinta a las propuestas del Estado, que tienen una gran carga de adoctrinamiento...". En fin… ¡de pinga! (Tomado de La Jornada)

La Fundación Konrad Adenauer-Siftung (KAS) y ...

Un nuevo circo mediático y foco de conspiraciones contra los países del Alba, y particularmente contra la Revolución Cubana, inició ayer sus actividades en México como un evento nombrado “Juventudes Democráticas” –tutelado y financiado  por   la germana Fundación Konrad Adenauer-Siftung (KAS)-, cuyos propósitos son mantener la guerra ideológica anticubana y contra las naciones progresistas en América Latina, sostener los enfoques de Washington, así como continuar dando espacio y visibilidad a la contrarrevolución cubana, de por sí una contrarrevolución desunida, desacreditada, y mercenaria. 
La KAS, quien es considerada una de las mayores fundaciones políticas alemanas y actuando bajo la égida de su creador, la Unión Demócrata Cristiana de Alemania, so pretexto de “fomentar a nivel mundial los ideales demócrata cristianos y socialcristianos, se ha involucrado hasta los tuétanos en diversas acciones anticubanas. Esta vez, según su sitio Web, pretende desarrollar el Foro de Juventud y Democracia entre los días 1 y 2 de diciembre, una Cumbre de Jóvenes Iberoamericanos en Veracruz para el día cinco, aunque su plato fuerte es una Conferencia Internacional sobre Cuba, a realizarse entre los días 3 y 4 de diciembre. 
Con su poder económico, obtenido de las cuantiosas y diversas fuentes de financiamiento, la KAS financia a su vez un tinglado de representaciones y proyectos en América Latina, contando con oficinas o representaciones en: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, Uruguay, Ecuador, Guatemala, México, Perú y Venezuela; así como el desarrollo de los siguientes proyectos: Programa Estado de Derecho para Latinoamérica, Programa Regional Medios de Comunicación y Democracia en Latinoamérica, Programa Regional - Políticas Sociales en América Latina (SOPLA), Programa Regional "Partidos Políticos y Democracia en América Latina" y el Programa Regional de Participación Política Indígena (PPI) en América Latina.
Cada una de estas plataformas ha sido usada para desarrollar las más agresiva política de desestabilización contra los proyectos progresistas en la región, la promoción de atentados contra la institucionalidad y la generación de actividades subversivas.
En el caso de Cuba, según mis fuentes, la KAS convocó a un numeroso e inusual grupo de contrarrevolucionarios, con vista a articular nuevas acciones subversivas contra nuestra patria. A saber, en esta ocasión la KAS está orientada a ofrecer una dudosa visión de unidad dentro de las filas contrarrevolucionarias, así como establecer nuevas acciones para fomentar el discurso político anticubano a partir de las más novedosas plataformas de comunicación, una de ellas la satanización del gobierno cubano en este foro mediático, cuya misión puede considerarse como un aporte a impedir la participación de Cuba en la venidera Cumbre de las Américas, a tenor con las posiciones de Estados Unidos y Canadá.
La convocatoria ha incluido a varios mercenarios viajeros que se encuentran de gira política en el exterior, así como otros que han partido desde Cuba. Entre ellos se destacan Yoani Sánchez Cordero, generadora de desencanto al fallar en su promesa de hacer una revolución comunicacional en Cuba con su “14 y medio”, devenida en aristócrata inútil dada su poca incidencia dentro de la población cubana, lo que la coloca como un incómodo artificio mediático. Otros participantes cubanos guardan suspicacias y recelos con respecto a ella y a su falta de compromiso directo.
Otro de los convocados es Dagoberto Valdés Hernández, al que pretenden relanzar mediáticamente, a pesar de sus fallidos intentos de levantar una contrarrevolución con origen en la fe.  Presente también estará el actual hazmerreir y cuestionado Guillermo Fariñas Fernández, mitómano, sociópata y generador de graves desuniones dentro de la contrarrevolución, quien se encuentra en una innegable pérdida de imagen y corre el riesgo de ser aislado y perder el apoyo de sus patrocinadores mafiosos.
En el caso de Berta Soler Fernández, me aseguran mis fuentes que, aunque convocada, no participará en el evento, pues se encuentra realizando las acciones para generar una respuesta al nuevo paso del grupúsculo CxC de adherirse a la UNPACU, tal como era su propósito inicial, en la lucha entablada entre Berta y José Daniel Ferrer por el control de estas damas en el oriente cubano.
Otros contrarrevolucionarios que serán aupados en este evento son Rosa María Payá Acevedo (MCL), René Gómez Manzano, Rafael León Rodríguez (PRODECU) y el prehistórico contrabandista de obras de arte, Vladimiro Roca Antúnez (PRODECU), el miembro del staff de Radio Martí Omar López Montenegro y Julio Pichs, vinculados a la FNCA, así como Sayli Navarro Álvarez.
Produce vergüenza ver cómo la Konrad Adenauer, creada para generar democracia, como dicen su postulados fundacionales, se deslegitima a sí misma al producir –en este evento-, una rara mezcla  entre la academia, los falsos diplomáticos y los diplomáticos reales, los terroristas y los provocadores, los falsos periodistas y los blogueros oportunistas, así como mercenarios de oficio, ávidos de lucro personal y dudoso protagonismo.
La presencia de diversos personajes de la academia, la política y la intelectualidad como Gabriel Salvia (CADAL), Jorge Ocejo Moreno (Secretario de Relaciones Internacionales del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional de México y actual Presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América), Stefan Jost (encargado del KAS en México, luego de su estancia en Colombia), Mariana Gómez del Campo Gurza (política mexicana, miembro del Partido Acción Nacional, Presidenta del partido en el Distrito Federal para el periodo 2007-2010), John Suárez (Secretario de Relaciones Internacionales del miamense Directorio Democrático Cubano (DDC) y enconado falsario en foros internacionales sobre el tema Cuba), Andrés Hernández (vicepresidente del Partido Demócrata Cristiano de Cuba, residente en el exterior y vinculado a la derecha europea), Vicki Huddleston (ex jefa de la SINA), Andrés Serbin Bartosch (de la Universidad Central de Venezuela y Coordinador Regional de Investigaciones Económicas y Sociales CRIES), Haroldo Dilla Alfonso (cubano residente en Chile y profesor de varias universidades), Hildegard Stausberg (periodista germana especializada en Latinoamérica), Pedro Campos Santos (enconado detractor del marxismo-leninismo), Micaela Hierro Dori (CICES), entre otros, con lo que se trata de validar este tendencioso evento.
Con este espectro de ilegítimas voluntades, la KAS nunca podrá seriamente realizar un análisis objetivo sobre Cuba. La seriedad es pisoteada, la verdad escamoteada y la intencionalidad fallida en sus propias acciones. De charlatanes y ladrones –tal como acaba de reconocerlo el propio The New York Times-, poco trigo germinará. Tampoco habrá frutos de los dineros de la USAID y las fuentes europeas como la KAS, apoyándose en operaciones encubiertas de corte injerencista, denunciadas al detalle por la agencia AP.
El “futurismo” de las KAS, en medio de un río revuelto de cuestionamientos sobre la eficacia del accionar contrarrevolucionario en Cuba, es parte de un discurso anacrónico, inservible y de dudosa viabilidad.
Percy Francisco Alvarado Godoy
Nota:
Según lo que circula en los círculos de los contrarrevolucionarios, el programa del evento estaría compuesto por tres paneles dirigidos como es habitual a desvirtuar la imagen de Cuba y oxigenar las campañas. 
Entre los objetivos y temas que se plantean analizar están: 
La Sociedad Civil y su acción para el cambio, panel donde participarían
Yoani Sánchez Cordero
Dagoberto Valdés Hernández
Guillermo Fariñas Hernández
Berta Soler Fernández
Moderador: Gabriel Salvia (CADAL).
La Oposición Política: Hacia una unidad de acción y estrategias para el Cambio.
Rosa María Payá Acevedo (MCL)
Rafael León Rodríguez (PRODECU)
Vladimiro Roca Antúnez (PRODECU)
Moderadora: Micaela Hierro Dori (CICES)
La Oposición Política: Hacia una unidad de acción y estrategias para el Cambio.
John Suarez: DDC
Andrés Hernández: IDC y PDC
Omar López Montenegro:
Sayli Navarro Álvarez:
Julio Pichs
Moderador: Carlos Castillo.
Relaciones del Mundo con Cuba: ¿Potencial para el Cambio Democrático?
Vicki Huddleston:
Andrés Serbin: Bartosch:
Moderador: Stefan Jost (ODCA)
Los Cambios en Cuba: ¿Instrumento para la Inserción Internacional?
Pedro Segundo Campos Santos
René de Jesús Gómez Manzano
Haroldo Dilla Alfonso
Julia Sweig
Moderadora: Hildegard Stausberg
Además de la KAS en México (Dr.  Stefan José), convocan al evento la ODCA, en la persona de su presidente Jorge Ocejo y la Senadora Mariana Gómez del Campo.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Desembolso de millones para promover subversión en Cuba

Entiéndase que estas altas sumas de dinero del contribuyente norteamericano, desembolsadas por parte de la BBG, parten directamente de fondos federales norteamericanos y que la supuesta "promoción de la democracia" no es más que la implementación de actividades desestabilizadoras dentro de la Isla.
La capacitación de contrarrevolucionarios como "periodistas independientes" -que realmente no tienen nada de independientes al responder a los intereses de EE UU por derrocar a la Revolución Cubana- forma parte de la actual guerra mediática anticubana. Tanto Eaton, como Ichikawa, desnudan esta sucia campaña en que son pagados periodistas del staff de la falaz emisora Radio Martí. 
Documentos muestran sumas millonarias para la promoción de la democracia en Cuba (Entre los principales receptores aparecen Orlando González Esteva con $214,330 y Juan J. Almeida con $174,605)  
 
La compañía “Applied Memetics” radicada en Arlington, Virginia, que tiene como socio fundador y consejero al ex agente CIA Dan Gabriel, ha ganado casi un millón de dólares en contratos otorgados por Broadcasting Board of Governors-BBG (Radio TV Martí) desde noviembre de 2011.
Gabriel, con experiencia en Iraq y Afganistán, es considerado un especialista en el uso de los medios de difusión en la instrumentación de estrategias de cambio social. En un trabajo titulado “Ex-CIA agent pursues ‘new model of journalism’”, que publica el periodista Tracey Eaton en su sitio Along the Malecón / Cuba Money Project, pueden encontrarse más datos sobre la trayectoria de Gabriel y el tema en cuestión.
“Applied Memetics” ayuda a la capacitación de periodistas en Cuba partiendo de un concepto de “nuevo periodismo” que conecta el problema cubano con temas globales de implementación de la democracia. La compañía dedica no poco espacio a la fundamentación teórica de sus proyectos, partiendo de la existencia de una nueva movilidad comunicacional “post burocrática” después de los sucesos del 11 de Septiembre.
En otro trabajo titulado “$18 million to unnamed foreign contractors” el periodista Tacey Eayton  revela que desde el año 1983, Broadcasting Board of Governors-BBG (Radio TV Martí) ha entregado al menos 69 millones de dólares para escritores y artistas, más de una cuarta de los cuales han ido a parar a entidades extranjeras no reveladas.
Estas entidades pudieran actuar como intermediarias entre Radio TV Martí y los artistas y escritores, o ser beneficiaras directas.
Después de una revisión de la información obtenida, el periodista Tracey Eaton encontró que los cinco principales receptores de los 18 millones para destinatarios no especificados, relacionados por Radio TV Martí son:
-Applied Memetics: $945,664
-Orlando Gonzalez Esteva: $214,330
-Lizandra Diaz: $176,050
-Rene Lopez: $176,027
-Juan J. Almeida: $174,605
Emilio Ichikawa
Tomado de  http://eichikawa.com/

Semana tras semana, EEUU bombardea Cuba con su propaganda

La Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB) del Gobierno de Estados Unidos ejecuta una agresiva campaña de distribución semanal de su programación televisiva hacia la isla utilizando los más diversos canales de comunicación, advirtió hoy el periodista Tracey Eaton. Según una publicación que aparece en su blog Along the Malecon, la OCB envía sus contenidos “a través de la radiodifusión, internet, e incluso mano a mano mediante los discos de vídeo digital (DVD) y unidades flash (USB portátiles)”.
Cada semana tratan de ser introducidos en el país caribeño unos mil DVD con los contenidos de la llamada TV Martí, además se distribuye un boletín quincenal a una lista de cerca de 75 mil direcciones de correo electrónico, añadió Eaton al desmenuzar un informe de 34 páginas fechado en julio bajo la señalización de “sensible pero no clasificado”.
El material acota también sobre el funcionamiento de Piramideo, “una red social basada en SMS que opera fuera del control del gobierno cubano”, subrayó el reportero.
A tono con el escrito la moral de los empleados de la OCB es “una preocupación”, ya que acusan a la actual gestión de falta de eficacia de sus productos comunicativos, así como de problemas en los procesos de toma de decisiones, los cuales -se alega- carecen de transparencia.
En Along de Malecon se publicó la víspera que la Casa Blanca concedió un contrato por un monto de 1,4 millones de dólares a la empresa Canyon Communications, fundada por Jeff Kline, que producirá “programas de TV y radio diseñados específicamente para el público en Cuba”.
Sobre la base de las necesidades de la OCB, Canyon Communications es la única fuente conocida con la capacidad demostrada para producir programación diseñada específicamente para el público cubano, destaca el texto.
Kline es un contratista del gobierno estadounidense que ha trabajado para el Departamento de Salud y Servicios Humanos, el Departamento del Trabajo y otras dependencias federales.
En los últimos tiempos se le señala en proyectos para la Junta de Gobernadores de Radiodifusión (BBG), que supervisa la Oficina de Transmisiones a Cuba, incluida la Radio y TV Martí en Miami.
Eaton reveló en octubre pasado que este sujeto puso en práctica en Cuba un concurso de programación de radio sin advertirle a los participantes que fue financiado por el gobierno estadounidense.
Canyon Communications firmó el contrato de la BBG por más de un millón 450 mil dólares el 30 de septiembre de este año y ha ganado una cifra superior al millón 799 mil desde 2013, indicó Tracey Eaton.
PL
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