El Task Force y la guerra en Internet contra Cuba / Por Manuel Henríquez Lagarde / Cambios en Cuba
Tal y como se había anunciado el Grupo de Trabajo de Internet para Cuba (GTIC) o Task Force, sostuvo su segunda reunión pública este jueves para, de acuerdo con el memorándum presidencial de seguridad nacional del 16 de junio de 2017 del Presidente Trump, “Fortalecimiento de la política de los Estados Unidos hacia Cuba”, promover a través de Internet “el flujo de información libre y sin regulaciones hacia Cuba y dentro de la isla”.
Según informó la periodista de Radio Martí, Michelle Sagué, entre los temas tratados en la injerencista reunión estuvo: “la promoción de intercambios de aprendizaje para el desarrollo tecnológico, trabajar con organizaciones no gubernamentales para promover el conocimiento de tecnologías de información, además del uso de tecnologías para la evasión de la censura”.
Las “recomendaciones también incluían reducir barreras a las exportaciones estadounidenses (leáse bloqueo) y un diálogo con el gobierno cubano para compartir información y alentarle a que mejore el acceso a Internet”.
De acuerdo con la misma fuente, estas recomendaciones fueron rechazadas por parte de los presentes. En tal sentido, John Suárez, de Freedom House, una añeja tapadera de la CIA, señaló que era positivo que el GTIC quiera buscar maneras de hacer llegar a los cubanos el acceso libre a Internet, pero reconociendo “la naturaleza represiva del régimen”, consideró negativa “la idea de tener un diálogo entre el régimen cubano, los diplomáticos cubanos, los instrumentos de represión, con empresarios y compañías de tecnología”.
De igual forma el director de la Oficina de Transmisiones a Cuba, Tomás Regalado, actual director de Radio TV Martí y miembro del equipo de trabajo sobre Internet en Cuba, pidió al Comité que eliminara cualquier recomendación de dialogar con el régimen cubano.
El reporte de Radio Martí, sin embargo, no dice nada sobre si en la reunión, que tuvo lugar el mismo día en que se implementó el acceso a Internet en los móviles en Cuba, se tuvieron en cuenta las estrategías de “información” hacia la Isla, hechas públicas recientemente en los documentos presupuestarios para los años fiscales 2018 y 2019 de la Junta de Gobernadores de Radiodifusión de los Estados Unidos, donde se plantean los planes de usar cuentas cubanas de Facebook «nativas» y «sin marca» para difundir contenido creado por el gobierno de EEUU sin informar a los usuarios cubanos de Facebook:
Debido al bloqueo web de la Radio y TV Martí en la isla, la estrategia digital de la OCB ha cambiado a las redes sociales consistente con las prácticas que ubican a YouTube, Google y Facebook entre los sitios más visitados en Cuba. Con el uso de la tecnología AVRA, los programas de Radio Martí se transformaron en radio visual y se transmitieron a través de Facebook Live junto con la programación de TV Martí. Esto proporciona a la OCB una distribución adicional eficiente y rentable, tanto para su radio (radio visual) como para el contenido de TV.
En el año fiscal 2018, la OCB está creando en la isla equipos digitales para que creen cuentas de Facebook ficticias para diseminar información. Las páginas abiertas en Cuba aumentan las posibilidades de aparecer en las noticias de los usuarios cubanos de Facebook. La misma estrategia se replicará en otras redes sociales.
En la información públicada por la periodista Michelle Sagué tampoco se menciona si, cuando se habló sobre la censura en Internetejercida por Cuba, alguien hizo alusión a las duras sanciones tomadas por esa emisora contra los periodistas que pusieron al descubierto, en uno de sus programas televisivos, el apoyo financiero del multimillonario George Soros a supuestas organizaciones no gubernamentales para la subversión de gobiernos al margen de la esfera hegemónica de EEUU.
Al parecer por alto pasó también cuáles son los planes del Task Force para cumplir uno de sus principales objetivos: el de promover a los llamados sitios “independientes” de la Internet en Cuba. Paradójica “independencia” declarada bajo la égida del Subsecretario Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Dale Eppler, la Oficina de Difusión de Cuba, la Comisión Federal de Comunicaciones, la Administración Nacional de Telecomunicaciones e Información del Departamento de Comercio, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, Freedom House y la Información Consejo de Industria Tecnológica.
Los duros y los cínicos se pelean por usar la Internet como arma contra Cuba / Por Rosa Miriam Elizalde
El Grupo de Tareas de Internet para Cuba del Departamento de Estado, reunido por segunda vez desde su primer encuentro en febrero, terminó sin acuerdo. La línea dura, que exige más dinero del contribuyente para acabar como sea con el gobierno revolucionario, se enfrentó a la de los cínicos, que quieren lo mismo, pero llevándose por delante todo criterio moral y con la compensación del mercado.
Del encuentro el pasado miércoles en Washington ha trascendido la indignación del jefe de la gubernamental Oficina de Transmisiones para Cuba de Estados Unidos, Tomás Regalado. El ex alcalde de Miami dijo a cuanto periodista se le atravesó en el camino estar totalmente en contra de que las empresas estadounidenses de telecomunicaciones tengan intercambios comerciales con el gobierno cubano, aunque sea para clavarle un puñal por la espalda.
Regalado calificó de “inaceptables” que “ciertos elementos” que integran la comisión, solicitaran al gobierno de EEUU “que aliviara unas partes del embargo a fin de que Cuba tuviese acceso a infraestructura de Internet”. Con él, otros duros se apuraron en declarar más o menos lo mismo, y dieron por sentado que ese punto de vista se impuso frente a los que promueven la vía negociadora con La Habana.
No es nueva esta pelea entre los duros y los cínicos por la “democratización” de Cuba vía Internet. Ambos grupos alternan sus proyectos de subversión y ya va siendo una regularidad que cuando los ultraconservadores logran imponer sus estrategias para Cuba en el ciberespacio, es porque el gobierno de Estados Unidos ha pasado a la defensiva. Apenas se percibe en la Casa Blanca posibilidades de desarrollo en la isla con el empleo de las llamadas nuevas tecnologías, termina la retórica del Tío Sam bondadoso que pacta hasta con el diablo para mejorar “el acceso a la libre información”, y la mano dura del bloqueo tecnológico se cierra amenazadoramente.
Pero cuando el cálculo de los estrategas es que la Revolución está en riesgo, enseguida reaparece la narrativa de que Internet es una oportunidad para revertir el proceso cubano. Los cínicos entran en el juego y el gobierno de Estados Unidos levanta algunas de las barreras que antes clavaron los duros.
Un poco de historia
Desde que la Internet comenzó a ser el sistema nervioso central de la sociedad contemporánea, los duros y los cínicos se alternaron con acciones defensivas u ofensivas, según los pronósticos dominantes para Cuba en Washington.
Mientras Europa y la mayoría de los países de América Latina comenzaron a conectarse a Internet a mediados de los años 80 del siglo pasado, Cuba estuvo sometida durante más de una década a una política de “filtración de ruta” de la National Science Foundation (NCF) que bloqueaba los enlaces desde y hacia la isla en territorio estadounidense. Los indicadores sociales y económicos de la nación caribeña eran entonces los mejores de la región.
Con el Período Especial -la crisis que sobrevino tras el “desmerengamiento” de Europa del Este-, la situación cambió dramáticamente. Estados Unidos calculó que el socialismo en Cuba tenía los días contados. Era el turno de los cínicos.
En octubre de 1996 se hizo efectivo el permiso para enlazar a Cuba a la red internacional bajo la Ley de la Democracia Cubana (Ley Torricelli), aprobada cuatro años antes. Aunque daba carta blanca al tráfico de información, mantuvo límites draconianos para las personas naturales o jurídicas estadounidenses que favorecieran el comercio electrónico, el turismo o cualquier otra área que generara beneficios económicos a los cubanos, incluyendo la provisión de tecnologías. Prohibió explícitamente inversiones en “las redes de comunicaciones domésticas dentro de Cuba”, en particular “la contribución (incluida la donación de fondos o de cualquier cosa de valor […] y el otorgamiento de préstamos para ese fin”.
A pesar de las restricciones que duran hasta hoy para el uso de los servicios comerciales que soporta la red, los cínicos habían logrado abrir una rendija en el blindaje del bloqueo impuesto por los duros. Las oportunidades económicas se abrirían más temprano que tarde con estos cambios, se especuló por aquellos días.
Lo que pocos saben es que el lobby de AT&T fue determinante para que la Ley Torricelli incluyera la cláusula del acceso de Cuba aInternet. La empresa de telecomunicaciones combinaba la carnada comercial con el entusiasmo por destruir a la Revolución. Los intereses de la compañía venían de lejos. En 1921, AT&T inauguró el primer cable submarino entre La Habana y Cayo Hueso. Tras el triunfo del Primero de Enero de 1959, el tráfico telefónico entre ambos países se convirtió en un objetivo del bloqueo estadounidense, aunque se le permitió al gigante tecnológico continuar las operaciones con el gobierno cubano a través de las conexiones que ya existían. Sin embargo, el gobierno estadounidense prohibió cualquier modernización de estas. Las leyes establecieron que todos los ingresos correspondientes a la participación cubana en el tráfico telefónico bilateral no podían pagarse al gobierno de la isla, sino que se depositarían en una cuenta en Estados Unidos.
Con el tiempo, las conexiones del cable de 1921 se volvieron irremediablemente anticuadas. La Comisión Federal de Comunicaciones de EEUU estimó que de 60 millones de intentos de llamadas anuales, se completaba menos del 1 por ciento. Esta situación cambió después de que la Ley Torricelli diera el giro importante en la política de comunicaciones de Estados Unidos a la isla.
Pero los duros darían otro golpe de tuerca en febrero de 2001, siete meses antes del ataque a las Torres Gemelas, cuando el director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA), almirante Thomas R. Wilson, identificó al gobierno cubano como un posible“ciberatacante”, lo que convirtió a Cuba en el primer país de la Historia que ha sido acusado como tal, en un momento en que toda la nación caribeña tenía menos capacidad de conexión que un solo hotel en Miami.
En mayo de ese año, Geoff Demarest, de la Oficina de Estudios de Ejércitos Extranjeros (Foreign Military Studies Office), adscrita al Departamento de Defensa, publicó un análisis sobre la “transición en Cuba” donde admitía que “la alfabetización informática está generalizada en la isla”, los “cubanos podían sacar ventaja” de Internet y “si el pensamiento [del gobierno estadounidense] era acelerar la transición de Cuba a la libertad [gracias al acceso concedido con la Ley Torricelli], esto no funcionó”. Los halcones del Pentágono habían llegado a la conclusión de que, a corto plazo, Cuba estaría en condiciones de dar un salto en su desarrollo tecnológico, científico y económico. El gobierno de EEUU estaba, otra vez, a la defensiva.
Esta actitud comenzó a reajustarse a partir de 2003, con la escalada de las tensiones entre Cuba y Estados Unidos en el contexto de la guerra en Iraq y las provocaciones y amenazas del gobierno de George W. Bush contra la isla, lo que obligó a la dirección de la Revolución a concentrarse en este escenario. Sopesaron, además, las limitadas inversiones en la extensión de la red, la divulgación de regulaciones ministeriales que acotaban el acceso, la escasa conexión fuera de las instituciones, los altos precios del servicio de conectividad en centros turísticos y cierta sobredimensión de la percepción de riesgo de Internet.
Los cínicos volvieron a imponerse, ahora con los republicanos en el poder. El Informe de la Comisión para la asistencia a una Cuba Libre, del 6 mayo de 2004, contempló “alentar a gobiernos de terceros países para que brinden a los cubanos acceso público aInternet desde sus misiones diplomáticas en la isla”. La actualización de este Plan, anunciado por George W. Bush el 10 julio de 2006, avanzó aún más en este camino al centrar su estrategia en la decisión de “romper el bloqueo informativo”, para la cual otorgó veinte millones de dólares anuales al Departamento de Estado, dedicados fundamentalmente a proporcionar “información no censurada a través de emisiones convencionales y vía satélite e Internet”.
El 14 de febrero de 2006, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, creó oficialmente el Grupo de Tareas para la Libertad de laInternet Global (GIFT), que, bajo la retórica libertaria, tuvo entre sus objetivos principales monitorear a Irán, China y Cuba las veinticuatro horas del día y elaborar para ellos estrategias específicas con la facultad de convocar equipos multidisciplinarios capaces de hacer viables las decisiones del gobierno estadounidense y de crear, entre otros recursos, herramientas altamente especializadas contra “la censura”.
Hillary Clinton, quien remplazó a Condoleezza en el cargo, dio la orden de revitalizar el GIFT “como foro para abordar las amenazas a la libertad de Internet en todo el mundo, e instó a las empresas y medios de los Estados Unidos a asumir un papel proactivo para desafiar a los gobiernos extranjeros que practican la censura y la vigilancia”.
Desde 2008, y de manera sostenida, el gobierno de Barack Obama dirigió hacia el ciberespacio cubano la mayoría del presupuesto público destinado a la política de “cambio de régimen” en la isla. Las regulaciones emitidas en septiembre de 2009 por la Oficina de Industria y Seguridad crearon una excepción a la licencia de exportación a Cuba para “dispositivos de comunicación donados” — teléfonos celulares, tarjetas SIM, PDA, computadoras portátiles y de escritorio, memorias flash, equipos Bluetooth, y dispositivos de conexión inalámbrica a Internet. De pronto se tenía la impresión gaseosa de que en este ámbito el bloqueo no existía.
Obama amplió el plan diseñado por Bush y elaboró una política de “oportunidades” para el sector de las telecomunicaciones en Cuba. El 17 de diciembre de 2014, la Casa Blanca llegó a publicar una hoja informativa titulada Charting a New Course on Cuba que afirmaba que “los proveedores de telecomunicaciones podrán establecer los mecanismos necesarios, incluida la infraestructura, en Cuba para proporcionar servicios comerciales de telecomunicaciones e Internet, que mejorarán las telecomunicaciones” entre ambos países.
El 21 de marzo de 2016, en una entrevista con ABC News en La Habana, el Presidente estadounidense aseguró que para que la isla “pueda prosperar, tenemos que traer las nuevas tecnologías a Cuba”. A duras penas disimuló que el concepto de prosperidad estaba asociado a la libre empresa y al fin del socialismo en el Caribe, un objetivo que parecía estar a la vuelta de la esquina. Los cínicos gozaban un momento de gloria.
¿Vuelve el reinado de los duros?
La primera reunión del Grupo de Tareas tuvo lugar el 7 de febrero de 2018 en el Departamento de Estado, con el objetivo de“examinar los retos y oportunidades tecnológicas para expandir el acceso a Internet en Cuba” en dos subcomisiones, una que investiga el papel de los medios y la libertad de información, y otra centrada en la ampliación del acceso de la nación caribeña a la red de redes. En el público asistente por invitación al encuentro del Cuba Internet Task Force (CITF) coincidieron representantes de los duros y de los cínicos, y entre estos últimos, algunos con inversiones en medios privados digitales en Cuba que sobreviven en un limbo legal.
Diez meses después y ante los mismos asistentes, ambas subcomisiones presentaron un informe preliminar con recomendaciones que, según el ex alcalde Regalado, “han tomado un viraje total” respecto a la línea precedente -la de los cínicos. El documento final con las recomendaciones para “democratizar” vía Internet, deberán estar sobre la mesa del secretario de Estado, Mike Pompeo, en mayo de 2019.
Regalado se opone a la facción que une el deseo de cambiar a Cuba con la conveniencia económica en materia de subversión en Internet. Por cierto, habla de su participación en la “Fuerza de Tarea”, término militar con el que se denomina el Cuba Internet Task Force (CITF) del Departamento de Estado.
Esta reunión coincidió con la apertura del servicio de datos móviles en la isla (3G), que ha tenido enorme acogida entre los cubanos. El rendimiento del servicio es lo suficientemente bueno para prever que el acceso móvil será más conveniente y cómodo que los puntos de acceso WiFi actuales o las salas de navegación, por lo que se convertirá en la forma en que la mayoría de los cubanos se conectan en línea. Jorge Luis Perdomo, Ministro de Comunicaciones, aseguró que la próxima etapa será extender la tecnología 4G, que permitirá mayor y mejor calidad en el acceso.
Buenas noticias para los cubanos en el escenario digital; malas noticias para los cínicos del telecom estadounidense, republicanos y demócratas. Como hemos visto, la política de la Internet como arma subversiva, utilizada por Estados Unidos desde hace más de 30 años contra Cuba, no depende tanto de qué partido se sienta en la Casa Blanca, como de la percepción que se instale sobre el destino de la Revolución.
Se cumple la regularidad. Los duros ya están en zafarrancho de combate para evitar que Cuba se conecte con el mundo bajo sus propias reglas. La Administración Trump está a la defensiva.
Publicado por: David Díaz Ríos / CubaEstrellaQueIlumina/ CubaSigueLaMarcha /
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